La concepción genético-cognitiva del
aprendizaje: JEAN PIAGET (1895-1980)
Estudió el desarrollo del niño y se interesó en el
crecimiento de las capacidades cognoscitivas, teniendo
gran influencia en el campo educativo.
Aporta algunos conceptos necesarios para aproximarnos a
la educación desde una perspectiva crítica.
En lugar de plantear preguntas y calificarlas como
correctas o erróneas, Piaget interrogaba a los niños
para encontrar la lógica detrás de sus respuestas.
Según Piaget (1954), algunas formas de pensamiento
que para un adulto resultan muy sencillas, no lo son
tanto para un niño. A veces un estudiante sencillamente
no está preparado para aprender un concepto.
Del nacimiento a la madurez nuestros procesos de
pensamiento cambian de manera radical, aunque
lentamente, porque de continuo nos esforzamos por
imponer un sentido al mundo.
¿Cómo lo hacemos? Aprendemos, según Piaget, por
reestructuración de nuestras estructuras cognitivas,
identificando los siguientes factores que interactúan
para influir en los cambios del pensamiento:
• Maduración biológica. Cambios biológicos que desde
la concepción están programados genéticamente (no se
pueden acelerar).
• Actividad. Con la maduración física aumenta la
capacidad de actuar y aprender sobre el ambiente. Por ej.,
cuando la coordinación de un niño pequeño está
razonablemente desarrollada, puede descubrir los
principios del equilibrio.
Experiencias sociales. Al relacionarnos con la
gente que nos rodea, se produce una transmisión
social de los conocimientos que ya posee nuestra
cultura. Lo que la gente aprende de la transmisión
social varía según el desarrollo cognoscitivo que
posee.
Las relaciones sociales favorecen el aprendizaje en
la medida que introducen contradicciones.
• Equilibrio. Procesos autorreguladores integran a los
otros factores y sólo tienen sentido en cuanto que
condicionan la actividad del niño y del adolescente,
quienes deben adaptarse al medio a través de sucesivos
procesos de equilibración (se pasa de un estado, por
medio de un período de desequilibrio, al siguiente estado
de equilibrio).
Todas las especies heredan dos tendencias básicas o
“funciones invariantes”:
1. Organización. Las estructuras simples se combinan y
coordinan continuamente para perfeccionarse y con
ello ser más eficaces. Ej. Los bebés pueden mirar un
objeto o asirlo cuando está al alcance de sus manos,
pero no coordinan ambas acciones al mismo tiempo. Al
desarrollarse pueden organizar estas dos estructuras
conductuales en una estructura coordinada de nivel
superior (mirar, alcanzar y asir), que Piaget llamó
esquema.
Esquemas: Bloques básicos de construcción del
pensamiento, sistemas organizados de acciones o
pensamientos que nos permiten hacer
representaciones mentales, “pensar en” los objetos y
sucesos de nuestro mundo.
2. Adaptación. Puede decirse que en la medida que
el niño o adolescente aprende a enfrentar su
ambiente y a desenvolverse efectivamente en él se
está adaptando, participando dos procesos básicos:
a. Asimilación: Tiene lugar cuando la gente utiliza los
esquemas que posee para dar sentido a los
acontecimientos del mundo; incluye el intento de
entender algo nuevo y de ajustarlo a lo que ya se conoce.
Ej. “gatito” al ver la imagen de un tigre.
a. Acomodación: Ocurre cuando una persona debe cambiar
los esquemas que posee para responder a una nueva
situación. Ej. Reconocimiento de un tigre.
Piaget distingue períodos en el desarrollo cognitivo
de niños y adolescentes, pero estos períodos no son
estáticos, aunque el orden en que se pasan no
cambia. Lo que sí puede variar es la rapidez con
que distintos niños pasan de etapa en etapa
(conocer la edad de un estudiante no garantiza
saber cómo pensará).
Para Piaget, el objetivo al que debiera abocarse la
escuela es “enseñar a pensar”, propugnando un
método activo en educación. El maestro debe
estimular la investigación y la reflexión, pues el
logro de conocimientos será más retenible y el
estudiante habrá adquirido una metodología que
estimulará su curiosidad para el resto de sus días.