ACEPTACION Y
RENUNCIA DE LA
HERENCIA
ACEPTACIÓN
Acto voluntario mediante el cual una persona denominada el SUCESIBLE manifiesta
su voluntad de convertirse en heredero y por consiguiente cumplir con todas las
obligaciones que tal calidad conlleva. Es decir, que el heredero adquiere derechos y
obligaciones. La aceptación es para la universalidad de la herencia.
Articulo 672º.- Formas de aceptar la herencia
La aceptación expresa puede constar en instrumento publico o privado. Hay aceptación tacita
si el heredero entra en posesión de la herencia o practica otros actos que demuestren de manera
indubitable su voluntad de aceptar.
Articulo 673º.- Presunción de aceptación de herencia
La herencia se presume aceptada cuando ha transcurrido el plazo de tres meses, si el heredero
esta en el territorio de la Republica, o de seis, si se encuentra en el extranjero, y no hubiera
renunciado a ella. Estos plazos no se interrumpen por ninguna causa.
RENUNCIA
Manifestación de voluntad, por la cual el heredero o legatario hace constar que no se le considere como
tal. No puede ser tácita, es expresa y solemne, art. 675 del C.C.: por escritura pública o por acta
otorgada ante juez al que corresponda conocer de la sucesión, bajo sanción de nulidad, debiendo
protocolizarse el acta obligatoriamente.
De acuerdo al 674 del C.C, pueden renunciar a la herencia y al legado quienes tengan la libre
disposición de sus bienes. Los capaces, personalmente o por apoderados. Los incapaces a través de sus
representantes, mediante autorización judicial.
Articulo 674º.- Renuncia a herencia y legado
Pueden renunciar herencias y legados quienes tienen la libre disposición de sus bienes.
Articulo 675º.- Formalidad de la renuncia
La renuncia debe ser hecha en escritura publica o en acta otorgada ante el juez al que corresponda
conocer de la sucesión, bajo sanción de nulidad. El acta será obligatoriamente protocolizada.
PLAZO DE LA RENUNCIA
PLAZO:
3 meses si el heredero está en la República.
6 meses si está en el extranjero.
No interrumpiéndose por causa alguna.
Si el renunciante es el único heredero y no tiene sucesores testamentarios o legales, se
adjudicará la masa hereditaria a las entidades u organismos del Estado y a la
Beneficencia Pública, art. 830 del C.C.
El hecho de que una persona sea instituida como heredera en el testamento otorgada por el causante
o sea declarada heredera en un proceso de sucesión intestada, no la convierte automáticamente en
heredera. Para que adquiera tal calidad, será necesaria su aceptación, ya sea en forma expresa, tácita,
o legal, tal como lo prevé la normativa civil. En la práctica, no es usual que los potenciales herederos
manifiesten expresamente la aceptación de la herencia; por el contrario, opera a nivel registral la
aceptación legal. Ello implica que verificando el transcurso de los tres meses o en su defecto el de
seis meses y no existiendo renuncia de por medio, se considerará heredero a quien aparece como tal
en el Registro de Testamento o en el Registro de Sucesiones Intestadas. Ahora bien, el artículo bajo
comentario regula el supuesto de la renuncia de herencia, entendida como la manifestación de
voluntad unilateral del designado como heredero en testamento o sucesión intestada, en el sentido de
que no se ha considerado como tal y por lo tanto, se le excluya de la participación en la masa
hereditaria; evitando de esta manera, la transmisión sucesoria de derechos y obligaciones a su favor.
Por la renuncia, se materializa la negativa a aceptar lo que por ley o testamento le corresponde a una
persona.
Caracteres de la renuncia
Es un acto formal, tratándose de un acto dispositivo de derechos, el ordenamiento civil ha previsto una
formalidad ab solemnitatem, por lo que el perfeccionamiento de la renuncia constará en escritura
pública o en acta otorgada ante el juez que corresponda conocer de la sucesión, debidamente
protocolizada. El jurista Lohmann Luca de Tena realiza una crítica sobre la protocolización del acta de
renuncia: “en lugar de la protocolización que es repetición ociosa de formalidad, mucho más razonable
hubiese sido imponer al juez ante el que se otorgue el acta o al notario que autorice la escritura, que
obligatoriamente, y aquí sí se justifica, cursen los partes respectivos al Registro de Testamentos, si se
trata de renuncia a institución testamentarios, o al Registro de intestados si es el caso. De esta manera
los terceros tendrían manera eficiente de conocer quiénes han renunciado”. Es un acto irrevocable,
entiendo que se trata de aquel que no puede quedar privado de efectos por la sola voluntad de quien lo
llevó a cabo; una vez realizado este no cabe la posibilidad de retractarse; en consecuencia, si la
declaración de voluntad ha sido emitida válidamente, el sujeto no podrá dejarla posteriormente sin
efecto.
Es un acto puro, al referirse a esta característica, se hace alusión al plazo, condición y
cargo como modalidades que puede presentarse en las declaraciones de voluntad; pero
contrariamente, por la misma naturaleza de la renuncia, esta no admite ninguna de las
modalidades mencionadas. No se pueden hacer depender de acontecimientos más o menos
inciertos ni del cumplimiento de un plazo o término la eficacia de la misma.
ACEPTACIÓN Y RENUNCIA…
Tanto la renuncia como la aceptación son actos jurídicos, porque son manifestaciones
de voluntad, destinadas a crear relaciones jurídica.
Ambas, son actos voluntarios, totales, incondicionales, irrevocables, y deben referirse
a una herencia producida.
Son incapaces para aceptar como para renunciar, arts. 43 y 44 del C.C.
Los incapaces, ejercen su derecho de aceptación como de renuncia, a través de sus
representantes