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Emilio Gentile La Via Italiana Al Totalitarismo

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cameeae LA ViA ITALIANA AL TOTALITARISMO Partido y estado en el régimen fascista por Emilio Gentile Be oy sams é Sigio veintiuno editores Argentina s. a. Siglo veintiuno editores, s.a. de c.v. roa ss ne, nena conte oe Hea eri Ake Som Oar car dpa p Tio oii L iii tari pio et om nin fain {201 Cres etre Sp Rama ora: Peter Tees (© 205, il XXI Ears Argentina $A Ison 7 122026% are en ar SISTEMA DE Bie’ -~ ws UPR > FEB 28 2007 DIYEIVE Dier ails después. Nuevas refleiones acerca de Ja ia taliana al toaltaremo” ‘Frofeclo ala segunda edicion Nota pretiinar ‘Uns introdueciin Primera parte: El carter ya historia del Partido Nacional Fasciata en las interpretaclones de sus contemporineos {ye los historiadores 1. EL Partido Fasista en l sndlinspoiico de ss contemporineos ‘a novediad del "Partido Fascist” en las interpretaciones de los nos veinte La trayectoria del PN® segin la interpreta de fos fscatae Interpretacionesantfecistas durante lot aes del consenso™ El partido Gnico y los origencs de las eorae acerca el oaliarismo 2, Después de 1945: memoraitca y primero intentos de ands hictrico 1a memorials facia De la propaganda y la prenss exert a hlstoriograia, 5. Las investigacionesy el debate en I historiografia de los émostrelnta aoe EL partido entre musotinisme y facie Matson yel estado 20 a Po 6 a 29 52 ns El partido en el régimen: sagerencis para una nueva Perspect ELPNF en a definicin histrica del totalitarimo fascists Segunda parte: El cexarisme totitario 4. Partido, estado y Duce en la mitlogia yen ta orguaizacion del fascism Mito de a organizacién y organizaciin del mito Fascsmo autoritaro faseismo toalitario Fascnizar alae mass El mito del Duce 1a ia fascist al totalitarian 5. ELrol del partido en ef laboratorio ttalitaio faslata Elembrigntotalitario del ‘parti mia” Grisisymetamorfosis dl partido en el poder ‘Simbiosis entre partido y estado EDuce yl partido Bl prefeco y el scetetario federal Lapolitica del seeretariofederst Ta “estrateyia de expansion” del PNP Un pueblo de matriculados en Ia exeuet del "Gran Pedagogo” a cancera de “erdaderos files" 6. El eificio inconclas. Hi estado totaltacio del fasctamo Uns nueva Constitucién para el enti fascna Teoria fcita del exado totalitario Elestado-partido EL Duce: zhéroe o fnmitucin? Ta incognita det "nuevo Duce” 7. La constants revolucién, El proyecto totalitario de Adel Serena La agitacin insuclonal del Partito Fascia El partido en dagregacion (Goss de partido en fa vss de régimen 1a potenclaciin del partido voice, us 10 m vs 180 186 11 196, 203 203 210 216 sa 27 237 215 252 263 263 265 m4 29 sNotce {Un nuevo strains? ‘Cémo ae contruye una “oastanterevoluciéa” El partido de la constante revoluciin ‘Los jvenes, el partido y la moraidad weatitaria De areforma del pari ala reforma del estado _Apénaice. Documentos : NE Despacho de Esualosy Legsacié. Informe Reforms del Partido Lineasnlentos para ina modifiacin dela organivacion exaal Nous a8 238 aa a7 370 — Diez aios después. Nuevas reflexiones acerca de Ja “via italiana al totalitarismo” Exe libro indaga las relaciones entre partido y estado en el régimen fascsta, La primera parce presenta una amplia reseia hitoriogréfica de los estudios interpretaciones del fascismo ‘como partido y régimen, deste mediados de los afos veinte has- ta mediados de los noventa del siglo pasado. La segunda part screfiere ala historia del partido y el papel que este desempet ‘como artifice y protagonista del experimento totalitario. Elne- ‘x0 entre ambas partes estriba en el andlisis de los rasgos especi- ficos del totalitarismo fascist, tal como se fue configurando en las insttuciones y en la politica concreta del fascismo en el po- der, tanto en lo concerniente al sistema politico como en lo con ‘eerniente a la sociedad y la vida piiblica y privada de los italia- nos que vivieron bajo el régimen. Ese andlisis brinda el marco teérico para interpretar al fascismo como "via italiana al total tarismo", que se plasma en la definicin del sistema politico fas. cista como cezarima toalitaria. Sin ambicionar proponerse como modelo en ese campo, este libro es un intento metodol6gico ‘que conjuga la reconstrucci6n historia con el anilisistesrico, ‘en uma trama narrativa en que de todas formas prevalece la ne cesidad historiogrifica de identifica Jos rasgos especificos del fascismo en la realidad historica de su conereto devenir, En cuanto tal, el bro nunea deja de ser la tnica historia de con- junto del Partido Fascista basada sobre documentos inéditos y ‘sobre criterias estresamente historiograticos, ‘Las dos partes de este volimen, diferentes pero comple rmentarias, eolmaron una laguna de la historiograllay del debs- te respecto del fascitmo, Esa doble laguna atent6 durante largo e sao cENTAE, fino ential ere Bets tae oa sr deunnineronln ma enay as ce cccidena,Pubeado a comientos de 195, Law talon eo ttm ens permease seals mce ence beatatas cet recent ce snr lane cos Sst fassy sims nsec tee ee Seater, een on po ines que las respaldan. eee Tempers epee cord qu etn a respite qe ante pce ts Tones brennan eta sree Pde Pocock meses ae mh ctenr ern cy a de la Gran Guerra, en defini y ser debnido por sus ope ‘asinine cnc anenrcoiad a le Flier al potent wrens se ree (Soe ale ec mrean de prsa pirz ass DEsruts 18 régimen facets, proponiendo ala vez una redefincién del con- Zepto de ttaitarsmo, que considero més coherente con ssi cprado bistorico originaria y més adecuado para definir Ios fe Romenos que lo originaron y sobre los que originariamente fue Jplieado. Las problematias abordadas en este libro no involss aren sélo al fascismo, sino que inciden sobre el andlisis yl in- tuapretacion del fendmeno totalitario durante el siglo XX. ‘Del feriémeno fascista se estudian agus por sobre todo la conganizacion fa actvidad del PNF durante los afios del régi Shen, mientras que se asigna menor espacio a los origenes del Partido Fascsta y al andlisis de los aspectos ideoldgicos y cule ales del fscismo, De esos aspectos me ocupé en otros vohime- hres aparecidos en las dos décadas previas a Ia publicacion de ‘este libro.! (Que el estudio de la ideologta fscista antecediera al est dio de la historia del partido y del régimen se debi6 tinicamen- te ndificukades contingentes para hallar documentacién ya ne tesidades expostiva; por ende, no representa en modo alguno tun esterio de interpretacién, no teoriza una antelacion hist6ri- ade ls ideologia respecto de Ia accion ni aribuye una posicion priilegiada a la dimension ideolbgica. La premisa metodologh Ee de mis investigaciones acerca del fascismo es Ia conviccion ‘de que un andlsis serio del fascismo no puede obrar escindien- do los aspeetos ideol6gicos de los aspectos onganizativos, los a pectos culturales de Tos aspectosinstitucionales, sino que debe pomsiderarios reunidos merced a su recfproca conexi6n en la fealidad histrica concreta.? Gon ello deseo puntualizar que mi interpretacin del fascismo como “via italiana al toralitarismo™ rho deriva del estudio de la idcalogia sino del andliss de su com- ‘cota sccién de partido y de régimen. Segiin mi punto de vista, tl totalitarismo fascista e¢ un emergente de Ta légica de los he ‘hos y de las conductas, no de los enunciados tebricos. De por fla deologia del fascizmo, que defin en sentido especifico co- tno “ideologia antiideolbgics", Fue analizada en tanto parte in teprante dela accion y de la conducts fascista, y no como una teoria intelectual elaborada antes de la acci6n, como sostienen “ rans0 cern.» “en cmbio~ ls emidioos de fscmo que posan I exten inde ina deologia axa anes del acimienio del movimien- to fusca. Elloecteen qu para comprendery den a ceenla dl facia debe privegitee a dimension eslgica,y coma eran qu la realidad histria del clo, u aceon yu com portamiento como paride y como regimen fueron una Cone tantedesmentidaycontradicion de st ideologia Ess puntos de visa tenen en comin la arbitara excision entre ideologt fascia ehistoria del partido y dl regimen, Los resultados on aque legué gracias a mis invesigactones me incitaron a af Mar que ~al como ya he dicho~ debe comprendere la efectva indole dal toultarinmo por mio de agi de los hechosy de las conducts del PNE, antes que por medio de sus progr FH fascsmo era wualtari aun antes de instar fgimen de partido snc yeaborar adeno del ead tuto, era wialario ya cuando se afirm6 como nuevo paride de ma sts organiado miltarment, un portion ein I defn cién propuesta en ete wolumen, que wsaa avolenca para de> truir a ssadversiosy para conquiar el monopoli del poder polio, Al respect, es imprescndble recordar que ls termi nos Noualiario"ywaltariamo™ futon inventadosy wllzados ene 1923 y 1995, noe, antes dela naauracion del régimen Ae partido Gnico, por antifaecita iallanos liberals, demere tas calico, jusamente para defini el carder del fscamo y Clexpecimento indi potato en marcha pore Partido Fasc ta después de lead sl poder en octubre de 1983 Ecomecp. to de oaltarsmo eral dea experiencia del fasismo, a pare de la experiencia de fics se tmaron eiginaramcn: te los elementos esenciales para defini To novedvo la nde de exe fendmieno el partido anidemocriio,orgenaado mil tarment, ls pritca violets y terrorists Conta lon adverse Hos la impose dels mites facts come una religin poll. Sea imtegralina intolerant, la insauracion del clte al Doce, la subordiacin de las istiiciones estates de la vida pO ales dzceivas dl Partido Fascist, a organizacibn y movi rez aSos besruts 16 zacién de las masas bajo la égida exclusiva del fascismo, la crea ion de un etadeparide, otra expresién acufiada por los antifas- ‘Gatos simulténeamente al tGrmino tetalitrfo para definir i si- fuacién de Ia politica italiana desde los primeros meses que guieron al artibo de Mussolini al poder. TInventado por el anifascismo para definir el fascismo, he- cho propio por los fascstas en 1985 para categorizar su propia ‘concepcién de la politica y del estado, el concepto de “totalita smo" también fue desarrollado y uillzado en los aos iguien- tes por los antifascstasliberales, deméeratas,catélicos y socials. tas para defini el bolchevismo y, después de 1933, eambién se aplieé al nacionalsocalismo. Las primeras teorfas acerca del to- talitarismo, elaboradas por los antfascistas en los afios treinta y ccuarenta, se roferfan a los rasgos afines entre esas tres nucvas texpreriencias de régimen de partido tnico, creadas por movi Iientos revoluciomarios de mass. ‘La exclusion del fascismo del fenémeno del totalitarismo comencé en 1951 con Ia publicacién de la obra de Hannah, ‘Arend, Los orients del tlaiarima, La estudiosa alemana no con- Sideraba totalitario el fascismo porque no habja tenido las ca racteristicas que, segiin su teorva, constitufan la esencia del tot Iitarismo, esto es, el predominio del partido por sobre el estado yel terror de masas, Si bien otro elisico andlisis del otalitaris ‘mo, realizado por Carl J Friedrich y Zbigniew K. Brzezinski en su libro Tetaliterion Dictatorship and Autoeacy, publicado en 1956, Consideraba una dictadura totalitara el fascism, el mayor Exito, alcanzado por el libre de Arendt tuvo una influencia decisiva al Condicionar el jucio de fos estudiotos del fascismo, persuadién- dolos de la validez de la tesis acerca de la indole no totaltaria del régimen fascista, independientemente de cualquier consta- tacién empirica de su solide historia y validez teérica. ATberto ‘Aquarone y Renzo De Felice, los primeros historiadores itaia- nnos que, en la déeada de 1960, emprendieron el estudio del ré- sgimen fascist, se remitian explicitamente a la obra de Arendt para negar el caréeter toalitario del estado fascista y para sost- ‘ner que Mussolini habia llevado a cabo wna dictadura personal e EAaLIO GENTE sobre a base de um pat cons nsucionestadonales del fstado mondrquic,dejando sn cambios a eatrtrs hands: tment del viejo regimen. La consecuenciahintriea de ee Compromiso, sogén Aquaroney De Felice, uc la igehacion politica” del Partido Pacsts, que se vo privado de poder y trasformado por el Dice en un inmenso aparto burcerdt €o,dedicado solamente Ia puesa en ecena de los desis a organizarelconsenso yreparr cargo, misiones,empleos ssaros Lareconsrvecion del tora del partido bu 1 gimen fascia presenta en ee vlumen demuestra neque famente coin infundads ere tess dese el punto de vie documenta tanto como del anata, Ala interpretaelon de Aquarone y de De Felice x remiieron a continuation Ia mayor pare de los etcions del tottarame y del fnchmo, conte ‘mando el juicio de Hannan Arend, sn hacer consaten a guna respeto de su atendblidad hitrien, sn conroborr se bre qué datos de conocimiento dela realidad sc basa dicho inicio. De hecho, un eoteo de ee tipo habia demostado que Toe desde Arendt acerea dt fcio eran esas apoio fs en gran parte errados, tends de wna donamentcion smu enguay de cs de ogundao tercera mano. sigur tfcadas con as ents oinles Los tnicos documentos ces dos irecamentepor Arend para aporar aumento ajo Gio acerea del face son una compiacign deer deo de Musolini yun opésculo de a Confederacin Fast de Industales. Aun sobre problemeas importants, rns lee sincuos ene Pardo Fit, Duce y esta, Avent ioe tas remitira las brevery upericalesobverracione acuida tnelsin embargo valoso tito Beseuth de Frane Newman (gee Snicamente cab detaraciones de Maso del nto Go ‘anni Geni) sn tar en consideracignninguno de a ste dios acerea det ttaltarao publics en las decads de 1930 7 1940, en los ques abrdaba el fascsmo como regimen tol trials par del commie nari, Rena evident, entonces, ql uci de Arendt respec: to del ascismo no dersiaba den conocimiento efecto des 7 piez ASos pests a hiktoria, desu origen como movimiento y parti de masa, de indie patties cnasinconal expats de a conqutsa del ser dl fl del porto en el etado yen la soca y def Potided empitia del regimen facisa, No obtante ello, debe Ceres ni siuicra la props extdion alemanea aba Bpveneide det oa excson dl fast del fendmeno o- talaro. De hecho, ella afirma que el regimen de Mussofii Sis 198 er lar sn wacom dtr ai fata surgida logicamente de wna democracia mulipartda Mees Ahora ben ise enlendeconeromente else de ex Siemacion, debe deduce que sein Hanah Arendt el fate those habia tornado otto dep de 1938 Por dexraca Sia no nos Brinda expeificacion alguna respect, a mayor Cxplicucon. De todas formas sserto parece nod Una ‘aaron stance n lui acerea del acter no ttle To del scone, liitando saver “hasta 1088" zheaso a fe ‘ade 1958 el aio en queseadoptacon en alias eyes ac tay antseitas, represents para Arent a pcs en marcha de tna toultaracin del egimen fl? No contanos con sete pra dar repent ni re sna: pero ls problemas que plntea on, om odo, imports Sono so para imerprear el fscsmo,expeciamente con rel Son al momento, eh modo 7 ow motvos por los que tna Gieadtra we mete totatara ova en camino a volver tal He des ache punto, el pensamionta de Arendt se vers, pre Efamenteenloatiponte a probleme an erie pare cia auierdefinicion del altro, contradictory ambivalent, Ao slo en oui sobre el fsclamo, sino bien ene fo Score el regen nary régimen estan, que Arend cone Siler indbcublemente otaiarion. De hecho, respect del ox SS seria, Arent frm en edn de 199 de a ro que Cinpoco regimen hileviano fue por ener otaltaro haa tn Segunda Gusta Mundial, porque ~egin soma fx exeio devel nargmo esto en condiciones de naar un gimen terdaderamente toate slo durante ta guerra; adem Ue qu cnfesmente en cao de haber ganado Ta guerrs Alem. _ pao cen, ba habia conocido “an dominio toate completo"# En to ‘eferene as Rusa comune seston gos eke nen ttt wnigteo no habia so prepare yas rento tralia, como habia suceide ee Ncsieon yee a transormacion dea dicadra eyoluconara de Lens seg men ttle tuo far por enchasa vont de Stn Te Consiguent, en opinin de Arend, no ablola deers ee Chevigue preva a Sain no haba sido alias mpc oe Aa considerarve movimiento totaltare et bolchesnne Exe ma, pte eto alata el totam en se exciivamente rend de lavolantad de Stn Dear ack el preficio de 196, Arendt hata ours aftmacionee Seen teria oambignas aera del oatariome de ls China comes {Fn cli, parece may inde de consider diced ae litara fs China comunita porque pese a fos dlnce millones Ae wctmae que ella mira abu Tos proves aes daa dictadura comansa, Mao no en un asco por tata mmo Stain o Hite, yl sentient nacional flo sateen ete fuerte para poner limite a dominio toate Ces caus gran prplejdad, en tna movida argue neaa da po, evel cartier por at deve ntermione del specie del concepto de totaltaramo y dl fenomeno totlegie exer ue patece depende principles de penonaded eso sBen0s “homiida” des jefe La perpleidadtamenent ae mov en consieracén que Arends afta, eapecte del Paso Gomunists chino, que sus mages totaaron cates secs desde el comienzo,y se ornaron preeminentes detec de, Tito chins. De esos parecer contradctosis surge, ad , surge, adems, un problema fundamental para a comprensin dl fenémeno role, on ¢5,losvnculs ence "morinientstoaltaio"y“gimen tong Fo", un problema crucial pars la interpretacon tierce definiclon teria de ete fendimeno. Sn embargo, hearers respecte de esos vneulos, las espuesas de Arete barceee te vergenes para todos ls casos anes cdo seg he feos c i i pizz aSos DEsruts 19 mo se prodlamé totalitario, y fue un movimiento totalitario, pe- ro hasta 1938 no produjo un régimen totalitario; el bolchevis- ‘mo no fue un movimiento tozaitario, la diciadura de Lenin no fue un régimen totaitario, pero Stalin, welto jefe del Partido Bolehevique y de la dictadura ereada por este, ransformé el bol cherlsmo en un régimen, que no obstante ello dejé de exisir ‘después de su muerte; el nazismo era un movimiento total rio, pero sélo si Alemania hubiera ganado la guerra habia plas mado un régimen toualitario completo. El Partido Comunista, chino era un movimiento totalitario; pero, pese al terror y el ex: terminio masivo, el régimen comunista creado por él no era to- talitario. En definitiva, segin la argumentacién de Arendt, in cluso 1 estalinismo, el nazismo y el maofsmo podrian ser roputados, como el fascismo, experiencias de totalitarismo “im perfecto" 6 “incompleto”, 0 de un totaitaritmo “intermitente”, que aparece y desaparece en correlaci6n con el instinto asesino de la personalidad dominant. 'No creo que los limites de cualquier totlitarismo ~fascsta, commiuanotas- an ent sficlente para ivaliar aul ded anaica e interpreta de ese concep, que sorgie de ia hiniorayalaBstoria pertenece, e igual node que over onceposhabitaknenetliados en el andi hic, origen angi, como democrat, monargu, pal, al fala, cciadira ode orgen reciente, como cette o bo Tapardamo, Los hisoriadores no pueden arogare I faelad deborar io que pertenece ala hss, slo porque es aie ta area de concn el andlisetbrico con a reaida emp tice, De iual modo, no creo que pueda cxchire del fendme- ne teal el nem, el eval inclusive lo ongen a eve once, No pocde encartse el problema del tua far ion tedian el recone aun eupeso weliarimo consumes doy sperfeco" nar comunista come término de compara Glin, Al respecte, debe recorarse que sobre la base dela Ineviable dcordanca entre modelo eoic y elidad Wit Coos eidono pusern en di indole oul del na timo, Sucle defnine in Alemania hiterana ecg Gordon % Paauo crs || pez asosvesrts Graig como un estado totalitario © policiaco; pero lo fue a6lo dde modo limitado” porque a excepeion de judios, opositores, hhomosexuales y gitanos “la mayor parte de la gente, al menos hhasta los aos de guerra, permanecié sorprendentemente libre empascion del fsckmo en “muchos faciemon, cada so com Stearicter peculiar de tipo sca, ieologic y politica § fin Schneider, alo el facmo milans tuo desde ss origenes oa vision nacional respecto de lx visones locals de lon toe frcamos: a configuration del PNF es interpretada por Schnek der jutamente como una operacin del finn milan para ‘Sana lazos ene lor -tuchos faci preservar an dea del movimiento en una dimensin nacional. La consti iin det pari rajo ape on eambioen gran mea 6 Jp exterior, sn que imprimiera efecvamente una cohesion, peas oginiscin jerrquia yceneaiada Ia el cits Formalmente la frogmentacion de! nuevo parido, La conquita fl poder mulGplicé lo facores de divin y confit, on e+ prod entre la ras de los eacindriatan, doe de cargony de Freer. ena convencimieno de haber realeado un revelucl6n, Finimae deimcriptw recente que afliyerondespucs de Tnarcha sobre Roms, quienes in haber enfrentado ls peligros Gel perio de lchan a tie momentos haben trope a arto del vencedor, pujnd para alejar alos Ghimos rangos a tn fists de ea daa. Todo exo modifi en pocor meses lor frogor del PNE, que asi asu desagregacién por obra de los conflicts entre sus numeroms tendencias en competencia, de- dora rvalidade de ncresesy de smbiciones, nla conquita de a hegemonia dente dl partido, Schnelder hizo un veguimiento diligente y eufcentemen- te munido de informacion de ec intinen do procen, signa doa cada uno de los grupos una lcnomta propia, buscando sus mdules sociales © ideelogicos® El nico elemento que en tec perfodo mantivo cohesionado el FNF fue Masolin, leva ted declaraban in ue idebads inclusive, para Schnlder, preckamente la dagregacin y los conflicts en el pari pro- piciaron el surgimiento, por reaccién, del mito del Duce, ya que cuanto mis acentuaban Tos fascists sus divsiones, mayor 80 patio GENT cera e] incremento provocado por ellos en la funcién unifica dora del Duce y la exaltacion de prestigio y autoridad propios de aquel, en su condicién de lider tinico del fascismo.%° Con todo, ni siquiera la poricién de Mussolini era estable en ese momento, sometida como estaba a tensiones contraplestas y 8 la pugna entre corrientes, continuamente embestida por ren- cillas y hechos de violencia de los fascstas locales, y seriamen- te comprometida por Ia crisis que sigui6 al caso Matteoti. Se ‘gin Schneider, solo el apoyo del escuadrismo permitié a ‘Mussolini superar esa crisis, en el momento en que el Duce de- {6 aceptar, aunque fuera por un periodo breve, la consolida- cin de Farinacci en la conduecién del PNF. Farinacci fue, pa- ra Schneider, un organizador y un propagandista muy habil, ue logré dar unidad al partido, pero no tuvo la ductilidad po- Iitica necesaria para convivir en el poder con Mussolini y Fe- derzoni: sa error capital, sempre segiin Schneider, fue haber dado la impresién de querer situar su imagen por encima de Ja imagen de Mussolini en la cumbre del partido, y desear im- poner la suitoridad del PNF sobre el gobierno central. La po- Iitica de Farinacci suscité que wna cantidad muy grande de ‘opositores se encolummaran en contra de él: y ello facilis que fuera liquidado tras s6lo un afio de permanencia en la conduc cién del PNE. Su sucesor, Augusto TuraG, 2 criterio de Schnei- der, parecfa ser una figura neutra, deshucida, inofensiva, décil ingtrumento en manos del Duce, quien le habia asignado la ta rea de subordinar el PNF al gobierno y a su jefe: sin embargo, sa es una evaluaci6n sustancialmente errada, por escaso ¢0- nocimiento del personaje y de su politica al mando del PNE® De hecho, la reconstruccién realizada por Schneider es menos, cficaz en lo referente a las alternativas del partido después de Jos afios 1925-1926, quiea porque él estaba convencido de que hnacia esa época el PNF ya habia perdido importancia después del extatuto de 1926 -que habia decretado el final de la demo- cracia interna y subordinado el partido al Gran Consejo y al Duce-, transformandose en una suerte de “club nacional” pa- © dirigente,® con tareas més “eulturales” que "politi IL PARTIDO FASCISTA EN EL ANALISIS POLITICO, st as", como Ia educacién de las nuevas generaciones y Ia fascis- fizaciOn de lo italianos. En un estudio publicado en 1929 en colaboraci6n con Shepard B. Clough, Schneider modifica esa tevaluacién y, en especial, sx juicio acerca de Turati, recono- tendo que su politica tenia una fisonomia propia y reepondia, 2 las nuevas necesidades de un partido que se haba wielto la Sinica institucién politica legitima del “régimen”: el PNF habia tomado a su cargo nuevas tareas, y no de importancia menor, dado el cardcter de la dictadurafascista que no se pensaba tran- sitoria sino que se desarrollaba como un nuevo sistema polit- coy aspiraba a perpetuarse y expandirse.” Ambos autores con- sideraban, por tanto, que con las leyes relativas a la reforma, electoral y al Gran Consejo en 1928 la posicién del PNF habia adguirido mayor prestigio en el seno del “régimen”, y ademis ‘que el PNF habja reforzado su estatus politico.”1 Ese es un jui- cio que, aun en su esquematismo, intentaba enfrentar el pro- blema de la metamorfosis del PNF. Ese problema se wolié el tema dominante en las interpre= taciones de Ios aos treinta, tanto en el interior del faseismo co- mo entre los observadores externos. Obviamente, la metamor- {oss del PNF modificaba también la perspectiva desde la que se contemplaba entonces su desarrollo histérico. Qué relacién cexistfa entre el origen del PNF y su posicién en el régimen? ¢Era un proceso sin 1dgica interna alguna, fruto de circunstancias y de contingencias, un devenir alos saltos y por obra de decisio- | i | | | nes extemporsineas, o bien habia existido una intima, coheren: te conexidn entre sus distintas etapas de desarrollo, entre las distintas posiciones? Esas problemstieas podan resumirse en un, ‘nterrogante aparentemente banal, al que los contemporineos fntentaron dar una respuesta: qué era el PNP y cémo se ubica ba en Ta dipologia de los partidos politicos. EI problema acucié alos propios fascistas, para quienes no s6lo era un tema de ane lisis ino un hecho pasible de ser vivenciago, al que se ligaba la vida y la evolucién futura del fascitmo en conjunto, partido y régimen: el interés de ellos era directamente politico; pero na por eso puede soslayarse del todo, en una resefia como esta, al ry uo cenTite ‘menos echar un vstazo sobre ef modo en que los faeisas inten taron "pensar" la historia de su partido. La trayectoria del PNF segiin la interpretacién, de los fascistas Exite una literatura festa acerca del PNF sumamente co- pos; pero su valor historigrifico es muy modesto. En su enon: ‘me mayoria consiste en escrtos apologéticos, tebricos, idealoyi- {608 © juridicos, en los cuales se describe sumariamente Ia reconstruccién del proceso histérica del PNE, en funcion de una tesisino se esuudia aquello que habia sido el PNF en el proceso de génesisy desarrollo, sino que se describe emo deberia ha ber sido 0 se imaginaba que era, y simultineamente se discutia, 8 veces con sofisticada doctrina, acerca de Ia posicion del PNR, ‘acerca de su funeion y del modo mas apropiato de definirto.™ Elhistoriador del PNF no puede dejar de lado, ciertamente, esa lieratura, que sin duda es interesante como material docunnen. tal valioso para conocer la ideologia y la mentalidad fascista para descubri, mas alla de las elucubraciones te6ricaa, actite, des concretamente politicas, conflictos de posiciones reales dem. ‘10 del fascismo. Sin embargo, Glo raras veces pugde tomarse de entre los eseritos que se ocupan de manera mis amplia de os sucesos istoricos algin elemento iil para el ans histo. Hiogrifico. Algunos ejemplos de exa literatura seudohistériee Puede aportar el ibelo de Arturo Marpicat, I partite fase, @ bien el ensayo, dedicado sobre todo a dejar en caro fa organi. zaci6n del PNF, de Antonio Canepa, Por lo general puede no. tarse que Ia perspectivahistbrica de los fascstassufre, con el afianzamiento del “régimen”, un progresivo achatamienco, mer: «ed al cual el tormoso y convulsionado pasado del PNF se red, © 4 una uniforme representacién teleoldgica y apologetica, Cos ‘mo prueba de lo afirmado,bastara citar dos volmencs, de valor ‘muy desigual, que durante el fascisma tuvieron eierta notorie- ‘dad “oficial”: nos referimos ala Storia de facioma, de Giorgio Pi IL PARTIDO FASCISTA EN EL ANALIIS POLITICO 8 iy Federico Bresudola,™ ya la Soria det movimenta fascist, de Gioacchino Volpe. En el libro de Pini y Bresadola el tinerario del PNF, ecu bierto con una patina retGriea y apologétiea, una ver més esta representado con un dramatismo, si bien burdo, de contrastes, entre dstintas posiciones, claramente seiialadas, Desde hueye, predomina la figura de Mussolini: pero el partde todavia con: serva cierta individualdad, formada por elementos heteroge: eos lgados por actitudes unitarias, como por ejemplo el escua drismo, el antsocialismo y la aversion por el régimen liberal Los acontecimientos del partido todavia tienen otros protage. sistas, ademés del Duce, aunque el retato de ellos esté pintado en tonalidades de polémica o de apologética retrospection: Ros. si, Rocea, Curzio Malaparte, Farinaect La criss de! PNF después de la marcha sobre Roma se des. «ribia con cierto realism, no exento de tin dejo faceiouo y de alteraciones debidasa la evidente simpatia por las acitudes del fascismo escuadrisa ¢ intransigente,y Ia igualmente manifiesta antipata por aliados, nacionalistas y revisionistas. Segiin ambos autores, la ersis tuvo origen en el enfrentamiento entre la “faz lange de los recién Megados, muchos de los cuales al ufanarse se una pretendids preparacién técnica y polities intentan com pensar su falta de pasado escuadrista’ y las *masas fascstas de Vieja data” de los escuadristas, quienes sentian que “no se ha completado la revolucién” y que la politica del gobierno cen. tral segufa condicioneda por hombres del pasado, opositores lavados, os cuales ocupaban los cargos de prefecto, de cuestor Y comandaban los cuerpos de policia politica.” El enfrentar ‘miento caus crisis locales, roces, disputas, escisiones, hechos de violencia escuadristas, mientras que “la direceién del Part 4o, confiada como esti no a un solo responsable, sino atrium, viros y euadrunviros, a menudo en discordia entre x, termina or ser cas inexistente". El fascismo de Ins provincias se rebelS “contra la contaminacidn del Fascisimo y contra ciertos perso. rales que, abusando del nombre y de la confianza del Jete, se ‘fanan exclusivamente en aras de su propio interés", mient “pyyaaid.oi<. “ exo GENTILE Jos revisionists evan adelante su acci6n contra los Fase de la ccuenca padana y contra “los jefes de las ‘eabeceras de puente’ dei Fascisio",con el apoyo de “todos los aprovechadores y por tadores de fleas credenciales" que "pusieron en escena un gro- tesco movimiento definido como ‘mustolinismno’ [...] pues ellos confian en distinguir y separar al Jefe de los gregarios,exaltan- {do a aquel en procura de abatira estos" Sin embargo, des. [pues del caso Matteoti la crisis tivo como vencedor al fascis- ‘mo de las provincias, que remedié la situacién al reafirmar enérgicamente st restelta voluntad de continuar la revolu- ‘cio, segrin el mas intransigente de los programas” propugns- {do por los grupos de L’Assalto de Bolonia, de It Selvnggi, de La Conquista dallo Stato. Una vex sperada la crisis y aniquiladas las ‘oposiciones, el partido volvi6 2 quedar bajo un mando tinico ‘con Farinacci, “uno de los més tenacesy fervorosos sostenedo- res de la intransigencia"?” quien llev6 a cabo “una obra asidua, de reordenamiento de los cuadros [...] ingrata y desgastante, pues en verdad no faltaban dlsputas, svalidades ydivergencias" ‘A-esa “primera actividad indispensable” y meritoriamente reali: zada por Farinacei sigui6, con Tura, e “defintivo orden en el Partido", esto es, una transformacién radical que hizo “desapa- recer cuanto resta atin de andamiaje democritico y electoral” fen el PNE, procediendo a una “revision general de ls stuacio- nes en cada tna de las provincias” que sellé ‘verdaderamente Ta palabra fin en todas las escaramuzas de ardor pueblerino y a {todas las crisecillas crOnicas a excala local”. De ese modo, el PNF adopts “una fisonomia nitida y una s6lida diseiplina interna’, volviéndose “una poderosa y segura herramienta en manos del, Duce: ejército de milicianos antes que Partido de portadores de afiliados”. Turaté acompaii la accién y de disciplina con una actividad “orientada a encuadrar bajo la égida fascista todas las fuerzasintelectuales, sociales y deportivas del pais" con el pro- ‘posito de extender Ia influencia del fascismo sobre Ja nacién y ‘garantizar al PNF una “posicién de preeminencia, influyente y Sélida que le es necesaria para lograr coordina su propio 1c- cionar con el del Gobierno” 78 1 PARTIDO FASCISTA EN EL ANALISI POLITICO % A partir de estos lineamientos de historia del Partido Fas- cista resulta evidente que el libro de Pini y de Bresadota, si bien de modesto valor historiogréfico, es al menos interesante por- que expresa la perspectiva histérica del fascismo intransigente, mitigada por una omnipresente exaltacién del Duce, en un mo- ‘mento en que la posicién intransigente de tipo escuadtrstay fa sinacciano era un paria en el parddo, y habria de serlo hasta en Ja memoria del fascismo: durante los afios del "régimen’, el re- ccuerdo de ese periodo de historia del PNF se vio sometide a una revision del pasado para brindar la imagen de tuna sustancial uniformidad y coherente continuidad de desarrollo del fascie- ‘mo. La imagen histriea oficial del PNF representaba el fascismo como un movimiento forjado por la voluntad creadora del Du- ce para la revolucién nacional, iniciada en 1914, y condueido por él como un ejército de creyentes y combatientes hasta la conquista del poder y la construccién del estado fascist: el pro- ceso historico del PNF era una marcha triunfal, apenss turbada por algunos problemas internos, hacia la conquista del estado, Desde esa perspectiva, el PNF perdi casi del todo su individuae lidad para confundirse y sumergirse en un genérico fascismo, ‘monolitico y totalitario: y sus protagonistas desaparecieron ante Ja figura dominamte del Duce. Enel libro de Volpe, el PNF apenas aparece en la lucha por poder y, después de Ia marcha sobre Roma, casi sale de esce- na. Esa relativa anulacién puede explicarse con la especial ve sn que Volpe tena acerca del fascismo, como “un modo de re- rnovarse de la nacién italiana”, surgido -en principio- de un ‘movimiento de faccién pero que mis tarde leg6 paulatinamen- 1 a identificarse con la nacion, perdiendo sus rasgos de “partie ddo*. Las pocas paginas acerca del fascismo se refieren al perfo do de su constitucién y los primeros momentos después de Ia ‘marcha sobre Roma, y demuestran un evidente menosprecio del partido en cuanto wl. Después de describ eficazmente el mo- 0 cabtico en que se habfa conformado el fascismo, Volpe ati- Duia solamente a Mussolini la wansformacién del “movimiento” en “partido”, por exigencia de cohesin, disciplina y definicion, 86 nano cems, con respecto necro paris: de hecho! ms que la ayectri Get PNE, a Volpe le urgia resaltar la figura de Mussolini, que merge en les oigens del finn tomo el eo), et Sracl que “encama el movimiento, que lomo hizo sur fie oh us laments eoengnless Blin dl fame dee {ib poretero de Masai, ye ses ~destaaba cl Hse riadors mo se agota en su toulidad en ol paride" porque, treclendo encanta y fora formado por a woluntad del Do ces uel se idenifcaba cada ver mis con interés genet”) “Sxdaver mejor con lea" Las poe aomes sevens Canc inernas del PNF anes dei marcha wbre Roma tnabun sclera yeienes con inpaciencasarcaben den de mayoreeymiarewaconaries golpesde ead” que edi any sbtaculzaan auton eotatea del Dues despues de Ie conguita del poder, ee alusiones eocaban muy share mente aumbiciones de caciques provinciales del fasciamo (jos {al}, clerententacign de hacer msde la exenta por parte ‘de los muy dlgentsimos yno sempre sinceros (que por con- siguiente, replian més que ganaban simpatas), cera volun- tad de someter los podetes del extado por parte de le impa- ‘ientes por seguir avanzando 0 intolerantes de frenos 0 Hines? La staci del fcsmo, cant low aioe 19281995, pe iodo conmusionado, eiterpreta como una demostracin de Fucrea entre ef Duce, decid a mmponer orden yretaar a ator del estado, na nasa defi, sin nagor en - ‘acini dierencacba, que teste eimpone obstivlor a hr de earn aha el gern rade yao Jers locales dl estado y prosigue con las pricticns lens fn condends con I acclon de dpa nacional que apne to Msn [L-PARTIDO FASGISTA EN EL. ANALISIS POLITICO a ‘Muchos tipos de exiquea: tal como habia sucedido en el so- laliamo de lo alos previos, sucedis en exe fascsmo, my prontamente engrosado ademis com despojes de los esta "es partidos, con eportumistas, con gente ala que resultaba slic Mlevar una vida rangullaen conta ysiquiera, mene do, fuera del fscismo. Y hubo tna crisis de superabundan ‘ia, exo es, demasiada gente en Ia que no exsia correspon dencia entre sus palabras y sus sentimientos, entre nis Palabras y sus actos; demasiaos erareas improvisados,qute- nes al igual que de obedecer eabalmente- también era in ‘apaces de dar érdenes cables excess abundancia de apro- vechadores, luego no edifcante rivalidades antajoniamos por Ia primacia entre los magnates, especalente en ls pro. Vinca dualsmo persitente, ene at diversas jeratquias cx tendida impresign de que se desacreditaba, mints se lo predicsba, el principio de autoridad, com tanta gente que se arrogaba el mando En esas condiciones, Mussolini y el fascismo affontaron la tempestad después del caso Matteott, que produjo “nuevo y peor caos” hasta el 8 de enero de 1925, cuando Mussolini, dis Duesto a acometer el combate decisivo, retomé plenamente el timén del barco ante la Camara [Legislaiva]. En consecuencia, ‘una vez mis, por voluntad del Duce y bajo su slida guia, el fae mo sala de a tempestad “algo decrecido, pero mas homogé- ‘neo y con mayor vigor de voluntad y de propésitos”#® A partir de ese momento, ya aplacado el tumulto interno e impuesta la dictadura, el PNF casi dejaba de existir en la historia de Volpi: en el periodo posterior 2 1995, en los afos de construccién del regimen fascista, vemos citadas con palabras de elogio por su ‘obra a Federzoni, Botti, Rocco, Balbo; pero no constan los se cretatios del PNE, de Farinacci a Starace, y no hay referencia al guna a la ayectoria del partido, a sus transforimaciones y a su incidencia en el “regimen”. La conciencia historica faslata se adecuaba al cesarimo totalitaria, y producia una historiografia congruente con ello. 38 ano care Interpretaciones antifascistas ‘durante los “aios del consenso” Muchos observadores del exterior, en especial Ios extra _jeros que visitaron Italia durante la década de 1980 para estu ‘iar de cerca el régimen fascists, avieron Ia impresion de que el pais estaba encerrado dentro de un sistema de organizacio- nes sobre las que imperaba el partida, Durante un viaje realize do en ocasion del decennale, Bmil Schreiber not6 el éxito obte- nido por el fascismo, que habia logrado erear una red unitaria de organizaciones en toda la nacién, absorbiendo las asocia- ciones preexistentes y brindando al sistema entero una “arma ‘dura nacional" que fijaba las dicectivas y garantieaba su pode- rio: "Lo que facilita mi trabajo -le dijo Mustolini durante una entrevista es la organizacién del partido que me ayuda (...] antes de dejar Roma, visite a Starace: él le explicard c6mo el partido fascista se volvié la armadura de Ia nueva Raia" En ese mismo perfodo, Egidio Reale, republicano, hizo desde el ‘exilio un balance de los diez aiios de dictadura fascist, sefalan- do los cambios producidos en la vida politica y en las estructir ras del estado, transformado en una dictadura del partido y del Duce, que era amo absoluto de aquel. La originalidad de esa dicaadura, con respecto a otros regimenes absolutes, era su oF- ganizacién unitaria y jerérquica, que encuadraba a los itali nos de toda edad, condicién y actividad: resulta dif comprender, conforme & las eategoris por leas comunes, qué es el partido fasista qué lugar ote pa en el estado (..) mis que un partido, es [.] al mismo tiempo estado, naciém, gobierno orgenizaién productiva (uid Resulta muy dite! encontrar en Ia historia in gimen Yun partido con una fuerza tan euantioxa e imponente 2 ‘su entera dsposielén, enuadrads en una organizacion per fect, que obedece ala yoluntad de un sole hombre. = [HL PARTIDO FASCISEA EN EE ANALISIS POLITICO 0 Owos observadores, como por ejemplo Maurice Lachin, quien conocia de cerca Ia realidad italiana, tenfan dudas funda das acerca de la efectiva cohesin de esa organizacién y acerca, de su capacidad para plasmar la conciencia de los italiano se- sin los ideals fascstas; sin embargo, también para Lachin era importante que, desde el Gran Consejo hasta el dltimo fascio de aldea, el Partido Fascista habia estrechado entre sus tentici= Jos las instituciones y Ia nacin.8? Como observ Lelio Basso, €] fascismo era ya para los talianos “un habito, una realidad, acs- 0 fastidiosa, a cuyo respecto uno puede en cada caso reir 0 far- fullar su ira; pero que nadie pensarfa poner en entredicho" ‘Durante la segunda mitad de Tos afios treinta, el Partido Fas. cista proyectaba hacia el exterior la imagen de organizacién do- minante en la realidad fascist af parecia ser, por ejemplo, pa- 1a observadores comunistas en 1930: ia a dia todos vemos que el partido fascist mandene sojuz- sada control toda Ia vida del pueblo italiano: ls grandes tnasas de pequerios burgueses, de obreros y campesinos, de Ieuelecwaless6lo pueden vivir sometiéndose al comtal ejer- cido por el fscimo, La organizacion del estado no permite sino excepeionalmente vivir por fuera de ls cuadros, por fue va del contol del partido fasesta y de sur distintos organi. mos, No hay sida: quisn debe visr en Talla, debe pegarse el rétulo fait [1 De quince a esta parte se desis en re ‘ueta, se siguen Tos estandartes, sobre todo esté Ia impor ‘ion de no pensar, porque de pensar se ocupa uno solo, Mus- tolinisy de obedecer, todos. Todo exo repetido cia tra di, ‘Gucante deca alos completo, rela la conccia amanda ‘yla mentalidad pltia det magnifico puto italiana En el centro de esa “realidad dura y degradante, pero de todos modos realidad, de la vida italiana" estaba Ia organizacion, del PNE, que consttufa la piedra fundamental del régimen, El partido, aunque carente de una facultad auténoma de decision, ‘extendia su control sobre todos los aspectos de la vida social, y estaba presente en todas las estructuras del estado, Pese a ello, ry mauio ona puede decirse que en ese entonces se hicieron pocos esfuerzos Para superar los apuntes de impresiones con un andlisis mis Profumo y realista del Partido Fascist, tal como habia llegado ser después de un proceso de transfarmacin que lo habia ‘vuelto muy distinto del “partido armado" de 1921 Los estudios dedicados al sistema politico fastista no solian ir més allé de la deseripcin exterior dela organivacin del PNF Ya definicion juridica del estado fascia. Como veremos en el Droximo parigrafo, el problema més discutido concernfa a st {indole de “partido tinico”, examinada en los primeros intentos de elaboracidn teérica de ese nuevo fenémeno del tiglo XX. La retGrica del monolitismo en la Iteratura fascista acerea del par. tido no permitéa por cierto penetrar mis alli de la escenografia de la organizacion totalitaria. Por lo demas, ta literatura antifs. ‘sta se limitaba en gran parte a constaar la funcion de control y de coercién ejercida por el Partido Fascsta, a denunefar las formas de corrupcin y de manipulacién que este ponia en pri. tica, a esearnecer su manfa ceremonial e indumentaria. En ese sentido, resulta muy importante y apreciable el aan de poli. 0s como Togliatt o estudiosos como Herman Finer por fr mas alld de la superficie de la evidencia y las imagenes usuales, por comprender la ldgica y la realidad dei Partido Fascist, El analsis efectuado por Togtiati nacié de una necesidad politica: reflexionar acerca de la stuacién del régimen fascista los aos teinta, después de que muchas evaluaciones enun. «iadas por Ios comunistas en os afos previos, accrea de la crisis ‘inminente del fascismo, habian demostrado ser infundadss. El fascismo se habia afianzado firmemente; era un régimen basa- do sobre ls coercién y el errox, pero también habia logrado me nirse de formidables organizaciones que ejercian sobre las maz ‘08 una accién de control y de penetracidn ideolégica Togliati deseaba comprender cémo obraba concretamente el fascismo, cGmo labia aribade a consolidar su poder y come habia logrado organizar a millones de hombres y mujeres: para 0 era preciso relegar las definiciones acerca de la esencia del fascismo y las afirmaciones de earicter general, para compro- DL PARTIDO FASCISTA EN EL ANALISS POLITICO a imeterse “en un andlisis de la politica fascista muicho mis cone creto".®1 Remitiéndose implicitamente a la interpretacién de Gramsci, Togliatti hallaba la novedad historica del Partido Fas- cista en que este fuera el primer partido organizado de la bur sguesia y por la burguesta para defender su dominio de clase.t@ El cardcter y a evoluci6n del PNF dependian estrechamente de la funcion que este ejercia como instrumento de la dictadura abiertay terrorista de los elementos mis reaccionarios de la bur ‘guesfa: para Togliatt, las transformaciones del PNF, el pasaje ‘efectuado por el gobierno fascsta de tna politica de coaliciéa al totalitarismo, Ia adopcién de una politica de masas eran ex plicables como respuestas de Ia burguesta a la crisis econdraiea ‘Yala actitud de Tas masas trabajadoras. Dentro de esa interpre- tacidn general, que no se apartaba dela perspectiva general mar ‘ist, Togliatti volvia a recorrer las alternativas del Partido Fas. dian sustancialmente en reconocer la indole totaitaria del rég men fascist, sobre la base de lo que consideraban elementos constitutivos del "sindrome totaliatio® (partide tnico, ideolo- sa totalizadora, figura del ‘jefe, primado de la politica por so- bre la economfa, invasion del partido en la esfera privada, con- ‘rol terrorists, monopolio de los medios de comunicacién y educativos, aparato estatal de propaganda, organizacin y movi lizacion de las masas, sistema coneentrador), aunque los estu- diosos del totlitarismo no eran, y bajo ningtin aspecto son, uni- ‘nimes al definir Ia esencia “ideal ipica” del totalitarismo y al ‘medir la incidencia de todos y cada uno de los elementos, en relaci6n con los dems, para caracterizar ese fenémeno.’® Du verger por ejemplo, consideraba que el Partido Fascsta era ta- xativamente totalitario por su origen, su estructura, su ideoto- sia su funcién.1 Segiin Aron, el partido impuso el monopolio {el poder politico, no cuvo una ideologia total y preserv6 alg ‘nas instituciones tradicionales,con lo cual obtuvo un grado me- DESPUES DE 104s %9 nor de totalitarismo en relacién con el del nazismo,!88 En cam- bio, Hannah Arendt consideraba que el Partida Fascista era slo aparentemente un “movimiento” totaitaro, en el sentido dado. porellaa exe término, y que al menos hasia 1998 no fue totalitar Flo bajo concepto alguno, sino que fue una corriente pro dict dura nacionalista producida por la crisis de una democracia de partidos. En pugna contra este tihimo parecer, Germino afir m6 I tesis del cardctertotalitario del partido y del régimen fay. cistas, considerando que hallaba en el fascismo los elementos constitativos que Carl Friederich habia sefialado como propios et totalitarismo: una ideologia oficial de tipo milenarista un partido tinico comandado por un ‘jefe", orgunizado jerérqutica y oligarquicamente, superpuesto al estado o entrelazado con quel; um sistema de control policial contra los enemigos del ré- sgimen y contra categoria de la poblacién elegidas arbtrariamen- te; monopolio casi completo, condicionado tecnolégicamente, de todos los medios existentes de comunicacin de masas2 En polémica con una imagen caricaturescamente benévola el antoritarismo fascista, considerado exento de los aspectos de perversin y de trigica seriedad del nazismo y del estal ‘mo, Germino afirmaba decididamente su tess 41 fascism italiano no fue una épera bafa ni una revoke {36m de palcio de tipo sudamericano. El facimo fue tna re- ligién politica, muni dela dotacién nocesria para hacer rea lidad su programa. Durante sur weinteaiios de existenci, la sicuadura fst ve desarol6 constantemente hacia el total tarismo. Las sombrascrepusculares del fascism tard ban esploméndose inexorablemente en Ia noche toalitaria Respecto del nazismo y del estalinismo, el totalitarismo fas cista diferia en intensidad, no en complejidad de sustancia: 1a tla fascita no exte tan cerca dealers les tota- taro como la Alemania naz y Ia Unién Soviéic. Sin em targo, esos hombres singulares que gobernaban lrala nunca, 1 pmo cet, apartaroa fa mirada de su objetivo totalitarto. So el paso el dempo impidis a maduracion de proyectos inclusive mx ‘monstruous, ya coneebidos en las mentes fertles de los jfes fascia, Germino consideraba, acertadamente, el estado fascista no como tn estado consumado sino como un proceso en de~ venir, bajo ningiin aspecto uniforme, asediado en su interior por conflicts de facciones, por purgas periédieas, por rivali- ‘ades entre jerarquias e insivuciones, entre los aparatos tradi- cionales del gobierno central y la nueva burocracia del parti- do Gnico. E] PNF encontré en Ia monarqufa, en el ejército, en Ta iglesia, en la burocracia tradicional, limites consistentes pa +a su ambicién totalitaria. Germino hacia patente, gractas a ‘gran cantidad de ejemplos, la situacién de combate, franco o abierto, entre el partido y esas instituciones, al igual que no descuidaba sefialar los limites de Ios tianfos obtenidos por aquel en la obra de fascistizaci6n totalitaria de la poblacién, fen especial de las generaciones jévenes. Pero él inssta,refren- ‘indola con gran cantidad de ejemplos tomados de las peri pecias del partido después de 1925, la tesis de que el régimen. fascista era mucho més similar al nazi y al comunista ruso que Alas dictaduras no totalitarias wadicionales 22 De hecho, més que una reconstruccién hist6rica de las al ternativas del PNF, el ensayo de Germino es la demostracion descriptiva de st tess, con cesta tendencia a rastrear una orga- nicidad de actitudes y orientaciones que por cierto no tuvo el totalitarismo fascista. Ello explica la eleceién de examinar el PNF en el periodo que va de 1925 a Ia guerra, y de descompo- ner el andlisis en las partes consideradas més idéneas para de- mostrar el carictertotalitario del partido: la estructura flexible ‘de ls organizacion, adecuada precipitadamente a la gradual ad- ‘quisicién de poder: la preservacién de Ia oligarquia de jerareas ‘mayores 0, como la definia Germino, “the inner circle” de los primeros fascistas iolentosyfanaicos, y la asignacién de un pa pel privilegiado, legalmente reconocido, a los inscriptos del par- seus DE 1948 01 ‘ido; e1 control cada vez mas extendido, material yespiritual,so- bre las nuevas generaciones; Ia tendencia a extender los ten- ‘culos del partido hacia las instituciones tradicionales -como. policfay efrcito~ yal interior de ellas el conficto con ta Igle= sia por el monopolio de la educacién. ‘ungia de sustento ideol6gico para la praxis politica del par- tido una ideologta ecléctca pero cada vez mas dominada por la concepcin totaitaria del estado y por el mito de la romanidad imperil, que permeé Ia mentalidad, la indumentari, fs arqui- tectura y las ambiciones imperiales del fascismo, adquiriendo, caricter quilastac imponiéndove en las conciencias yen las ins- tituciones como una religién politica. La etapa extrema de la ‘etoluci6n hacia el totalitarismo se sleanzé en los afios 1936- 1940: sus manifestaciones fueron la “reforma de las costumbres", 1a utopia del “hombre nuevo", el antisemitismo y la politica ex: terior belicosa y agresiva. En la politica del partido se produjo. ‘una ampliacibn de su presencia en la sociedad y en las insttt= ciones, bajo el mando de Starace, que ~segtin Germino- dej6 nis que otros dirigentes su impronta en el partido: Bajo ese inftigabley efciente cusiodio, et faciamo entes en ‘etapa mis atari. Los tentécalos del partido penetraro, hasta el ikimo rncén, Las organzaciones veils lence dades de propaganda se intensfcaron en gran medida, Fe el, periode de i reforma de las coxsumbresy de Ia capa ial, nto una como ota proyectos predilectos del secretario, Bajo su obstinada direcién, el partido se compromets dicee- tamente en la mas minuciosa zeylamentacién de los pense mientos y de ls bites personales de os cudadanos. Hacia el final de los aos treinta, el PNP se habia vuelto “el auténtico nécleo fntimo de la dictadura, La constante expan- si6n del partido y su desarrollo monalitico eran inevtables, da do el animus ttalitazio que habia egado a impregoar el regi ‘men mussoliniano" 2 En cuanto a la injerencia de Mussolini, Germino consideraba que al menos durante los primeros aiios 1 auio cam de poder, el Duce no era propenso a tomar la senda del total- tarismo; ‘su temperamento eminentemente totalitario” se puso de manifiesto a fines de Ia década de 1920, cuando decidio asig- nar al PNF tna posicién central en el régimen fascista; sega Germino, sin esa decision ce Mussolini el partido no habria po- dido por # solo ~motu propria llevar el pais hacia el totalitaris: ‘mo: aunque sin el partide Mussofini no habria podido echar a anda la totalitarizacin de la sociedad, como decidié hacer des pués de 1935. El partido era la herramienta indispensable para las ambiciones totalitarias del dictador2 ‘Germino se habfa valido de buena documentacién para st estudio, utilizando en lo referente al plano nacional las actas of tiales del PNE, ya escala local, la prensa del partido; la memo- rialistica, los testimonios personales de ex jerarcas y la asesoria (e historiadores como Salvatorelliy Salvemini. Si se lo toma en relacién con el estado de los estudios acerca del fascismo a co- mienzos de los afios cincuenta, época en que se realz6 la inves- tigacién, puede apreciarse mejor el aporte de ese ensayo ala hie toa del PNF, por més que hoy parezca insasfactorio, tanto por los avances reaizados en el conocimiento historiogrfico del fax cismo como por los miltiples problemas en discusién en nues- 'y apenas aludidos en el ensayo de Germino; en espe- cial, falta en dicho ensayo un anilisis mas atento de la politica de cada uno de los secretarios, de sus relaciones con Mussolini, asi como aparecen bastante mal enfocados los vinculos entre Museolingy el partido, la posicién del PNF en el estado, su rol y su actividad concreta en la vida cotidiana de los italianos. Et ensayo de Germino seguiasiendo impreciso en la recons- ‘uccién historia, también como conseeuencia de los criterios mas te6ricos que historiogrificos- con los que se efectuaba, y por Ia imposibilidad de usilizar documentacion de archivo, no isponible para ese entonces, Pero no por ello deben menos- preciarte los problemas encarados por Germino en procura de identifica la Yogica totalitaria del fascismo, si bien condicions- ‘dos por los patrones teGricos del momento; tampoco es soslaye= ble el esfuerzo realizado, en aiios no propicios para el planteo A DESeUESDE 9S 108 desprejuiciado acerca del fenémeno fascsta, por superar la imax igen de ipo foleléico, usual en esa época, de un Partido Fasc ta descompaginado y jaranero, arribista pero carente de pode- so, que parectan corroborados por Ia memorialisticafascsta y el aneedatario de la época, y también se filtraron en los pri- tneros intentos de reconstruccién historiogrfica. Que la tra- yectoria det PNF, especialmente durante los aos del régimen, solieran ir acompafiadas por manifestaciones ridiculas es una Constatacin irrefutable: Ademis, debe tenerse en cuenta la in- coherencia de muchas inilatvas del partido el procedimiento, sinuoso, complicado, contradictorio de su accionar con na no- table discrasi de finalidades y efectos. No obstante ello, aquel que de 1921 en adelante se habia detenido a estudiar el PNF, por cierto sin ignorar esos aspectos, no habia descuidado inda gr, comprender la fndole del PNF, la légica de su trayectoria historia, legando inclusive, sin que sea fruto de la casualidad, como hemos sefalado, a resultados interesantes para compren- der el fenémeno del partido Gnico totalitario. Por eso, pese a las carencias que ya hemos efalado, el estudio de Germino pue- de apreciarse como una reaccién itil contra la tendencia pre- ponderante en la época de #1 publicacin, y no desaparecida st {Quiera hoy, a abordar el Partido Fascsta principalmente en un aspecto grotesco, mientras se hace retroceder la conciencia his tériea aun mis allé de los resultados obtenidos por las interpre taciones de aus contemporineos, para terminar, como era inev+ table, por relegar largo tiempo el problema hist6rico de una organizacién que habia condicionado la vida de millones de hombres y mujeres durante veinte ios En Ia prictia, os observadares contemporineos al PNF hi- bian demostrado ser poscedores de una mayor conciencia en lo, tocante a los aspectos peculiares de esa organizacién, como su indole mareadammente militar y el aspecto “seudorreligioso” que Ta caracterizaba; ai, econocfan que incluso lo ridculo y lo gro- tesco cuando se tornan fenémeno que involucra a millones de personas dejando una impronta sobre sus existencias son pro- blemas historicos merecedores de un tratamiento serio. Desde 104 suo cents, tuna perspectiva de historia de la histordografia, en nuestros dis resulta inequivoco que la sitvacién de estasis en el examen de ‘este problema, ssctada tras la caida del fascismo, no podia su- petarse con definiciones generalizadoras privadas del sustento fe la reconstruceisn historica, que cristalizaban evaluaciones no corroboradas, sino con la investigacién concrets, con tna verificacion Jo mas precisa posible de los hechos y, sobre todo, ‘con una nueva actitud cultural para encarar el problema del fas tsmor en suma, el cauce tomado por algunos historiadores en Epoca reciente Un cambio significaivo en la actited de los estudiosos res- pecto del fascismo ya es evidente en el libro de Ernst Nolte, Der ‘Faschsmus in seiner Epochs, publicado en 1968.28 Aunque sea en el Ambito de un tratamiento general acerca del fascismo y den- {10 de los Ifmites de Ia documentacién conocida, las reflexiones de Nolte acerca del PNF demostraban un tajante distancia- ‘miento de la corriente predominante y seialaban, con firme intuicién hist6rica, los lineamentos fundamentales de una vi sion distinta del problema del PNF en términos estrictamente historiograficos. Nolte enfatiz6 acertadamente la injerencia de- terminante y decisiva del eseuadrismo, como organizacton ar- ‘mada pero también como estilo de vida, en la formacién de la es- tructura del Partido Fascista, que desde sus comienzos estuvo rmacho més militarizado que el Partide Nacionalsocialista ale~ iin”, mientras que los factores democraticos del estaruto de 1921 s6lo eran “supervivencias del desempeto caético de los co- ‘mienzos".®” La impronta del escuadrismo influencié la evolu- cién del PNF aun en los tortuosos cambios institucionales; el partido acentus prontamente el apecto centralzado y jeréequik ‘co, a parti de los nuevos encuadramientos de Ia organizacioa. armada emanados la vispera de la marcha sobre Rema, que fijs: ron de modo inconfuncible la militarizacion del partido: EL ‘escuadrismo representé la fuerza originaria del PNE,y dict sus Girectivas hasta a Mussolini: “En el momento de ascenso al po- der, podia, sin mis, considerarse a Mussolini el jefe del partido; DESYUES DE 948 10s, pero [.]de todas formas este era més fuerte que él, pues en. fuanto estructura contaba con tn planteo unfvoco y totalita- Fio"-#® Durante los aios que siguieron a la marcha sobre Roma el partido desarrollé, con una coherencia sustancil, su indole originaria, mediante un proceto de autodelimitacién que, con todo, no entraiié una renuncia completa a su independencia, ante las fuerzas que lo habfan apoyado en su conquista del po- der. Si bien el partido se torné un “instrumento poderoso y rente de voluntad” en manos del Duce, conserv6 una inciden- cia fondamental en la transformacién del estado, como constaba sin ambages en su voluntad de identificarse con la nacién -en tun grado tal que proscribié de la vida pablica a Jos traidores al partido-, yen su constante refuerzo de la posicién ocupada por el secretario general del PNE2! La importancta del partido fue lobservada por Nolte no tanto en larelacién con el estado como, en el sital adquirido por su organizacién en la sociedad y en Ia, vida de los italianos. Pese a todo, en lo que respecta al estado Nolte detecté muy bien el doble proceso de subordinacién del partido al Duce y de “partdizacién” del estado, incayendo la po- Sibilidad de una més precisa valoracin del vinculo partido-esa- do en comparacién con Ia acreditada tesi¢ de una liquidacion, del PNF en virtud del estatalismo expresado en la célebre for- ‘mula de Mussolini: “Todo en el Estado, nada en contra del Es- tado", Segiin Nolte, esa formula ro debe entenderse, con un sesgo estaaita, como una contraposicign ente esado yuna particularidad de tipo in- Alivialy colectivo. Ese ext se caraceriaa antes bien por no poder ser separado del partido 0 contrapnesto a aquel: cl aparato estat y el partidario son herramientas de domi nio en manos de Mussolini, e inclusive gracias a sv mayor modernidad o también por su dignidad ideoldgics- cada ao que pasa el partido se rueive mis importante, mientras ‘que simulténeamente se desarolla la “missolinizacin del estado" mmo cent La evaluacién de Nolte es una generalizacién que sin duda 4a pie a distintas objeciones y especificaciones en cuanto com. cierne al cardter, as etapas, a ineidencia concreta de a "part dizacién del estado”; pero lo interesante es Ia importancia atch Duida por él a la organizacién del PNF como “primer partido de masas organizado” que tiende a abarcar “a vitualmente toda, 4a poblacion’.#!# Esa tendencia, para Nolte, fue una constante en las alternativas del fascismo, y se afirmé decididamence en el ‘momento mas alto de la pardbola fascist, durante el secretaria. do de Starace, Este fue un secretario con menos pervonatidad ue los anteriores y menor independencia respecto de Mussolt 'k; pero sa sumisin se vio compensada con la funcién efectia de “amo absoluto del partido”, el cual bajo su direcci6n aleanad “a cima en su expansién e influencia”sobve la vida italiana, no solo en sentido cuantitativo, sino tambin en el de una intens. fcacién mayor del compromiso requeride a los inseriptos, con 4o que se afianz6 la preeminencia del partido en la vida pablica del estado. Segiin Nolte, la era Starace fue “el tltime periode fundamentalmente determinado por el partido"; de tollos mo. dos, este no perdi su preeminencia siquiera durante los aoe de la guerra: con tina masa imponente de inscriptos, que super taba los veinte mitfones, con el control eapilar sobre la sores dad, con el deber de efectuar la movilizacion cil ysalvaguar dar el “frente interno”, la presencia del PNF afin era, segin Nolte, dominante en la vida piiblica y “no habia ciudadane a guno que en Ia realidad cotidiana no se viera continuamente frente alos requistos ya las diectivas del partido” 218 Nolte no examiné en concreto el peso efectivo de la pre- sencia del PNF en la sociedad, si bien observé que la creciente ‘expansién del partido causaba “el mismo efecto que el erect ‘miento absurdo y siniestro del eabeloy las usias en un cad ver"31 Segtin Nolte, la decisién de enviar a frente, en 1941, a mintstros yjerarcas ~"una de las decisiones repentinas ms face les para el partido" dio el tro de gracia ala onganizacién del partido. Habida cuenta la “estrecha union existente entre cate oy partido y vida popular”, esa medida causé “una desorger 17 esruts DE 1948 e jo de 1943. Con el paso de los afios, el impetu inicial del fascis- ee ee eee eae aa re ere ere Fe mere 3. Las investigaciones y el debate en la historiografia de los diltimos treinta aios Hasta Ia segunda mitad de la década de 1980 la literatura acerca del fascismo, que se ha ide configurando y engrosande sin pausa a partir de la mitad de Ia década del 60, no produjo ninguna investigucin sistemética de conjunto acerca de la his- (oria del PNE. Es superfluo decir que, al ampliar Ia gama de co- nocimientos acerca de aspectos especiicos, todas las investiga: ciones acerca del fascinmo también aearrean elementos nuevos para conocer el PNF2!€ Pensamos, por ejemplo, en la gran ean lidad de estudios de historia local, que ahora permiten contar on una imagen mas concreta y matizada de los miltiples “fas cismos” y seguir mis de cerea la formacin embrionaria de los variados elementos que confluyeron en Ia heterdcita realidad Se cia a carga de trea yfunciones pra et PNF, sc lerabae a Ix el impalo en pro desu presencia en a ociedad cit det consol jercido sobre a vida publica logan i edgar «ion formal de una importancia en inimerronpice nenng {95 INVESTIGACIONES VEL DEBATE EN LA MISTORIOGRAEIA us dentro de las estructuras del régimen ~por ejemplo, después de ue se confiricra el rango de ministro de estado al secretario ge- neral del PNE, 0 a continuacién de la entrada en funciones de Ja Cimara de los Fase y de las Corporaciones+, se acentuaba en {déntica medida el proceso de apolitizacién y burocratizacién, pues ‘precisamente el poder y el influjo con que contaba el par- ‘ido constituian un elemento de fuerte incidencia negativa" 20 En suma, Aquarone considera que, tal como se habia ido for- ‘mando y desenvolviendo conerctamiente, el régimen uo era partido, pero por cierto tampoco era slo estado: sin ‘mmbargo, no dejaba de avanzaren ean a et una monocra fia personal [..] Para miichoefaicisas exe cra un eplogo muy ‘desmoratizador para aquella que habian consigerado una re ‘olucion con objtivos muy distintos, sunque ms adclante realaba dtc que el malear conta con el modo de expres sae en forma aril y precisamente nada exter En definitiva el “mmussolinismo” tiunfS y se impuso defink- tivamente sobre el partido, privindoto de vitalidad, Desde 1926, Mussolini quité al PNF Ta capacidad de volverse el 6rgano de formacidn y seleccién de una nueva clase dirigente, mejor que quella removida previamente por el fascino, ina clase de “Ver daderos fascstas” con la cual coordina el futuro de la revoli= cién y la perpetuacién de ese mismo faseismo. La ligica del “mussotinismo" y la Logica del partido habrian de ser, en cierto sentido, incompatibles: una no podia consolidarse sin confrom. tary sometara la otra, Sin duda, el problema encarado por Aquarone es muy ime portante para el andlisis de los vinculos entre el jefe el partido fn el régimen fascsta. No obstante ello, en ss libro no se po- nen en evideneia los nexos histéricos, ideoldgicos y estructura: les, es decir, los inherentes al carieter y ala logica de desarrollo de la organizacinfascsta, de los vineulos entre el Duce yel par- {ido. Con todo, el triunfo del mussolinisme sobre el PNF se pre= senta como resultado de un voluntarismo maquiavélico, como ‘gue: m4 eMuuio cent producto de una accién de astucia y de fuerza que sojuzgé al Partido Fascista, volviéndolo una herramienta décil en manos de Mussolini. Por consiguiente, después de 1926 la trayectoria. del PNF se ve reducida a un apéndiee de la pokitica mussolinia- nna, dando la imagen de un partido uniforme y estitico, pletéri- co de alvereados y arrbismos entre sus miembros, que sf cani- bios exteriores, juridicos e institucionales, por los cuales te incorpora y subordina al estado, mientras que en su realidad in- terna suffe una constante degradacién, para volverse un parti- do tinico con veleidades totalitarias pero, de hecho, carente de poderio empirico en la politica del régimen, y sin influencia de- {erminante alguna, més alli de la ejercida mediante coerc sobre la vida de millones de hombres y mujeres aunados en sus organizaciones. La degradacién del partido era, para Aquaro- ne, prueba y confirmacién del fracaso del totalitarismo fascista ‘en su pretensi6n de integrar sin rémoras la sociedad al estado. Mussolini y el estado La interpretacién propuesta por Aquarone para los suce- s0s del PNF durante el régimen y sus relaciones con el estado concordaba con la evaluacion que al respecta habia dado con- cisamente Renzo De Felice en un ensayo de 1962," donde sostenia la tesis de la liquidacién del Partido Fascista despues el secretariado de Farinacci. “En el lapso de un decenio,¢ in- cluso menos -escribfa De Felice- el partido dirigide por hom bres cada vez mis mediocres, carentes de prestigio y de inicia- tiva personal, para quienes todo era obra y responsabilidad del “duce, perdi6 toda eficacia y toda capacidad politica”. Ese jui- io incluja de forma embrionaria la visién del problema del partido en el seno del régimen fascista, que De Felice desarro- U6 con mayor amplitud en su biografia de Mussolini, enrique- cigndola y renovindola mediante un examen histérico mas profundo, pero confirmando su valider en los lineamientos cesenciales. {IAS INVESTIGACIONES VEL DERATE ELA HisTORIOGRAKIA us La relacién entre Mussolini y el Partido Fascista es obvia: ‘mente uno de los temas dominantes en la biografia de Musso. lini, publicada por De Felice a partir de 1965. Bl origen de esa obra entrafiaba una conviecién fundamental, ya enunciada [por su autor en la Storia del bret italiané soto it fascismo (1961): el fascismo fue un fenémeno unitario pero “extremadamente hheterogéneo y complejo con especto a st realidad intima y dialéctica interna”, por cuante fue la resultante de distintos foscismos: la fuera de ess faseismos, mu dalética, siempre ve no- tabilsima[..] el propio Muslin, sSlo en aparicncla "du. ce" indiseutido, debiéajustar cuentas constantemente con ‘eves fuerza con su dialéeties [.] Inclusive puede decirse ‘que mnginaspecto de la politica y, en términos todavia mas lates, de la realidad fascist quel exento dela daléetiea de cra fuer De esa conviccién deriv6 logicamente, como corolario, el criterio interpretativo expuesto en 1965 como apertura de la Diografia de Mussolini Del fxcismo, Mussolini fe sin duda un factor importants ‘mo; sin embargo, agourelfatcimmo en Mussolini sera abu do, seria un exquematismo que fakearia toda las perspecti vas, [porque el faxismo] fue mucho me que su “duce”, quien inclusive muy menudo fue determinado y obligado & poviciones que no habrian sido las yas [..] el facia no {ue "musoliniemo' 2 Partiendo de esas premisas, De Felice reconstruyé el com- plejo entramado que imbrieé la vida politica de Mussolini eon Ja historia del PNF y, sobre la base de una vasta documenta- cién inédita y con una ponderada utlizacion de la literatura critica acerea del fascismo, arribé a resultados originales, y de fundamental importancia para la historia del PNE, tanto por la ‘compilacién documentaria que significé como por las evalua: 6 malio Gee ciones y los juicios vertidos. Al consistr en tna biografia—si bien duranie el transcurso del wabajo también se fue desarvollando, ‘en amplias franjas, como historia del fasciemo~ es lbgico que la cescena esté dominada por Mussolini, y que los acontecimientos del PNF se examinen sobre todo en relaciéa con la politica ‘ussoliniana. Preliminar a ese tipo de anisis es la evaluacién de la actitud de Mussolini en evanto ala realidad del partide politico moderno y, por ende, respecto del Partido Fascista. Se- gin De Felice, Mussolini twvo una concepeién del partido *in- Gierta e indefinida” en que -:motvos de indole personas y recelospscogieos (ace ‘reados por Ia “train” socialists de 1914), sogestiones ca ‘rales de vieja data y flies intuiciones de las transforma: ‘ones con las cuales colisionaria los partidos de mass, tl ‘como habian ido tomande cuerpo hasta entonces se conan. ‘fan con una tendenets tipica suys-aresolser todos los pro >blemas politicos con su habilidad personaly su vineulo dsce: vo con las mae Esa concepcién no era “fruto de un real conocimiento del Partido en s, de sus humores, de sus exteriorizaciones concre- ‘as, de sus lzos y relaciones con las demés fuerzas”y, por consi ‘guiente, levé a que Mussolini menospreciara el grado de auto. nomia de lo partidos revolucionatios ya actuar ‘no como un lider de un parti de masss moderno que sempre debe tomar el puso nis seguidores, culdar 90 om animacion y,concretamente, prepara clier movida pro- Pia através de ls estructuraeintermedias del partidow sing ‘en cierto modo como el ditector de un diario, que habla a Jas mass pero no daloga con ells, en ier modo como 1 hombre politic de tipo tradicional, que despliege se. «6a a exala parlamentariay gubernamental sin preacupar se por su hase, que stl por propa yconscient eeceion bien por modvos cienteitas . 1S INVESTIGACIONES YFL, DEBATE EN LA MIeTORIOGRAFIA uy Una concepeién de ese tipo era ficilmente proctive a cho- ‘ar contra una organizacién que, como Ia faseista, antes de la marcha sobre Roma, y durante mucho tempo, era slgo comple. ‘amente distinto de una estructura unitaria y, por ello, dificil. mente contolabie por una autoridad central y personal el fas smo, antes y después de su transformacion en partido, era una “unién de realidaces tocales minadas por samamente intensas rivaldades latentes,ligadas a distintos hombres ysituaciones lo. ales’; su verdadera fuerza, la tinica estructura de que lograba disponer el fascismo, eran las squadre, mientras que la direecién central y el propio Mussolini tenfan tina autoridad débil sobre Ja periferia #7 Que el fascismo se constituyera en partido fue sin duda una victoria de Mussolini; pero, como resulta evidente en la reconstruccin de las sucesvasetapas de sa biografa pol ‘ica, esa wansformacién y esa victoria no resolvieron definitive. ‘mente el problema del vinculo entre el Duce y 10s jefes provin ciales del escuadrismo: ellos estaban dispuestos a seguirlo pero. no a dejarse guiar hacia su propia liquidacion sin oponer une tenaz resistencia. Durante el perfoda del secretariado Farinace! ‘también lograron imponer su orientacion intransigente y totali- taria a la politica del gobierno, De Felice considera, con razén, los afias entre 1923 y 1929, el periodo crucial de la relacién entre Mussolin'y el PNE. El Analisis de esa relaciOn se efeciia sin prefigurar resultados dar ddos por descontados: asi, se logra representar de un mos viv, do y dramatico ct conficto de poderes y de otientaciones en el Interior del fascismo, y se otorga la relevancia justa alas distin ‘as alternativas posibles-si bien no tadas realmente dotadas de autonomia~ que fueron surgiendo después de la marcha sobre Roma y, especialmente, después del caso Matteott. Indudable- ‘mente, en ese period se afirm6 en Mussolini, para no modifi: carse ya, el sentimiento de aversién por sa mismo partido, y se afianz6 la determinaci6n de privar al PNF de cualquier auto- nomia politica: después de Ia marcha sobre Roma “el mayor impedimento en su camino habria de ser —al menos en un pri- ‘mer momento~ su partido", al que Mussolini siempre habia us ‘mauio GENTILE considerado “nada més que un instramento militar al servicio de a police” un insrumento que yal habia causado “a me nnudo amarguras y ereado consderablesdicultades"y por el Coal alimentaba "un sentimiento de desconfanray desprecio" ese a clo, el Doce era consciente ~y en engendraba el vera dero drama de su poscinrespecto del FNF~ de que no poda rentnciar al partido, porque exe eras nica ferzaverdadcr, org, “on todos ws mites, nex djaba de consi el ork gen y lacabecera de puente desu poder yl pons a reaguardo Fespecto de I monargi, de Ia que Mustain nose aa en Io mis minim. Esa sitacim parece ser, pars De Felice, fs pre ‘mis mas importante pars comprender la evohucion de fas tla- Clones entre el Duce yet PNF, de modo mis expecico, para Teconstrir tat motvaciones, los propSsitos yl operaciones Concrete que configuaron ei plan msoliniane de subordina- Cin del PNF anu exclusive control. Que ee plan no estuviera plenamenteariculado como wn diseRo elaborado de nterna- ho alos acontecimientos queda demostradoclaramente por el relat de De Fetice, que eché luz sobre el dif ysinuowo aje- treo de Mussolini para domefiar el escuadrism y para leva Partido a endirc el todo ante ma storia de “duce” y de je fe de gobierno, De Felice anal los movies pcolgcosy pat corde ls actiudesefncatas de Muon! respect del PNE, {que en un sondeo miperfcial de los acontecimientos pueden parecer dspersos incoherentes, mientras que ean ligados por una lpia propia, que funcion6 sf argo de toda la expe- Flencia sci Segin De Felice, el plan mussoiniano ya maduré a mitad de 1928, cuando la "alorzacion dela aoridad extatal" conta Jos fendmenos de tna rebelde por pare de ls fascist ad- ii para Mossi “un sgifcado qe iba mis alli de las ne- Eesidadespreticas del momento y que antcipaba opciones po- iticas que por lo general~plantcan tres o cutro aos despues algunos extiiosos- Else retire en especial a a decision mus- Soliniana de airmar explctamente, por intermedi de los pre- fecto, In soridad del gobierno centaly del estado sobre el | | {AS INVESTIGACIONES YE. DERATE EN LA HISTOWOGRAFIA 9 partido y sobre sus exponentes periféricos; una decision gene- ralmente vinculada a la eélebre circular de 1927, pero que ya, cera evidente en la instrucciones dadas en 1928 alos prefectos y centraba en el rango de la logica de la sceién mussoliniana: para €1 Duce, e1 PNF “era elemento esencial del poder fascsta”, pero zo podia ser “el nico instrumento de dicho poder” presente ni en su futuro préximo. Bl pacto con las insinaciones ‘radicionalesy Ia falta de tna clase dirigente fascista hacfan diff ‘il “una efectva faseistizacién del estado”, como reelamabats los cscuadristas y Tos intrunsigentes; el partido podfa tomar en sus ‘manos cada vez mis el poder politico, por obra de sus propios hombres 0 por la absorcién de cuadros de los demés partidos, ppero no podia ambicionar y adquirir, sino en parte minima y con tiempo, otros poderes -militar, econémico, burocratico— que permanecian en manos de las fuerzas tradiconales. De la constatacién realista de los Kimites atin existentes pac xa su poder, Mussolini derivé su estrategia politica: “El poder {ascista debfa artcularse, pues, en dos instancias, la del partido ¥yla del estado, ya fin de cuentas de entre las dos debia prevale- cer la itima, no Ta primera”. Eso permitia a Mussolini valorizar su persona, y por tanto su poder personal, como “sfmbolo del ‘estado en si, simbolo del que este emanaba y hallaba justifiea- ‘i6n politica", en un grado tal que, ya en las primeras épocas

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