LECCIÓN 1
EL COMERCIO ELECTRÓNICO EN LA SOCIEDAD DE LA INFORMACIÓN
1 BREVE INTRODUCCIÓN: LA SOCIEDAD DE LA INFORMACIÓN ..................... 2
2 EL COMERCIO ELECTRÓNICO: CLASES DE COMERCIO ELECTRÓNICO ...... 3
3 LEGISLACIÓN APLICABLE AL COMERCIO ELECTRÓNICO ............................. 6
4 PRINCIPIOS BÁSICOS DEL COMERCIO ELECTRÓNICO..................................... 7
4.1 Principio de equivalencia funcional ........................................................................ 7
4.2 Principio de inalteración del derecho preexistente de obligaciones y contratos
privados ............................................................................................................................. 8
4.3 Principio de buena fe .............................................................................................. 8
4.4 Principio de libertad contractual ............................................................................. 8
4.5 Principio de regulación mínima .............................................................................. 9
4.6 Principio de neutralidad tecnológica ....................................................................... 9
4.7 Principio de libre prestación de servicios ............................................................... 9
5 LAS COMUNICACIONES COMERCIALES ELECTRÓNICAS ............................. 10
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1 BREVE INTRODUCCIÓN: LA SOCIEDAD DE LA INFORMACIÓN
Podemos definir la Sociedad de la Información como un estadio de desarrollo social
caracterizado por la capacidad de sus miembros (ciudadanos, empresas y administración
pública) para obtener y compartir cualquier información, instantáneamente, desde cualquier
lugar y en la forma que se prefiera.
Nace de la expansión de las redes de telecomunicaciones y en especial de Internet, jugando,
actualmente un papel central en la actividad económica, en concreto para la Unión europea
es una de las vías de realización de uno de sus objetivos más emblemáticos: lograr un espacio
sin fronteras interiores.
Por esta razón, es fuente de atención de los gobiernos de todos los países, así como de la
propia U. E.
En España resulta de aplicación Ley 34/2002, de 11 de julio, de servicios de la sociedad
de la información y comercio electrónico (en adelante, LSSICE)1.
La LSSI regula el régimen jurídico de los servicios de la sociedad de la información y de la
contratación por vía electrónica en lo referente a:
las obligaciones de los prestadores de servicios, incluidos los que actúan como
intermediarios en la transmisión de contenidos por las redes de telecomunicaciones,
las comunicaciones comerciales por vía electrónica,
la información previa y posterior a la celebración de contratos electrónicos,
las condiciones relativas a la validez y eficacia de los contratos electrónicos,
el régimen sancionador aplicable a los prestadores de servicios de la sociedad de la
información.
Así mismo define los servicios de la sociedad de la información como todo servicio prestado
normalmente a título oneroso, a distancia, por vía electrónica y a petición individual del
destinatario, englobando dentro de este concepto las siguientes actividades.
1.º La contratación de bienes o servicios por vía electrónica.
2.º La organización y gestión de subastas por medios electrónicos o de mercados y centros
comerciales virtuales.
3.º La gestión de compras en la red por grupos de personas.
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Modificada por la Ley 6/2020, de 11 de noviembre, reguladora de determinados aspectos de los servicios
electrónicos de confianza.
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4.º El envío de comunicaciones comerciales.
5.º El suministro de información por vía telemática.
6.º Las actividades de Intermediación.
Todos ellos presentan una nota común, han de representar una actividad económica para el
prestador de servicios de la Sociedad de la Información.
Por otro lado, hay que tener presente que se rigen por su normativa específica los siguientes
servicios de la SI, según establece el art. 5 LSSI:
Los servicios prestados por Notarios y Registradores de la Propiedad y Mercantiles
en el ejercicio de sus respectivas funciones públicas.
Los servicios prestados por abogados y procuradores en el ejercicio de sus funciones
de representación y defensa en juicio.
2 EL COMERCIO ELECTRÓNICO: CLASES DE COMERCIO
ELECTRÓNICO
Cuando hablamos de comercio electrónico, estamos haciendo referencia al comercio que se
desarrolla por medios electrónicos. No es, por tanto, sino una nueva forma de realizar el
comercio tradicional utilizando los medios que las Nuevas Tecnologías de la Información y
las Comunicaciones, las TIC, ponen a nuestro alcance en el ámbito comercial. Podemos
atender por separado a cada uno de los términos que integran dicho concepto. Así
“comercio” hace referencia a una serie de actividades que conducen a un intercambio de
valor entre dos partes. Por “electrónico” cabe entender la infraestructura mundial de
tecnologías de la informática y las telecomunicaciones que permiten el procesamiento y la
transmisión de datos digitalizados.
Por tanto, comercio electrónico puede definirse, en sentido amplio, como cualquier forma
de transacción o intercambio de información comercial consistente en la transmisión de
datos a través de redes de comunicación.
El comercio electrónico, es así una actividad económica que se desarrolla por medios
electrónicos y a la que se le aplican todas las normas del comercio tradicional y, además, las
normas específicas del medio por el que se desarrolla. Nos detendremos más adelante en esta
cuestión, pero es importante comenzar el estudio del comercio electrónico teniendo clara la
idea de que el derecho regulador del comercio electrónico es el derecho que regula el
comercio tradicional y además el derecho que regula las especialidades del medio utilizado
para ese comercio, el medio electrónico.
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El desarrollo del comercio por medios electrónicos es lo que le hace caracterizarse de
«electrónico» y una primera matización que debemos realizar al respecto es que electrónico
no es equivalente única y exclusivamente a Internet, esto es, todo el comercio que se
desarrolla utilizando Internet como medio, es comercio electrónico, pero no todo comercio
electrónico es comercio por Internet.
Cualquier acto de comercio en el que interviene un medio electrónico es comercio
electrónico. Son muchos los años, anteriores a la creación de la Red de redes, en los que se
ha estado desarrollando comercio por medios electrónicos. Lo que ocurre es que la creación
de Internet como vehículo de transmisión e intercambio de todo tipo de información ofrece
innumerables ventajas para la vida económica y social, suponiendo, al mismo tiempo, la
introducción de algunas incertidumbres jurídicas que pueden obstaculizar su desarrollo. Por
esto, es necesario establecer un marco jurídico adecuado que permita generar la confianza
necesaria para el empleo por la sociedad de los nuevos medios a su servicio. Así lo justifica
la Ley de Servicios de la Sociedad de la Información y de Comercio Electrónico en su
Exposición de Motivos.
Algunos ejemplos de comercio electrónico, dentro y fuera de la Red:
Un abono transporte es un ticket o título de transporte con una banda magnética que,
cuando se introduce en una máquina de autobús, metro o tren, nos reconoce nuestro
derecho a viajar durante un tiempo determinado en un medio de transporte concreto.
El uso de estos abonos implica una relación contractual entre el usuario y el
empresario de los transportes y es una forma de contratación electrónica.
La compra de entradas de cine o teatro por Internet para retirarlas luego con la tarjeta
de pago en los cajeros habilitados al efecto o en la taquilla del cine o del teatro es
comercio electrónico.
Igualmente ocurre con la compra de billetes de avión o de tren por Internet, por
ejemplo, teniendo generalmente en estos supuestos varias opciones de recibir nuestro
billete adquirido y, entre ellas, la que implica una contratación electrónica de
principio a final como es la opción de emitir el billete electrónico. Opción esta que
cada día se extiende más y que siendo más habitual, en lo que a billetes de avión se
refiere, se ha incorporado a los billetes de tren, proporcionando así a los usuarios de
este medio de transporte las facilidades que proporcionan las TIC.
Otro ejemplo lo encontramos cuando entramos en una página web de un despacho
de abogados y nos dan la opción de plantear una consulta on line, estamos haciendo
comercio electrónico.
Un último ejemplo, la página web que sólo nos proporciona información sobre su
titular y los servicios o los productos que ofrece es también comercio electrónico.
Desde el punto de vista del medio por el que se desarrollan los contratos electrónicos,
destacamos la diferenciación típica entre los contratos celebrados por vía de correo
electrónico y los que utilizan otras vías para manifestar la oferta y la aceptación del contrato
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electrónico. En el primer grupo se encontrarían aquellos que se celebran vía correo
electrónico, en los que las partes manifiestan su consentimiento mediante el uso del lenguaje
tradicional y la escritura, pero constando su declaración de voluntad en vez de en soporte
papel en soporte electrónico. Y en el segundo grupo se englobarían aquellos en los que la
aceptación se manifiesta siguiendo los pasos preestablecidos en un procedimiento de
contratación que encontramos en una página web en la que se van completando formularios
de pedido del producto o del servicio que se quiere contratar y aceptando clickeando en un
icono o lugar señalado ad hoc en el que se incluyen expresiones como «Aceptar», «OK»,
«Siguiente» «Finalizar» etc., es decir, aquellos en los que la acción de «clickear» o apretar
la tecla «enter» equivalen a la aceptación de los pasos que se van completando en el
procedimiento de contratación . A esta clasificación podemos añadir la de los contratos EDI
o Intercambio Electrónico de Datos, que es un sistema de contratación, generalmente entre
empresas, en el que se celebran contratos utilizando plantillas predeterminadas en las que
únicamente hay que completar los espacios específicos de cada contrato que se celebre.
Merece especial atención el fenómeno de las plataformas digitales, también conocidas como
Marketplace, que actúan como distribuidores y proveedores y facilitan la interacción entre
agentes que están separados físicamente, lo que se conoce como mercados multilaterales.
Por lo general, los compradores obtienen utilidad de la presencia de más vendedores,
suponiendo que haya una expansión en el alcance y/o variedad de productos a la venta. Del
mismo modo, los vendedores se sienten atraídos por los compradores a quienes pueden
vender sus productos.
Entre las plataformas de ventas en línea más conocidas destacan las compañías Amazon,
Alibaba y eBay, que aun siendo de las precursoras en el mundo digital a finales de los
noventa, han experimentado un aumento exponencial de su actividad en todo el mundo
especialmente en los últimos años. En España, Amazon es el líder indiscutible, con una
facturación de € 4.530millones en 2018, seguido de AliExpress (Grupo Alibaba), con 1.363
millones de euros, y El Corte Inglés, con € 1.192 millones2.
Otras plataformas digitales más recientes que también han revolucionado sus mercados son
Airbnb, que se ha llegado a valorar en más de € 30.000 millones, y Uber, que salió a bolsa
en 2019 con una valoración inicial de € 82.000 millones.
Por otro lado, cabe destacar el crecimiento de los modelos de suscripción, por los que los
usuarios tienen acceso a bienes y servicios de una forma continua y recurrente. Esto engloba
diferentes tipos de negocios, como servicios de streaming de contenidos digitales o la
compra online periódica de productos para el consumo.
2
GONZÁLEZ DE LEÓN BERINI, A. “La evolución del comercio electrónico en la Unión Europea y en
España”, Derecho de la contratación electrónica y comercio electrónico en la Unión Europea y en España,
Tirant lo Bach, Valencia,2020, pág. 44.
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En segundo lugar, respecto de los sujetos intervinientes, podemos encontrarnos distintos
tipos de contratación electrónica, atendiendo a los sujetos contratantes:
• a Contratos entre empresarios o profesionales entre sí.
• b Contratos entre consumidores entre sí.
• c Contratos entre Administraciones Públicas entre sí.
• d Todas las combinaciones de los anteriores: contratos entre empresario y
consumidor, entre empresario y Administración pública y contrato entre Administración
Pública y consumidor.
Una tercera clasificación de los contratos electrónicos los clasifica en comercio electrónico
directo e indirecto; la contratación electrónica puede ser directa, es decir, generarse,
desarrollarse, perfeccionarse y ejecutarse por medios electrónicos o contratación electrónica
indirecta en la que después de generarse y perfeccionarse el contrato por vía electrónica,
una imposibilidad material impide que la ejecución tenga lugar por medios electrónicos,
pensemos en un objeto material que requiera de la entrega física al adquirente del mismo.
Un ejemplo de esta clasificación en contratos electrónicos directos e indirectos la
encontramos en la compra de un libro en soporte electrónico que nos podemos descargar en
nuestro ordenador y que sería un contrato electrónico directo y la compra de un libro en
soporte papel, que requeriría la entrega física del mismo y que sería un contrato electrónico
indirecto.
Partiendo de esta definición y clasificación de los contratos electrónicos, analizaremos en la
lección siguiente, los elementos de los contratos electrónicos, destacando sus peculiaridades
y viendo la evolución de las reglas jurídicas en busca de una adaptación y normalización de
las opciones que ofrecen las nuevas tecnologías a las formas de contratación ya existentes.
3 LEGISLACIÓN APLICABLE AL COMERCIO ELECTRÓNICO
El comercio electrónico es un Servicio de la Sociedad de la información, de ahí que en primer
lugar debemos acudir a la Ley de Servicios de la sociedad de la información y del
comercio electrónico, Ley 34/2002, que regula todo lo relativo al contenido de la web, en
todos sus niveles tanto textual como visual, tanto si se trata de un escaparate de la profesión
ejercida, negocio o empresa, como si se realiza comercio electrónico vendiendo productos o
servicios.
Pero además hemos de tener presentes también las siguientes normas:
Normas generales que regulan la contratación civil y mercantil, Código Civil y
Código de Comercio.
Normas referentes a la protección jurídica de consumidores y usuarios, TR Ley
General para la defensa de consumidores y usuarios. (RD Legislativo. 1/2007).
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Normas sobre protección de datos de carácter personal, Reglamento (UE) 2016/679
del Parlamento Europeo y del Consejo, de 27 de abril de 2016, relativo a la
protección de las personas físicas en lo que respecta al tratamiento de datos
personales y a la libre circulación de estos datos, de aplicación a partir del 25 de
mayo de 2018; deroga a la Ley Orgánica 15/1999, de 13 de diciembre, de Protección
de Datos de Carácter Personal, LOPD, y su normativa de desarrollo.
La privacidad y protección de datos, a través del RGPD (Reglamento Europeo
2016/679 de Protección de Datos) y de la LOPD-GDD (Ley Orgánica 3/2018 de
Protección de Datos y Garantía de los Derechos Digitales) se ha tratado de poner
freno a la recogida y tratamiento indiscriminado de datos de carácter personal.
Normas aplicables a los contratos con Condiciones Generales de la Contratación,
como la Ley 7/1998, de 13 de abril, sobre Condiciones Generales de la
Contratación.
Normas sobre publicidad, como la Ley 34/1988, 11 de noviembre General de
Publicidad.
Normas referentes a la seguridad como la Ley 6/2020, de 11 de noviembre,
reguladora de determinados aspectos de los servicios electrónicos de confianza.
A todas estas normas generales se debe añadir una regulación específica sectorial cada
vez más amplia, pudiendo destacarse en el ámbito mercantil las normas sobre el contrato
de transporte electrónico, en particular los arts. 262 a 266 de la Ley 14/2014, de 24 de
julio, de Navegación Marítima sobre el conocimiento de embarque electrónico y el art.
15 de la Ley 15/2009, de 11 de noviembre, del contrato de transporte terrestre de
mercancías, relativo a la emisión electrónica de la carta de porte.
4 PRINCIPIOS BÁSICOS DEL COMERCIO ELECTRÓNICO
4.1 Principio de equivalencia funcional
Este principio está recogido en el art. 23.3 LSSI, “Siempre que la Ley exija que el contrato
o cualquier información relacionada con el mismo conste por escrito, este requisito se
entenderá satisfecho si el contrato o la información se contiene en un soporte electrónico”.
Esto implica que:
• aquella tecnología que permita cumplir las mismas funciones, en las redes, que una
determinada institución jurídica, debe recibir los mismos efectos, ej.: la firma electrónica.
• cuando la ley requiera que la información conste por escrito, ese requisito quedará
satisfecho con un mensaje de datos, si la información que contiene éste es accesible para su
ulterior consulta. Mensaje de datos es “la información generada, enviada, recibida o
archivada o comunicada por medios electrónicos, ópticos o similares, como pudieran ser,
entre otros, el intercambio electrónico de datos (EDI), el correo electrónico, el telegrama, el
télex o telefax”
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Las excepciones a este principio son varias:
a) La equivalencia es sólo respecto del documento escrito o declaración oral privados,
ya que la equivalencia no llega al documento solemne, público o notarial salvo
disposición nacional específica.
b) La equivalencia no es un impedimento para que la legislación nacional regule casos
en los que no sea sostenible, está habilitada la exclusión del sometimiento
determinados documentos y firmas (Contratos del Derecho de familia y sucesiones).
c) El soporte electrónico de una declaración viciada no produce el saneamiento de esta,
al igual que ocurre con la declaración manifestada por escrito en papel.
4.2 Principio de inalteración del derecho preexistente de obligaciones y
contratos privados
Se trata de establecer que la contratación electrónica es un nuevo soporte y medio de
transmisión de voluntades negociales, pero no un nuevo derecho regulador de las mismas,
es decir, el objetivo es adaptar las nuevas normas a los aspectos electrónicos de las relaciones
negociales sin alterar el derecho aplicable a dichas relaciones con independencia del soporte
mediante el cual son contraídas.
Se trata de establecer que la contratación electrónica es un nuevo soporte y medio de
transmisión de voluntades negociales pero no un nuevo derecho regulador de las mismas,
es decir, el objetivo es adaptar las nuevas normas a los aspectos electrónicos de las relaciones
negociales sin alterar el derecho aplicable a dichas relaciones con independencia del soporte
mediante el cual son contraídas.
4.3 Principio de buena fe
Es una manifestación de la inalteración del derecho preexistente, como principio
fundamental del Derecho Civil. La regla de la buena fe procede de las codificaciones en
materia civil y comercial desde 1885 (Código de Comercio), y se extienden en el tiempo
hasta nuestros días.
La buena fe constituye un principio básico en aras a interpretar y ejecutar contratos de
compraventa internacional, y es uno de los fundamentos del régimen jurídico aplicable al
intercambio internacional y nacional de bienes y servicios, siendo a este efecto irrelevante
que se haya llevado a cabo por medios escritos, verbales o electrónicos.
4.4 Principio de libertad contractual
Formulado en el art. 1.1 de los Principios del Instituto Internacional para la Unificación del
Derecho Privado, así como en el art. 4.1 de la Ley Modelo de Comercio Electrónico.
Excepción. En materia de confidencialidad de los datos electrónicamente intercambiados
con fines negociales, los cuales no son libremente negociables en la UE y otros países. En
España habrá que estar a la legislación sobre protección de datos de carácter personal.
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4.5 Principio de regulación mínima
Establece la conveniencia de evitar que el comercio se regule en exceso, porque se afirma
que este exceso de regulación pondrá en peligro la aparición de los nuevos negocios en
Internet, impidiendo que se desarrolle la sociedad telemática. Un exceso de regulación da
lugar a que la ley se convierta en una barrera al comercio electrónico.
4.6 Principio de neutralidad tecnológica
Establece que las normas jurídicas que regulen o modifiquen las instituciones jurídicas
tradicionales, para dar cabida a sus homólogas electrónicas o telemáticas, deben ser neutrales
desde un punto de vista tecnológico.
Lo que se pretende principalmente mediante la consagración de este principio y la normativa
del Comercio Electrónico es abarcar con sus reglas no sólo la tecnología existente en el
momento en que se formula, sino también las tecnologías futuras, sin necesidad de tener que
modificarla en un horizonte cronológico razonable (cincuenta años, por ejemplo)
4.7 Principio de libre prestación de servicios
La prestación de servicios no está sujeta a autorización previa específica por el hecho de
prestar servicios de la sociedad de la información. Todo esto sin perjuicio de que conforme
al resto de disposiciones del ordenamiento jurídico se deba obtener una autorización previa
o cumplir cualquier otro requisito para el desarrollo de un tipo concreto de actividad
económica.
Como todo principio en derecho, el de libre prestación de servicios también tiene sus
limitaciones. Se trata de las restricciones a la libre prestación de servicios que enumera el
artículo 8 de la LSSI y que persiguen delimitar la libertad de prestación de servicios con
los principios que garantizan
a) La salvaguarda del orden público, la investigación penal, la seguridad pública y la defensa
nacional.
b) La protección de la salud pública o de las personas físicas que tengan la condición de
consumidores o usuarios, incluso cuando actúen como inversores.
c) El respeto a la dignidad de la persona y al principio de no discriminación por motivos de
raza, sexo, religión, opinión, nacionalidad, discapacidad o cualquier otra circunstancia
personal o social, y
d) La protección de la juventud y de la infancia.
e) La salvaguarda de los derechos de propiedad intelectual. Este apartado ha sido introducido
por el nº 1 de la DF cuadragésima tercera de la Ley 2/2011, de 4 de marzo, de Economía
Sostenible.
En todos estos casos la autoridad competente puede suspender la prestación del servicio.
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5 LAS COMUNICACIONES COMERCIALES ELECTRÓNICAS
Podemos definirlas como toda forma de comunicación dirigida a la promoción, directa o
indirecta, de la imagen o de los bienes o servicios de una empresa, organización o persona
que realice una actividad comercial, industrial, artesanal o profesional.
Las comunicaciones comerciales por vía electrónica son aquellas realizadas mediante el uso
de Internet u otros medios electrónicos (correo electrónico, SMS, MMS, Fax, Redes
Sociales, WhatsApp, Skype, Telegram, Messenger y otros similares).
Las comunicaciones comerciales electrónicas son fundamentales para que una empresa
pueda darse a conocer y atraer potenciales clientes, especialmente en los negocios digitales.
Sin embargo, debido a lo intrusivas que pueden llegar a resultar para los receptores de las
mismas, llevan siempre aparejadas una serie obligaciones legales que toda empresa debe
cumplir al fin de evitar cuantiosas sanciones.
En este tipo de comunicaciones debe ser identificable por el receptor que se trata de
información comercial, así como la persona o empresa en nombre de la cual se realizan.
Para los supuestos de comunicación electrónica, resulta de aplicación tanto lo establecido en
la LGDCU como la normativa específica sobre servicios de la sociedad de la información y
comercio electrónico, siendo esta última preferente en caso de contradicción.
El art. 96.4 LGDCU, establece el derecho del consumidor y usuario a oponerse a recibir
ofertas comerciales no deseadas, por teléfono, fax u otros medios de comunicación
equivalente. Tendrá también derecho a oponerse a recibir comunicaciones comerciales por
correo electrónico u otro medio de comunicación electrónica equivalente. En esta línea
deberá ser informado en cada una de las comunicaciones comerciales de los medios sencillos
y gratuitos para oponerse a recibirlas. El apartado sexto del mismo precepto señala que, en
todo caso, deberán cumplirse las disposiciones vigentes sobre protección de los menores y
respeto a la intimidad.
La regla general es que el empresario puede enviar publicidad por email o por cualquier
medio de comunicación equivalente cuando cuente con el consentimiento del receptor de las
mismas. Este consentimiento se puede obtener por dos vías:
–Por solicitud del destinatario. Por ejemplo, cuando el destinatario envía un email o
contacta por teléfono solicitando información sobre algún producto o servicio.
–Cuando el destinatario acepte la recepción de las mismas. Es importante tener en cuenta
que no es suficiente con obtener un consentimiento genérico, sino que debe especificarse el
tipo de productos o servicios sobre los cuales se remitirá publicidad. En caso de ser empresas
o sectores distintos, debe obtenerse el consentimiento por medio de casillas de verificación
o check boxes separado
Resumiendo, de esta regulación se sacan dos conclusiones:
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Se prohíbe expresamente enviar correos electrónicos sin tener el consentimiento del
destinatario (ya sea una persona física o una empresa).
Sólo existe una excepción al respecto: el empresario podrá enviar emails
comerciales, aun no teniendo el consentimiento del destinatario, si ya ha mantenido
una relación contractual previa con dicho destinatario y siempre que se trate de
productos o servicios similares a los que inicialmente fueron objeto de contratación.
En cualquier caso, tendremos que facilitar al destinatario la posibilidad de oponerse al envío
de publicidad, incluyendo una dirección de correo electrónico en cada una de las
comunicaciones comerciales que se realicen para solicitar la oposición/baja de estos envíos.
Por último, es importante tener en cuenta la lista Robinson. Se trata de un servicio de
exclusión publicitaria, lo que quiere decir que las personas que aparecen en ella no desean
recibir comunicaciones comerciales. Las empresas tienen la obligación de consultar la lista
Robinson antes de enviar la publicidad vía email, sms o telefónica, excluyendo de la misma
a aquellas personas que estén inscritas en el listado y que no sean sus clientes.
El incumplimiento de dicha obligación, avalada por la Agencia Española de Protección de
Datos, es uno de los motivos más frecuentes de imposición de cuantiosas sanciones en esta
materia. Por ello, previamente al envío de una comunicación comercial es muy importante
asegurarse de haber cotejado correctamente sus destinatarios con los inscritos en la lista
Robinson.
Los incumplimientos que puedan derivar de la falta de actualización de dicha lista no eximen
de responsabilidad por el envío de publicidad a las personas que en ella se amparan.
En el caso de comunicaciones comerciales para informar a los consumidores de la existencia
de ofertas, descuentos, premios y regalos, concursos o juegos promocionales además de las
obligaciones que previamente se han explicado, el empresario debe asegurarse de:
-Identificar claramente la naturaleza de la comunicación electrónica. Por ejemplo, si se trata
de un email que informa de la existencia de un concurso, debe indicar en el asunto del mismo
la palabra concurso.
– Hacer accesible de modo sencillo para el receptor de la comunicación comercial las
condiciones de acceso y, en su caso, de participación. Estas condiciones deben ser claras e
inequívocas.
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