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Urgencias en Psicoanálisis Hospitalario

Julio Moscón, psicoanalista y médico psiquiatra del Hospital de Emergencias Psiquiátricas Dr. Torcuato de Alvear, discute su enfoque para abordar las urgencias y su trabajo en el hospital. Define la urgencia como un desborde fuera de lo común que tiende a eternizarse en lugar de volver a la homeostasis. Explica que la urgencia se determina subjetivamente pero también por parámetros institucionales. Relaciona la urgencia con la angustia pero señala que no toda angustia es urgencia. Finalmente, describe el
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Urgencias en Psicoanálisis Hospitalario

Julio Moscón, psicoanalista y médico psiquiatra del Hospital de Emergencias Psiquiátricas Dr. Torcuato de Alvear, discute su enfoque para abordar las urgencias y su trabajo en el hospital. Define la urgencia como un desborde fuera de lo común que tiende a eternizarse en lugar de volver a la homeostasis. Explica que la urgencia se determina subjetivamente pero también por parámetros institucionales. Relaciona la urgencia con la angustia pero señala que no toda angustia es urgencia. Finalmente, describe el
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Instituciones y psicoanálisis: “La urgencia y el hospital”

Entrevista temática “La urgencia” con Julio Moscón, psicoanalista


y médico psiquiatra del Servicio de Guardia del Hospital de
Emergencias Psiquiátricas Dr. Torcuato de Alvear, en la cual
desarrolla su modo de abordaje de las urgencias, el trabajo en el
hospital y su relación con la angustia.

Por Lic. Carolina Duek

2 de octubre de 2007
• -¿Cómo conceptualizaría la urgencia?
 

-Es un desborde más allá de lo habitual. Desbordes hay


todo el tiempo, pero para ese sujeto y/o el entorno,
para que lo registre como urgencia, tiene que ser un
desborde fuera de lo común, y además tienen que
fallar los mecanismos de volverlo al punto habitual.
Cuando un sujeto tiene un desborde, cierta irrupción
de lo real, que en el momento no puede volver atrás,
está en urgencia. Es decir que es el caso del desborde
cuando tiende a un agrandamiento, a eternizarse, en
vez de poder encontrar un control que lo vuelva a la
homeostasis rápidamente.
- Jugando un poco con los registros, podríamos
decir que sería una aguda irrupción de lo real en el
mundo simbólico- imaginario más o menos
homeostático, más o menos regulado por el
principio del placer. Pero no es cualquier más allá
del placer. Tiene que ser inhabitual, y por lo menos
debe estar potenciado. Porque si no, estaríamos
en esos “más allá del placer” que enseguida la
estructura compensa. Por lo demás, la urgencia
ocurre en cualquier estructura, no es exclusiva de
las psicosis.
• -¿Quién determina qué es urgente?

-Hay obviamente la posibilidad de un registro subjetivo y por lo


tanto muy singular. Lo que para uno puede ser urgente, para el
entorno puede no serlo, o viceversa. De tal manera, que
muchas veces las consultas son de terceros. Puede ser la
urgencia del familiar, del médico, o del analista, y no la de ese
sujeto supuestamente en urgencia. Desde el punto de vista
subjetivo yo diría que el parámetro tiene que ver con el hábito.
Es decir, el hábito podría considerarse la ley de la vida cotidiana
de un sujeto, que tiene que ver con el discurso en el que se
inscribe, pero también con su singularidad, la que siempre
tironea hacia más allá del discurso común. Lo que determina la
urgencia subjetiva podría tener que ver con el registro de un
más allá de ese interjuego entre el discurso común y lo singular.
- Desde un punto de vista por fuera del sujeto, los parámetros
pueden ser muy variados. A nivel institucional, en el hospital
por ejemplo, se registra que un sujeto ha cometido un
desorden público. Son referencias convencionales que
determinan que una persona está fuera de foco. La urgencia
es una noción que se presta a medidas convencionales y a
ciertos patrones institucionales. Analíticamente, uno
escucharía la subjetividad, que puede incluir situaciones
familiares, pero lo que nos importa es cuando el sujeto es
quien la sanciona. A veces uno encuentra un paciente
delirante para quien en el lugar del delirio no está la
urgencia, mientras que en algún otro lugar de su división
subjetiva está sufriendo. 
• -¿Cuál es la relación con la angustia?

-La angustia es como el prototipo. Lo que pasa sin


embargo es que no toda angustia es urgencia. No
necesariamente es registrada por el sujeto como
tal. Al menos, debe ser inusual y agudamente
fuera de control. Por otra parte, hay que distinguir
cuando se habla de la angustia de un psicótico,
porque no se trata en ese caso de angustia en los
términos en los que Lacan la conceptualiza en el
seminario X. En dicho seminario la angustia queda
situada en el campo de las neurosis.
- En el psicótico se juega algo más cercano al
sentimiento de fin de mundo, de catástrofe
subjetiva o de un sufrimiento extraño que uno
neuróticamente escucha como “angustia”. No
quita que en alguna zona de la estructura del
psicótico no pueda haber algo pensable como
angustia, así como uno dice que el psicótico
puede también soñar. Pero para lo que es
propiamente psicótico no se puede hablar de
angustia, porque ésta implica cierto marco que
en las psicosis es lo que está patinando.
•-¿Cómo realizar un diagnóstico diferencial para
determinar qué es urgente y qué no lo es?

- En una situación de urgencia hay un sufrimiento


subjetivo, algo del orden de la angustia o
equivalente, y una peligrosidad del acto. Los
motivos de consulta más típicos de la guardia tienen
que ver con la peligrosidad del acto. En la medicina
legal está estipulado y determina que en ese caso
una persona se encuentra en peligro para sí y para
terceros.
- Claro que si una persona vive continuamente en
peligro para sí y para terceros puede ser que no lo
experimente como urgencia, y que le resulte su
estado homeostático, su costumbre. Pero cuando
tenemos una discontinuidad en la vida cotidiana y
allí se juega el peligro de un acto, de un pasaje al
acto suicida o que haga daño a otros (homicida o
agresivo hacia terceros), yo diría que eso está
bien tipificado como una urgencia propiamente
dicha. Dentro de los criterios de internación en el
hospital se incluyen estos aspectos. 
- Los dos aspectos serían entonces que hay un afecto agudo
que emerge, algo del orden de lo real, y una tendencia al
acto perjudicial para sí o para terceros. Pero hay que tener
en cuenta quién dice que eso es lo urgente, ya que se puede
caer en una cuestión discursiva, institucional. O podes
escuchar que efectivamente esta persona no está
practicando la idea suicida como un deporte sino que está
trayendo eso penosamente. Un elemento que es correlativo
es que las entrevistas de urgencia necesariamente implican
del interlocutor una contención porque hay algo que ha
colapsado. De hecho el sujeto en la urgencia ha perdido o
va a perder su lugar y su tiempo, que son otros parámetros
que se suelen utilizar en estos casos. Hay una tendencia a
que colapse el espacio-tiempo. 
• -¿Qué rol cumple la institución hospitalaria en
estos casos?
-La palabra Hospital tiene que ver con hospedaje.
O sea hay una cuestión de lugar. Un sujeto en
urgencia se va a calmar en principio cuando el
otro le ofrezca un lugar. Puede ocurrir que el
hospital no lo garantice, pero bastaría que alguien
de ese hospital escuche. Una función posible es
entonces alojar. Desde el punto de vista
psiquiátrico hacer lugar es responder a ciertas
urgencias con un repertorio de procedimientos ya
estipulados.
- El analista, por su parte, se plantea alojar la palabra
del sujeto de lo particular a lo más singular, aunque
parezca que en una situación de primera entrevista,
en situaciones precarias y peligrosas uno está tan
lejos de eso. Sin embargo, creo que uno puede estar
atento a la escucha de lo particular en dirección a lo
singular, además de la contención y la medicación. Y
esa es la especificidad analítica. El hospital es un lugar
donde son posibles algunas intervenciones a lo largo
de las entrevistas de urgencia, por medio de las
cuales ir tejiendo e inventando algo distinto a ese
cortocircuito que llevó al paciente al hospital. 
• -¿Cuál es la urgencia para el psicoanálisis?

- Que la clínica siga agujereándonos. Que el analista


pueda seguir dejándose llevar por la letra del
inconsciente, reinventándose caso por caso. El
hospital es un lugar bastante heterogéneo de por sí.
Uno trabaja al lado de muchos psiquiatras que no se
rigen por el psicoanálisis, y aún así el analista puede
sostener su lugar. La clínica en el hospital es muy
exigente, muy en el límite, de por sí perfora cualquier
saber, o por lo menos el psicoanálisis puede teorizar
sobre esa perforación. Los psiquiatras más bien
sostienen el saber.
- En el discurso analítico estamos en un no saber
como marco de un saber a advenir, como dice
Lacan en la Proposición del 9 de Octubre. Uno
en la guardia siente mucho eso. El psicoanálisis
tiene que volver a sus fuentes más
primordiales, siempre. Yo a la guardia la
convierto un poco en esto. Una de las formas
de sostener el espacio en el hospital es tomar
las urgencias y lo que pasa allí como una
manera de sacudir el psicoanálisis, las
cuestiones dogmáticas que la teoría
inevitablemente tiene.
- Pero también tiene que tener sus momentos
de agujereo. Creo que la urgencia del
psicoanálisis tiene que ver con renovarse,
tratar de no cerrarse en dogmatismos. Creo
que ahí está la salud del psicoanálisis, y no en
el combate contra algo. El mejor combate es
tratar de fortalecerse y la manera de
fortalecerse es continuamente agujereándose,
y aún trabajando al lado de otros discursos. 
• Julio Moscón es Psicoanalista. Médico psiquiatra de
planta permanente del Servicio de Guardia del
Hospital de Emergencias Psiquiátricas Dr. Torcuato de
Alvear, desde 1983. Actualmente a cargo de la
Jefatura de Guardia del día viernes. Desde 1997, junto
con otros colegas, dirige el Postgrado de Psicoanálisis
en el Hospital T. Alvear. Supervisor en el Hospital
Alvear y en otros Hospitales. Supervisor de
concurrentes y residentes del Hospital Alvear y de los
residentes psicólogos del Hospital Borda, Tornú y
Rivadavia. Desde 1998 colabora en la revista
"Psicoanálisis y el Hospital", dirigida por Mario Pujó.
• Trabajos publicados: 
• · «Las urgencias y el psicoanálisis» (Nº 13, pp. 52/54)
• · «Más allá de la curación» (Nº 14, pp. 8/9)
• · «Saber del síntoma» (Nº 15, pp. 58/60)
• · «De márgenes y locura» (Nº17, pp. 238/240)
• · «Presencia del cuerpo en la angustia» (N°18, pp. 192/194)
• · «Una clínica más acá del síntoma en su relación con la Ley» (Nº19, pp. 111/114)
• · «Mitificación neurótica de la muerte» (Nº20, pp. 58/60)
• · «Del furor curandis a la elaboración del síntoma» (Nº21, 109/112)
• · «Acerca del amor y del saber» (Nº22, pp. 48/50)
• · «Sujeto y violencia» (Nº23, pp. 133/136)
• · «Patología del acto» (Nº24, pp. 163/166)
• · «Cuento infantil e iniciación» (Nº25, pp. 187/190)
• · «“El síntoma en la dirección de la cura”» (Nº26, pp.99/102)
• · «Acerca del deseo y el goce en la adicción» (Nº27, pp. 121/124)
• · «El sueño y lo real» (Nº28, pp. 65/68)
• · «Un discurso inhospitalario» (Nº 29, pp. 79/82)
• · «Tiempos violentos» (Nº 30, pp. 8-10)
• · «Lo terapéutico en psicoanálisis» (Nº 31, pp. 145/148) 

http://www.elpsitio.com.ar/noticias/noticiamuestra.asp?Id=1829
Id = 1829
Para seguir articulando puntos fundamentales de
ese entrecruzamiento o dialéctica entre
psicoanálisis e instituciones, de la Bibliografía
Complementaria podemos considerar:

“Instituciones y psicoanálisis” por Germán García

• “La segregación y el estigma fueron estudiados de


diversas maneras, pero el Psa. podría decir algo
de los efectos de la segregación en cada sujeto,
del estigma específico que constituye en tanto
rasgo que tiene un determinado valor social”.
• “Sabemos que un psicoanálisis no puede
imponerse, de manera que según el lugar que
tenga el analista en una institución determinada
podrá o no podrá lograr el encuentro que instaura
el camino particular de la transferencia”.
• “No existe una exclusión de principio entre la
práctica analítica y la institución, sino
determinadas condiciones fácticas producidas por
los agentes. Habría que constatar en cada caso la
“competencia” analítica y extraanalítica (ideológica
y cultural) tanto de quien oferta el Psa. como de
aquellos que serán su obstáculo y/o su condición
de transmisión”.
• “El hecho de que la “institución” sea un ámbito
fundado por la psiquiatría y que el Psa. sea más bien
atópico habla de que no existen dos lugares. Se trata
de un lugar –el consultorio, la institución- y de un
dispositivo (el analítico).”
• “¿Qué condiciones requiere la instauración del
dispositivo analítico? Después de la enseñanza de J.
Lacan se requiere una indeterminación del tiempo (la
transferencia es “la inmixión del tiempo de saber”) y la
posibilidad de que el tiempo de la institución no
funcione como obstáculo. Lo demás son problemas
“internos” de la dirección de la cura, que en las
instituciones suele plantearse en torno a la posibilidad
de análisis de las psicosis”.
• “Es necesario producir en el interior de las instituciones
espacios flotantes que posibiliten el encuentro analítico
(lo que no quiere decir, como se quejan algunos, tratar
de realizar un “encuadre” que ya caducó en la práctica
particular). De ser posible este espacio flotante, capaz
de plegarse al tiempo de la transferencia y no al tiempo
de la institución, se podrá entonces hablar de los
obstáculos específicos. Es decir, se excluye el mandato
(S1), la identificación con el paciente ($), y las
posiciones pedagógicas (S2), como una condición de la
instauración del lugar que conviene al analista (a). Se
excluye esto como respuesta, lo que no implica que en
la transferencia no se ocupe en un momento,
cualquiera de esas posiciones”.
• “El dinero y la medicación son puntos
problemáticos donde la institución como tercero
adquiere un peso específico”.
• “Me parece que además del sueldo que un
analista pueda obtener de la institución, es
necesario que algo del dinero se ponga en juego
de parte del analizante”.
• “El dinero plantea el mismo problema que el
tiempo, en tanto forma parte de la dialéctica de la
transferencia. El dinero no tiene el mismo lugar,
para el sujeto, al comienzo que al fin del análisis”.
• “La medicación por su parte, es menos
problemática de lo que se la supone. Pero se
puede exigir que sea más precisa ¿En qué
momento y para producir qué efecto alguien
es medicado?”
• “Responder a esta pregunta evita la exclusión
arbitraria de la medicación, tanto como el uso
rutinario y masivo de la misma”.

Abril de 1986.
Otros textos de la B. Complementaria son:

• “Psicoanálisis y polis” por Anibal Dreyzin


• “Psicoanálisis en la institución desde la
interconsulta” por Amoedo, S.; Demarchi, G.;
Fazzito, A.; Guiñazú, L.; Izrailit, D.
• “Psicoanálisis aplicado y hospital público” por
Leticia García.
• “El Psicoanálisis Aplicado a las Instituciones
Asistenciales”. Noche de la EOL, preparatoria de
las Jornadas Nacionales. Por Guillermo A. Belaga.

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