Pablo aprendió su doctrina principalmente del judaísmo, pero tuvo una visión de Cristo resucitado que transformó su comprensión, haciendo que creyera que Jesús era el cumplimiento de las promesas de Dios. Recibió enseñanzas adicionales de la Iglesia primitiva luego de su conversión, incluyendo himnos, fórmulas de fe y tradiciones sobre Jesús.