124 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA .
fondazione nuova o vecchia o da una dominazione . Come sopra
abbiamo piú di una volta affermato .
177 Ved¡ Kiepert id, 152 so, . 161 su. 164 .
Catania, dicembre di 1898 .
FRANCESCO P . CrAROH'ALO .
11 .
EFIGIE GNGSTICA DE BRONCE .
Excmo. SR .,
Por conducto de nuestro compaliero el Sr . Sánchez Moguel, re-
mite el Alcalde de Avila á este Cuerpo literario un objeto de bron-
ce encontrado en el cerro Berrueco, en los límites de las provin-
cias de Avila y Salamanca, y el señor Director se ha servido de-
signar al que subscribe para que emita informe .
Consiste el bronce en una placa fundida de 27 cm . escasos de
altura, por 12'/2 de ancho . Su grueso es desigual : mide cerca de
medio centímetro en varias partes, y algo menos en otras . Repro-
duce en bajo relieve una figura simbólica, dejando perforados y
libres los espacios intermedios del contorno, como si .el objeto
hubiera'de aplicarse sobre otra pieza distinta para que destacasen
sus calados sobre el plano del fondo. Esta figura se presenta de
frente: en la cabeza lleva un ligero tocado, que parece indicar la
terminación en' rizos de una cabellera postiza á la usanza egipcia;
nariz, pómulos y ojos pronunciados ; por boca una raya ó hendi-
dura, y barba cuadrilonga exactamente á la manera egipcia.
Ocupa la parte que corresponde al vientre un disco convexo y
radiado, del cual parten cuatro alas en dirección de la cabeza y
de los pies, asemejándose en su apariencia ala letra X ; del prome-
dio de las alas inferiores, salen piernas y pies, éstos sin indica-
ción ni señales de dedos ó de calzado, á juzgar por el derecho,
único que se conserva . Tres aditamentos o remates, parecidos á
flores de lis, se destacan proporcionalmente, el uno sobre la
EFIGIE GNÓSTICA DE BRONCE .
cabeza, y los dos á ambos lados del disco central ; por último, Ia4
puntas de las alas superiores, se prolongan por medio de dos pie-
zas (falta un trozo de la izquierda) que terminan en la flor de lis,
y pudiera conjeturarse que son los brazos ; pues aun cuando no
hay señales de manos ó dedos, sucede que tampoco los tenemos
en los pies . El olvido absoluto del natural, en lo que respecto á
la cabeza y demás partes aparentes del cuerpo, unido al conven-
cionalismo y amaneramiento de los accesorios, demuestran cla-
ramente que el bronce corresponde á época barbara, de induda-
ble decadencia .
Pero antes de pasar á mayores consideraciones, conviene dejar
resuelta una duda que constantemente ocurre á la vista de esta
clase de antigüedades, las cuales, por su facilidad en reproducir-
las, inspiran la sospecha de que sean falsas. Ëjemplos de haber
ca ida en el error los más distinguidos arqueólogos modernos,
pueden citarse muchos, sin excluir á los que intervienen en los
grandes establecimientos oficiales de Berlín, Paris y Londres .
En el caso presente, me inclino á la opinión duque el objeto no
es falso ; lo abona, en primer término, la respetabilidad del señor
Alcalde, que lo envía explicando su procedencia, y me parece
asimismo, que el inventar una figura simbólica, con destina á
ser aplicada sobre un plano ó pieza diferente, figura de poco
valor y de ningún atractivo, desprovista además de condiciones
artísticas, son cualidades que no responden al provecho que
debiera obtener el falsificador con su industria. . Continuo, por
consiguiente, el informe, bajo la impresión de que el bronce sea
autén tico.
Por grosero y barbara que resulte, atendiendo á sd forma, es
indudable que la intención del artífice no fue otra que la de
reproducir símbolos tomados de creencias que en su tiempo eran
probablemente populares en Egipto. Nada acusa en él la influen-
cia de la mitología clásica, griega ó romana . Lo atestigua la
cabeza de la figùra en las pormenores de la barba é indicio de la
cabellera ; el disco del sol radiado con las cuatro` alas, y los tres
remates con. el emblema de la flor del loto . Pero, aunque egipcio
de origen, no hay,que pensar en que el bronce haya podido mo-
delarse en época ninguna de la antigua cultura de aquél país, ni
126 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA .
durante las dominaciones de persas y griegos, ni acaso tampoco
de los romanos de fecha anterior á Constantino. Sin considerar
otros elementos que no sean sus propios y groseros pormenores
de forma, procede estimarlo, desde luego, como de tiempos de
plena decadencia romana ó de los primeros siglos de la Edad
Media. Caracteres de corresponder al Renacimiento no se des-
cubren en el bronce. Tales condiciones obligan á clasificarlo en
el sentido de pertenecer á un grupo de objetos, poco estudiados
todavía, procedentes de la época indicada, y que se conocen bajo
el nombre genérico de antigüedades gnósticas .
La palabra "(viwa-s (gnosis) significa conocimiento, y llamarse
gnóstico valía tanto como decir conocedor, entendedor, aplicando
siempre el calificativo â aquellas personalidades que se entrega-
han en absoluto al estudio, y á la discusión y propaganda de
ritos y doctrinas religiosas. Con este nombre de gnósticos se
designan varias sectas que aparecen en la parte oriental del im-
perio romano al empezar la predicación del cristianismo, siendo
su principal centro la ciudad de Alejandría.
Propiamente hablando, ni los gnósticos ni sus doctrinas pue-
den considerarse como cosas nuevas ú originales : representab sn
la continuación y amalgama de cultos anteriores, de opiniones
de filósofos, de preceptos caldeos, ó de las antiguas creencias del
Egipto, de la Persia y dula India. Era una ciencia en donde se
descubren rastros de los misterios de Dionysos (Baco), del culto
persa de Mithras, del de Zoroastro, del Brahmanismo indio, del
Talmud, y de otra multitud de teorías asimiladas de las más
variadas procedencias. Y gran parte de esas ideas, y de los ritos
enlazados con ellas, penetran en la Iglesia cristiana, surgiendo
de aquí la infinidad de herejías que con tanto ardor persiguen
en los primeros siglos los Padres de la Iglesia . Puede formarse
algún concepto de la situación, recordando el párrafo de una
carta de Adriano, que reproduce Flavio Vopisco, escritor del
siglo iv : «Los que adoran á Serapis (dice) son también cristianos,
y aun aquellos que se titulan obispos de Jesucristo son devoto!
de Serapis. Al mismo Patriarca cuando viene á Egipto se le
obliga por algunos á adorar á Serapis, y por otros á adorar á`
Cristo .n
EFIGIE GNÓSTICA DE, BRONCE . 12"r
has doctrinas de los gnósticos pasan á Europa y se propagan
con maravillosa rapidez, invadiendo nuestro país desde los pri-
rneros siglos ; pero en la segunda mitad del iv, arraigan con ma-
yor intensidad que nunca., á consecuencia del prestigio que
alcanzan dos sectas nacidas en España, la de los Agapetas y la
de los Priscilianistas. Toma el nombre la primera de una ilustre
matrona llamada Ágape, y la segunda del obispo de Ávila Pris-
ciliano . No se presta el asunto esencialmente arqueológico de
este informe á la discusión de doctrinas religiosas; quien desee
apurar la materia, debe consultar los extensos é interesantísimos
pormenores que nuestro compañero el Sr . Menéndez y .Pelayo,
consi ;nia en la historia de los heterodoxos . :Del prelado de Ávila
conviene apuntar que era natural de Galicia,- que gobernó la mi-
tra por los años de 380 á 385, que fue discípulo en lo gnóstico del
egipcio Marco, y que terminó su carrera en Tréveris, sentenciado
á muerto con otros sectarios por el emperador Máximo. La
influencia del gnosticismo, en mayor ó menor escala, persistió
en España durante la dominación visigoda, y muchos años
después.
Existen colecciones de objetos de indudable origen, gnóstico, y
no escasean autores contemporáneos que aludan á las representa-
ciones que esos mismos objetos nos ofrecen . San Ireneo, que
escribe en el siglo ir, dice: «Ellos usan figuras ó imágenes, invo-
caciones, encantos, y todas las demás cosas que pertenecen á la
magia. Tienen imágenes pintadas, y otras fabricadas de diversa
materia, y para ellas instituídos ritos gentiles .»
Tertuliano en el siglo rrr, tïldado también de gnosticismo, se
burla de las imágenes de aquellos que no son de su devoción, y
dice : «han adoptado para ellos mismos divinidades con alas.»
Epifanio ; que vive en el siglo rv, exclama : «¿qué persona de inte.
ligencia no se reiría al verlos (4 los gnósticos) convertir una pala-
bra hebrea en forma corporal que expresara su ídolo ; al conside-
rar sus simulacros, sus deidades personificadas, en una palabra,
su profunda afición á las imágenes?»
Consideradas tas sectas gnósticas, en cuanto á la historia y
desarrollo de sus ideas religiosas, contamos con infinidad de
libros qué dan razón cumplida del asunto, entre ellos la ïmpor-
Siguiente
128 BOLETIN DE LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA .
tante obra de Matter Histoire critique du Gnosticisme, y la Ref-
tación de Origenes, publicada en 1851 . Para el estudio concreto
de los objetos arqueológicos de esta misma procedencia, el mate-
rial literario es por extremo reducido y deficiente. El primer
autor de quien tengo noticia en este sentido es Juan Macario
(L'Heureux), belga, que escribió en Roma, en la segunda mitad
del siglo xvl, un opúsculo baja el titulo de .<l braxos s ēu de genimis
Basilidianis disquisitio, trabajo que permaneció manuscrito hasta
el 1657, en cuyo año lo publicó en Amberes Juan Chiflet aumen-
tado con otros textos y comentarios, y enriquecido de curiosas
láminas donde figuran más de cien piedras grabadas de origen
gnóstico. Siguen en el siglo pasado algunos , artículos de poca,
extensión con láminas, formando parte de obras de caracter gene-
ral, tales como las de Montfaucon, Caylus, Maffei, ;etc., hasta
tanta que Fr. Munter en 1825 imprimió dos tomos en alemán
sobre alegorías y representaciones artísticas de los primitivos
cristianos . Ultimamente, C . W . King publicó en Londres en 1864
The Gnostics and their remains., _y aun cuando conozco otros estu-
dios sueltos sobre el mismo tema., creo que casi se reduce á las
obras mencionadas el campo de discusión acerca de los restos
artísticos y arqueológicos del gnosticismo . La, deficiencia se acen-
túa. más aún, cuando- observamos qué apenas se ilustran otros
objetos que aquellos que son de tamaño menudo, así como amu-
letos y camafeos 0 piedras grabadas ; de donde resulta que nome
haya sido posible encontrar representaciones iguales al bronce
de Ávila . Sin embargo, tales san sus caracteres, que no parece
difícil buscarle filiación y semejanza dentro de la propia familia
gnóstica.
Todos los restos arqueológicos del gnosticismo con pocas
excepciones, representan, directa ó indirectamente, emblemas
relacionados con el sol, corno principio fundamental y causa de
la generación y de la vida, según las mencionadas sectas. Este
bronce lleva en el centro el disco solar, y coleo símbolos inme-
diatos del mismo astro, las cuatro alas y las tres flores de loto .
Dice Macrobio, autor contemporáneo, que los egipcios pintaban
al sol con alas ; pero no de un solo color, sino que las superiores,
destinadas á recorrer la parte del Zodiaco que represen La, ēl estío,
EFICTIE GNÓSTICA DE DIIQNCE . 129
eran blancas, y azules las del hernisferia inferior ó del invierno .
Fundándose acaso en este pasaje, habla Macarlo de una figura
monstruosa con cuatro alas, que sospecho sea alguna de las de
Montfaucon, y opina que las alas deber referirse, persistiendo
en la idea solar, á las estaciones del año, primavera, verano,
otoño é invierno, que dice pasan volando, praetervolant . .
Montfaucon (L'Antiquité expliquée, tomo Ii, pág. 369, lám . 215)
publica dos figuras extrañas que supone simulacros de las sec-
tas que nacieron en Egipto, mezcla del cristianismo y del culto
de . Míthras : ambas llevan el distintivo: de las cuatro alas. en
idéntica dirección que las del, bronce. Ninguna de estas figuras
existe hoy ; pero se sabe que una de ellas se encontró en Roma, en
su propio santuario, á fines del siglo xvl ; era de, mármol blanco
de cerca dé cuatro pies de .aitura, y representa, á juzgar por.-la
lámina, cabeza de león con cuerpo humano, cuyos pies se apoyan
en un globo del que sale una serpiente que se enrosca y mete su
cabeza en la boca de la del león ; en las manos .tiene dos llaves que
oprime contra el pecho . La otra figura procede de un bajo relie-
ve : es también de hombre con cabeza de Ieón : desde las . caderas
abajo va envuelta en una túnica ó falda: la serpiente parte del
arranque de las alas .y coloca su cabeza encima de la' otra ; en las
manos dos antorchas, junto á los pies un altar con llamas, y de
la boca del león sale una faja o filacteria. La tendencia del siglo
pasado, patente en estas dos figuras, de aplicar sin criterio la
forma clásica al dibujo del desnudo, impide reconocer el carácter,
el tiempo, ó las condiciones artísticas de los originales,
El Conde de Caylus (Recueil d'Antiquités, tomo vi, lam . van)
nos ofrece la lámina de un objeto muy interesante, una piedra
grabada en hueco que: reproduce un vaso canopo de forma rarisi-
ma . Canopo es una antigua divinidad egipcia relacionada con Sera-
pis y con el Nilo : se representa como un vaso oblongo con cabeza
humana en la parte de la tapadera ó cubierta, y es muy frecuente
su emplea entre los accesorios de lo3 simulacros gnósticos . Este
del Conde' de Caylus míuestra sobre la cabeza humana el .disco
solar, y del cuerpo del vaso se destacan cuatro alas y otras tantas
medias ]unas. Caylus lo clasifica como si fuera un escarabeo anti-
guo egipcio, con error evidente si se observa bien el grabado, y
Tomo SY%IY 9
l
5 ,.
a
a ~sr r r
Sh
*r , r
ay F
' +1 .C . ~ b ' ~t
~a
F a~ i
a~ . } ~~
t 3
~ri.
Rya , 7 ~
a el
'. \
Y
S.
i
h '£ Y
c b " i y
Yr ~ ~ S
~-r
7 " Y
t t` \ ;'ú
Er
i l i s l
s s s ss s '
EFIGIE GNós.XICA DE-aa0NCE . 131
no merece mencionarse el estudio que hace del objeto . Última-
mente, en una figura pequeña, de varias que se conservan en
nuestro Museo arqueológico, de procedencia gnóstica, en mi opi-
nión, se observa el disco solar en la parte del vientre sin alas ni
aditamento ninguno. Al llegar á este punto, no puede pasarse en
silencio que deidades y personajes con cuatro alas son comunes
en los monumentos asirias y babilonios de todos conocidos: hoy
se estudian las afinidades y relaciones de origen que hayan po-
dido existír entre éstos y los egipcios ; pero la investigación en
semejante sentido nos llevaría demasiado lejos, y Inás aún si se
atiende á que en el bronce de Ávila no se descubren coinciden-
cias artísticas con los restos de diversa índole encontrados en
Niuive y Babilonia. Semejanzas más directas y afines las veo
claras entre el bronce y varios objetos encontrados en Chipre y
el Asia menor: pueden verse en los tomos i1I y zv de la obra de
Perrot, Histoire de l'Art dans fantiquité, y son : dos escarabeos
con cuatro alas y el disco solar sostenido en alto con las antenas ;
ambos forman parte de la decoración de dos páteras, una fenicia
y la otra encontrada en Chipre. Otro escarabeo con cuatro alas y
cabeza humana, de la parte superior del cuerpo salen dos brazos
que sostienen el disco solar ; es una piedra grabada fenicia, y en
otra piedra de igual clase y procedencia se representa una figura
humana de perfil con el disco solar en el vientre y cuatro alas,
En un sello caldeo con el nombre de Baalnathan aparece una
figura con cuatro alas, el disco solar sobre la cabeza entre áspides,
y dos de éstos en las manos. Por último, un personaje con mitra,
atributos egipcios en las manos, y cuatro alas, figura en el
reverso de una moneda de Malta del tiempo de la decadencia
romana. Como ,quiera que estos objetos no están considerados
por los autores como pertenecientes al grupo gnôstico, me con-
creto exclusivamente â citarlos .
Quedan por explicar los tres remates del bronce, que no son
otra cosa sino la flor acuática del loto, tan común en el Nilo, y
que como las demás especies de üínfeas aparece por la mañana
sobre el agua y se sumerge por la noche, de donde tomó sin
duda su aplicación de emblema solar. La flor que aquí se repre-
senta es una variedad del loto común llamada persea la cual pro
132 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA .
duce un fruto que encierra una especie de almendra. De ella trata
I'lutarco, y dice que el fruto tiene la apariencia del corazón,
y las hojas la de la lengua por cuya causa simbolizan la verdad
y el silencio . El loto constituye uno de, los accesorios más fre-
cuentes de las piedras grabadas gnósticas .
En resumen : creo que las observaciones que anteceden confir.
man la opinión indïcada al principio de que el bronce pertenece
á la familia gnóstica, y que representa una divinidad solar rela-
cionada con las sectas procedentes dei Egipto, acaso Serapis (1) .
Cual sea exactamente la divinidad y cuál la secta, son puntos
que no me atrevo á discutir (2). Es estudio que no se ha hecho
todavía, salvo de aquellos objetos que llevan inscripciones que
lo declaran, y esta causa me parece suficiente para concretarme
á lo que dejo expuesto.
Tal es mi juicio que someto do todos sus pormenores al supe-
rior criterio de la Academia.
Dios guarde á V. E. muchos años.
lladrid . .1 .° de Enero de 1899.
JUAN F. RIAÑo .
(7) Véase en el BOLETiN (x, 242-244; xfv, 566 y 5617) el fotograbado de una lápida
gnóstíea de Astorga, ilustrado con doctas observaciones del Sr . Fita.
También puede consultarse la obra eruditísima de nuestro correspondiente don
Antonio López Ferreiro, titulada Estudios . histririea-cr ticaa", sobre el Priseilíanismo.
Santiago, 1878. En 4.°, pág. 256.
12> Básteme citar, traducido por el Sr . López Ferreiro (pág. 88), un extracto de la
carta que dirigió San Jerónimo á Teodora, viuda, de Lucinio bético :
«Una vez que hicimos mención de la herejía yá qué elogios no se hizo acreedor
nuestro Lucinio, que cundiendo por :Pspaïia la inmundísima herejía de Basílides, y
devastando todas las provincias contenidas entre el Pirineo y el océano, conservó no
obstante la pureza de la fe eclesiástica, y se negó á admitir á Armagit, Barbelon,
Abrazas, Balsafinim, y el ridículo . Leusiboras, y.los demás más bien portentos, que
nombres, que aparentan tomar de las fuentes hebráieas, ya para concitar los ánimos
de los ignorantes y de las mujerzuelas, ya para'aterrar con estos bárbaros nombres
á las gentes sencillas, á fin de que admiren más y más lo que no entienden?»
Anterior Inicio