El documento discute las prácticas de adivinación como la quiromancia, la astrología y la consulta a adivinos. Explica que la Biblia condena firmemente estas prácticas y las considera pecaminosas y abominables para Dios. Señala que Dios castigaba estas prácticas con la muerte en el Antiguo Testamento y que en el Nuevo Testamento quienes las practican están en peligro de condenación eterna. El documento concluye explicando que Dios se opone a estas prácticas porque desea que nuestra fe