Horacio Quiroga – Los trucs del perfecto cuentista
(Ver anteriores)
La crisis del cuento nacional
Paradójico, teniendo en cuenta que proliferan los escritos literarios en la prensa. No
es la producción lo que flaquea, sino que está en decadencia el resultado artístico de la
producción.
Cuentista: el que sabe contar. El ejemplo de Tolstoi de un chico que se destaca del
resto porque cuenta su encuentro con un lobo, y refiere la doble impresión al encontrarse.
Recuerda la fuerza con la que oprimía el palo y el aplastamiento de las orejas. Cuenta su
serenidad inicial y luego sus ganas de gritar. Lo que importa: el don de despertar el estado de
ánimo en el que se halla, sentir las impresiones de los personajes y ver el paisaje en el que se
mueven. Propio de un cuentista nato, sea lo que sea el asunto o la manera en la que escribe.
Triple capacidad: sentir con intensidad, atraer la atención y comunicar con energía
los sentimientos, en estilo sobrio y conciso: la expresión literaria es el vehículo exclusivo de la
intensidad. Energía y brevedad. Nace y se hace.
El cuentista sugiere más de lo que dice, pero en menor espacio. La novela corta es
más complicada. Muchos cuentos se han destruido (*Luis Pardo) por falta de extensión,
priorizando el efecto visual de sus páginas simples y dobles, las ilustraciones y historietas cursis
y largas.
La retórica del cuento
“Una nueva retórica…” una manera de expresar los cánones. No se juega una
vieja estética, sino una nueva nomenclatura.
El cuento literario cuenta con los mismos elementos sucintos que el cuento
oral, como el relato de una historia bastante interesante y suficientemente breve para
absorber la atención.
Lo que se ha exigido siempre: el poder de transmitir vivamente y sin demoras
sus impresiones, y en la obra la soltura, energía y brevedad del relato. Estas dos
cualidades desde las remotas edades del hombre. Muy específicas, sin variación a
pesar de las convulsiones de la evolución literaria. Esta esencia integral la mantiene el
cuento. Es la forma natural, normal e irremplazable de contar. El cuento es lo que
todos entendemos como tal: el concepto, el coraje para contar, la intensidad, la
brevedad están en todas las edades.
El cuento norteamericano
La consubstanciación de la vida con el arte dio el relato breve
norteamericano. Ningún pueblo pudo infiltrar más hondamente sus
características en el cuento: acción dominante, enorme amor a la vida,
determinación y obra a la par. El buen gusto violentado, la frescura de la
naturaleza, del ambiente y sus tipos.
Cadáveres frescos
El edificio del relato requiere datos vivos. Sin eso, tambalea y se
desmorona. Al menos dos o tres datos. Cuesta en ocasiones. La
verosimilitud del dato “Más Allá”, solicitado a personas y cosas, para la
autenticidad del relato.
Ante el tribunal
Cada veinticinco o treinta años, el arte sufre un choque
revolucionario de la literatura, por su vasta influencia y vulnerabilidad.
Rebeliones o motines de insurrectos bajo la convicción de haber resuelto
por fin la fórmula del arte supremo.
Durante veinticinco años he luchado por conquistar cuanto se me
niega. Una ilusión. Debo comparecer y exponer mis culpas, que estimé
virtudes, ante el tribunal de “vivos” y muertos. Jóvenes jueves que han
borrado el ayer de una sola plumada y que dentro de unos treinta años o
menos deberán comparecer ante otro tribunal que juzgue sus yerros.
Entonces habrá que ver cuáles son las obras que sobreviven al dulce y
natural olvido del tiempo.