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Platon, Banquete, Losada (Cut)

comparto el texto del banquete de platon

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tba | anguete/Phuén; con prlogo de Vitor 1% ed, -Buencs Aires: Losada, 2004. - 144 (Griegos y latinos) Traducido por: Victoria Julia ISBN 950-03-9361-1 1, Filosofia Antigua-Platén, I. Jul IL, Titulo. CD 184 , Vietori prolog, y trad, Asesor de colecciéa: Pablo ingberg Tirulo original griego: Sepréovov 1° edicién: diciembre de 2004 © Editorial Losada, S.A. Moreno 3362 Buenos Aires, 2004 ‘Tapa: Ana Maria Vargas Interiores: Taller detSur Queda hecho el dezésito que marca la ley 11.723 Libro de edicién argentina Impreso en Argentina Printed in Argentina Introduccién Quiz4 no sea la presente una introduccién en sentido estricto, pues es lo comtin que en Ia introduccién a la edi- cidn o traduccién de una obra platénica encontremos informacién sobre la biografia del autor y la época en que vivid, los principales rasgos de su filosofia y un panorama sumario de su obra, presentado en forma diacrénica, tras previa referencia a los problemas relativos a la datacién de cada didlogo o grupo de didlogos. En ésta, orientada espe- cialmente a la lectura del Banguete, tales datos serén apenas mencionados en razén de las excelentes exposiciones de conjunto sobre Platén y su obra de que se dispone en nues- tro medio.! Asimismo, ¢s mi intencién no referirme en detalle a cada uno de los personajes y discursos que se suce- den a partir de 1786, sino enfocar la atencién sobre aigu- nos puntos en los que ~creo- es posible hallar cicrtas cla- ves de lectura de esta obra siempre sorprendente. Son ellos: 1) el intricado tejido narrative cuidadosamente cons- truido por Platén en el inicio del dialogo; 2) mito y paro- dia en el desarrollo dramatico de la pieza; 3) resignifica- cién de los nombres Eros/eros? mediante los tres discursos especialmente marcados por la fuerza mitopoética de sus 1 Remito especialmente a Eggers Lan (1971) y (1 riedlander (1958) y Guthrie (1990), vol TV. ere ae 2 ‘Sobre Ja altesnancia de las menciones de eros con inicial maytis cula o mindscula véase en el texto la nota 28 (1786). locutores y su compro los gé 0 miso con los géneros dramaticos (Aristofanes, Sécrates y Alcibiades). Breve comentario sabre las dialogos platénicos Baste entonces con decir que Platén (427-347 a.C.) compuso el didlogo que conocemos bajo el titulo de Ban- quete -mas difandido en castellano que el de Simposio~ cuando tenia algo mas de cuarenta afos, hacia ¢J 385 a.C. edad en que los autores de las antiguas Cronolagfas ubiea- ban la akmé, esto es el momento de maycr plenitud, de un intelectual 0 un artista, Aunque se trata de una diseutible generalizacidn, lo cierto es que Banguete, Fedén, Reptiblica y Fedro, cuatro obras estrechamente ligadas por los temas tra- tados y préximas en el tiempo de su gestacidn, pertenecen, junto con otro grupo de didlogos, al periodo tradicional mente conocido como “de madurez”, que sigue a una pri- mera etapa, la de los didlogos socriticos o “de juventud” en Jos que Platén babria intentado, por una parte, reivindicar In memoria del maestro injustamente difamado y conde- nado y, por otra, reproducir por escrito algunas de las con- Sécrates con diversos interlocu- licos de Arenas. Las obras do contienen desarrollos versaciones sostenidas por: tores en lugares privados y publi que siguieron a ese primer perio ya propiamente platénicos, cuyo vocero en la trarns de fic Zion en que se resuelven es el personaje Sécrates, En ellos se encuentra el lector con la construccién ontolégico-™mets: ejen de fa llamada “doctrina de las Ideas”, la investigacién lidad de un conocimiento verdadero, tual de! dualismo cuerpo-alma, la tacién politica del Estado, en tome a la posibi Ja estructuracién concept dificil y compleja buisqueda de una orien! frente a las amenazas concretas de disolucién 8 nana tun modo de vida que asegure una trascenden- las claves de eriodo cia superadora de la muerte. Las obras del tercer ps code vejez”-, del Parménides en adelante, estin caracteriza- das por ciertos ras s, entre ellos un tipo de Gn mas extensa y menos dialogada en su forma progresivamente menor participacién del to a los contenidos, se da una gos estilistico: exposicit exterior, y una ije Sdcrates; en cuan' de la teoria de las Ideas, especial ponte en atencién a su vulnerabilidad logico-epistemolé gica, no obstante lo cual Platén parece mantener viva su fe Eloséfica en Ia existencia de un ambito de realidad tras- cendente que opera como garantia objetiva de entidades, iscursos. Es entonces en el do periodo donde se persona) profinda revision eritica conocimientos, acciones y d marco de intereses propios del segun ubica nuestro didlogo: ‘Como piezas de ficcidn, los did madurez presentan distintos recursos para comprom lector con el desarrollo dramético. Algunos nos presentan ya iniciada una conversacién sobre en otros se recurre a la mediacién de logos de juventud y eter al la aceién in medias res, tun tema determinado, n narrador, pero en todos ~en el Fedén de un modo abier- tamente declarado- Platén desaparece para dejar hablar y actuar a sus personajes. En unos casos, como el de Repti blica, Sécrates es narrador de un encuentro reciente en el que ha tenido papel protagénico; en otros, como en Fedén, el narrador es un testigo presencial de la accién relatada; finalmente hay casos en que, como en el Banguete, el lector recibe un relato dramatizado pero de segunda o tercera mano. Ia aceidn dramacica y Ja narra 3 Sobee las distintas modalidades del ‘thie (1990) vol. IV, Fierro ein en los dilogos plarsnicos véase Gi (001) y Mérsieo (2002). 6 2. El Banguete y su entramado narrative presenta Platn el juego dramatico del Banquet recursos mantiene al lector atrapado en él? paramos con otros didlogos que le hacen un mar- y mediante q Silo co co de referencias insoslayable, Fedén y Republica, podemos observar que en éstos esti manifiesta la intencidn de garan- tizar la veracidad del rel dor ante los hechos artir de la posicién del narra- tados: Fedén ha asistide en persona los ultimos momentos de vida de Séerates y en Repivblica es el mismo Sécrates quien expone la reciente conversacién mantenida en casa de Céfalo sobre la justicia y el disetio de un orden institucional justo. En el Banguete, en cambio, hay un evidente interés en poner distancia objetiva entre el rela- tory los hechos y, al mismo tiempo, una proximidad subje- tiva, afectiva, entre esos mismos componentes de la ficcién. Caracterizado en trazos gruesos, el Banguete es presentado Por su auter como imagen de imagen de un suceso lejano, copia de copia: en el comienzo se asiste a una conversacién, ya iniciada, entre Apolodoro de Falero y otras personas que, a juzgar por lo que Apolodoro dice, le han pedido informa- cin sobre algo que él cree conocer bien (172a). El breve parlamento inicial de Apolodoro pone una nota de suspen- SO, crea ung tensién que serd resuelta inmediatamente. Por el curso que sigue la conversacién nos enteramos de que el asunto sobre el que Apolodoro dice no estar mal preparado para responder al requerimiento de sus interlocutores es el mismo sobre el que lo habia interrogado un tal Glaucén dos dias antes, « saber, “aquella reunién con Agatén, Sdcrates, Alcibiades y otros que hace un tiempo estuvieron presentes en el famoso convite”, y también acerca de los discursos de tema erético que hubo alli (172a-b). Con este breve inter- cambio de palabras se crea la expectativa necesaria como 10 Siempre para recibir el racconto de un hecho memorable. s que segtin Apolodoro, Glaucén le comunicd entonce habia tenido ya una version de boca de otra persona que, su vez, la habia recibido de un tal Fénix, hijo de Filipo, pero ‘Apolodoro le hizo ver que esa transmisién habia sido con- fusa y errénea puesto que le habia presentado la reunion como un hecho reciente. Apolodoro Ie hizo ver a Glaugon los errores del otro relato, la otra “copis”, y se dispuso a des- plegar la suya. Glaucén pregunté a Apolodoro si habia sido Sécrates su fuente de informacién, alo que él respondi6 que no, sino que habia sido la misma que la del tal Fénix, esto es, Aristodemo, un antiguo enamorado de Sécrates. Apolodoro, por su parte, habia interrogado a Sécrates sobre la fidelidad del relato de Aristodemo y Sécrates habia dado por correcta la version. Asi las cosas, Glaucén le pidié a Apolodoro que le expusiera entonces la versién fidedigna de los hechos y éste asi lo hizo. Eso fue lo que pasé dos dias antes del encuentro de Apolodoro con este grupo de personas que, coincidente- mente, lo estén interrogando también ahora (en el “ahora” de la ficcién) sobre los detalles de aquel famoso suceso. Todo el desarrollo posterior consiste precisamente en la reiteracién del relato que escuché de Aristodemo y tiene fresco en la memoria por haberlo revivido muy poco tiem- po atrés. Tenemos entonces: 1) los hechos; 2) la copia de Aristodemo que, a su vez, es reproducida en dos nuevas copias, la de Fénix y la de Apolodoro; 3) que de la copia de Fénix circula, ademés, una mala copia, la de ese descono- cido que informé mal a Glaucén y parece haberle creado una falsa expectativa respecto de la reunién y del conteni- do de los discursos erdticos;* 4) que Apolodoro y sus 4 Véase en el inicio del texto la nota 2, ul actuales interlocutores se muestran enterados, en cambio, de que fueron discursos de otra indole y se disponen, el uno a narrar, los otros a escuchar segiin esta secuencia de mediadores: Apolodoro dice que Aristademo dijo que los asistentes a la reunién dijeron; 5) hay que tener en cuenta, ademas, que en algunos momentos, y muy especialmente cuando Sécrates hace su exposicién sobre Eros, aparece una nueva instancia mediadora, pues Sécrates dice repro- ducir lo que escuché de Diotima, convirtiéndose ast él mis- mo en un mediador més; 6) por otra parte, esti el distan- ciamiento en el tiempo; de acuerda con los indicios que ofrece la misma obra, entre la realizacién de la reunién (416 a.C,, primer triunfo de Agatén en el certamen trigico de las fiestas Leneas) y el relato de Apoladoro han transcu- rrido entre diez y quince afios; la ficcién discurre en dos niveles: el de la Conversacién de Apolodoro con sus ami- gos y el de los hechos relatados, a lo que hay que agregar la mencién del tiempo en que fue compuesta la obra, alrede- dor del 385 a.C. Me he detenido en el despliegue de este complicado stemma de transmisién porque sin duda responde a una intencidn de Platén, Ja de hacer notar que hhay una secuen- cia de transmisién oral garantizada en su veracidad por la memoria y el afecto y no una crénica despersonalizada y con pretensién de objetiva que se repite de manera meca- nica. La organizacién de los contenidos de la exposicién de Apolodoro avanza segin los siguientes pasos: el en- cuentro de Sécrates con Aristodemo; la soxpresa de éste al ver a un Sécrates acicalado y con sandalias; la concurren- cia de ambos ala casa de Agatén pese a. que Aristodemo no habfa sido invitado; el trance extatico de Sécrates que decermina que Aristodemo, no invitado, legue antes y ten ga que dar explicaciones sobre su presencia y sobre la 12 ausencia del maestro; la tardia Ilegada de Sécrates y su bre- ve diélogo con Agatén sobre la transmisién del saber; 'a regulacién de la bebida sugerida por Pausanias y aprobaca por todos; la intervencién de Eriximaco y #4 propuesta, en hombre de Fedro, de entretenerse con (liscursos encomiss- ticos sobre Eros; Is aprobacién socratica: “Nadie... te vot Hien contra, De ningtn modo podria rehusarme yo, que diigo no saber de otra cosa que de asuntos erdticas, ni por Gierto Agatén y Pausanias; mucho menos Aristéfancs, cuya ocupacién entera versa sobre Dioniso y Afrodita” (177d-«). De ahi en més siguen, con breves y sugestivos interludios interealados entre uno y otro, los discursos de Fedro, Pausanias, Eriximaco, Aristofanes, Agatén, Sécrates y, tras su rumultuosa irrupeién, el muy especial de Alcibi des. Después de un breve incidente entre Alcibiades, Sécrates y Agatén, en momentos en que Sécrates se dispo- ine a hacer el elogio del poeta, ocurre la segunda irrupcisn de pandilleros (la primera fue la de Alcibiades con su séqui- to) y se producen el desorden y la didspora de los invita- dos; por fin, el epilogo (2232-4). 3. Mito y parodia Como sucede con otros didlogos, el Banguete nos con- duce a reflexionar también sobre el tratamiento de lo que Platén transmite acerea del mito en general y a preguntamos por el sentido de la presencia de diversos mitos en Ia obra platénica’ A lo primero se podria responder, en lineas gene- 5. Véase Brisson (1994), donde distingue dos operaciones platini cas en relaciin con el mito: por Una parte, la descripeién de una pric C25 fncursiva, por ou, la emisién de un jucio erica al comparsriac Gua, de orden superar, que es el diseusso filosofico. 65 rales y no sin reservas, a partir del examen que de los mitos tradicionales se hace en el marco de la discusién del proyec- to politico de Repwbiicaen su vertiente educativa y de las pat tas que se establecen para un adecuado mitologizars Esto no significa agotar, ni mucho menos, ese aspecto de la cuestin, pero baste con sefialar que en los pasajes pertinentes de los Jubros Il, IfTy X, en el marco de la eritica de la poesta, se hace referencia a los mitos en tanto relatos establecidos sobre los dioses, que no responden a lo que el natural divino esencial. mente ¢s, a saber, bueno; en esos relatos hay un uso innoble del engano,’ situacin que debe ser corregida mediante su reemplazo por otro tipo de narraciones en las que el mensa- je subyacente, la Aypénoia, sea clara y concorde con los fines de la paideia. Algo de esto se da en el Banguete con los mitos incegrados en los discursos de Aristéfanes y Sécrates yen el grandioso mito exdtico puesto en boca de Alcibiades, Tarea mas ardua plantea la pregunta por el porqué de mitos integrados en distintos contextos, donde, al problema mas amplio de su valor como elemento complementario o concomitante de la indagacién de una cuestién filosdfica determinaca, se aftade el més restringido de desentrafiar e] sentido de cada uno de ellos. En esa direcciéa probable- mente se deba orientar la exégesis del mito de la primitiva condicién humans narrado por Aristofanes (189d-193a) y el del nacimiento de Eros por Diotima (203b-204a); otro es el caso del discurso de Alcibiades. A esto se agrega algo mis: en la obra platénica nos encontramos con diferencias que pueden restltar ensiquecedoras para el examen en cuestion ¥ para un esbozo de respuesta, a saber: 1) mitos o referencias @ mitos que, aunque modificados a veces en funcién de la § Vase al sespecto Repiblica Il 3786-3792. 7 Se hace uso de 1a expresion mé kalés presdesthai (Rep. 377d) en relax iG con exte modo perverso de producir namraciones sobre los dioses, 14 a oo intencién del autor, son reconocibles como pertenecientes a la tradicién mitopoética recogida por los poetas mayores, Homero y Hesiodo, por ejemplo el relato sobre Prometeo en Protégoras 320c-322d 0 las referencias a Aquiles de Apolo- gia 28cd ya historias sobre dioses en Repiblica 378 d-e, etc.; 2) mitos inventados por Platén, come el del nacimiento de Eros en el didlogo que aqui nos ocupa; 3) mitos que, segtin Dover (1966 y 1980), provienen de una linea de tradicion de moralidad popular, entre los que hay que incluir el ya men- cionado de Aristéfanes. Pero todavia es posible proponer, en orden a marcar diferencias, la que parece darse entre mitos “declarados”, como el del Protdgoras y los de Gorgias 523a-526d y Fedén 107c-115a, y mi:os “no declarados”, introducidos de manera subrepticia bajo la apariencia ~que por lo demas puede tener una base en la realidad~ de narra- clones de acontecimientos histéricos 0 de exposiciones doc- ttinarias; entre ellos inclayo la muerte de Sécrates,$ la doc- trina de la reminiscencia, la padefa erética de Diotima y los episodios de la vida de Sécrates en el elogio pronunciado por Alcibiades en 215a-222b. Finalmente, estan los mitos presentados de manera explicita come eikénes de una expo- sicién que sélo un narrador de condicién divina podria hacer de manera satisfactoria: la extensa exposicin sobre la naturaleza del alma en Fedro 246a-257b? y el eikés mfthos anunciado en Timeo 29d.10 2 *Deseircome Gee alta exigina unt Spon que en toder buscar mis que eso” (29-4). near 15 En medio de tanta variedad, quiza sea el Fedro una de las piezas ms ricas en senales sobre cémo ha de entender- se el uso platénico del mito; un ejemplo: en un momento inicial del dislogo (229¢6-230e7) Sécrates lanza una iréni- ca burla sobre interpretaciones alegéricas naturalistas, de moda en el ambiente refi inado de los intelectuales de su entorno; sin embargo ello no impide que, poco mis ade- ante, el muy complejo mito del carro alado (246a ss.) sea decodificado en los términos de una correspondencia ale- gorica entre los componentes del relato y los de la real con- dicién y comportamiento de las almas humanas, porque entre una y otra leetura alegérica media una radical dice rencia, En el primer caso se aplica dé manera casi mecdni- ca un cédigo de lectura algo ingenuo, aunque engreido, con el que queda anulado el sentido trascendente encu- bierto en una narracién tradicional; en el segundo, el rel: ‘© ha sido anunciado como eikén, imagen de una expos cién superior que, por la indole suprema del asunto que aborda, sélo un dios podria realizar en sus justos términos; la decodificacién es, pues, en, este caso, un recurso para hacer manifiesto en su plenitud el mensaje trascendente ya sugerido en la presentacién. Es sugestivo que precisamen- te Alcibiades, al trazar el elogio de Sécrates, lo haga expl citamente di’ eikénon, mediante imagenes (2154). ‘Otro de los recursos del modo de transmisién adopta- do por Platon cs la parodia. Nightingale (1995) sugiere que lo parodiado y puesto en Banquete bajo juicio descalifica- dor es cl discusso encomitistico, del género epidictico, ins- trumento didéctico habitual de sofistas y maestros de ret rica; es interesante el planteo y el modo en que hace jugar a la ironia socritica en el examen eritico de ese tipe de dis- curso, pero creo que hay aqui dos tipos de parodia: uno, el de los discursos de Fedro, Pausanias, Eriximaco y Agaton, te que si pueden ser calificados, de algtin modo, como epi dicticos y sofisticos; el otro es el de los discursos de Aristé- fanes, Sécrates y Alcibiades, en los que lo parédico parece estar mas bien en relaci6n con los géneros dramaticos de la época, como trataré de mostrar en el punto siguiente.!! 4, Recursos miticos y teatrales en Ia resignificacion de ‘Eros’/‘eros" En todos los discursos que se suceden en el desarr del Simposio hay elementos miticos vinculados con Eros, unos propios de alguna tradicién atestiguada en textos anteriores o contemporineos de la obra, otros novedosos {al menos para nosotros, que debemos atenernos a los esca- S08 testimonios dispo sentan caracteristicas que, a la luz de su relacién con el res- to de la obra, resultan totalmente imprevisibles desde la perspectiva de lo acordado y anunciado en el comienzo de la pieza; son los de Aristéfanes, Sécrates y Alcibiades; los parodia de los géneros institucionalizados en el teatro de la época y, de modo ind) maco y Agaton-, con los elementos propios de la repre sentacién dramatica ponen mitos en accién, accién que se recrea en cada nueva lectura con la indispensable partici- Ies);12 tres de esos discursos pre~ tres se lanzan a la myihopofesis med nte ferencia de Fedro, Pausanias, Eri recto -a cos en Ranguete, véanse Rowe (1998) 184 1844 18d: do va a conceder noblemente favores Tenemos efectivamente una nor los amantes era licito padecer de buen grado cual- quier esclavitud de parte de los amados, y ello no era considerado aduloneria ni algo censurable, del mise mo modo queda por cierto también otra esclavitud voluntaria no censurabl. amante, a: asi como para es la relativa a la excelen- cia. Pues esti firmemente establecida entre nosotros ave si alguien quiere ponerse al servicio de alguien en el convencimiento de que por él seri mejor en sabiduria o en cualquier otro aspecto de la excelen- cia, de manera correspondiente esa esclavitud yoluntaria no es fea ni es aduloneria. “Es necesario sin duda acercar ambas normas (la relativa a la pederastia y la relativa al amor de la sabie duria y demas excelencia) hasta Ja identificacién, si se pretende que ha de ser bello que el amado conce- da favores al amante. Porque cuando amante y ama- do avanzan hacia el mismo objetivo, cada uno con su norma, uno sirviendo al gracioso amado, com- placiente en lo que fuere justo servir, y el otro agasa~ jando a su vez en lo que fuere justo a quien lo hace sabio y noble, uno siendo capaz de contribuir a la sabidurfa y demas virtud, el otro necesitado de obte- ner recursos para su instruccién y demas conoc: mientos, entonces en verdad, concurriendo ellos hacia lo que las dos normas tienen de comin, en linico caso y nunca en otro, sucede que es algo bello conceder favores al amante. En ese aspecto, incluso el ser engaftado no es de ningtin modo vergonz0s0; en cambio en todos los demds casos, el ser compla- ciente avergtienza tanto al que es engafiado como al que no lo es. En efecto, si alguien, después de haber complacido por dinero a un amante creyéndolo 1851 rico, fuera engafiado y no recibiera la paga, aun en el 1 en que se descubriera que el amante era en rea lidad pobre, el engafio no seria menos vergonzoso, de ese modo parece demostrar, en pues el que acti Jo que a si mismo le concierne, que por dinero seria capaz de prestar servicios a cualquiera, de cualquier misma relacién, modo; y eso no ¢s bello. Segin también si alguien, después de complacer a un amante creyéndolo noble y creyendo también que por el afecto de ese amante llegaria a ser mejor, fue~ ra engafiado, aun cuando se descubriera que aquél era perverso y carente de excelencia, no obstante 0, hermoso habria sido el engato, porque también ese tal parece a su vez haber mostrado, en lo que a él respecta, que por la excelencia y por llegar a ser mejor seria capaz de estar dispuesto a todo para con cualquiera; y eso, por su parte, ¢s lo mas bello entre todas las cosas. Asi pues es totalmente noble en todo sentido complacer al amante en raz6n de la excelen- cia, Ese es el eros de la diosa urania, uranio también. aly digno de toda consideracién tanto en la ciudad como entre los particulares, que exige que tanto el amante mismo por si mismo como también el ama- do pengan la mayor preocupacidn en relacién con la excelencia. Todos los demis amores son propigs 185¢ de la otra Afcodita, la vulgar. Estas cosas, Fedro jo-, sobre Eros, te ofrezco, de acuerdo con la ins- piracién del momento.” Cuando Pausanias pausé (pues los entendidos me ensefian a hablar asi, con expresiones iguales),** “oi sop i, esto €s, los sofistas y maestros de oratoria, en 18se 185 62 dijo Aristodemo que tenia que hablar Aristéfanes, pero que porla repleci tin otro motivo le habia acometido un hipo pertinaz y no se encontra- ba en condiciones de pronunciar su discurso, y que entonces le dijo a Eriximaco (pues el médico estaba reclinado en el leche contiguo al suyo): “Eriximaco, es tu deber que calmes mi hipo o bien que hables en mi lugar para que yo, entre tanto, me sosiegue”; y que Eriximaco dijo: “Pero cémo no; haré con gusto ambas cosas: por mi parte, hablaré en tu turno y tt, fando te calmes, en el mio. Mientras yo esté ha. blando, si contiencs la respiracién durante un buen rato, tu hipo cesara; si no, haz gargaras con agua; Pero si resulta que es muy fuerte, provoca entonces un estornudo con algo adecuado como para estimu- lar la nariz; si lo haces una o dos veces, por fuerte que sea el hipo, cesard.™45 los de corce gorgiano, expertor en fi Hgein, ex decit, “hablar con expresiones iguales"; tipo de juego terorico que abunda en este didlogo. El hecho de que Apelodoro destenue éste en especial parece cesponder a qu ha que atencién sobre una feliz ocurrencia del momento, de una forma del verbo pauio (cesar, calms} con al ppio Péusanias. Un ejemplo famoso es la frase st Gorgias 448c, donde reiine en un breve parlarnento rmped (experiencia), apeiria (inexperiencis) y ampeir (empiricamente. 4) Este oportuno paso de comedia inserts en la secucricia de discursos con vistas a alterar un orden sobre e que el lector no fue informado en ningin momento (en efecto, slo sabemoy gue Fedro estaba instalado en el primer lugar, Aristodemo al lado de Eriximaco y Sécrates en el sltimo puesto, al lado ce Agatén) ha sido objeto de interpretaciones Variaday desde ante Buo. En sendas notas a este patsje Bury (1932) y Mastines Flee lez (1982) oftecen una sintesis de las principales lecturas de este ctrioso episodio que parece distar mucho de la mencio inocente de un incidente banal. Bien puede ser una llamada 4 fy atencién del lector sobre l enlace de los tres iltimos orsdores, el comedisgrafo, el poeta crigico y el fildsofo, y, al respect at puede vincular este momento del didlogo con ia secuencia fi “Ya puedes empezar a hablar ~dijo Aristéfanes-; yo cumpliré tus indicaciones.” a * Entonces hablé Eriximaco: “Puesto que Pausa- nias, tras haber comenzado bien su discurso, no logré llevarlo a buen término, me parece que es necesario que yo trate de reconducir el argumento. En efecto, entiendo que determiné correctamente el “caricter doble de Eros, pero creo tener bien observa- do a partir de mi profesién, la medicina, que no sélo, se encuentra en las almas de los hombres en relacién con los belles muchachos, sino también con todas Jas demés cosas y en todas las demas, en los cuerpos de todos los animales y en todo lo que crece sobre la Tierra y, por asi decir, en todos los seres; el dios, tan grande y admirable, apunta a todo, tanto a las cosas humanas como a las divinas. Comenzaré entonces a hablar desde la medicina, para hacer honora nuestra especialidad.*¢ "La naturaleza de los cuerpos, sin duda, contiene ese eros doble. En efecto, de manera concordante, lo sano y lo enfermo son en el cuerpo algo diferente y desemejante, y lo desemejante ansia y desea lo dese- Sgt el propio de a relacién pederdtica, yrealiea una proves: ‘adora Gel eros en sus dos aspectos. Quiza Plate a médico que pretende hacer de su pacticular are as la comprension de la e: an pete ee Sere sg, yfase Eggers Lan (1987), "“Introduccignts seose caiciae Banquete y Repiiblica Wl, Marsico (1998). Rae, s Pricticas médicas en 186" 186° 63 186 1864 186° mejantey? asi pues, uno es el eros en lo saludable, y otro el eros en Jo enfermizo. Es ciertamente bello, como decia Pausanias hace un momento, complacer alos hombres nobles, y feo el complacer a los liber: tinos. ¥ asi también, en lo que respecta a los cuerpos, es bello y también necesario dar satisfacciéu a las cosas nobles y saludables de cada cuerpo, y es0 es lo que tiene como denominacién ‘medicinal’, en cam- bio es feo complacer 2 las cosas malas y enfermizas, y es necesario no satisfacerlas si uno pretende ser un profesional en medicina. Es entonces la medicina para decirlo en lineas generales, ciencia de los mov’ mientos erdticos del cuerpo en relacién con reple- cidn y evacuacién, y quien en ellos sabe distinguir el eros bello y el feo, ése es mérlico por excelencia. Y quien produce el cambio, de modo que se adquiera jun eros en lugar del otro, y sabe que es preciso gene- zarlo en los cuerpas en que no est presente y supri- mir el otro cuando estd, ése vendria a ser un buen especialista en medicina. En efecto, ¢s preciso sin duda que sea capaz de hacer amistosas a las cosas mas hostiles que hay en ¢l cuerpo y lograr que se deseen unas a otras. Son hostiles en extremo las mas Contrarias: Io frio de lo caliente, lo amargo de lo dul- te, lo seco de Jo huimedo y todas las cosas por él st ta. Por haber sabido producir encre ellas el eros y Is Fees Bib y AsatGtles, Hin mcomagnes 116507 5 Jo de Eriximaco en general, véase ‘Mirsico (2002), pP- bre el discur- elise concordia, nuestro antepasado Asclepio, segin di cen los poetas actuales (y yo les creo), instituyd nuestro arte. Asi pues la medicina, como sostengo, os, y de modo similar también la es regida por ese gimndstica y la agriculeura; y es evidente asimismo gue la misica, para cualquiera que se tome la moles: fa de pensar un poco, se encuentra en la misma Gimacién, como quizé intenté decir también Heré- ito, aunque no To expres6 con palabras adecuadas En afecto, dice: ‘lo uno, aunque 5 en simismo dis: cordante, concuerda consige mismo, como la armor wis del arco y la lira’## Pero es sumamente absurdo Tostener que la armonia es discordante © que existe 5 partir de clemtentos todavia discordantes. Aunque fal vez queria decir lo siguiente: ‘a partir de elemen- tos en un principio discordantes (lo agudo y lo gra- ve posteriormente concertados) se ha vuelto concer tante por obra del arte de la musica’, pues la armonfa no podria darse en cosas alin diseordantes, lo agudo y lo grave, porque la armonia ¢s una consonancia, ¥ ja consonancia, una cierta concertacién; pero ¢s imposible que se trate de una concertacion a partir de discordantes mientras estuvieren discordando: ¥ fa su vez cs imposible que lo discordante y no con- certante armonice. Asimismo el ritmo ha surgido de cosas en principio discordantes, lo rapido y Jo len- to, pero después de haber concertado. ¥ como en nuestro caso la medicina, aqui la miisica impone la concertacién a] introducir eros y concordia recipro- cos. ¥ la mUsica es, por su parte, una ciencia de los componentes eréticos relatives a ritmo y armonia. 45 Véase Herlclito, fragmento $1 DK, 187 1g7> 187 1874 187e 188 66 En la constitucién misma de la armonia y ¢l ritmo no ¢s de ningin modo diffcil distinguir los componentes exdticos, y el amor doble no esta de ningiin modo pre- sente aqui. Pero cuando es necesario hacer uso de rit- mo y armonia con relacién a los hombres, sea el que compone (lo que denominan composicién de piezas musicales) sea el que hace buen uso de las melodias y metros (lo que es llamado paideta)," ali la cosa se pone dificil y se requiere la intervencién de un buen artista, En efecto, de nuevo se hace presente el mismo argu- ‘mento, a saber, que para los hombres morigerados y para que lleguen a serlo los que todavia no lo son cabalmente, ¢s preciso complacer y atender su eros, y ée es el eros noble, el uranio, el Eros de la musa Ura nia; el otro en cambio es el propio de Polimnia, el vul- gar, el que hay que aplicar con cuidado z quienes se aplicare para que produzca el placer que le es propio pero sin dar lugar a ninguna intemperancia; asi, en, nuestro arte, es tarea ardua el hacer buen uso de los, deseos que se relacionan con la cocina, para producir placer sin enfermedad. A decir verdad, tanto en la misica y la medicina como también en todos los demés campos profesionales, tanto humanos como divinos, hay que cuidas, en la medida de lo posible, a ambos eros, pues los dos estin presentes en ellos, por- que incluso la constitucién de las estaciones del ato esti llena de los dos, y cuando las cosas que recién mencionaba (calientes y frias, éecas y huimedas) obtie- nen reciprocamente el eros morigerado y consiguen * Prefiero no treducir este bien conocido sustaative, que refiere a ls educacién, tanto a la instruccién del aprendiz en un ddeterminado campo del saber, como als formacién integral en los miltiples aspectos de la cultura, hasta los mas tefinados, i armonia y una mezcla moderada, se presentan con abundancia y salud para los hombres y demas anima- les y plantas, y en ningiin sentido cometen injusticia. Pero cuando el Eros desmesurado predomina en las estaciones del afio, arraina muchas cosas y procede de manera injusta.%° Efectivamente, las pestes y muchas otras diversas enfermedades de animales y plantas sue- Jen provenir de tales situaciones, porque también las ‘escarchas, las granizadas y el tizén del trigo proceden del exceso y desorden reciprocos de tales tendencias erdticas; de éstas, la ciencia relativa a las traslaciones de los astros y a las estaciones del afio se denomina astro- nomia. ¥ mis todavia: todos los sacrificios y todas las actividades que rige el arte adivinatoria (ellas constitu: yen la mutua comunicacién de dioses y hombres) no versan sino sobre el cuidado y sanacién relativos a Eros.*! Toda impiedad, por cierto, suele darse cuando uno ne complace al Eros morigerado y no honra y vyenera en toda actividad a él sino al otro, tanto en lo que concierne a los progenitores, vivos 0 muertos, ‘como a los dioses. Sin duda, lo que ha sido confiado a Ja méntica ¢s vigilar y cuidar a los que aman, y es a su vez la méntica artifice de amistad entre dioses y hom- bres, porque sabe cudntos de los componentes eréti- cos en los hombres tienden a la thémis? y a la piedad. 80. Este pasaje evoca la metii fe ne pa la metéfora juridica del fragmento 1 de 5 Vease més adelante, a idelante, 2022. 1a justi cl soberano. En el ave depende dela persona del nar ehsed Perio lic halamor eae sombre searso eee cel apres in par indica ho, legis de dela justia yl derecho, incluso en metioras endicar aioe 188 188° 138d 67 188 1398 189% "Un poder asi de cuantioso y grande, o mejor jicho un poder total, posee, en suma, Eros en su integridad; pero el que se realiza en las cosas nobles con templanza y justici tanto en nosotros como en los dioses, ése tiene el maximo poder y nos propo ciona una felicidad total, haciéndonos capaces cle tener trato y amistad unos con otros, y también con los dioses, que son mas paderasos que nosotros. "Pues bien, quizd también yo, al clogiar a Eros, estoy omitiendo muchas cosas, pero no a prapésito por cierto, Pero si algo dejé de lado, Aristéfanes, es tu tarea reponerlo, si tienes la intencidn de enco- miar al dios de otra manera, hazlo, puesto que ya te has aliviado de tu hipo. Dijo entonces Aristodemo que Aristofanes, aceptando el envite, dijo: "Por cierto cesé completa- mente, pero no antes de que le fuera aplicado el estornuda, de manera que me extrafia que el com- ponente moderado del cuerpo ansie ruidos y cos- quilieos tales cual es el estornudo, porque cesé muy claramente cuando se lo apliqué.” Y siguid contando Aristodemo que Eriximaco jo: “Mi buen Arist6fanes, mira bien qué haces. Te pones a hacer chistes cuando estas a punto de iniciar tu exposicién y me obligas a convertirme en guar- dian de tu propio discurso, no sea que digas algo gra cioso cuando te es dado hablar en paz.” ¥ que Aris- téfanes, burlén, dijo: “Tienes razén, Eriximaco; Ter v avo tipo de realidad. Enel proemio del Pooma de Pusmé sides meneionada junto eon Bite como agente del sje del Pancipiante pore! camino dei verdadero conocimicnto (ve 24- Joy Sotre lay nocioncs Ge thinly di, vease Pagers Lan (1997) ep? lAgisccqves\ dense por no dichas mis palabras; pero no me vigi- Jes, porque a propésito de lo que voy a exponer nmediatamente no temo decir cosas graciosas, pues eso seria un beneficio y algo propio de nuestra musa, sino decir algo groseramente ridliculo.” “|Vamos, Aristofanes! dijo Eriximaco-, crees que atacando te me vas a escapar, Concéntrate y dis- ponte a hablar como quien se apresta a rendir cuen- tas, y quizi, si me parece bien, te dejaré libre. “Por supuesto, Eriximaco ~dijo Aristéfanes-, pienso encarar mi discurso de un modo diferente de como lo hicieron ti y Pausanias, pues me parece que los hombres no tienen en absoluto conciencia del poder de Eros, porque si la tuvieran le hubiesen eri- gido magnificos santuarios y altares y oftecido gran- des sacrificios, no como ahora que no tiene nada de es0, aunque deberia tenerlo en grado superlative. Es, en efecto, el mds filntropo de los dioses, y es ser- vider de los hombres y médico de padecimientos que, si fueran suprimidos, el género humano tendria la mas plena felicidad. Yo, pues, intentaré dar cuen- ta a ustedes de su poder, y ustedes, a su vez, serin maestros de los demds. Pero es preciso ante todo que ustedes lleguen a conocer la naturaleza humana y sus modificaciones, porque nuestra antigua consti- tucidn no era la misma que ahora, sino diferente. En primer lugar, tres eran los sexos de los humanos, no dos camo ahora, varén y hembra, sino que se agre- gaba un tercero, que tenia en comin caracteres de esos dos, y del cual sélo queda hoy su nombre; él ha desaparecido. En efecto, era por entonces el andré- gino un sexo unitario tanto de nombre como por su figura, con rasges en comin de los otros dos, varén 189 1894 Lage 69 y hembra; pero en la actualidad no existe, salvo por una denominacién caida en desgracia.® Ademis, Ia figura de cada hombre era un todo redondo, con espalda y costados en circulo, y te cuatro brazos ¢ igual cantidad de piernas que de bra- 190 20s; también dos caras sobre un cuello circular, en todo semejantes; pero por encima de las dos caras, que miraban en sentidos opuestos, habia una sola cabeza; y tenia cuatro orejas y dos partes pudendas. Todo lo demas era tal como cualquiera podria ima- ginar a partir de lo sefialado. Marchaba erecto, como ahora, en cualquiera de les dos sentides en que qui- siera, y cuando se lanzaban velozmente a corer, a la manera de los volatineros que se enderezan sobre sus extremidades al desplazarse haciendo volteretas, ellos, como eran entonces ocho los miembros en que podian ir apoyéndose, avanzaban con rapidez dando vueltas de campan: 1906 "Eran tres y de tal indole los sexos por estas razo- nes: porque lo masculino era descendiente del Sol; lo femenino, de la Tierra, y lo que participaba de ambos, de la Luna, porque también la Luna partici- pa de los otros dos. ¥ eran por cierto circulares tan- 1978) se ocups del uso del sérmino andrdgmos en Ja Atenas de la epoca, con especial referencia als comedia. La calificacién de “andrégino”, ademds de aludir al varén excesiva mente afeminado, derivé en un uso equivalente a “cobarde" especialmente ante situaciones en que era requerida Is virilidad propia del saldado en la batalla; de ahi que también se usara para denostar a quienes uataban de eludir el cumplimiento de las obligaciones militares del ciudadano. En abono de esta expli cacién, se menciona la comedia de Eupolis Astrdtewtot (Los no lnstruidos ot ef servicio mtlicar) que tuvo coro titulo alternativo “Andréggyno’ (Los andréginos). Una muy interesante exposicion sobre el mito de la humanidad arcaica en el discurso de Aristo fanes es la de Brisson (1997), pp. 6877 to ellos mismos como sus trayectorias, por ser seme- + jantes a sus progenitores. Asi pues, eran tremendos fen vigor y fuerza y tenian actitudes muy arrogantes- Incluso llegaron a emprenderla contra los dioses, ¥ también se dice de ellos lo que narra Homero sobre Efialtes y Oto,** que habian tratado de hacer una 190° escalada hasta el cielo para ponerse en pie de igual- dad con las divinidades. "Entonces Zeus y los demas dioses se pusieron 4 deliberar sobre qué habia que hacerles, y se encon- traban en un aprieto: éAcaso matarlos y, cume hax bian hecho con los gigantes, hacer desaparecer el género humano falminandolos con el rayo? iNo po- dian!, pues desaparecerian también los honores a ellos debidos y los ritos provenientes de los hom- bres. éDejar que siguieran envalentonandose? iTam- poco! Entonces Zeus, tras mucho pensar, dice: ‘Me parece -dijo- que tengo un recurso como para hacer posible que siga habiendo hombres y que cesen asi- mismo en su desenfreno, por haberse vuelto mas 1904 débiles. Ahora mismo ~dijo- cortaré a cada uno por la mitad y, a la vez que mas débiles, sera para noso- tros mas iitiles, por haber aumentado en nuimero; y caminaran erectos sobre dos pies. Pero si me pare- = ines gnc de carordindht fcr cy Rosen Himedey que mena tomar nt at I ie los dioses y recibieron condigno castigo. En Ilfada V.3E5 y 35. Dione intenta consoiar « Atredits, hea pot Diowedes eh Eamnpo toyano, narinle on males que los loses tan podec- de poracrien th macilor late Gio on eiastente aa ae de ote y Efialtes, En Odisea X1.305 y ss., Odiseo tneuenta cate ia mujeres que habiten el Hades eeden oe in dice" "dou hes ablan nacido de se sion nen Boa \én, Oto, semejante a Gia Oto, semejante alos dioses,y el luste Eflaltes, pero sus ca 190 191 isi 72 ciere que siguen todavia envalentonados y no quie- ren sosegarse ~dijo-, los cortaré otra vez en dos, de modo que marcharin sobre una pata, como los cojos.’ Dicho esto, corté a los hombres en dos, come los que cortan peras silvestres para conservar. las secas o como quien corta huevos con una crin, Y al que habia cortado, fuera del sexo que furere, ind; caba a Apolo que le diera vuelta el rostro y In mitad del cuclio en el sentido del corte, para que, al con- templar su propia mutilacién, se hiciera el hombre mas morigerado, y le indicaba también curar las demas heridas. El (esto €s, Apolo) les iba dando vuelta el rostro y, tironeando la piel de todas pastes hacia la hoy denominada barriga, la iba atando como una bolsa, con cordones, dejando una abertu- ra en el medio, a la que Haman ombligo. Alisaba totalmente las demas arrugas ¢ iba modelando los pechos con una herramienta, tal como los zapateros alisan en la horme los pliegues del cuero, pero dejé unos pocosen Ja barriga misma y en el ombligo para que fueran recuerdo del antiguo castigo. "Ahora bien, como Ia condicién originaria que- dé cortada en dos, y puesto que cada parte deseaba ardientemente su mitad faltante, se unia con ella, echando alrededor los brazos y entrelazandose entre si, deseosos de fundirse, morian de hambre y demas formas de inanicién por no querer hacer nada el uno sin el otro, Cuando moria una de las mitades, la sobreviviente buscaba otra que hubiera quedado en la misma situacién y se entrelazaba con ella, ya se topara con una mitad de mujer entera (precisamen- te lo que hoy denominamos mujer), ya con una de var6n; y asi se iban muriendo. "Compadecido Zeus, elabora otro recurso y les | cambia de lugar, hacia adelante, las partes pudendas, pues hasta ese momento las tenian hacia el exterior, : y fecundaban y procreaban no unos en otr el suelo, como las cigarras. Asi entonces se las cam- bié de lugar, hacia adelante, y determind que la fecundacién se cumpliera de unos en otros, es decir ino en 1916 a través del varén en Ja hembra, por estas razones: ' para que al entrelazarse, si un varén s¢ reunfa con una mujer, engendraran y perdurara asi el género hhumano; pero también para que si un varén se topa- ba con otro varén, se predujera al menos cierta saciedad, y descansaran del contacto por un tiempo, se volearan a actividades productivas y se preacupa- i ran por las demas cosas de la vida. Es efectivamence 1914 entonces el eros, desde tiempo tan remoto, innato y reciproco en los humanos, congregador de la anti gua condicion, ¢s decir es quien intenta hacer uno a partir de dos y sanar la condicién humana, Cada uno de nosotros, pues, es una contrasefia de hom- bre, por haber sido seccionado como los lenguados y convertido de uno, en dos, y busca as{ permanen- temente su propia contrasefia, 55 “Ahora bien, todos los varones que son seccién del género comin, que era por entonces llamado andrégino, son filoginos, y la mayorfa de los adulte- ros proviene de ese género, Asimismo cuantas de 191* entre las mujeres son amantes de los varones y adul- teras proviencn también de ese género, Pero las 55 Asi traduce Gil (1969) el griego symbolon, denominacion de una tablilla pastida en dos, cada una de cuyat partes era con- servada por quienes hal dad; era, pues, una 1928 192 192¢ mujeres que son seccién de mujer, ésas no prestan 'n absoluto atencién a los varones sino que se vuel- can mas bien hacia las mujeres; las ‘campaiieras’ provienen de ese género. A: mismo cuantos son sec- cién de varén persiguen a los varones incluso cuan- do son muchachos, puesto que son lonj aman a los varones y abra: as de varén, disfrutan de estar acostados y zados con varones; ésos son sin duda los mejo- res entre los muchachos y los chiquilines, por ser por naturaleza los mas viriles. Por cierto hay quienes dicen que son unos desvergonzados, pero se equivo- can, porque hacen eso no por desvergivenza sino pot coraje, valor y gallardia, por acoger lo que les es semejante. De ello hay una importante prueba: en efecto, solos los varones de esta condicién resultan cabales para los asuntos politicos, y cuando se hacen hombres continian amando alos muchachos; no se interesan por casamientos y paternidades en razon de su condicién natural sino forzados por la ley, y les basta con pasar la vida el uno con el otro, solte- 108.6 Un hombre tal se vuelve por cierto totalmente pederasta y filerasta, acogedor siempre de lo que le es connatural. Asi pues cuando se topa con aquella propia mitad de si mismo, tanto el pederasta como cualquier otro tienen experiencias maravillosas en amistad, intimidad y ezos, y no admiten, por asi decir, separarse el uno del otro ni siquiera por un momento. Esos son los que pasan la vida entera en 56 Puede ser una referencia irSnica a Agatén » Pausanias (véase 1930), dado el tratamiento de la homosexualidad que se neers en ls comedian de Aritfues en parila cre: terizacion de Agatén en Las tesmdforts, Sobre la homosexuali- dad en la comedia, vesse Dover (1978), Rodriguer Adrados (1995) y Percy (1996) mutua compaiifa, y ni siquiera estan en condiciones de decir lo que reciprocamente quieren obtener el uno del otro, pues por cierto ninguno de ellos esta- tia dispuesto a adm 1 que ¢s la mera participacién en los placeres sexuales y que gozan mutuamente por eso, por mantener relaciones sexuales con tan grande celo. Pero el alma de cada uno de ellos dos quiere evidentemente otra cosa que no alcanza a expresar con claridad, aun cuando lo presiente y lo expresa de manerdoscura. Y sien el mismo momen- to en que estan acostados juntos, se les apareciera Hefesto en persona con sus hesramientas y les pre- guntara: ‘Hombres, iqué quicren que suceda entre ustedes? y ante la dificultad de ellos para responder volviera a preguntarles: ‘Acaso es esto lo que an- sian, estar unidos lo mas posible el uno con el oto de manera de no separarse ni de dia ni de noche? Si efectivamente ansian eso, voy a confundirlos y mez~ clarlos en una misma cosa, de modo que, aunque dos, sean uno, y mientras vivan, por ser uno, vivan ambos en comin y, cuando llegue la muerte, tam= bién alld en el Hades sean uno en lugar de dos y estén ambos muectos en comin, Fijense si es eso lo que ansian y si tienen bastante con que eso les suce- da’ Podemos estar seguros de gue, tras haber oido esto, ninguno de ellos podria negarse ni querrfa con tanta claridad otra cosa, sino que naturalmente pen- saria que se ha mencionado eso que realmente ansia~ ba desde antiguo, devenir un ser Ginico a partir de dos, por estar unido y confundido con el amado. Esa es efectivamente la causa, a saber, que nuestra antigua constitucién era asi y que éramos cada uno de nosotros una totalidad; ahora bien, eros es el 192d 192° 1935 15 1936 193° 16 nombre del ansia y persecucién de esa integridad. Anteriormente, como estoy diciendo, éramos una unidad, en cambio ahora, por la antigua injusticia cometida, fuimos separados por el dios, como los arcadios de los laceclemonios.*” Asi entonces, existe el temor de que, si no somos considerados para con os dioses, seamos escindidos otra vez, y andemos por ahi como los perfiles grabados en las estelas, ase~ rrados a lo largo de la linea de Ja nariz, como Mspai Por esos motivos es preciso recomendar que todo hombre sea piadoso en todo sentido para con los dioses, para evitar unas cosas y lograr otras, porque Eros es nuestro gufa y conductor, Y que nadie actiie en contra de él (obra en contra de él cualquiera que se enemiste con los dioses), porque si llegamos a ser amigos del dios y nos reconciliamos con él descu- briremos y encontraremos a nuestros propios ama- dos, cosa que logran muy pocos de nuestros con- tempordneos. ¥ que no me interrumpa Eriximaco ni ridiculice mi discurso, como si yo estuviera aludien do a Pausanias y Agatén. A lo mejor si, ellos estin precisamente entre ésos y ambos son de naturaleza varonil, pero yo, si me siguen, estoy hablando de todos los humanos absolutamente, tanto varones tuna ciudad ubicada en el sudeste de le Arcax 57 Mantinea e jrededor del dia rexuleada de a ealon de vate ales 500 a.C. En principio fue afin a Esparta aunque cor gen de indepencencta. Avanzada ya la Guerra del Peloponeso, Salis con Atenas en el 420 0.0. Ene 387 y 386 fie atacada y Gesmemnbrada por Exparta, Esta referencia es, pues, Un anacro~ nisin, Ya que a accibn dramdtiea del Banguel est impostada en 41¢ 2 Een dato importante ar fir ec aprons ds de comporicign del didlogo. 51 ‘Algo similar al mbofon(véate nota 35) ipa es uina de as partes den dado dividido por la mitad, que también s= con- Eerva como sehal de reconacimiento como mujeres, pues de esta manera nuestra especie podria llegar a ser feliz: si logréramos ese eros y cada uno encontrara a su propio amado, retornando asi a su antigua naturaleza, Pues bien, si ¢s0 ¢s lo mejor, serd necesario también que, para los ahora presentes, Jo mejor sea estar lo més préximo posible a ello, es decir, encontrar al amado que por naturaleza y men- talidad le coresponde. Y por cierto para celebrar al dios responsable de ello, debemos celebrar con toda justicia a Eros, quien en el presente mucho nos ayu- da conduciéndonos hacia lo que nos es propio, y nos ofrece muy grandes esperanzas para el porvenir (siempre y cuando nosotros brindemos nuestra pie- dad a los dioses), reinstalindonos en nuestra primi- tiva naturaleza y sanéndonos para hacernos biena~ venturados y felices. 'Bste, Eriximaco ~dijo Aristéfanes-, es mi dis- curso sobre Eras, diferente del tuyo, asi que, como te pedi, no te burles de él de modo que también escuchemos con atencién lo que diri cada uno de Jos restantes, 0 mejor dicho, cada une de los dos, pues quedan sélo Agatén y Sécrates.” “Esti bien, te hasé caso ~dijo Aristodemo que dijo Eriximaco-, porque en mi opinién el discurso fae desarrollado de un modo agradable; y si no tuviese Ia certeza de que Sécrates y Agatén son expertos en asuntos erdticos, mucho me temeria que tuviesen dificultad con sus discursos, porque se han dicho muchas cosas y muy variadas; sin embargo en este momento confio en ellos. Entonces Sécrates dijo: "Tu mismo, por cierto, Eriximaco, has confrontado muy bien, pero si estu- vieras donde yo estoy ahora, 0 quizé mejor dicho Dac 260 24, PetetowAees | 1934 soa iv vee 193 1948 ay donde estaré una vez que Agatén se haya lucido con su discurso, también mucho temerias y estarfas, en tun todo, tal como yo estoy ahora. “Pretendes sugestionarme, Sécrates ~dijo Aga- tén-, para que me confunda por creer que el audito- rio tiene una gran expectativa'de que yo me luzca con mi discuss0.” “Seria francamente un desmemoriado, Agaton =dijo Sdcrates-, si después de haber visto tu coraje ¥ 1940 tu altivez cuando subiste al escenario junto con los actores y, a punto ya de presentar tu propia obra, miraste de frente a tan numerosa concurrencia sin mostrarte de ningiin modo turbado, creyera yo que vas a confundirte ahora por nosotros, unas pocas personas.” Y qué, Sécrates dijo Agatén-, acaso me con- sideras tan lleno de teatro como para desconocer que para quien tiene dos dedos de frente unos pocos sabios son més temibles que muchos necios? 194 “No estarfa actuando bien, Agatén -dijo Sécra- tes-, si te creyera nistico en algin aspecto, sino que sé bien que si hallaras por acaso a algunos de los que consideras sabios, te preocuparias mas por ellos que por la multitud,’? pero me temo que és0s no seamos 59 En griego bot pol, fa mayor ns mchay Es bracicamente an gat comune les dillogos de primer pecledo de la produccign platdnica ~los Mamado: Flocriticos". la oposicion entte los muchos gue ignoran y lor pocos, incluso 1 nico, que saben. En el Gritdn se adv fry claramente el valorde esa oposicin en una stuacin limi te Sobre la fuerza del reconociniento publico encamado en a SpiniSn de hot pollo en la sociedad ateniense dela cpocecepeo- aocida mediante fccbbn dramética en nuestro didlogo, resaltan Sugestives for pasajes de Eusipides, Medea 334-548 ¢ Hipdito 00430, Vence también Repubice ViAB2b-<. nosotros (en efecto, nosotros también estuvimos te de la multitud); en presentes alli formando pa Pembio, si encontraras a otros SaDiOSs inmediata- create entirias pador ante ellos cuando 26386 cree yeras estar haciendo algo torpe- Qué me dices?” “Que estis diciendo algo cierto” dito Agst0% #y no sentirias pudor ante la multitud si crey®” ras estar haciendo algo vergonzoso2”, pregunto Sdécrates. TEntonces dijo Aristodemo que Fedro, interrum- piendo el didlogo, dije: “Querido Agatén, si le contes- nada le importara que aqui suceda qo que sucediere, con tal de tener él alguien con quien coversar, maxime si ese tal es hermoso. Yo, por mi parte, con gusto escucho a Sécrates cuando COnVErSay pero es forzoso que me preocupe por ‘el encomio y exi- Frage cada uno de ustedes pronuncie su discurso sobre Eros, Una vez que los dos hayan entregado cada uno el suyo al dios, ya podrin ponerse a conversat.” “Dices bien, Fedro dijo Agatén-, nada impide que yo pronuncie mi discurso, y Socrates, a su vez, tendré muchas ocasiones para conversar. “Bien, yo quiero en primer lugar decir cémo es preciso que yo hable, luego hablar. En efecto, todos Jos que han hablado antes parecen no haber enco~ miado al dios sino haber felicitado a los hombres we los bien fe ls ae el dios ha sido para ellos Se dices done gortos sewn oon SS et ohevicn atte de una determi- n.!0 Pero hay un tinico modo correcto tas a Socrates, yaen 0 © Este comienao del discurso de Agaton ser oe do sin sien por Scat (938) Canrane So Soage teal portancia'a ese principio y ala aprobacién de Sécrates en 1944 194e 1958 79 19st 1956 80 de hacer un elogio cualquiera sobre cualquier cosa: exponer, mediante la palabra, por qué tipo de cuali dad es precisamente causa, y de cules cosas, aquello sobre lo cual el discurso trata, sea lo que fuere. Asi entonces ¢s justo que nosotros elogiemos, en primer lugar, a Eres tal cual él es, y iuego, sus dones. Pues bien, sostengo yo, si es licito y no ofensivo decirlo, que de entre todos los dioses que son felices Eros es el mas feliz, por ser el mis bello y excelente; y-es el ds bello por ser de la cualidad que paso a exponer: ¢s ante todo, Fedro, el mis joven de los dioses, y él mismo offece una importante prueba de lo dicho al h veloz, pues llega a nosotros mas ripido de lo debido. Por cierto Eras, por su naturaleza, la desprecia y de ningtin modo tiene trato con ella; en cambio, siem- Pre convive y esti entre los jévenes. Bien dice el vie jo dicho que lo semejante siempre se acerca a lo semejante.*! Ademis, aunque en muchas otras cosas estoy de acuerdo con Fedro, no estoy de acuerdo en eso de que Eros sea mas antiguo que Crono y Jépe- to, sino que sostengo que él es el mas joven de los dioses y siempre joven, y que los antiguos hechos relativas a los dioses que narran Hesiodo y Parmé- nides han tenido lugar (si ellos eran efectivamente veraces) por abra de Necesidad, no de Eros. En a toda prisa de la vejez, cosa evidentemente tanto se trata dela cuestién metodolégics fundamental para Pla- 60, “del problema del referente real al que el discurso se zefiere y de como ete referente puede ser calificado” (p, 279). No obs- fante, hace notar Casertano que, come se ver mis adelante, corzeccién formal de esta propuesta no garantiza por si misma Ja verdad de! discurso, al menos desde la perspectiva de la con- epeion platdnica de la verdad. 51 Vease 186b y nota efecto, no babria habido entre unos y otros castra- ciones ni cadenas ni otras muchas formas de vio- lencia sino amistad y paz, si Eros hubiese: estado entre ellos como actualmente, por lo cual Eros rei- na sobre los dioses. Asi pues es joven, y ademas de joven, delicado. Y haria falta un poeta como Homero para mostrar la delicadeza del dios. En efecto, Homero sostiene que Ate es una diosa y es 1a, pues sus pies son delicados, cuando dice: °F sus pies son delicadas, pues no se acerca al suelo, sino que camina sobre las cabezas de los hombres. "Me parece que asi, con una bella prueba, mues- tra su delicadeza, porque no camina sobre suelo duro sino blando. De la misma prueba nos valdre- mos nosotros para mostrar que Eros es delicado. En efecto, no pisa sobre la tierra ni sobre créneos, que no son én absoluto cosas blandas, sino que se asien- ta y habita en lo més tierno y blando que existe, pues edifica su morada en los caracteres y en las © Hesiodo, Tagonta 147-210 y 453-506; en cuanto a Parmé- rides, si bien en el fag. 8, wv, 30-1 se mencsonan los grilles se la odeross Necestad (dns) como garanies de la Cohesion lo real, en los restantes fragmentos ne se cncuentaa angen alusiéa a hucesos coino los rferidos por Hesioder naeur tee te, dado nuestro conocimiento parcial del i haberlos expuesto. erate Bae Bas ene © sla divinidad que produce en los hombres una ofusea- ein © ceguera transitoria y les conduce ast y los conduce as{ a comportamientos de fanestas consecuencias, Precisamente en Mada XIX. 85-94, e¢ mencionada por Agamenén como responsable, junto con Zeus, la Moira y | In afrenta que el jefe de los griegos hicie: les. El texto citado por Agatén continda asf: "..dafiane ces. Ya ne tras Olco apresa en sus grilletes. Tambign, ofuscé una vez a Zeus, de quien dicen que es el mejor entre los hombres y entre los dinses 195d 195° aL 196 196 ge 82 ‘almas de dioses y hombres, pero no indistintamen- te en cualesquiera almas, sino que, si encuentra alguna que tiene un caricter duro, se aleja de ella; si blando, alli se aposenta. Es necesario pues que, por estar en contacto mediante sus pies y en todo senti- do con las mas blandas de las cosas blandas, sea delicadisimo. Es por cierto muy joven y delicado, y ademis de eso cs fluido, pues si fuese rigido no podria rodear completamente ni pasar inadvertido al entrar primero y luego salir, atravesando el alma entera, Una prueba de ello es su forma simétrica, y flexible es su forma agraciada que, de diversas maneras, €8 reconocida por todos, puesto que siem- pre hay guerra entre lo falto de graciay Eros. Su vida entre flores explica la belleza de su tez, pues Eros no reside en lo que no florece ni en lo perecedero, sea en cuerpo, en alma 0 en cualquier otro aspecto, sino que donde hay un lugar florido y fragante, alli se asienta y permanece. "Pues bien, sobre la belleza del dios es sufi ciente lo ya dicho, aunque ain queda mucho por decir. De ahora en mas hay que hablar sobre la vir- tud de Eros;s en ese aspecto Jo principal es que Eros no injuria a dios ni a hombre y no es injuriay do por ningun dios ni por hombre alguno. Por cierto no padece por obra de la violencia (bia), sies que de algun modo padece; en efecto, la violencia 64 Bp griego dards, que también tiene la acepcién de “ale: minado"” 15 BS decir, de acuerdo, con el esquema de las vireudes Fane damentales, 3 elogiard el aspecto virtuoso de Eros en [> ave hace a justicia (dikaiosjne), moderacion (sophrosyne), valenta Candela) y sabidutis (opbia). Sobre el tratamiento sistemstico de las virtades carcinales, véase Repuiblica 1V. 4274 y ss. no lo afecta ni él hace uso de violencia cuando 0 a Todos sitven de buen grado en todo a Eros y, como dicen [as leyes soberanas de la Ciudad,s zon justas Jas cosas que se conciertan de buen Bra dio entre las partes. Ademis de la justicia, particips también de la maxima moderaci6n (sophrosfne); en. ral en que la moderacién efecto, hay acuerdo gene y también es el dominio sobre placeres y descos, en que ningtin placer es més fuerte que Ef0si y $1 fos btros placeres son més débiles, seran domina- dos por Eros; entonces, si él domine, placeres y deseos sera eminentemente moderado. Por otra parte, en materia de valentia, ni siquiera Aces resiste a Eros, porque Ares no somete a Eros Sino Eros a Ares (el de Afrodita, segiin el cuento),®” yeldominador es més fuerte que el sometido: Asi, siejerce su dominio sobre el mds valiente de entre todos los demas (esto es, sobre Ares), seré él el mas valiente entre todes. Bien, sobre la justicia (dikaio- ane), la moderacién (sophrosine) y la valentia (andrei) del dios ya se ha hablado; falta ahora hablar de su sabiduria (sophfa), pues, en la medida de lo posible, hay que tratar de no omitir nada. En primer lugar (para que también yo, a mi vez, hon- re nuestra propia arte tal como Eriximaco hizo con la suya), poeta es el dios, y tan’ habil que también puede hacer poeta a otro, pues cualquiera se vuel- por dominar 66 Esta expresion es atribuida por Aristoteles, en Retdrica lo de Gorgias, Alcidamante, pero la figura es is antiga y su primer registro ve encuentra en Pindaro, Al es ecto puede consultase Gigante (1593). wi gta Homer, utes VINL266 yess donde 3 nar We bsnra del amor adtero de Aftodea x Arcs yl venganza de 1968 196 a3 19 197 a4 ve poeta, ‘aunque fuere inculto’,* toda vez que Eros lo toca. Es preciso, por cierto, que nos valga- mos de ello como de un testimonio de que, en suma, Eros es un buen poeta en lo que respecta a toda produccién propia de las Musas. Sin duda nadie puede dar ni ensefiar a otro lo que no tiene 0 Jo que no sabe. Y bien, siquiera en lo que respec ta ala fuerza productiva de los animales todos, aquign negara que hay al menos una sabiduria (sop- bia) de Eros por la cual nacen y crecen todos los animales? Mas atin, éno sabemos acaso que aquel de quien ese dios es maestro resulta ser famoso y radiante, y aquel a quien Eros no toca, oscuro? Ciertamente Apolo inventé el arte del arco, la medicina y la mantica guindo por el deseo y el eros, de modo que también él es discipulo de Eros; y las Musas inventaron la musica, Hefesto la forja, ‘Atenea el arte del tejido y Zeus el de gobernar tan- to a dioses como a hombres. Es evidente que los asuntos de los dioses fueron establecidos, una vez que hubo nacido Eros, gracias a su belleza (pues no hay eros en la fealdad), antes de lo cual, como dije al principio, habia, segiin se dice, cosas tre- 62. Eatas palabras se encuentran tcxtualmente en el fragmen- to 66 de Eespides, perteneciente ala sagecia no consecvada Exoyeen, yen hstfeoes, otipas 1074 1B praicaments la condicion de toda ensenanza ese cono- cienienco dein materia csehada en quien impart Ja istroc- Sion, Este principio eats present cael Corgis, dande «pose Sor dela sepuesta arte orator debe ser capex de hacer oradores Sovtes Devota mancin en Arstoteles, Metaffca 1.1, 981b, es {etal distnava del sabio ou apttod dicictien, que no x da en Guienes posren un saber mermmente tmpirico ¥ mucho menos 53 Sor a niles actividades en que se manifesta Eros wae mi slant, 2056 mendas entre los dioses a causa del reinado de Necesidad. Pero cuando ese dios nacid, toda clase de bienes surgié para dioses y hombres. Asi, segiin me parece, Eros, por ser él el primero en belleza y excelencia, es en consecuencia causa para los demas de cosas de tal condicién. Y me viene a mientes mencionar en verso lo que él produce paz entre los hombres; en el mar, calma sin [tempestad; reposo en las fatigas y suefio en las tribulaciones. “El nos vacia de le que nos ¢s ajeno y nos colma de lo apropiado, estableciendo todas las reuniones de este tipo para que nos congreguemos a conversar ‘unos con otros, actuando él como guia en fiestas, en danzas, en sacrificios; aportando suavidad, quitan- do radeza; dador de bienestar, supresor de malestar; de delicada alegria; digno de contemplar para los sabios, digno de admirar para los dioses; envidia de los desposefdos, posesién de los afortunados; padre del refinamiento, del lujo, de la molicie, de los favo- res, del anhelo, del deseo; preacupado por los bue- nos, despreocupado de los malos; en la fatiga, en el temor, en el desco, en el discurso es piloto, auxiliar y socorro excelente; ornato de absolutamente todos, dioses y hombres; conductor excelente al que debe seguir todo hombre celebrando con nobleza, participando del canto que Eros canta cuando fascina el entendimiento de todos, dioses y hombres. "Sea dedicado al dios, Fedro, este discurso mio ~dijo~ que, en la medida de mis posibilidades, parti- 1g7e 1974 85 198" 198 86 cipa en algo del seriedad.”7" juego, en algo de una mesurada ¥ dijo Aristodemo que cuando dejé de hablar Agatén todos los presentes lo aclamaron, porque el Joven se habia expresado de un modo acorde para consigo mismo y para con el dios; y que entonces Socrates, tras dirigir su mirada a Eri “cAcaso te parece, imaco, dijo: ijo de Acimeno, que no he temido antes un temor ao temible?,”2 to no hablé somo un adivino cuando dije lo que dije hace un momento, a saber, que Agatén hablaria admirable- mente y que yo me encontraria en dificultades?” “Estoy de acuerdo -dijo Eriximaco- en que has hablado como adivino al decir que Agatén habria de hablar muy bien; en cuanto a que estés en dif cultades, no me parece. “éPero cémo, bienaventurade —dijo Aristodemo que dijo Sdcrates-, no voy a estar en un aprieto, tan- to yo como cualquier otro, al tener que exponer inmediatamente después de pronunciado un discur- so tan bello y pleno de matices? Por cierto que no ha sido igualmente admirable en los demas aspectos, pero en lo que hace al final, quién no bubiese que- dado impresionado al percibir la belleza de las pala- bras y Jas expresiones? Yo, entre tanto, pensaba que no iba a poder decir nada cercano a ellas en belleza jal final del 71 Este citze del digourso de Agat6a se asemeje al comio de Heine de Gorgas! “Quise exribir ee dineurso cate tn encomie de Helena, por cbs pare, coma on ose ee ue hablar después Pa Socrates expres su temor por tener que habla de Agats or lo dere, las palabras ade: ds dea oe Ae ca un oxesoror (emer an tenor 80 tele on Sins de lz tantes mueseas del recurso extilisteo mencionado por Pausanias en 1856, véase al respecto nota 44 ¥ casi escapo corriendo, si hubiese podido, porque 198° realmente el discurso trajo a mi memoria a Gorgias, de modo que sin mas experimenté lo de Homero: temia que Agatén, sobre el final, tras lanzar envucl- ta en su discurso la cabeza de Gorgias, temible en el decir, contra mi propio discurso, me convirtiera en tuna piedra al dejarme sin voz.” ¥ al punto entendi que habia hecho el ridiculo cuando convine con 1984 ustedes hacer, por turno, el encomio de Eros y dije ser entendide en asuntos erdticos, sin saber en rea dad nada acerca de cémo se debe encomiar algo, sea lo que fuere. En efecto, creia, por mi ceguera, que uno tenia que limitarse a decir la verdad sobre cada uno de los aspectos del objeto del encomio y que eso era suficiente; pero que, eligiendo entre ellos los mis bellos, habia que ordenarlos de la manera mas digna posible. ¥ mucho presumia de que iba a hablar bien, como si efectivamente hubiese conoci- do la verdad sobre el elogiar alguna cosa cualquiera, 1 Pero, iay! Segtin parece, elogiar bien algo no es eso. Lo es, en cambio, el aplicar a la cosa los atributos 198¢ mas grandiosos y bellos que sea posible, fuese 0 no 7 Platén juega con, ica (paronomasia) enue el nombre propio “Gorgias” y el de a "gorgona” Mecusa, ‘monstruo cuya cabeza, aun después de separada del cuerpo por ‘obra de Perseo, conservaba el poder de su terrible mirada, capaz de converts en piedra a aque! a quien la dirigiera. Por otra par ‘e, hay aqui una clara emision a Odisew XI,633 y ss, donde Odi- seo, pronto ya 2 alejatse del acceso al Hades, dice: "Se apoderd de mi el pilido temor (ds), no fuera que ia lustre Perséfone me desde el Hades la cabeza de la Gorgona, monstruo temi- ble (deinoie)". Compirese también este pasaie con Republica 33bd-e, on que Sécraces, tras una vielenta intervencion de Trash mace, dice: “Al oirlo quedé azorado y al verlo sent temor, ¥ creo que si no lo hubiese mirndo yo «antes que dam, me habria quedado mud * 87 efectivamente asi; y si se diere el caso de que fueren falsos, no tendrfa ninguna importancia, porque se propuso, al parecer, que cada uno de nosotros enco- miara a Eros como le pareciera bien, no como real mente debe ser encomiado. Por eso ustedes, creo, poniendo en juego todo tipo de palabras, se Ja apli- can a Eros y dicen que él es de tal condicién y res- 19% ponsable de tantas cosas como para que parezca lo mis bello y excelente posible, y es evidente que para los ignorantes (no por cierto para los conacedores) el elogio resulta asi bello y solemne. Pues bien, en ese momento yo no cone elestilo del elogio, y porno saber convine con ustedes pronunciar también yo un clogio. La lengua prometié, no la mente.” [Adiés elo- gio! Definitivamente no voy a hacer un encomio de ese tipo, pues no podria hacerlo; en verdad, no. En cambio, si estan de acuerdo, pretendo decir cosas ver daderas a mi modo y no en confrontacién con los dis- 199 cursos de ustedes, para no ser motivo de risa. Fijate entonces, Fedro, si en algo te viene bien un discurso asi, es decir, escuchar dichos verdaderos sobre Eros, pero con palabras y expresiones puestas asi como por acaso vayan saliendo."" % Parifrasie de Euripides, Mipslito 612. Dover encuentsa tam- bign alguna semejanza con Medea 1044-5, 7%. Tambien en Apologia de Séerates 17b-e, Sécrates hace una distincién entre hacer un discurso a la manera de las précticas oratorias socialmente consagradas y decir la verdad: “Desde lue- 20, por Zeus, no oirin ustedes, seflores atenienses, bellas for laciones adornadas con giros y téminos escogides, como las de ellos, sino cosas dichas improvisadamente con las palabras que se me ocurran, Parque estoy seguro de que Jo que voy a decir es justo, Asi que ninguno de ustedes espere otra cosa. Pucs Sin duda tampoco seria adecuado, sefores, que, ami edad, me presente ante ustedes como lo haria un muchacho que intenta dar forma a un discurso.” ¥ dijo Aristodemo que entonces Fedro y los demés lo instaron a hablar de la manera en que él considerara adecuado hacerlo, “Pero todavia, Fedro —dijo Sécrates-, permiteme preguntarle unas cositas a Agatén para que, tras haberlas acordado con él, inicie ya mi discurso “Pero sf, te lo permito; pregiintale”, dijo Fedro. Y que después de eso, Sécrates empezd mas o menos asi: “Y bien, querido Agatén, creo que orientaste muy bien tu discurso al decir que primero hay que mostrar de qué cualidad es Eros ya continuacién sus rralizaciones. Mucho me admira ese inicio.7* Vamos entonces, ya que con tanta belleza y elevacion expu- siste cémo es en sus demds aspectos, dime también esto sobre Eros: Zes Eros de tal condicidn que es eros de alguien o de nadie?” Y no pregunto si lo es de una madre o de un padze (risible, por cierto, seria la pregunta de si Eros es eros de madre o de padre),7 18 Sécrates elogia este principio metddico propuesto por Diotima a partir de 2014. mt iat dado que cn su acepcion vulgar, que flots en el ambiente, eros py lsplduaracrees Estmaetnill G imesubealee tee 199 1998 89 sino més bien como si estuviese preguntando, sobre la nocién misma de padre, éacaso un padre es padve de alguien 0 no? Sin duda que, si pretendieses con- testar bien, dirias que un padre es padre de un hijo o Por supuesto”, dijo Aristodemo que respondid Agatén. “éTambién entonces de igual modo una madre? Agatén estuvo de acuerdo en esto. “Pero todavia res- ponde algo mds ~dijo Sécrates~ para que puedas entender mejor lo que pretendo. Si te dijera: ¢y qué? ‘hermano’ en sentido propio, ées hermano de alguien 9 110?” Respondié que “{De un hermano o de una hermana?” Asintié Agatén. “Inteata entonces ~dijo Sécrates~ aplicar el mismo criterio con respecto a Eros: (Eros es eros de nada o de algo” ‘De algo, por supuesto”, dijo Agatén. Entonces dijo Aristodemo que Sécrates dijo: ‘Guarda bien eso y tenlo bien presente. Ahora dime, édesea (epithymet) © no Eros eso de lo cual es eros?” “Lo desea”, dijo. aptamer eo ee EXEVE; Dover (1980), pp. 133-136; Allen (1990), pp: 41-49 y *2Y desea y ama (erd)® lo que desea y ama cuan- do lo tiene o cuando no lo tiene?” "Cuando no lo tiene, segiin resulta verosimil”, dijo. “Fijate bien ~dijo~ si mas que resultar verosimil no es necesariamente asi: quien desea desea algo de Jo que esta falto, y sino esti falto de eso, no lo desea. 200° ‘A mi me parece, Agatén, que de un modo sorpren- dente es necesario que asi sea. 2¥ a ti?" “A mi también me lo parece”, dijo Dices bien. {Acaso, pues, alguien que es gran- de puede querer ser grande, 0 alguien que es fuerte, fuerte?” “A partir de lo acordado serfa imposible. “Y es asi porque no podria estar privado de esas propiedades porque ya es grande y fuerte.” ‘Dices verdad.” Porque si siendo ya fuerte quisiera ser fuerte Aristodemo que dijo Sécrates-, si siendo ya veloz, veloz, y siendo ya sano, sano (porque quizds alguien podria pensar que los que son tales y tienen 200° todas esas propiedades desean precisamente es0 que tienen, para que no nos vayamos a confundir, por eso me extiendo en esta consideracién), estd claro, Aga- ton, silo piensas un poco, que é505, quieran 0 no, tie- 80 Hay aqui précticamente una asimilecién entre deseo (epithyysia) y eres, las palabras usadas para denotar deceo sexual segin Dover (1980), mientras que para otro tipo de afectos ha predominado philfe. Este es un nuevo pase én el proceso de resignifieacion de “eros” entendida como eh impelso vital que rige la tencencia de lo mortal a persistir en la vida. Véase al res pecte 2052-4, donde la identificacign entre epilbymia y or se hhace totalmente explicita, Sobre [a estructura del deseo y su caricter de “telativo a” 0 “deseo de”, vease tambien Repibtica 1V.4375-437d, st 2004 200° 2018 92 nen en el presente, de manera absolutamente necesa- ria, las cosas que tienen. Quién podria desear esas cosas? Pero si ese tal nos dijeraz ‘Yo, sano, quiero por Gicrto estar sano; y siendo rico quiero, por cierto, ser rico; es decir, deseo precisamente lo que tengo’ le diri- amos: ‘Tt, amigo, que tienes dinero, salud y fuerza, quieres tener esas cosas también en el futuro, porque ahora en el presente, quieras o no, las tienes. Fijate pues si cuando dices «deseo las cosas presentes», no estas diciendo mAs bien «quiero que las cosas que aho- ra tengo estén presentes en mi también en el futuro», sPodria admitirse otra cosa?” Dijo Aristodemo que Agatén estuvo de acuerdo con Séerates. Y dijo Séerates a continuacién: ces, esto es desear alg: si pues enton- que lo que todavia no est’ cumplido ni se tiene se tenga conservado y presente también en e! futuro.” “Totalmente”, dijo Agatén. “Asi pues, tanto ese tal como cualquier otro que desee desea lo no procurado, lo no presente. En efecto, lo que no se tiene y lo que no se es, es deci, aquello de lo que se est privado, es el tip de cosa de las que hay deseo y eros.” “Totalmente”, dijo Agatén. “Adelante pues ~dijo Sécrates-, recapitulemas lo dicho: ts Eros otra cosa que, en primer lugar, deseo de algunas cosas y, en segundo lugar, de cosas de las que se esta privado?” “Es es0”, dijo. “Ahora bien, ademis de eso, recuerda también de qué cosas decias en tu discurso que hay Eros; si gustas, yo te lo recordaré, Creo que dijiste aproxi- madamente que los asuntos propios de los dioses OKO Io ox | foeron bien dispuestos gracias al eros de cosas bellas, pues no puede haber eras de lo feo. éDijiste eso? “Por cierto que si”, dijo Agatén. “Y realmente lo hiciste muy bien, compafiero dijo Sécrates-; y si es realmente asi, podria ser Eros otra cosa que eros de belleza, no de fealdad?” Agatén estuvo de acuerdo. “iHa quedado acordado entonces que desea algo 201% de lo que esté privado, es decir, algo que no tiene?” Si”, respondid. “Entonces Eros estd privado de belleza, es decir, no la tiene.” “Necesario que asi sea”, dijo. “ZY qué? Lo falto de belleza, lo que de ningin modo la posee, éacaso dices ti que es algo bello?” ‘No, por cierto”, dijo "Y sies asi, dsigues atin sosteniendo que Eros es bello?” Agatén entonces dijo: “Me temo Sécrates, que ya no sé nada de lo que entonces dije.” “Sin embargo hablaste muy bien, Agatsn. Pero 201¢ dime una cosita més: las cosas buenas, éte parecen también bellas?”* Steg le hize recordar @ Astin 201s) lo que “més 0 menos af (owtosipon sstavo en ea discuss En seaidad se 95196) nr essumente [oats epoca ha soe Pero con el enfiticeatentimionto de Agaton (pong) 186 Palabras de Sserats, queda memente tSableaio qué be fo de eros a beens, nunca Ta fsldad QU16),Aaimido crs, «i pasne de lo bello lo bueno es neeptado om sbfeconess bello es Bueno, sempre. Como toded los pasos de este breve alogo 50 sett reproduci yarmplado ena soaversesion de Sccrates con Diotima partir de 2014, peo los panes fre ennles deb argumentation de Di dow Este peso opsrtivo, stots Roo gs ciltarda lat sostencr 1) a ptr sobre lo bello (alin, de med qe “Ami si “Entonces, si Eros estd privado de rasgos bellos, y si las cosas buenas son bellas, estaria privado tam- bign de rasgos buenos.” "Yo, Sdcrates ~dijo Agatén-, no podria contra- decitte. Que sea asi como dices.” “No puedes contradecir a la verdad, querido Aga- tén ~dijo Sécrates-, porque contradecir a Sécrates no 2014 es mada parte, evocart el discurso sobre Eros que escuché una vez de boca ce una mujer, Diotima de Mantinea, muy sabia en ésas y en otras muchas cosas a tal punto que, cen cierta ocasién, por haber offecido los atenienses un, sacrificio antes de la peste, consiguié por diez anos, una postergacién del mal. Ella también me instruy6 en asuntos exéticos; por consiguiente, el discurso que Ja pronuncié trataré yo de exponer a ustedes, a par- tir de lo acordado con Agatén, por mi mismo, como mejor pueda. Es en verdad necesario, Agatén, como 201¢ ti sostuviste, exponer primero quién es Eros ¥ de qué condicién, y a continuacién sus obras. Me parece lo mejor ir desarrollando la exposicién del mismo modo en que entorces la Extranjera, interrogindome, la fue conduciendo. Yo a mi vez le respondia practicamente fic . Pero en fin, ya te dejo en par. Por mi tode fo bueno #s bello aun cuando no responda a un patrén de belleza convencional, socialmente aceptado (véanse el avance de Diotima en ste sentido en 210b-c y, definitivamente, la re>- puesta de Socrates a Alcibiades en 2180-219); 2) que, en sent Go estricto, eros no es eros de lo bello sino de la generscién y cl parto en la bellezs. No antes de este proceso de resignificacion ide “bello” en s| mismo y en su relacin con “bueno” (iniciado aqui y retomado por Diotima en 202a), seré posible reponer 16 ‘halon como fin (los) del impulso erético, reposicién que cul- mina en 210¢-2128. Véanse las notas de Dover (1980) y Rowe (1998) en sus comentarios sobre estos pasajes. 94 mi, a saber, cosas tales como las que recién Agaton 2 os de cosas que Eros era un gran dios y que era retlas Por cierto, ella me fue refutando con las mis aas razones con que Yo a él, a Saber que, Sen mi propio discusso, Eros no era bello nj bueno ‘Yo enton- ces dije: ‘€Cémo dices, Diotima? ¢Es entonces feo y ooo Eros? ¥ ella dijo: ¢No hablards con respeto? ¢O crees que lo que no ¢s bello ha de ser necesariamente feo” ‘iPor supuesto!’, dije yO. "Y ella: #2Y si no es sabio, ignorante? ¢O desco- neces a-aso que existe algo intermediot? entre saber ¢ ignorancia?” **£Qué cosa?’, pregunté. No sabes ~dijo que el opinar con correccion pero sin poder dar rz6n de ello no es saber (pucs no plural (“intermedio” 0 “intermediario") for del pe- Sioa sotannadorono sage de nc Bente En. goorancia se eiere a e20 intermedi (meta (eae ery 00 30, Hop ibal eines nealas sae a ce ee age an 2 pee Yate ee ene ie 2028 95 2026 202° 2024 96 podria ser saber algo privado de razén) ni tampoco ignorancia (pues no puede ser ignorancia lo que de algin modo entra en contacto con lo re entonces por cierto al al)? Existe gO de ese tipo, la recta opi- i6n, un intermedio entre saber e ignorancia.’ ‘Cosas verdaderas estas diciendo’, dije yo. "No fuerces entonces las cosas de modo tal que lo que na es bello sea feo y que que no es bueno sea malo, También asi hay que proceder con respec- to a Eros: puesto que tt mismo admites que no es bueno ni bello, no pienses por eso que ha de ser necesario que sea feo y malo, sino que es algo inter medio ~dijo- entre esas dos cosas.’ 'Y sin embargo ~dije yo~ todas reconocen que es.un gran dios.’ "Te refieres a todos los que'no saben -pregun- t= 0 también a los que saben?” A todos absolutamente’, dij. *Y ella, burlona, dijo: ‘iAy, Sécrates, écdmo po- drian reconacerlo como un gran dios quienes sostie- nen que ni-siquiera es un dios? ‘EQuiénes son ésos?’, pregunté. ‘Uno ~dijo- eres ti; otra, yo.” "Y yo dije: “¢Cémo dices eso?" *Y ella dijo: ‘Muy sencillo. A ver, dime: {No afirmas que todos los dioses son felices y bellos? {O tendrias la audacia de decir que alguno de los dioses no es bello y feliz?” “No, por Zeus!, yo no’, dije. "2Y lamas realmente felices a quienes no po- seen cosas buenas y bellas?” ‘De ningtin modo.’ Sin embargo has admitido que Eros, por su privacién de cosas buenas y bellas, desea precisa- mente esas cosas de las que esté privado.* Bfectivamente ~dije~ lo he admitido.” ™Entonces, écémo podria ser un dios quien esta privado de cosas buenas y bellas?” "De ninguna manera, al menos seguin parece.” Ves pues -dijo- que tampoco ti consideras a Eros un dios?” yo~ seria Eros?, éun Pero, équé enéonces?” Como lo mencionado anteriormente -dijo-, un intermedio entre mortal ¢ inmortal.” "Pero, equé cosa, Diotima?” "Un gran daimon,® Sécrates, porque todo lo daimonion es un intermediario entre dios y mortal.” "8 qué poder tiene? dije yo. “EL de interpretar y transmitir 2 los dioses los mensajes de los hombres y a los hombres los de los palabra griega, dafnon; el misme criterio riot, porque en nesta lengua el demonio™ y el acjetivo “demoniaco” tienen signif cados y connoractoner que pueden dewiar compleramence Is comprensién del término a En ke nee castellanas, Gil (1969) elige “gen 0, mientras que Martinez Hemandes 1986) opta por la transcripcign “demon” (sc) y usa "demanies? para el adjetive. Entre los taductoresy comentattites dienes fnglesa, Dover (1380) y Rowe (1998) prefcren en (1991), en cambio, divinity y (1948) y Viesice (1992) dan démon y démonique. Eo ls Wadicion tual damon es usado a menudo como un equivalente de ted os), aunque también para mentarseres dvinos o semi de ango inferior al de ox dioses principales, Hata caact de Eros en el marco de las ensenanss de Diotima esti igade de modo indisoluble con la nocion de metas (sate nota 85), 202° 97 203 relativa a sacrificios, iniciaciones, coi 203% 98 dioses; de los unos, los megos y sacrificios; de los otros, los mandatos y las compensa. sacrificios ofrecidos. Por hallarse en w medio entre am! iones por los in lugar inter bos, los completa, de manera que el todo queda coligado consigo mismo.* A través de 4] discurre la mantica entera y el arte de los sacerdotes njuros, adivina- © mezcla con el se da toda trato cién y encantamientos. El dios no s hombre, pero a través de ese daimon ¥ conversacion de los dioses para con los hombres, tanto en vigilia como durante el experto en tales cosas es un varén tras quien lo cs en cualquier otro d arte u oficio manual, es un vulgar mones son muchos y variados, cierto Eros.’ "éDe qué padre es hijo ~dije youy de qué madre” "Eso es ya més largo de contar ~dijo-; no obs tante, te lo relataré: Cuando nacié Afrodita, estuvie~ ron festejando los dioses y, suchio. El que es daimonios, mien lominio, sea algun operatio. Esos déi- y uno de ellos es por entre ellos, también el hijo de Metis, Poro. Terminada la comida, como era habitual en una fiesta, llegé Penfat5 para mendigar y andaba rondando las puertas. Asi las cosas, Poro, borracho de néctar, pues todavia no existia el vino, tras entrar en el jardin de Zeus eayé dormido torpe- mente. Entonces Penia, motivada por su propia carencia de recursos, tramando hacerse hacer un hijo de Foro, se recuesta junto a él y concibe a Eros “ Lado Uapdn) ext ea ota deo ea, que ana te moral y lo dvigo. Bn context platinico “hachendy us de expresiones tradicionales~ son los ambitos “sensible” e “intl ble” los que quedan ligados entye si por accién de este expec medisdoz, 85" Sobre Poro y Penia, vénse Introduccién, p.20. Por ello ciertamente Eros ha nacido como acélito y servidor de Afrodita, por haber sido engendrado en medio de los festejos de su nacimiento, y es por su naturaleza amante de lo bello, por sex Afrodita real- mente bella, Asi pues, por ser hijo de Poro y de Penia le ha tocado en suerte esta condicién: en primer lugar, por la naturaleza de su madre es siempre pobre y est muy lejos de ser delicado y bello, como piensa la mayoria, sino que es rudo y enjuto; descal- z0y sin techo, duerme siempre en el suelo, sin man- tas; se acuesta a cielo abierto en los portales y en los carninos, siempre compafiero inseparable de la indi- gencia, Pero a su vez, por la parte de su padre, anda al acecho de bellos y nobles, es viril, intrépido, habil cazador, siempre maquinador de recursos, ansioso de saber, ingenioso, filésofo de por vida, temible hechicero, hacedor de encantamientos y sofista. En. verdad, no ¢s inmortal ni mortal sino que, en un mismo dia, a veces retofia y vive, cuando le va bien} a veces se esté muriendo, pero recupera la vida gra- cias ala naturaleza propia de su padre, si bien lo que consigue siempre se le escurre de entre las manos, de modo que nunca es del todo pobre ni del todo rico, ¥ se encuentra en un punto intermedio entre saber ¢ ignorancia. Asi son las cosas: ninguno de los dioses filosofa ni desea ser sabio, porque ya lo es; y por lo demas, si alguien es sabio, no ilosofa. Pero tampoco los ignorantes filosofan ni desean hacerse sabios, Porque esto es lo penoso de la ignorancia: el que alguien que no es noble ni bueno ni sabio, crea tener todo eso en modo suficiente; porque de ninguna manera desea algo de lo que carece quien cree no carecer de ello.” 203¢ 2034 203° 204+ 99 204e 2048 100 “Entonces, Diotima —dije yo-, iquiénes filoso- fan sino lo hacen los sabios ni los ignorantes?* “Eso esté claro ~dijo~ incluso para un niiio; filosofan los que estén en una situacion intermedia entre ambos, entre los que se encuentra también Eros. Por cierto, la sabiduria se cuenta entre las cosas ids bellas, y Eros es eros en lo bello, de manera que s necesario que Eros sea flésofo y, por ser filésofo, sea un intermediario entre sabio ¢ ignorante. Causs de ello es también su origen, pues es hijo de padre sabio y habil y de una madre no sabia y sin recursos. En suma, mi querido Sécrates, ésa es la naturaleza del daimon, si bien no ¢s para nada extra- fala concepcién que ti tenias de Eros. Ti pensabas, segiin me parece a juzgar por tus palabras, que Eros es el amado, no el amante. Por eso, creo, Eros se te antojaba bellisimo, pues el objeto de amor es real- mente algo bello, gracioso, perfecto y bienaventura- do; en cambio el amante tiene otro aspecto, precisa- mente el que yo acabo de describir.” "Yo entonces dije: ‘iAdelante, Extranjera, pues tienes razén! Siendo de tal indole nuestro Eros, qué ventaja tiene para los hombres?” "Eso precisamente, Sécrates ~dijo ella~, trataré de ensefiarte a continuacién. Eros es efectivamente tal y de tal cuna, y desea las cosas bellas, segiin ti dices. Ahora bien, éy si alguien nos preguntara: «qué es Eros respecto de las cosas bellas?»; 0 quizd mds clara- : «équé desea el amante de las cosas bellas?»” "Y yo dije: Poseerlas” "Sin embargo ~dijo ella~, la respuesta requiere todavia una aclaracién de este tipo: cémo seria el que posee las cosas bellas?’ *Yo le dije que todavia no estaba en condiciones de responder de un modo adecuado a esa pregunta, ijate ~dijo-, es si como alguien, sustituyendo jera: «Vamos, Sécrates; lo bello por lo bueno, ing el amante de las cosas buenas desea..., qué desea? Poseerlas’, dije yo. 2¥ cémo sera aquel que posea las cosas bue- nas?” ‘A eso si puedo responder con facilidad -dije you: serd feliz.” Por la posesién de las cosas buenas ~dijo-, los felices son felices, y no es necesario ya preguntar para qué quien es feliz quiere ser feliz, pues la res- puesta parce alcanzar el fin buscado.’#4 Es verdai *iCrees que ese deseo, es decir, ese eros, es " dije yo. comtin a todos los hombres y que todos quieren siempre poster las cosas buenas? £O qué dices?” ‘Eso -dije yo, que es comtin a todas.” ™Y entonces, Sderates, si efectivamente todos dijo desean siempre las mismas cosas, épor qué de tunos decimos que aman y de otros no? "También a mi me sorprende eso’, dije yo. ‘No debe sorprenderte ~dijo- Lo que ocurre es que separamos una especie de eros y, aplicdndole el nombre del todo, la denominamos «eros», pero para 58 El sastantivo endaiwonts (felicidad) mienta, en su sentido originario, la buena disposicien de la divinidad para con un por elle eudatnor (feliz), La apropiacién que Ib filosoita hizo de estos terminos terminaron conduciéndolo a tun uso técnica propio de la ética, que sefiere a Is condiciém de ud y realizacidn que le es posible a un bumano, ¥yano pot un especial y aun capricheso favar divino, sino gracias un proceso en el que, con creciente nitidez, va aflorando el Sentido de responsabilidad y autonomia mor 204° 205% 2056 205¢ no set al ser, de mode que todas las a 102 las demas especies nos valemos de otras denomina- “Es asi: sabes bien que pofesis (produccién) es algo miltiple. En efecto, la poiesist? es causa en todo proceso que conduce una cosa determinada desde el idades pro- pias de todas las artes* son poidieis (producciones), y sus artesanos son todos poietai (productores).’ ® El verbo poidey los sustantivos potest y poieés indican, de muancrs pred hnuestee “fabricar” En castellano sesulta imposible mancenes la Unidad entre extos significantes y los que refleren al quehacer oético tal como usualmenielo entendemos, por eso opto por is trsliteracion de las palabrae griegaty consigho, ent parencesiy {significado mds general en unos casos y el ids testingico en otros, ya que Flaton juega aqui con una opasicign entre uso genético y uso espectfice de las mismas palabras. Asimismo, a par que hace notar esa diferencia, adviere a sus lectores sabre el Recho de que se estd denominande a una parte con el nombre del todo. El sefalamiento de esta sieuacion propia del lengu ratio serd aprovechado como tn paso ci ifieacion de “eros” mediante una analog: : ines ef lamar poirés an 2apatero (aunque de acuerdo con Tgnificade general del nombre lo sea), igual acttud adopta- flamos ante la propuesta de llamar "eros" sl faa de un espe dor financieroy sin embargo, i se siguen cuidadosam pasor ind\eados por Diotima, se teeminara por admitir que des- de le perspectiva de un uso correcto del lenguaie, las cosas son becesariamente asi Un ejeraplo en nuestra lengua puede ser el Sistentivo “cultura” en sus dos usos, uno amplio, antropolégico, J otto restringide s6loa un cierto tipo del quehacer humano. 38 "Are" es [a traduccion usual del sustantivo ‘ddne, atesti= guado desde Homero, que en el periodo clésico refierea un que- ices producivo en su mayora ce ongen empiric, oni do postenormente mediante un conjunto de principios teéricos gue pueden serasimilados alas replas del ate” y tans Iitidor mediante ensefanza si Tales son [as condlicio- dela idhhne en el sentido restriagido propio del tratamiento Gue realizaron Platon y Aristdteles en el marco de una teoria del SGhocimienco (véase, por ejemplo, la discusién sobre el status epistémico de la recoriea en el Gorgas y, en Aristoteles, Meta e211). Pero en el uso corriente, sdne mienta también destre ‘Es verdad.’ ero sin embargo —dijo ella~, sabes que no son Llamados poietdi (poetas) sino que tienen otros nom” bres, porque de la totalidad de la potesis fue separads una parte, la relativa a la mGsica y los metros, la cual tzllamada con el nombre del todo, y asi s6lo s¢llama ‘poiesis (poesia) a es0, y poietat (poetas) los que ejer ‘cen ¢s2 parte de la poiesis (produccion)” "Es verdad’, di my asi por cierto sucede lo mismo con cl eros. 205! En general, todo deseo de cosas buenas y de ser feliz es, para cualquiera, el grandioso y engafiador eros. Pero los que se dan a él de muy diversas maneras, en la crematistica, en la gimndstica 0 en Ia filosofia, no son lamados amantes ni se dice que amanj en cam- bio los que se encaminan y se empefan segiin una linica especie se apropian del nombre del todo y a eso se denomina cros y de ésos se dice que aman, ¢s decir que son amantes.’ “Pareces decir cosas verdaderas’, dije yo. ‘También se cuenta un cuento —dijo- que dice que los que aman buscan su propia mitad, pero mi 205* relato sostiene que no hay eros de una mitad ai de un todo ano ser, amigo, que sean justamente algo bueno, pues los hombres estan dispuestos a hacerse cortar sus propias piernas o sus propias manos si consideran que estan enfermas. Greo que uno no siente afecto por las cosas propias salvo que pueda as y habilidades productivas puramente empiticas. Esta deno- de hecho, por ejemplo, medicina, logistica, aritmética, escultérica, musica, gimnasts do, culinatia, etc. Esta ecuaci tra tambien en Aristoteles, Me del saber productive. pesca, arte del tejit ime poieis se encuen- oI, en Su caracterizacién ‘entie fd ica VI, 103 sentir lo propio como algo bueno y lo mala como ajeno, de modo que los hombres aman no otra cosa que lo bueno, éno te parece?” iPor Zeus que sil’, dije yo. ™Entonces -dijo ella-, thay que decir ast sim- plemente que los hombres aman lo bueno?” ™Si’, dije. ‘{Cémo? ~dijo~, éno hay que agregar que ta. bién aman poseer lo bueno? Hay que agregarlo.” ™2¥ acaso no sélo poseerlo ~dijo~ sino poseerlo siempre?” También habria que agregar eso.” Se trata, en sintesis ~dijo-, del eros de poseer para siempre lo bueno.’ "Estés diciendo algo muy cierto’, dije yo. 206% "Dado que efectivamente eso es siempre el eros ~dijo-, el esfuerzo y la tensién de los que persiguen eso, éde qué modo y mediante qué actividad podria llamarse eros?, {puedes decirlo” Si pudiese, Diotima -dije yo-, no te admiraria por tu saber ni te estarfa frecuentando para aprender precisamente estas cosas.’ 89 Eluso del verbo phoitén (Frecuentar, iry venir, acudir para recibir ensefianza, ir ala escucla) indica que Sécrates habia rect bido regularmente, en visitas periédicas reiteradas a lo largo de mucho tiempo, las ensefianzas de Diotima. Dover (1980) apun- ta que puede haber aqui un toque de humor de Placén, ya que cl verbo tambin era usado para aludira relaciones sexusles esta bles. También en 2072-¢ hay indicios de un camino recorride de acuerdo con pautas de una regularidad necesaria para llegar al fin buscado. La comparacion entre el acceso alla filosofia y pric- ticas rituales de distinto caricter, especialmente inicidtico, em- pieza a insinuarse y culminard abiertamente en 210s-212a. Esta vviculacién es habitual en los didlogos del periodo de madurez; ‘véase por ejemplo Mendn 8la-d y Fedén 62a-b, 65b-67¢, 69a-d 104 Yo te lo diré -dijo-: es le procreaci bello, tanto seguin el cuerpo como segiin el a —dije yo- requiere lo que *Arte adivinato dices; realmente no entiendo.” *"Te lo diré mas claramente ~dijo ella~. Conciben, Sécrates -dijo-, todos los hombres, tanto en ¢l cuerpo como en el alma, y cuando alcanzan cierta edad, nues- tra naturaleza desea vivamente procrear, pero no pue- de procrear en lo feo sino en lo bello. La unién de hombre y mujer es procteacién. Eso es un asunto divi- todo viviente mortal, a no, algo inmortal presente &: saber, la concepcién y la gestacidn, pero no prospera en lo inarménico. Lo feo €s inarménico en relacién con todo lo divino, y lo bello, en cambio, armonioso. La belleza es Moira ¢ llitia del nacimiento.% Por eso, cuando lo que esti pronto para parir se aproxima a algo bello, se alegra y se expande gozoso y da aluz, es decir, procrea. Pero cuando se acerca a algo feo, se conturba y, afligido, se repliega, se vuelve sobre si resiste y no procrea sino que, retenizndo el fruto, sufie penosamente. De ahi que al prefiado, ya pleno de su fruto, le advenga gran deseo de lo bello, porque lo bello libera al parturiento del gran dolor del parto.% En realidad, Sdcrates, no de lo bello, como ti crees, es el eros.’ ™2Y de qué, pues?” Ji pars el Feds, las notas de Eggers Lan (1971) sobre estos pass: ie 0 inGoaad ralenente “reparto” tla divinidad que asigna a cada uno su fot, su pure, especiaimente en lo que concierne a tempo de vida; ils, hija de Zeus y Flera segun Hestodo, ¢5 la ente de ls parts, 31 Vease la imagen de la procreacign y el parto, asl como su relacin con el eros, er Replica 490 206¢ 2068 206" "Dela generacién y Parto en la belleza,” 'Y bien, asi sera” ‘Es absolutamente asi =< Samente de la generacién? en la medide en que le es Kio-. EY por qué preci- Porque la generacién es, efiando todas esas cosas, a bre los asuntos erdticos. Y medida que discurria 50! una vez me pregunté; Cuil crees, Sécrates, esto es, de ese vivo deseo? del modo admirable en q bestias cuando desean procrear, tanto Jas pedestres 20% como las aladas, suftiendo todas ellas y padeciends apremios eréticos, primero para llegar al acopla- miento y después en lo que hace a la crianza del recién nacido? éNo adviertes que por eso estén las | mas débiles dispuestas a pelear con las mas fuertes ¢ incluso a mosir, y que son capaces de extenuarse de | hambre y de hacer cualquier otra cosa con tal de nutrir a sus crfos? Por cierto -dijo— podria pensarse que los hombres lo hacen por céleulo, pero en las bestias, équé causa dispone asi sus tendencias erdti- { 207* cas?, puedes decirlo” que es la causa del eros, | tAcaso no te das cuenta ue se disponen todas las 'Y yo volvi a contestar que no lo sabfa, Ella entonces dijo: **éPiensas llegar a ser ducho en asuntos eréticos sin saber eso 106 “Justamente por ello, Diotima, como recién decia, he acudido a ti, consciente de que necesito maestros. Vamos, dime cual es la causa de esas con- ductas y de otras relativas a las cosas erdticas.’ Pues bien -dijo-, si admites que eros es por naturaleza deseo de lo que muchas veces hemos acor dade, no te sorprendas, pues ahora, segin un argu- mento idéntico a aquél, ia naturaleza mortal busca, en 2074 la.medida de lo posible, existir siempre, es decir, ser inmortal; y sélo puede lograrlo de esa manera, mediante la generacién, porque asi deja siempre otro ser nuevo en lugar del viejo, pues se dice que en él (esto es, en el ser nuevo) cada uno de los animales sigue viviendo y sigue siendo él mismo, asi como se dice también que uno es el mismo desde pequefio hasta que llega a viejo. Pero jams uno tiene en si las mismas cosas, aunque se diga que es el mismo, sino que siempre se renueva en un sentido y en otro pere- cer en sus pelos, cares, sangre, huesos y, en una pala- 207+ bra, en todo su cuerpo. ¥ no sélo en su cuerpo, sino también en el alma: sus modos, costumbres, opinio- hes, deseos, placeres, penas, temores. Nunca cada una de esas cosas permanece idéntica en cada uno, sino que unas nacen y otras desaparecen, Peto algo todavia mucho mas extrafie que esos cambios ¢s que también nuestros conocimientos no sélo nacen unos y otros 208 desaparccen, es decir, jamés permanecemos idénticos Segrin nuestros conocimientos, sino que también a cada conocimiento le pasa lo mismo. En efecto, lo gue llaman «estudiam® se da porque el conocimiento 9% meletin, verbo trad por Martine Hemandez (1 lo por Gil (1965) como “repasar” y 1992) como “practicar". Ambas tra- 107 2086 208 108 es fugaz, y el olvido es como la partida de un conoci- miento, pero el estudio, al producir a su vez un recuer- do nuevo en lugar del que se va, conserva el conoci- miento, de modo que éste parece ser el mismo. Asi, de esa manera, se conserva tode lo mortal, no por ser siempre absolutamente lo mismo como la es lo divi- no, sino por él recurso de dejar en lugar del que esca- pay envejece otro ser nuevo, tal como era él. Por este medio, Sderates, lo mortal participa de la inmortali- dad -dijo~ tanto en su cuerpo come en todos los demés aspectos. Lo inmortal lo hace de otro modo. Asi que no te asombres si todo ser, por naturaleza, aprecia a su propio vastago, pues es por mor de la inmortalidad por lo que a todo ser acompafia ese empefo, es decir, el eros.” "Yo, por mi parte, tras haber escuchado ese dis- curso quedé asombrado y dije “Bien, sapientisima Diotima —dije-, éson verda- deramente asi esas cosas?” Y ella, como los sofistas consumades, dijo: "Date por bien enterado, Sécrates, pues si echa- ras una mirada a la ambicién de los hombres, ano ser que reflexiones sobre lo que estoy diciendo, te asombrarias de su irracionalidad al considerar de qué modo admirable se disponen mediante el eros ducciones son aceptables, pues connota préctica, ejercitac Frecuentacign; no obstante prefiero “estudiar” porque en este pasaje su uso esti explicitamente vinculado con Ia adquisiciéa y mantenimiento de conocimienta intelectual. No deja de ser mastiva el hecho de que en griego moderne signifique precisa- mente “estudias” como actividad intelectual cegularmente cjer- cida mediante hibitos de freeuentacién estable. (Cabe aclarar que con esta ultima referencia slo se trata de senialar un dato sobre un uso lingtstico del griego actual, ne de un criterio para dilucidar el valor de un término en el periodo clasico.) con vistas a llegar a ser famosos «y siempre en el tiempo wna glo: Jeanzar p a inmortal»? Por ello estin prestos a corzer toda clase de peligros, incluso 2084 en mayor medida que por sus propios hijos, a gastar dinero, realizar todo tipo de esfuerzos y aun a morir por esa causa. {Crees ti — dijo que Alcestis habria muerto en lugar de Admeto, Aquiles inmediatamen- te después de Patroclo, o nuestro Codro antes de tiempo para asegurar el reinado de sus hijos, si no hubiesen pensado que iban a aleanzar la memoria inmortal que actualmente tenemos de su propia excelencia? iMuy lejos de ello! ~dijo-, sino que, creo, por una virtud inmortal y por tal fama gloriosa todos hacen todas esas cosas, y cuanto mejores, tan- to mis, pues desean lo inmortal. Asi —dijo-, los que 208° son fecundos segtin el cuerpo, se inclinan mas bien hhacia las mujeres y practican de ese modo su erotis- mo, mediante la procreaci mn de hijos, y asi, segtin creen, s¢ procuran inmortalidad, memoria y felici- dad para todo el tiempo futuro; en cambio, los 20 fecundos en el alma son por cierto ~dijo- quienes procrean en las almas mas que en los cuerpos las cosas que al alma corresponde engendrar y dar a luz. Ahora bien, iqué cosas corresponde al alma engen- dear? La sabiduria y toda otra, virtud. De ellas son. padres los poetas todos y, entre los artesanos, todos cuantos son considerados inventores. Pero con mucho, dijo, grandiosa y bellfsima sabidurfa es la concerniente al ordenamiento de ciudades y resi- dencias, cuyo nombre es moderacién (sophrosyne) y justicia (dikaiosine). Cuando alguno, desde chico, es 209 2 Verso hexdmetro de origen desconocide. 109 209 2098 110 fértil segtin el alma en esas virtudes y, ya mozo, alcanza la edad apropiada, desea vivamente engen. char y procreat, y trata de hacerlo, creo, buscando 4 Se alrededor lo bello en lo cual habré de engendrar, Pues jamds engendrard en lo feo. Va en pos de log Sucrpos bellos, mas que de los feos, porque est en trance de procrear, y si encuentra entre ellos un alina bella, noble y de buen natural, siente re: apego por ambos y abunda ante esa p cursos sobre la excelencia y también 5: varén noble debe ser y en qué deb intenta educarlo. Por estar en contacto con un ser bello, creo, y por tener trato con él, daa luz, es decir, Procrea lo que antes habia concebido, tanto en su Presencia como también trayéndolo a la memoria cuando esta ausente, y en comun nutren ambos al nuevo nacido y asi manticnen una comunidad mucho més valiosa que la que se tiene con los hijos Yuna amistad mas firme porque han logrado com: partir hijos mas bellos ¢ inmortales. Asimismo, tras haber puesto su mirada en Homero, Hesiodo y demés buenos poetas, cualquiera preferiria tener para si hijos como ésos antes que tenerlos humanos, celoso porque aquéllos dejan tras de si esa clase de hijos propios que les proporcionan, por ser tales, fama y memoria imperecederas. Pero si gustas almente gran ersona en dis- bre lo que el € Ocuparse, ¢ ~dijo-, fjate qué hijos deja Licurgo en Lacedemo- nia,% salvadores de Lacedemonia y, por asi decir, de Grecia. También digno de honor entre ustedes (esto % Famoso Iegislador espartano, sobre quien no hay testi- monios blopaiten souicg oe cous a Gasca de ps sts la legal rector de la erganizacioa institucional de Exparia nia, couificeda probablemente en el siglo VII uct ¢5, los atenienses) es Soldn’ por su obra legislativa, nbién lo son otros muchos varones en muchas otras partes, tanto entre griegos como entre barba- ros, por haber ostentado muchos y bellos trabajos y haber generado toda clase de virtud. En su homena- je hay ya muchas muestras solemnes de reconoci- miento precisamente porque han dado a luz esos hijos; en cambio, nadie las merecié nunca por haber tenido hijos humanos. Asi pues, Sécrates, quiza ti también podsias iciarte en estos asuntos erdticos, pero en lo que concierne a los mas completos y mas profiundos ((élea kai epoptikd), en razén de los cuales existen los ya vistos si se procede bien, no sé a cien- cia cierta si serlas capaz. De todas maneras -dijo-, te los comunicaré. Yo de lingtin modo voy a desfa- lecer; ti intenta seguirme en la medida en que te sea posible. Es necesario -dijo-, en efecto, que quien se dirija con rectitud hacia esa tarea empiece desde joven a dirigirse alos cuerpos bellos, y que en primer lugar, si es bien guiado por el gufa, se enamore de un fanico cuerpo y genere en él bellos discursos. A con- tinuacién, él debe comprender que la belleza pre- 25. Solén de Atenas, elegido acconte en 594 a.C, cllebretan- tors fetormas poten que ev adelane darn atcoatad como port produccién podtics, Came pelftice, dispuso is abelieion de laesclanitad por deueas, le posibilidad de acceder a cargos pUblicor de acuerdo eon los Gienes poseldos y po ya por un derecho de sangre, y teorgunisé la sociedad ste hiense dsibuyéadolaen custo etamentos seg los ingiesos ‘nenstaes. De a asin politica de Solén da tesimonio Avste- tales en Laconswein dels atninse Vease sobre el particular Eagess Lan (1997), cap. 30° Sobre esta instancia iniidtica dl ascenso erético y la comparacion ents la prictica dels floeofayritcales de initia ign, véase Fedén 69c-e y las notas de Eggers Lan (1971) sobre algunos puntos de este pasaje 209 210 il 2106 sente en cualquier cuerpo es hermana de la que se encuentra en atro cuerpo y que, si es preciso perse- guir lo bello en su especificidad (td ep’ efdei halén) 7 gran insensatez seria no considerar como wna y mis- ma la belleza presente en todos los cuerpos. Pero una vez que ha comprendido esto, es preciso que se erija en enamorado de todos los cuerpos bellos y sosiegue ese intenso deseo de uno solo, menospre- cidndolo y considerindolo poca cosa. Después debe considerar més valiosa que la del cuerpo [a belleza presente en las almas, de modo que si alguien es 210¢ cabal de alma aunque de escasa lozania fisica, ello sera suficiente para amarlo, desearlo, inquietarse por ély engendrar discursos que hagan mejores a los jdvenes,8 para que a su vez se vea obligado a con- templar lo bello presente en las costumbres (epitedeii- mata) y en las leyes y a darse cuenta de que todo lo que ¢s bello es connatural consigo mismo,” a fin de 87 Eleéemino efdos no refere aqui la Idea o Forma de Bello- ter especifico “bello” que se encuentra en todos fos cuerpos bellos, pice el iniciando crtd en uno de los primeros pasos del agcenso, La visién de la Belleza en si (ad 00 alin) es mencionada recién en 21 dhe . 80 “Véase el proceso de conduccién educativa como un “sembrar en el alma” y la comparacién con la actividad del buen for en Fatvo 276-277, saataleelosin’ La expresion en griego es symgents haut, Allen (1 Dover (1980) traducen akin to itself; Calogero (1928) affine «sé sesso; Casertano (1997), més literalmente, congeners a s stesso} Gil (1968) “unido por parentesco a si mismo"; Martinez Her- andes (1986) "empareatade consigo mismor; Revin (1949) parznué i 805 mime; Rowe (1998) mutually related; Vics (1992) Somblabe elle mime. La nociSn de syngend es importante } es uucada por Platon en distintos contextor para indicer una fela- i6n de profonda coparticipacion entre entidades que tenn, aun cuando flere remoto, un origen comin que sella su ident Sad esencial; al eaz0 paradigmscica (y quae slgo parad’):eo) de somghneia que es el que estd en juego aqui- es aquel en que 112 Scala neha Ye Re Resi | que legue a considerar que lo bello relativo al cuer- po es algo de poco valor. Después de las buenas cos- tumbres es preciso conducirlo hacia los conoci- mientos, para que vea ademas la belleza propia de Jos conocimientos y, dirigiendo ya la mirada a lo bello en sus miltiples aspectos y no més a lo bello 2104 presente en tn individuo (ala manera de un vulgar vecino que por la belleza de un solo muchachito 0 de un solo hombre o de una nica costumbre, vive en esclavitud y ¢s torpe y de pensamiento mezqui- no), se vuelva hacia el multiple mar de lo bello y, al contemplarlo, produzca muchos discursos y pensa- mientos bellos y elevados en copiosa filosofia hasta que, en tal medida vigoroso y crecido, vea desde esa elevacién un cor.ocimiento tinico que lo es de eso bello alli presente, Trata ahora de prestarme la méxi- 210° ma atencién posible: quien hubiere sido conducido: hacia los asuntos erdticos hasta ese punto, contem- plando de un modo continuo y adecuado las cosas, bellas, encaminado ya a la meta, vera de repente {exaiphnes)'® algo admirable, bello por naturaleza, na iad eu sareconsog PIES gas gegen pele compare yor occas hee aine nt ourioranat one rater’ i oon i ney seo al st ton (971) traduce “afin”. Considera que, en us pasaje coma tate “connatusl y“eongénete” ron ss aduocloner mis ae tcadas pues nafnidad pede responder a siconstancia forts thoy no odo parnteco es por gy et Gets por ascent, Supe Sauer ure ee page eto puipictin son Rin 8b Reuben Xe, Pus Sia. 8S Be de notarque ens advebio de modo ccurre cuatro cup iad Bapruek Aicrir de tay uch pies 2 “SSundo tae Aoslaar el ducurs de Socrates irompe en la eas ade, bovracho, con su stant; en side cuando Alcbie {Goubre 2 Soees en el suum leno en queva 3 reclinar sma. En Fedén 792-806, 113 a 2 21> 114 aquello, Sécrates, por lo cual precisamente venian realizandose todos los esfuerzos previos, algo que, en primer lugar, existe siempre y no nace ni perece, no crece ni disminuye; después, algo que no es bello en un aspecio y feo en otro, ni a veces bello, a veces feo; ni en vn sentido bello, en otro feo; ni bello aqui, feo alla; ni bello para unos, feo para otres. Pero tampoco se le manifestard lo bello como un rostro ni como unas manos ni como ninguna otra cosa de entre las que participan del cuerpo; ni siquiera como un discurso, un conocimiento o algo que, en cierto modo, exista en otro ser, como por ejemplo en una criatura viviente o en la Tierra o en el Cielo 0 en cualquier otra cosa, sino como algo siempre existen- te ello mismo en si mismo consigo mismo siempre y de una nica forma (monoeidés). En cambio, todas las demas cosas bellas participan de él de algin modo tal que, micatras éstas nacen y perecen, ello de ninguna manera deviene en mds 0 en menos y nada padece.!0! Asi entonces, cuando eventualmen- te alguien, encamindndose desde las cosas de aqui a través de una adecuada pederastia, comienza a vis- Jey face referencia al modo repentino en que sucle aparecer en ai lugar menos esperada, 7 Anaimente en 2230 cuando se pro- duce una segunda srupeion de jerguistas, en momentos en que \gaton se cispone a ubicarse en cl gar adecuado pare poder Ser clogindo por Sécraces. Casertano (1997) llama la atencién fobre el excazo uso que Platon hace de este termino, al tempo uc lo usa sempre connotindolo con tna fuerte carga eimo- tiva; (en ese pasaje denota un sucezo puntual que, por una parte, ex ligedo con un extenzo periodo de preparscion, de fducicién y, por otra, mares la apercusa hacia una innovacio 309) i@t "Sobre exte modo de ser, propio de lo verdaderamente real, es decie as Meas 0 Formas, véanse las exposiciones de Repubiica VA795-480a y Fedgn 7ob° 300, lumbrar eso bello, pricticamente est alcanzando la meta (télos). En eso consiste por cierto el encaminar se correctamente hacia los asuntos erdticos o bien el ser correctamente conducido por otro: comenzando desde las cosas bellas de aqui, teniendo como fin eso bello en si, ir ascendiendo sucesivamente, como por escalones, de un cuerpo bello a dos; de dos, a todos Ios cuerpos bellos; de los bellos cuerpos, a las bellas costumbres; de las costumbres, a los bellos conoci- mientos; y de los conocimientos, concluir en aquel conocimiento que es conocimiento no de otra cosa que de lo bello mismo, para llegar a conocer final- mente lo realmente bello.!®? En ese momento dela vida, querido Sécrates dijo la Extranjera de Manti nea-, més que nunca para un hombre, vale la pena vivir, cuando contempla lo bello en si. Si alguna vez lo vieres, no te pareceré que ¢s bello como el oro, como un vestido 0 como los hermosos nifios y muchachos, aunque ahora quedes transportado al contemplarlos y dispuesto, tanto ti como también otros ante la vision de los amados, a convivir por siempre con ellos si fuese posible, sin comer ni beber siquiera sino s6lo contemplarlos y convivir. Qué vamos por cierto a pensar si a alguien se le die- a el contemplar lo bello en si inmaculadc, puro, sin mezela, no contaminado con came humana ni con colores ni otra miltiple banalidad moral, sino si pudiera vislumbrar lo bello divino en si, en su tinica forma (monocidés)? tPor acaso crees que resulta vida 102 En griego é «sit kalin, una expresion equivalente a la usada dos lineas mas abajo auté 16 kalén (lo bello mismo), ambas referidas 2 ls bellezs en si, et decir a la dea o am decir a la Wea o Forma ails aus 2ile 2128 212 116 modesta la de un hombre que dirije hacia ahi su mirada, lo contempla con lo que debe hacerlo'® y convive con ello?

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