Profe Pauli
Había una vez un duende, que vivía en un bosque mágico, el
era su guardián y siempre cuidaba que todo estuviera en orden.
Cuando duende respiraba y llenaba su pancita de aire, las flores
se abrían y brillaban, y cuando soltaba el aire, ellas se cerraban
lentamente.
Un día el duende salió a pasear y se encontró con unos hongos
extraños. Nunca los había visto antes y algunos eran tan
grandes que le tapaban el sol a las flores.
Esto lo hizo sentir confundido y preocupado. Entonces, le dijo
a todos los animalitos del bosque que se quedaran en sus casas
mientras el averiguaba de
donde venían estos hongos misteriosos.
Cuando se enteraron de la noticia, los monitos sintieron miedo.
¿Qué harían encerrados, sin poder salir? En la casa de los erizos, el
menor estaba tan enojado que pinchaba a sus hermanos con sus
púas.
Y la lechuza estaba muy triste porque, sin salir, extrañaría a sus
amigas.
Entonces, el duende buscó en su saco mágico:
¡Allí había un montón de ideas!
A los monos, les contó que debían pensar en el
miedo, y luego dibujarlo.
Una vez que el miedo estuviera en el papel,
tenían que transformarlo en un avión y echarlo
a volar muy lejos
A los erizos, les dijo que podían escoger una
música suave, recostarse sobre una manta y
con su muñeco preferido en la panza,
conseguir que éste subiera y bajara mientras
respiraban, sin que se caiga al piso.
A la lechuza, le contó, que podía cambiar su tristeza si se
miraba a un espejo.
Mueve la boca a su boca hacia arriba, ábrela un poco y
muestra los dientes también abre los ojos grandes – le
dijo.
Tanta risa le dio esto a la lechuza, que pronto se olvido
de su tristeza.
Lo importante era reír mucho cada actividad.
Así la alegría iría ocupando el lugar de la tristeza, el
miedo y el enojo.
Los días pasaban y el duende vio que todos los
animalitos del bosque jugaban en familia, pintaban,
horneaban galletas y compartían lindos momentos.
Y así fue como, finalmente una mañana despertaron y sintieron que algo
había cambiado:
¡Su corazón les decía que todo estaba bien!
En ese momento, el duende les dio la buena noticia:
Los hongos habían desaparecido,
el bosque se había llenado de magia
otra vez y las flores respiraban
y brillaban al sol.
Mientras todos celebraban, el duende les
conto un secreto:
A la solución la habían hallado entre
todos…
Y eso sucedió cuando recordaron cómo
compartir en familia, cómo ayudarse unos a
otros y reír juntos hasta que les dolieran la
panza
La magia del bosque estaba dentro de cada uno de ellos.
Esa alegría que todos sentían, de pronto estalló en el cielo celeste y
lo pinto de todos colores.
Y se formo un gran arcoíris que cubrió todo el bosque.
Esa noche se fue a dormir sabiendo que ya
todo estaba en orden.
Pero antes busco su libro del bosque y anoto
la formula mágica:
El secreto es el amor.