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Rossiello

Este documento analiza la argumentación, el convencimiento y la persuasión en "El curioso impertinente" de Cervantes a través de las interacciones entre los personajes Anselmo, Lotario y Camila. Se centra específicamente en la polémica inicial entre Anselmo y Lotario, examinando los diferentes tipos de argumentos utilizados por cada uno y cómo su fracaso final contribuye a justificar el desenlace trágico de la historia.

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Este documento analiza la argumentación, el convencimiento y la persuasión en "El curioso impertinente" de Cervantes a través de las interacciones entre los personajes Anselmo, Lotario y Camila. Se centra específicamente en la polémica inicial entre Anselmo y Lotario, examinando los diferentes tipos de argumentos utilizados por cada uno y cómo su fracaso final contribuye a justificar el desenlace trágico de la historia.

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Romansk Forum Nr.

16 2002/2 Leonardo Rossiello Universidad de Uppsala

XV Skandinaviske romanistkongress Oslo 12.-17. august 2002

Argumentacin, convencimiento y persuasin en El curioso impertinente de Cervantes


Introduccin La economa de la historia narrada en El curioso impertinente (en lo sucesivo Ci1), es decir, la gramtica de las acciones, est estructurada en torno a la argumentacin,2 esto es, la entrega de razones para sostener una conclusin que prepare o impulse a una accin. Tal es as que esta narracin intercalada en Don Quijote de la Mancha (en lo sucesivo QM) puede leerse como una sucesin de intentos de persuadir y convencer3. En ese sentido el texto puede estudiarse como una praxis de las doctrinas retricas y de las poticas clsicas y renacentistas conocidas y manejadas por el autor.4 Distinguimos varias interacciones argumentativas: Anselmo (A)/Lotario (L); Anselmo/Camila (C); Lotario/Camila; Camila/criada; autor implicado/Anselmo y, en un sentido pragmtico, Cervantes/lectores. Por razones de espacio centraremos nuestro estudio en los procesos y tcnicas de una sola interaccin; la inicial polmica de los agonistas (A) y (L). La consideramos representativa del conjunto por la riqueza de procedimientos argumentativos, tanto vlidos como falaces, que se observan en las cadenas silogsticas y entimmicas de sus respectivos discursos.

Todas las citas de la fuente primaria provienen de Don Quijote de la Mancha (1979), 9a ed., vol. 1, edicin y notas de Martn de Riquer, Barcelona, Juventud. El nmero entre parntesis al final de las citas remite a la pgina correspondiente de esa edicin. El texto de Ci editado en lnea por la Coleccin especial de la Biblioteca virtual Miguel de Cervantes . (http://aaswebsv.aas.duke.edu/celestina/DON-QUIJOTE/) se compone de 16.546 palabras grficas, de las cuales 5.388 son ocupadas por a la argumentacin agonstica en los discursos en estilo directo de los dramatis personae masculinos. 1476 corresponden a discursos de Anselmo y ms del doble, 3862, a discursos de Lotario. Estas cifras deben considerarse solo como indicadores generales ya que es claro que la cuantificacin resulta problemtica. Por ejemplo, no es posible determinar con exactitud la persuasin en trminos de acciones, como por ejemplo la entrega de informacin falsa. Por otra parte no siempre tenemos acceso al supuesto discurso original de los agonoistas, ni a su gestualidad ni a otros factores metadiscursivos que podran considerarse perlocutivos. Siguiendo a Perelman y Olbrechts, consideramos la persuasin como la argumentacin orientada al resultado y el convencimiento como la adhesin basada en lo racional (cf. TA 6, 65 ss). Ya en 1916 Bonilla y San Martn demostr en su libro Las teoras estticas de Cervantes (1916) la influencia de la Filosofa antigua potica de Lpez Pinciano en la obra de Cervantes. Amrico Castro, en El pensamiento de Cervantes (1980), se apoy en los estudios de Toffanin que tambin demuestran la influencia de las poticas de los italianos Castelvetro y Piccolomini en el autor del Quijote (op.cit.: 30). Salazar Rincn demostr la ntima relacin entre el pensamiento teolgico de Fray Luis de Len en su De los nombres de Cristo y ms en particular en sus glosas al Cantar de los Cantares y La perfecta casada, y las historias cervantinas de enamorados (Salazar 1980: 31 ss. y passim). Artaza, por su parte, estudi el relato de Periandro del Persiles y Segismunda desde el punto de vista del ars narrandi retrico-potico vigente en la poca. (cf. Artaza 1989: 316-342). Otros estudios sobre las ideas estticas de Cervantes pueden encontrarse en Parcas de Ponseti (1975).

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Leonardo Rossiello No es difcil comprobar que los esfuerzos de Lotario para disuadir a Anselmo resultan en un desborde de elocuencia. Nos proponemos demostrar en primer lugar que esta acumulacin de argumentos infructuosos apareja dos consecuencias funcionales. La primera de ellas es que justifica la accin ficticia y sostiene la verosimilitud, ya que a nivel de la historia se verifica una transgresin de la norma tica y social que el matrimonio supone, pese al despliegue retrico en su defensa.5 Lo que nos interesa es menos la argumentacin de Anselmo que la inoperancia de los demoledores argumentos de Lotario. El fracaso retrico que eso supone contribuye a justificar tanto el desenlace trgico de la historia como la justicia potica. La segunda consecuencia es que la ineficacia final del arsenal argumentativo de Lotario hace que sea ste quien ceda a las instancias de Anselmo. Inicialmente hroe, Lotario transgrede de ese modo una norma social bsica, lo que lo transforma en un antihroe a la vez que lo precipita hacia el desenlace fatal. As, la propia narracin intercalada se transforma, en el contexto de QM y tambin en el contexto social donde fue producida, la Espaa de la Contrarreforma, en una forma inductiva de la argumentacin cervantina: un casus (ms) y un exemplum por la negativa, esto es, un ejemplo de lo que no debe hacerse. Como podemos ver, a la norma se opone su antinorma; a la no-transgresin, el premio, y a la transgresin, el castigo. Desde ese punto de vista, puede considerarse a Ci como un texto ancilar; su escritura, teleolgica, y su autor, exgeta y paladn de la norma social y fustigador de su transgresin. Basaremos nuestro razonamiento principalmente en el anlisis textual y en las ideas de Perelman y Olbrechts (1994) en su Tratado de la argumentacin. La nueva retrica (TA).

Investigaciones anteriores Como se seal repetidamente (cf. p. ej. Ayala 1971:700 y Flores 1998:134) se ha examinado sobre todo la pertinencia de la interpolacin del texto de Ci en QM. Porras Collantes (1997) bas su anlisis de motivos y su anlisis situacional en las relaciones de semejanza entre las diferentes historias amorosas de QM, incluida la de don Quijote y Dulcinea, sealando, en nuestra opinin de modo convincente, que son estructuralmente imprescindibles. Sobre ellas apunta: [] contribuyen a hacer ver una dimensin mayor o ms significativa de la historia central y principal de la obra [la de don Quijote y Dulcinea], de la cual son variaciones. (Op. cit.: 421). En semejante lnea se haba situado aos antes Ayala, quien ha subrayado [] las
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Una explicacin de tal fracaso puede encontrarse en una lectura hermenutica de las motivaciones ocultas pero sobriamente insinuadas del personaje Anselmo: el deseo sublimado de obtener una satisfaccin de Lotario a travs de su esposa, Camila. Desde tal interpretacin la fuerza del deseo aparece como superior a la fuerza argumentativa; parecera que Anselmo oye pero no escucha. Avala esta lectura el hecho que, al mismo tiempo que Anselmo acta contra la norma social, es absolutamente consciente de que su deseo de poner a prueba el amor de su esposa es extrao y fuera del uso comn; una locura, como l mismo lo seala (329).

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El curioso impertinente de Cervantes sutiles correspondencias que ligan la novela El curioso impertinente con los casos de quienes asisten a su lectura y de quienes concurren, acabada sta, de todas esas vidas, con la figura de Don Quijote [] (Ayala 1971: 638). Otras reas de inters respecto a Ci han sido los clsicos trabajos de asignacin o determinacin de sus fuentes literarias, la presencia argumental de Ci en obras teatrales (aspecto tambin abordado en Ayala 1971: 695 ss.), el elemento trgico (Fernndez Turienzo 1998) y la intertextualidad (por ejemplo en De Armas, 1987). Por cierto hay otros, ms novedosos, como el de Sook Kim en torno a los conflictos entre los fines sociales del deseo amoroso (el matrimonio) y los fines biolgicos del deseo amoroso (la posesin del ser amado) (Sook Kim 1998: 594), o la propuesta de protofbula en la aproximacin psicolgica de Flores (1998)6.

La argumentacin de Anselmo En los discursos de A y L distinguimos un componente dialctico y un componente retricopersuasivo. Siguiendo a Perelman y Olbrechts (TA 6, passim) distinguiremos entre convencer y persuadir. Dado un enunciado, lo marcaremos (Cv) si el peso de su fuerza argumentativa recae principalmente en el razonamiento lgico-demostrativo, esto es, entimmico o silogstico, y (Ps) si radica principalmente en el retrico, incluyendo una apelacin al ethos o al pathos. Siguiendo a Plantin (2001: 43) consideraremos en la primera interaccin A/L a A como el proponente que mantiene el discurso incial y a L como oponente, portador del contra-discurso. Los subrayados de las citas son nuestros. Inicialmente, A ha reprochado a L su reticencia a concurrir a su hogar de recin casado. Para lograr que L contine visitndolo el proponente entrega razones para sostener una conclusin (que L contine concurriendo a su hogar). A argumenta: 1) 2) [] dicindole que si l supiera que el casarse haba de ser parte para no comunicalle como sola, que jams lo hubiera hecho (Ps) y que si, por la buena correspondencia que los dos tenan mientras l fue soltero, haban alcanzado tan dulce nombre como el de ser llamados los dos amigos, que no permitiese, [] que tan famoso y tan agradable nombre se perdiese; (Ps) y que as, le suplicaba, si era lcito que tal trmino de hablar se usase entre ellos, que volviese a ser seor de su casa, y a entrar y salir en ella como de antes, (Ps) asegurndole que su esposa Camila no tena otro gusto ni otra voluntad que la que l quera que tuviese, (Cv, Ps)

3) 4)

En Don Quijote de la Mancha (Bibliografa fundamental), III, preparada por Luis Andrs Murillo (1982), aparecen solo doce artculos (cf. op. cit., p. 114 s.) dedicados a Ci, el ms temprano de 1910. Ninguna atencin se ha dispensado, nos parece, al aspecto grotesco, y por ello tpcamente barroco, de la historia narrada, lo que podra resultar en un interesante estudio. Los diferentes horizontes de expectativas de lectores de pocas diferentes, las diferentes predecibilidades que ellos le otorgan al personaje Camila tambin podran producir investigaciones atendibles.

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Leonardo Rossiello 5) [] por haber sabido ella con cuntas veras los dos se amaban, estaba confusa de ver en l tanta esquiveza. (Cv, Ps) (328)

Como puede observarse, el proponente A argumenta entregando una serie argumentos encadenados. En 1), silogismo hipottico, pone en situacin de culpabilidad a L; en 2) invoca un peligro y una amenaza: est en manos de L evitar el primero y dejar de ser la segunda; en 3) apela directamente a la compasin; el argumento 4) agrega supuestamente fuerza porque C opina como A, y en 5), igual que en 3), apela a la compasin de L, pero esta vez dirigindola hacia C. Hay una clara prescindencia de la lgica dialctica y una recurrencia a mecanismos de tipo (Ps). Palabras emotivas como suplicaba, dulce jams apuntalan paralogismos. En efecto, en 1) se ve el uso inapropiado de los conectores sientonces, no slo por lo hiperblicos sino porque ya el matrimonio est consumado; 2) es una actualizacin de la falacia conocida como argumentum ad baculum: una consecuencia desagradable suceder si el destinatario no est de acuerdo con el emisor. 3) y 5) son falacias en tanto actualizaciones del argumentum ad misericordiam, en tanto que 4) tambin lo es, ya que si A est equivocado, tambin lo est C, y si tuviera razn, no la tendr ms solo porque C piense como l. En resumen, el razonamiento de A se basa en paralogismos y falacias: las razones aducidas no sostienen la conclusin. Veamos ahora el primer ejemplo en que A argumenta para lograr que L seduzca a C: (Cv) Pues con todas estas partes, 1) [] vivo yo (Ps) el ms despechado y el ms desabrido hombre de todo el universo mundo 2); porque [] (Ps) me fatiga y aprieta 3) un (Cv, Ps) deseo tan extrao y tan fuera del uso comn de otros, 4) que yo (Ps) me maravillo de m mismo, 5) y (Ps) me culpo y me rio a solas, y procuro callarlo y encubrirlo de mis proprios pensamientos; 6) [] (Ps) Y pues que [] ha de salir a plaza, quiero que sea en la del archivo de tu secreto, 7) confiado que, con l y (Ps) con la diligencia que pondrs, 8) como mi amigo verdadero, 9) en remediarme, 10) yo me ver presto libre de la angustia que me causa 10a), y llegar mi alegra, por tu solicitud, al grado que ha llegado mi descontento 10b) por mi locura. 10c) (329 s.) En 1) se plantea la insuficiencia de los dones que posee; A es desgraciado pese a tener tanto 2). La hiprbole de 2) supone una intensificacin de 1), porque no solo es desgraciado sino que no hay quien lo sea ms que l en todo el universo. El conector porque abre la explicacin, que, como una casustica, consiste en una enumaracin de sntomas (3, 4) que producen dolor. La concesividad de 5) habilita un asombro seguido de un castigo autorrepresivo (6), pero, puesto que esa autorrepresin ha fracasado, no le queda otra alternativa que acudir al amigo. En 7) da por sentado que L mantendr un secreto y (8) ser diligente, puesto que es amigo verdadero (9); solucionar el problema (10, 10a), cuyos sntomas son angustia, descontento y locura (10a-c).

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El curioso impertinente de Cervantes Es interesante el hecho de que A formule su problema en trminos de deseo. Este deseo lo culpabiliza y le procura angustia y descontento, al punto que lo presenta como una enfermedad. El rol de Lotario ser, segn el discurso de Anselmo, liberarlo de esa angustia y de ese descontento: remediarlo. Se trata de la preparacin de una conclusin, a la que llegar ms adelante. El razonamiento todo es falaz porque las razones ofrecidas no sostienen la primera conclusin: as que es menester usar de algn artificio para que yo sane. En efecto, se podra argumentar que los dones s son bastantes para lograr la felicidad, que es una indudable falta a la verdad afirmar ser el ms desgraciado de los hombres, que los amigos verdaderos no son necesariamente diligentes ni estn por ese solo hecho obligados a guardar secretos, etc. Esta falacia vuelve a surgir ms adelante, en el texto y en el tiempo de la historia narrada: [] y ansimesmo 1) veo y confieso que si no sigo tu parecer y me voy tras el mo, voy 2) huyendo del bien y corriendo tras el mal. [] 3) padezco ahora la enfermedad que suelen tener algunas mujeres, [] as que 4) es menester usar de algn artificio para que yo sane [] (338). Ntese cmo la conciencia del error (1 y 2) va ac nuevamente unida al supuesto argumento de la enfermedad (2 y 3). Ac la argumentacin (cf. TA, 3, I, Los argumentos cuasi lgicos) extrae su fuerza de la semejanza con modos de demostracin apremiantes. Por ello se desplaza, sin desaparecer, de (Ps) a (Cv) desde que en los entimemas hay cadenas silogsticas implicadas: Los sntomas provienen de las enfermedades; yo tengo sntomas de enfermedad; luego, estoy enfermo. Las enfermedades que tienen una causa eliminable son curables. La causa de mi mal puede eliminarse; luego, puedo curarme. La causa de mi mal es la duda. La prueba elimina la duda; luego, la cura de la enfermedad residir en someter a prueba el (supuesto) objeto de mi amor. Como seala Plantin (2001: 77) la argumentacin por analoga nunca es concluyente y su su valor explicativo es incierto. No obstante, el componente (Cv) radica en que, aceptadas ciertas premisas de la cadena silogstica, sta resulta slida. Por supuesto, si el origen y causa del mal es la duda, al eliminarla el mal desaparecer. Por otra parte, se est implicando un elemento (Ps), desde que normalmente la enfermedad despierta conmiseracin y piedad. Coexiste ac, entonces, argumentacin dialctica y persuasin retrica, pero, en trminos generales debemos comprobar que los discursos de A no son solo de carcter ms paralgico que vlido dialcticamente sino tambin ms persuasivo que convincente. Veamos a continuacin el contradiscurso del oponente L para intentar disuadir a A.

La argumentacin de Lotario Puesto que A apel a la amistad, la respuesta de L se centra, incialmente, en este tpico. El primer paso es debilitar las proposiciones de A presentndolas como una burla. El segundo, 171

Leonardo Rossiello sugerir que Anselmo ha cambiado, es otro; el tercero, usando el argumento de la autoridad, que van contra Dios: No me puedo persuadir, oh amigo Anselmo! a que no sean burlas las cosas que me has dicho; que a pensar que de veras las decas, no consintiera que tan adelante pasaras, porque con no escucharte previniera tu larga arenga. Sin duda imagino, o que no me conoces, o que yo no te conozco. Pero no; [] el dao est en que yo pienso que no eres el Anselmo que solas, y t debes de haber pensado que tampoco yo soy el Lotario que deba ser; porque las cosas que me has dicho, ni son de aquel Anselmo mi amigo, ni las que me pides se han de pedir a aquel Lotario que t conoces; porque los buenos amigos han de probar a sus amigos y valerse dellos, como dijo un poeta, usque ad aras; que quiso decir que no se haban de valer de su amistad en cosas que fuesen contra Dios (331 s.) Ac L debe probar su fuerte asercin y para ello usa el topos a minore ad maius soportado por la interrogacin retrica (1), con un fuerte sentido del ethos dominante. A ello suma, significativamente si se tiene presente la disemia del adjetivo impertinente del ttulo, el argumento de la pertinencia (2), con un fuerte sentido del pathos: Pues si esto sinti un gentil de la amistad, cunto mejor es que lo sienta el cristiano, que sabe que por ninguna humana ha de perder la amistad divina? (1) Y cuando el amigo tirase tanto la barra, que pusiese aparte los respetos del cielo por acudir a los de su amigo, no ha de ser por cosas ligeras y de poco momento, sino por aquellas en que vaya la honra y la vida de su amigo. (2) (Loc.cit.) Para demostrar la impertinencia de la proposicin de A el oponente apela a dos de los valores ms apreciados de su poca, la vida y la honra. Ambas nociones estn indisolublemente ligadas, al punto que L postula que un hombre sin honra es peor que un muerto. Seguidamente, partiendo de que ninguna est en peligro, luego de otra interrogacin retrica (3), el entimema propone que acceder a seducir a C sera quitarle ambas, tanto a A como a s mismo (4) mediante una argumentacin basada en un silogismo que desemboca en nueva interrogacin retrica (5). Pues dime t ahora, Anselmo: (Cv) cul destas dos cosas tienes en peligro para que yo me aventure a complacerte y a hacer una cosa tan detestable como me pides? (3) (Cv, Ps) Ninguna, por cierto; antes me pides, segn yo entiendo, que procure y solicite quitarte la honra y la vida, y quitrmela a m juntamente. (4) Porque si yo he de procurar quitarte la honra, claro est que te quito la vida, pues el hombre sin honra peor es que un muerto; y siendo yo el instrumento, como t quieres que lo sea, de tanto mal tuyo, no vengo a quedar deshonrado, y, por el mesmo consiguiente, sin vida? 5) (Ibid.). Ahora bien, esto es exactamente lo que va a ocurrir. Llegado este punto, la accin dramtica de Ci est planteada en su totalidad. Este argumento de L se transforma en una prolepsis de la historia y por ello contiene in nuce la fuerza argumentativa de la induccin, de Ci como

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El curioso impertinente de Cervantes exemplum y, por extensin, de la ideologa de Cervantes. Queda planteado, con toda nitidez, que la transgresin de la norma social va a implicar la prdida de la honra, prdida que ser tambin el castigo ms ejemplarizante, pues est en juego la propia vida. En el contradiscurso siguiente L contina acumulando argumentos, que la falta de espacio nos impide analizar ahora. L Argumentar con A como con los moros, con ejemplos palpables, fciles, inteligibles, demonstrativos, indubitables; con demostraciones matemticas propias de la deduccin y de la dialctica; insinuando que A es un tonto; con abundante argumentacin caso a caso que deriva en dilemas sin escapatoria; con argumentos de autoridad como poemas de poetas y dramaturgos famosos, conocidos personajes ficticios e incluso textos bblicos sobre la sacralidad del matrimonio; con interrogaciones retricas; con imgenes y alegoras; con mximas y razonamientos en torno a la fragilidad y debilidad de la mujer (tomados de Fray Luis de Len, en particular de su La perfecta casada, cf. nota 4); con argumentos por analoga mediante smiles; con advertencias, con apelaciones al decorum, a no solo lo que es conveniente para A sino para s mismo. La continuacin es conocida; pese al brillante despliegue retrico L fracasa. A es quien termina persuadiendo a L de que seduzca a C; L y C entablan una relacin y la concatenacin de los acontecimientos lleva a los dos ex-amigos a la muerte. En esta tensin dialctica entre argumentacin y persuasin queda as concluido el metadiscurso correspondiente al docere cervantino, sugerido ya en el adjetivo del ttulo de la novelita y en el final que tuvieron todos, nacido de tan desatinado principio" (371). Por otra parte, el narrador lo explicita en varias ocasiones: Ejemplo claro que nos muestra (subrayado nuestro) que slo se vence la pasin amorosa con huilla, y que nadie se ha de poner a brazos con tan poderoso enemigo, porque es menester fuerzas divinas para vencer las suyas humanas. (346). El docere se expresa tambin en las ocurrencias de apstrofe con execracin e interrogacin retricas, cuando la voz del narrador simula dirigirse al personaje para recriminarlo por su actuacin e intentar persuadirlo: Desdichado y mal advertido de ti, Anselmo! Qu es lo que haces? Qu es lo que trazas? Qu es lo que ordenas? Mira que haces contra ti mismo, trazando tu deshonra y ordenando tu perdicin.(342).

Conclusiones La argumentacin, en particular el convencer y el persuadir tienen en Ci un papel estructurante. Al estudiar la interaccin de los personajes A/L se puso de manifiesto que la argumentacin del proponente es de carcter erstico, ya que la fuerza del deseo resulta ser mayor que la fuerza del contradiscurso del oponente. Las proposiciones de A implican una transgresin de la norma vigente, lo que es fundamental para la construccin del exemplum cervantino. La argumentacin del oponente, por su parte, es en esta interaccin estudiada de carcter heurstico, ya que sus mviles son la desinteresada bsqueda de la verdad y del

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Leonardo Rossiello bien de ambos, dentro de las normas sociales vigentes. Por lo tanto, la estructura dialgica de la relacin entre ambos agonistas, verdadero sermocinatio, no encuentra una resolucin basada en el sometimiento a la fuerza de los mejores argumentos (de carcter esencialmente dialctico) ni a la de la persuasin (de carcter esencialmente retrico, ya que incluye pathos y ethos). Tal solucin, que habra apuntado en el sentido de la no-transgresin de la norma y por lo tanto hacia el premio, se ve frustrada por otra, basada en la transgresin y el subsiguiente castigo. As, la historia narrada deviene un exemplum por la negativa. En Ci Cervantes deja que sus personajes y su narrador cumplan la triple funcin de la persuasin retrica: delectare, movere y docere; de ah su calidad esttica, trgica y ejemplarizante.

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