En 1492, Cristóbal Colón llegó a América durante su primer viaje, trayendo consigo al primer sacerdote que celebró la eucaristía en el continente. Los reyes católicos de España obtuvieron el "patronato" sobre las nuevas tierras, lo que les dio el derecho y la obligación de enviar misioneros para evangelizar. En 1495, los reyes ordenaron que misioneros franciscanos, dominicos y mercedarios fueran a las nuevas tierras para comenzar su labor misionera.