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3 Herejías Antitrinitarias

El documento aborda las herejías antitrinitarias que los Padres de la Iglesia enfrentaron, destacando la necesidad de definir con precisión la doctrina trinitaria ante las objeciones del monoteísmo judío y el politeísmo pagano. Se analizan corrientes como el monarquianismo, el gnosticismo y el subordinacionismo, enfatizando la importancia de la igualdad de las tres personas divinas y la defensa de la verdadera naturaleza de Dios. Finalmente, se menciona la negación de la divinidad del Espíritu Santo por los pneumatómacos y la respuesta de los Padres que culminó en el Concilio de Constantinopla.

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3 Herejías Antitrinitarias

El documento aborda las herejías antitrinitarias que los Padres de la Iglesia enfrentaron, destacando la necesidad de definir con precisión la doctrina trinitaria ante las objeciones del monoteísmo judío y el politeísmo pagano. Se analizan corrientes como el monarquianismo, el gnosticismo y el subordinacionismo, enfatizando la importancia de la igualdad de las tres personas divinas y la defensa de la verdadera naturaleza de Dios. Finalmente, se menciona la negación de la divinidad del Espíritu Santo por los pneumatómacos y la respuesta de los Padres que culminó en el Concilio de Constantinopla.

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Herejías

antitrinitari
as
La clase pasada
Los santos Padres debieron hacer
frente a las objeciones que
• El
monoteísmo
judío
• El politeísmo
pagano
Opusieron
a la doctrina cristiana
Pero
• Las incomprensiones hacia la radical novedad del
Dios de Jesucristo no solo se encontraban fuera
de la Iglesia.

Las herejías
Fueron un estímulo para formular con precisión la
doctrina trinitaria contenida en la primera teología
narrativa que, sin su conocimiento, resulta imposible
captar en sus justas dimensiones las afirmaciones
patrísticas.
Y es que
• Para preservar la identidad de la fe, fue
necesario salir al paso de la
“racionalización” a la que las herejías
intentaron someter a la doctrina cristiana.
• Pero, a su vez, solo se podía hacer frente de
forma solvente a este proceso de
racionalización utilizando una precisión
conceptual que obligó a los Padres a
tener un gran rigor en el lenguaje.
El problema fue siempre el mismo:

Conjugar la unidad divina


con la trinidad de
personas.

Las tentaciones racionalizadoras


estuvieron siempre entre estos dos
polos: sacrificar la trinidad de Dios a
su unidad, o sacrificar la unidad a la
trinidad
Para el cristianismo
Como se ha visto por los Símbolos
La unicidad de Dios es dogma primero y
fundamental

El hecho de que se afirme la existencia de tres personas


en Dios no atenúa en nada la confesión de su unicidad
El
monarquianismo
• Niega la trinidad de personas en Dios, pues afirma
únicamente la persona del Padre.
• Su objetivo: defender al cristianismo de la acusación de
diteísmo (sistema de religión que admite dos dioses), por afirmar que
Cristo es Dios igual al Padre.
• ¿Cómo? Negando que Cristo sea verdaderamente Dios o
que sea un subsistente realmente distinto del Padre.
• Por eso, se dan dos líneas diversas
• 1ª. Adopcionista
Hace de Cristo un hombre divinizado, es decir, un
hombre adoptado por Dios como hijo con tanta
fuerza que “puede decirse” que es Dios, pero que
no lo es realmente.
También se le llama modalismo dinámico, pues
dice que Jesús es hijo adoptivo de Dios, en el
sentido de que en Él habita especialmente la
fuerza divina, la dynamis de Dios.
• 2ª. Modalista
Dice que Cristo sí es Dios, pero niega que
sea realmente distinto del Padre; solo sería
uno de los modos en que Dios se nos ha
revelado.
Algunos de ellos llegan a afirmar que incluso
se puede decir que el Padre sufrió en la cruz.
De ahí el sobrenombre de patripasianos.
Tertulia
no
• Calificó estas corrientes con el nombre de
monarquianismo.
• Las agrupó en torno a su rasgo:
La afirmación de que no existe más que un solo
Dios, el cual es al mismo tiempo un solo monarca,
una sola persona al que ahora se llama Padre o
Hijo o Espíritu.
Pero esta paternidad no es verdadera, pues no se
afirma que el Verbo es distinto del Padre.
La palabra monarquía
–no el término monarquianismo–
y el concepto incluido en el término monarquía, tiene un
sentido correcto, que se irá poniendo de relieve con el paso del
tiempo.
Se da una auténtica monarquía en la Trinidad en el sentido de
que el Padre es el Padre, es decir, el que engendra al Hijo y
espira al Espíritu Santo. Por esta razón es el único primer
principio, fuente y origen de toda la Trinidad. Se da, pues, una
auténtica monarquía en Dios, y así lo afirman unánimemente
los Padres (san Justino, Taciano, san Teófilo de Antioquía, san
Dionisio de Roma, san Basilio, san Cirilo de Jerusalén, san
Gregorio de Nacianzo, san Gregorio de Niza)
Las teogonías gnósticas y el
dualismo

• Las sectas gnósticas son las


corrientes adversas más
extendidas y poderosas
contra las que tuvieron que
luchar los Padres en los
primeros siglos.
El mundo de la gnósis
• Es un conjunto abigarrado de
personajes, de ideas religiosas y de
especulaciones que, en la cuestión
del misterio de Dios, se oponía
frontalmente a la doctrina
trinitaria y a la economía de la
salvación tal y como es predicada
por la Iglesia.
La gnósis
• Existía ya antes de la aparición del
cristianismo y en ella habían
desembocado doctrinas orientales,
elementos judíos y pensamiento
helénico, formando una mezcla que
resultaba tentadora para muchos
intelectuales de los ss. II-IV
De las religiones orientales
• Tomó el dualismo irreconocible entre el mundo y Dios,
entre el espíritu y la materia y la teoría el origen del mal
como una degradación que comienza en el seno e la
divinidad

Del helenismo
• Recibió el gusto por la especulación y por la dialéctica
Gnosticismo
• Se utiliza este nombre porque describe la característica
más común:

La importancia que se da a la
gnosis, al conocimiento, a la
autoconciencia.
Estas sectas

• Colocan la salvación del hombre en el


conocimiento, mejor dicho, en el
autoconocimiento.
• El hombre se salva por tomar conciencia
de su parentesco con la divinidad y, por lo
tanto, de que él es superior a este mundo.
Conviene distinguir entre gnosis y
gnosticismo
• Como hicieron san Ireneo, Clemente de Alejandría u
Orígenes, que defendieron siempre la existencia de una
gnosis cristiana.

• El gnosticismo es simplemente una manifestación patológica


de la gnosis.
• El gnóstico está convencido de estar salvado, porque
cree tener un conocimiento perfecto de quién es él. Se
trata de un conocimiento recibido por la iluminación de
una experiencia interior. Esta experiencia proporciona la
salvación al gnóstico, ya que en ella descubre que él no
es de este mundo, sino que es de origen divino.
• Junto a su teogonía, el gnóstico
profesa un dualismo que opone
frontalmente a Dios y el mundo.
• El mundo no es creado por Dios,
sino que es el fruto aberrante de
esta degradación interior de la
divinidad.
En cuanto al misterio trinitario
Dos fueron las verdades principales que debieron
defender los Padres frente a los gnósticos:

• La igualdad de las tres divinas


Personas
• El que no son más que tres
• Aunque algunas expresiones de los
gnósticos sean cristianas, las líneas
fundamentales de su pensamiento son
incompatibles radicalmente con la fe
cristiana.
• Entre estas líneas destaca su teogonía y su
dualismo, que se enlaza con su desprecio a
la carne, cosa que les lleva a negar una
auténtica encarnación del Verbo.
• Es general entre los gnósticos el
docetismo, es decir, la afirmación de que el
cuerpo del Señor fue solo una apariencia.
Su dualismo les impedía tomarse en serio
la historia de la salvación de la vida íntima
de Dios al hombre. Este malentendido es
inseparable de su teogonía: el salvador no
es más que un ser intermedio entre Dios y
el mundo.
El subordinacionismo
arriano
Afirmar que el Padre es fuente y origen de toda la
Trinidad equivale:

• Afirmar la existencia de un orden dentro de Dios.


• Existe prioridad del Padre, precisamente en
cuanto es fuente de la divinidad del Hijo y del
Espíritu Santo.
• En este sentido el Padre es mayor, pues de Él
proceden las otras dos divinas Personas.
Negar esto significaría negar que el Padre engendra
verdaderamente.

• Todo lo que el Hijo tiene lo recibe del Padre.


• De hecho llamamos al Padre la primera Persona, al Hijo
la segunda, y al Espíritu Santo la tercera.
• Sin embargo, este orden interno de la Trinidad no puede
significar una subordinación en el terreno ontológico.
• El Hijo es igual al Padre en todo, pues es Dios de Dios.
• Negar esto equivaldría a negar la perfecta filiación y, en
consecuencia, a negar la perfecta paternidad del Padre.
Entonces
• Se puede hablar de orden en la
trinidad
• Se puede hablar de subordinación,
pero no se puede hablar de
subordinación ontológica, como si la
Persona del Hijo fuese inferior
ontológicamente a la del Padre.
El subordinacionismo
• Es la afirmación de una subordinación ontológica en la
Trinidad; entre las divinas Personas
Para Arrio
• El Verbo no es eterno; hubo un momento en que no
existía y, por lo tanto, en el que el Padre no era Padre.
• No fue engendrado, sino hecho; es una criatura. Más
aún, ha sido hecho por el Padre en vistas a la creación
de mundo.
• No se percata que las relaciones entre Padre e Hijo son
relaciones inmanentes en el seno de la Divinidad.
La causa principal del error de Arrio
• Se encuentra en su concepción de la naturaleza de la divinidad y en la
negación de que sea posible una generación en Dios.

Dios es eterno, argumenta Arrio. Tiene, por tanto que ser inengendrado
(agénnetos), pues el engendrado es posterior al engendrante y, en
consecuencia, no es eterno.
Por tanto un ser engendrado no puede ser Dios en sentido fuerte.
Tampoco puede existir dos inengendrados, porque entonces existirían
dos dioses.
A Arrio no le queda, pues, más salida que decir que el Verbo es una
producción ad extra del Padre, es decir, una criatura.
Al hablar de generación en Dios, Arrio se muestra incapaz de trascender
la generación material.
Su éxito
• Este subordinacionismo fue la más dura herejía trinitaria y
cristológica que tuvo que soportar la Iglesia, lo atestigua la
historia del agitado s. IV

• Su éxito y fuerza del arrianismo se explica por el hecho de


presenar una fe “racionalizada” al gusto e la cultura ambiental y
or la perfecta simbiosis que se da entre la posición de Arrio y gran
parte del pensamiento griego.
• También interviene el hecho de que Arrio se movía en un
ambiente origenista; prolongó en forma inaceptable algunas
afirmaciones de Orígenes
En resumen
• Arrio niega la Trinidad por el camino de negar la igualdad de las
Personas.
• Afirma que:
hay en Dios tres Personas, pero, de hecho, solamente una es verdadero
Dios: el Padre, que es el único inengendrado, sin principio, innacido.
El Verbo, al ser engendrado por el Padre, ha recibido el ser engendrado
por el Padre. Ha recibido el ser y, por tanto, no puede ser Dios.
Cuando Arrio lo llama Dios, entiende que es Dios “por gracias”, no por
naturaleza.
La razón última de esta posición estriba en el hecho de que Arrio niega
que pueda darse en Dios una procesión inmanente. Toda procesión en
Dios sería una actio ad extra y, en consecuencia resultan imposibles en
Dios una auténtica paternidad y una auténtica filiacion
Los
pneumatómacos

• En la segunda mitad del s. IV, le siguió la


afirmación de la subordinación del Espíritu
Santo, y con ello la negación explícita de su
divinidad.
• Luchadores contra el Espíritu.
• Se les conoce también con el nombre de
macedonianos
• Era lógico que si los arrianos negaban la divinidad
del Hijo, negasen a fortiori la divinidad del Espíritu
Santo, ya que se menciona siempre detrás del Hijo.

• Se adquiere conciencia de que ha surgido una


nueva herejía cuando quienes niegan la divinidad
del Espíritu pertenecen a los contrarios a Arrio:
confiesan la divinidad del Hijo, pero niegan la
divinidad del Espíritu Santo.
Los trópicos
• Utilizan una segunda razón basada en al forma de
procedencia del Espíritu Santo.
• Son los cristianos egipcios de que habla san Atanasio.
Les llama así por su forma de argumentar a partir de los
giros (tropoi) empleados por la Sragada Escritura.
• Defendían el homousios de Nicea, y lo entendían como
la razón de la divinidad del Hijo: el Hijo es consustancial
al Padre porque es engendrado por Él. Pero añadían: el
Espíritu Santo no es engendrado ni por el Padre ni por el
Hijo, luego no puede ser consustancial a ellos.
La razón de su decadencia
• A diferencia de los arrianos, los pneumatómacos no escribieron
ninguna obra importante y su argumentación resulta bastante
pobre.
• Esta falta de vigor intelectual explica, en parte, su rápida
decadencia y su desaparición a corto plazo.
• La causa determinante de su corta vida es con toda probabilidad la
gran personalidad, el vigor espiritual y la fuerza especulativa de los
Padres que, frente a ellos, defendieron la divinidad del Espíritu
Santo, acuñando un pensamiento que encontrará su referendo
definitivo en el Concilio de Constantinopla (a. 381).
• La importancia histórica y doctrinal de ellos está únicamente en que
con su negación de la divinidad del Espíritu fuerzan la confesión
expresa en la “personalidad” y en la consustancialidad del Espíritu
con el Padre y el Hijo, cerrando así la cuestión trinitaria propiamente
dicha con la formulación del Símbolo Nicenoconstantinopolitano.

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