El Despertar de Las Voces Dormidas - La Memoria en Cuatro Novelas
El Despertar de Las Voces Dormidas - La Memoria en Cuatro Novelas
UKnowledge
2015
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Recommended Citation
Pociello Sampériz, Ana, "EL DESPERTAR DE LAS VOCES DORMIDAS: LA MEMORIA EN CUATRO NOVELAS
SOBRE MUJERES EN LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA Y LA POSGUERRA" (2015). Theses and Dissertations--
Hispanic Studies. 20.
https://uknowledge.uky.edu/hisp_etds/20
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changes required by the advisory committee. The undersigned agree to abide by the statements
above.
__________________________________________
DISSERTATION
__________________________________________
By
Ana Pociello Sampériz
Lexington, Kentucky
Lexington, Kentucky
2015
During the Spanish Civil War and its aftermath, the fear of being denounced and
subsequently punished contributed to the social silence that became the norm during
Franco´s dictatorship. This was then reinforced during democracy through an implicit
pact of oblivion. After the death of Franco, as an attempt to avoid reopening wounds,
successive democratic governments decided not to agitate the ghost of the civil war, due
to its traumatic nature. The consequence of such a pact of oblivion is the lack of
information about the past, continually suffered by subsequent generations. Furthermore,
Francoism legally imposed the subordination of women to men in all spheres of life,
denying the most basic rights to women as well as their autonomy as individuals. This
political and gendered repression resulted in a lack of agency and reinforcement of a
patriarchal structure.
Memory Studies has assumed major importance due to the memory boom that has
affected Spain since the end of the twentieth century. Twenty-first century literature
offers new representations of women which need to be fully studied. This dissertation
analyzes four novels that describe, question and expand on different roles for women
during the Spanish Civil War (1936-39) and its aftermath from an interdisciplinary
perspective. The main theoretical concepts through which the novels/themes are
examined include intersections of gender and power, intersectionality, gendered
empowerment, identity, victimization, agency, genocide, gendered punishments, and the
deconstruction of the normative gender role through the re-signification of domestic
chores. In the selected literary works, female characters are depicted in uncommon
scenarios, such as prisons, anti-Francoist guerrilla, exile, and also on the winning
Francoist side. Drawing on interdisciplinary frameworks including sociology, literature,
and history, my analysis reveals the silenced story of the defeated and its repercussions in
the democratic Spain of today.
By
Este trabajo de investigación no habría sido posible sin la ayuda del departamento
de la directora de esta tesis, la Dra. Carmen Moreno-Nuño, a quien quiero dar las gracias
por su confianza y por hacerme pensar siempre “un poquito más.” Por su inestimable
Castillo, Dr. Haralambos Symeonidis, y Dr. Thomas F. Whayne Jr. Asimismo agradezco
compañeros de este departamento con los cuales he compartido clases e ideas durante
especialmente a mis padres, a Jorge, a Lourdes y a mis abuelos, los más valientes.
Gracias también a mi otra familia, los amigos de Lalueza y Monegros, cuyo apoyo
iii
INDICE DE CONTENIDOS
Agradecimientos…………………………………………………………………......….. iii
Índice de contenidos………………………………………………………………...……iv
Introducción……………………………………………………………………………….1
Capítulo 1. Inés y la alegría: las mujeres del maquis en la resistencia contra Franco......16
1. Maquis, enlaces y contextualización.…… ………………….……..………… 19
2. Violencia, militarización e implicaciones de género.……..…………………..27
3. El poder en la sociedad patriarcal……………………………….…………….51
4. Cinco kilos de rosquillas: la cocina como ring de combate………..………….60
5. Conclusiones…………...………………………………………...…............... 68
Capítulo 2. La voz dormida: Presas en las cárceles franquistas……..…………………. 72
1. Presas, castigos en base al género y el genocidio franquista.……..…………..76
2. El poder de la escritura para la recuperación de la historia silenciada………111
3. Conclusiones…………………………………….…………………...…...… 125
Capítulo 3. Empoderamiento y performatividad en El tiempo entre costuras.……...... 129
1. Los espacios de los vencedores y de los vencidos ………………..………... 135
2. Borrando las fronteras del género y la clase……………………………...… 145
3. Performatividad en el ámbito laboral: la costura y el espionaje. ………...… 156
4. Conclusiones……...……………...............................................................…. 175
Capítulo 4. Habíamos ganado la guerra: reflexiones desde el siglo XXI. …..….....…. 179
1. El pacto de silencio y los mitos del franquismo ……………………........… 183
2. El ángel del hogar y la educación franquista. ……………………............… 195
3. La escritura como terapia…………………….……………………...........… 214
4. Conclusiones…...…………………………..……………………..............….223
Conclusión...…………………………………………………..……………...……...... 228
Obras citadas………………………………………………………...…............……….236
Vita………………………………………………………………………………..……258
iv
Introducción
Al finalizar la guerra civil española en 1939, la represión a los vencidos por parte
del régimen franquista fue un aspecto central para la dictadura. El régimen llegó a crear
carácter póstumo y retroactivo desde octubre de 19341 (González 7). Damián González
señala que dicha ley funcionó como un agente democratizador del miedo al extender este
entre la población, y que a su vez, la ley justificó el expolio económico de los vencidos
pacto de silencio ya en los años democráticos que todavía es normativo para muchos
1
Otros ejemplos son la Ley de Rebelión Militar de 1943 o la Ley para la Represión de la Masonería y el
Comunismo de 1940. Además, la población contribuyó a la identificación de los que se habían significado
políticamente en contra de Franco, mediante las denuncias y la delación, que a su vez llegaron a simbolizar
para los delatores un acto político de compromiso con la dictadura de Franco.
2
“Recordemos la célebre frase de Himmler en el juicio de Nuremberg, cuando declaró que la solución
final fue ‘una página gloriosa de nuestra historia que no ha sido jamás escrita, y que jamás lo será-’ En
casos así, hay un acto político voluntario de destrucción de pruebas y huellas, con el fin de promover
olvidos selectivos a partir de la eliminación de pruebas documentales. Sin embargo, los recuerdos y
memorias de protagonistas y testigos no pueden ser manipulados de la misma manera (excepto a través de
su exterminio físico)” (Jelin 27)
1
En la actualidad, la generación de supervivientes de la guerra civil española
y de aclarar la historia con nueva información y nuevas perspectivas para las nuevas
fenómeno sociopolítico y cultural, con una gran repercusión mediática, pero también con
memoria histórica, que busca tanto la recuperación de los silencios del pasado como la
dignificación de los vencidos, cuenta en la actualidad con numerosos medios que antes no
existían, como es el caso del uso de las nuevas tecnologías, ya sea internet como medio
para difundir información o los avances en análisis de ADN para identificar restos
humanos de las fosas comunes del franquismo. A pesar de las numerosas exhumaciones y
y el olvido, es todavía lenta y dolorosa. A nivel político hay una renuencia a hablar del
pasado o a tomar medidas para recuperarlo en la actualidad por parte de actual gobierno
del Partido Popular, a pesar de que en 2002 el Congreso condenó el golpe de estado de
2
Aproximadamente desde el año 2000 se produce una explosión cultural que
urgencia narrativa que supone para muchos autores el intentar dar a conocer una historia
silenciada antes de que terminen de morir todos sus protagonistas. Desde 1996 se han
publicado más de cuatrocientas novelas sobre el tema de la guerra civil española según
Maryse Bertrand de Muñoz (206). Algunos ejemplos son Soldados de Salamina (2001)
recuperar el pasado. Otros escritores, como Alberto Méndez, en Los girasoles ciegos
boom de publicaciones sobre la memoria del pasado comienzan a tratarse con más
profundidad temas antes silenciados y casi olvidados: la realidad social de las mujeres,
los maquis, representada en La noche de los cuatro caminos (2001) de Andrés Trapiello y
cuestión muy en boga es la de los niños robados durante el franquismo, muy a menudo
literatura, como es el caso de Las tres bodas de Manolita (2014) de Almudena Grandes.
enfrentan al pasado según los siguientes subtemas: A) Utilización directa de los hechos
bélicos. En el pasado, sobre todo durante las dos primeras décadas posteriores a la guerra,
los novelistas situaban la trama de sus obras sobre todo ‘durante’ el conflicto bélico. A
tendencia es partir del momento de la escritura para volver atrás, en una gran analepsis, a
3
los años del conflicto o a los años inmediatamente posteriores, para encontrar la raíz y
explicación del malestar psicológico actual de los personajes – nótese sin embargo que
recientemente han vuelto a aparecer obras en las cuales todo o casi todo el texto se
la primera mitad del siglo XXI en las obras narrativas de la guerra civil es la metaficción,
de Muñoz 208).
Respecto a la crítica literaria, en estos últimos años han salido a la luz diferentes
Quiñones, por ejemplo, trabajan con la cultura como lugar de memoria. En Memoria
defiende la existencia de una “crisis de memoria” que causa un “trauma colectivo,” por lo
que defiende la necesidad de “rehistorificar la memoria colectiva, […] labor urgente para
objetivo recuperar la memoria histórica creando espacios para la memoria olvidada a través
4
También defiende la necesidad de recordar Gómez López-Quiñones en La guerra
literatura y cine, los cuales afirma que son el reflejo y agente de la memoria histórica
en The Languages of Silence, donde trabaja con los fantasmas del pasado y la memoria
España contemporánea. Por otra parte, Ofelia Ferrán trabaja con la formación de la
memoria y de la identidad en su libro Working Through Memory (2007) donde afirma que
distantes. Moreiras señala que todas estas posiciones muestran una Cultura herida.
Hasta el boom de la memoria histórica que tuvo lugar en España a principios del
siglo XXI, la de la mujer ha sido una de las realidades sociales menos representadas en
contemporáneos. La mayor parte de la literatura que se ha escrito sobre este tema tiende a
femeninos son Espuelas de papel (2004) de Olga Merino, y Un largo silencio (2000) de
Ángeles Caso. Desde el boom de memoria histórica, algunas novelas se han centrado en
5
la cuestión de la mujer republicana en la resistencia armada (La capitana, de Elsa Osorio,
2012) y las presas políticas en las cárceles franquistas, como La voz dormida de Dulce
Chacón (2002) y Las trece rosas de Jesús Ferrero (2003). Por otra parte, la historia de las
presas apolíticas en las prisiones de ambos bandos y los niños robados son los temas
centrales de la novela Si a los tres años no he vuelto de Ana Ramírez Cañil (2011). Otros
ámbitos no tan comunes en los que se sitúa a la mujer en la novela contemporánea son el
exilio, por ejemplo en El tiempo entre costuras de María Dueñas (2009); y el papel de la
de las víctimas que no están reconocidas como tales. El estudio de Gina Herrman en
“Voices of the Vanquished: Leftist Women and the Spanish Civil War” (2003), es una
republicana es José Romera Castillo, con su artículo “La memoria histórica de algunas
memoria histórica con respecto a los exiliados de la Guerra Civil, como muestra su
6
España." En el artículo "Las voces antiguas: La Guerra Civil Española en algunas
memorias y autobiografías del exilio literario de 1939" (2006), Eva Soler Sasera defiende
que la vindicación de la Guerra Civil española por parte de los intelectuales exiliados se
gran parte del interior del país y, sobre todo, en un campo de reconstrucción de la
identidad de un sujeto que ha quedado definido por un pasado perdido y por una
prólogo, escrito por Alicia Alted Vigil defiende que desde una perspectiva cultural, el
exilio supuso “un enriquecimiento para los países de acogida y una merma para el
desarrollo cultural de España” (Caudet, 16). Sin embargo es Iker Gonzalez-Allende quien
exiliadas, en artículos como “El adiós del exiliado: Las rutas de la memoria en Pilar de
Zubiaurre” (2012).
género entre las imágenes de lo que la autora llama la “escena humana” de las dictaduras
(99): “los símbolos del dolor y del sufrimiento personalizados tienden a corporizarse en
hombres” (Jelin 99). Volviendo a la represión franquista comentada con anterioridad, hay
que tener en cuenta que el poder que se ejerce en la represión se da en el marco de las
7
las mujeres (inclusive las propias ideas de Patria y de Nación están feminizadas) con la
sumisión y pasividad frente a los deseos y órdenes de los hombres” (10). La problemática
española durante la guerra civil y la posguerra. Para ello, es necesario considerar las
8
artículo de 1989 “Demarginalizing the Intersection of Race and Sex: a Black Feminist
interseccionalidad incluye las desigualdades regidas por factores como el género, la clase
o la etnia, que modifican el grado de subordinación del sujeto al poder localizarse a este
etnia (el concepto de ‘raza’ española defendido por el régimen franquista, analizado en el
segundo capítulo de esta tesis) queda difuminada en base a la ideología política, una
analizadas en esta tesis constituyen un ejemplo de esto, puesto que las desigualdades
mencionadas con anterioridad, como por ejemplo la clase social en el caso de Inés y la
jugara un papel mucho más importante que otras categorías como la clase o la etnia,
una de las pocas excepciones el caso español y el caso argentino, como veremos más
3
El aparato teórico de estudios del Holocausto ha sido el más utilizado para estudiar la memoria histórica,
funcionando como intento de abrir la posibilidad de otras perspectivas y que los conceptos teóricos sean
iluminadores para el contexto español. Sin embargo, al constituir las figuras femeninas el principal objeto
de estudio de esta tesis, he decidido estudiar la memoria histórica a través de conceptos teóricos
pertenecientes a la teoría de la interseccionalidad, ya que resulta altamente relevante en este contexto.
9
Para este estudio voy a basarme en el análisis de cuatro novelas, seleccionadas
porque cada una de ellas explora un rol diferente de las mujeres en la guerra civil
dormida de Dulce Chacón (2000), El tiempo entre costuras de María Dueñas (2009), y
Habíamos ganado la guerra de Esther Tusquets (2008). Los diferentes escenarios en los
que se representa a las figuras femeninas en estas novelas otorgan diversidad al abarcar
mujeres en el bando republicano en los tres primeros capítulos, mientras que el último
estará dedicado al estudio del rol de las mujeres del bando franquista. Volviendo a la
categorización de Maryse Bertrand de Muñoz sobre las novelas sobre la guerra civil y la
posguerra, las tres primeras novelas suponen un ejemplo de la segunda categoría, la de las
que usan la metaficción como estrategia narrativa más común. Sin embargo, la novela de
Tusquets no entra dentro de esta categoría sino que podría situarse en la categoría
anterior, dentro del grupo de novelas que usa la analepsis para “encontrar la raíz y
explicación del malestar psicológico actual de los personajes” (Bertrand de Muñoz 208).
guerrillera es la de las mujeres que constituían los enlaces o puntos de apoyo para los
maquis. Su memoria está formada por los relatos de los supervivientes que quedan y por
los mitos que alimenta la población rural, y se reconstruye en forma de películas, como
Silencio roto de Montxo Armendáriz o El laberinto del fauno de Guillermo del Toro.
10
También hay documentales y novelas, como La mujer del maquis de Ana R. Cañil, o Inés
primer capítulo, en el que examino las conexiones entre la violencia, el poder y el género
en la resistencia tanto pacífica como armada contra Franco durante la guerra civil e
en inglés- resulta relevante para el análisis de esta novela y también en el caso de La voz
dormida, ya que como afirma Jelin “el cuerpo femenino siempre fue un objeto ‘especial’
para los torturadores. El tratamiento de las mujeres incluía siempre una alta dosis de
violencia sexual. Los cuerpos de las mujeres- sus vaginas, sus úteros, sus senos- ligados a
la identidad femenina como objeto sexual, como esposas y como madres, eran claros
objetos de tortura sexual” (Jelin 102). Otros aspectos analizados en el capítulo uno
incluyen las implicaciones de la violencia de estado en una sociedad patriarcal, así como
repudiada por su familia de clase alta, y encarcelada y acosada por el capitán Garrido por
su condición de roja.
Muchas vencidas acabaron sufriendo la represión del bando golpista llevada hasta
novelas como La voz dormida, de Dulce Chacón, analizada en el segundo capítulo de esta
tesis. Chacón narra la memoria de los vencidos centrándose en las historias y testimonios
que revelan la participación de las mujeres republicanas que fueron silenciadas, dando de
11
esta forma voz a los vencidos y rescatando a la vez la memoria de estos, al contarla al
público. Por lo tanto, La voz dormida se enfrenta al pasado a través de memorias ajenas,
dando así agencia a las mujeres cuya historia fue borrada de la Historia oficial. Esta
novela será el objeto de mi análisis para el segundo capítulo, centrándome en los temas
de las presas en cárceles franquistas y los castigos en base al género. La mayoría de los
género, la clase y la raza: son mujeres, de clase baja y vencidas -concepto extrapolable a
la categoría de raza teniendo en cuenta las ideas sobre la raza de Vallejo Nágera que
dormida también lleva su atención al control del estado sobre el cuerpo femenino al
arrebatarle sus derechos reproductivos para considerar también la situación de las presas
embarazadas o con sus hijos en prisión y el caso de los niños robados del franquismo.
que conectan el franquismo con las cuestiones de raza y conquista imperial, presentando
a la mujer como el sujeto débil cuyo paradigma como sujeto inferior y sumiso quedaría
El tercer capítulo estará dedicado a analizar el papel de las otras mujeres que
formaban parte del bando republicano y se marcharon al exilio, al igual que un total
Dueñas, recoge una historia sobre mujeres que se exilian al Protectorado Español en
12
Marruecos. Francisco Caudet defiende una fragmentación, un sentimiento de pérdida en
veremos más adelante. Sira simboliza el sujeto sometido, y más tarde, ya en Tetuán, sufre
una fragmentación identitaria causada por su exilio y por sus pérdidas personales (nótese
escala de poder, considerando, en primer lugar, los espacios que corresponden a los
analizo las relaciones de Sira con hombres y mujeres pertenecientes a clases sociales altas
borra las convenciones sociales y le permite pasar de las clases bajas a las clases altas.
Tusquets. Con el análisis de Habíamos ganado la guerra pretendo arrojar luz sobre el rol
vencedora tras la guerra civil, así como su dificultad para integrarse en su clase social,
13
autobiográfica, es necesario analizar tanto la relación de la narración con la memoria
autora. Las estrategias narrativas utilizadas por Tusquets revelan un efecto posiblemente
intento de contribución a la memoria histórica que supone la novela. Por otra parte,
manifestarse de izquierdas, pero este posicionamiento resulta una estrategia para lograr su
contemporánea: muchas de las que siguen vivas todavía viven ancladas en los valores
autoras de las cuatro novelas objeto de mi análisis optan por la reescritura de la historia
para enfrentarse a la Historia Oficial, pero es preciso considerar las limitaciones con las
4
El concepto de Carmen Martín Gaite de la “chica rara” representa un tipo de mujer ajena a los esquemas
convencionales de orden-desorden que formaban la educación femenina de la época.
14
histórico y contar historias silenciadas anteriormente, así como los modos de
15
Capítulo 1. Inés y la alegría: las mujeres del maquis en la resistencia contra Franco
de 1940 y 1950, los españoles sufrieron violencia directa e indirecta por parte del
régimen franquista, que incluía violaciones de derechos humanos por parte del estado.
antifranquista, mientras que se utilizaba propaganda por parte del gobierno para
humanidad del régimen fascista siguen sin haber sido condenados ni examinados por una
la resistencia tanto pacífica como armada contra Franco durante la guerra civil e
inmediata posguerra. Para ello, analizo la novela Inés y la alegría (2010), en la que su
autora, Almudena Grandes, afirma: “La Historia con mayúscula la escriben siempre los
vencedores, pero su versión no tiene por qué ser eterna” (Grandes, Inés 457). Así pues,
Eisesntein, Judith Butler, Cynthia Enloe, Jelke Boesten, Michel Foucault y Walter
16
Benjamin, pretendo revelar las implicaciones de la violencia de estado en una sociedad
patriarcal, así como las relaciones de poder y la posibilidad de subvertirlas desde los roles
de género establecidos. De esta forma, se restaura la agencia perdida de las mujeres que
argumentó que todas estas intersecciones son relevantes para el sexo femenino, e
sino que modifican los matices de cada situación, diferenciándola de otras. Así pues, la
intersección afecta a los individuos localizados en el cruce entre varios ejes, pero que a la
misma vez sufren distintas desigualdades, al estar regidas por factores diferentes como el
de Arán: “una operación militar desconocida por la inmensa mayoría de los españoles,
que tuvo lugar efectivamente entre el 19 y el 27 de octubre de 1944” (Grandes, Inés 498).
gente que luchó por la libertad en el orgullo nacional, y por no haber asumido que
“ciertas derrotas, lejos de implicar deshonor, pueden ser más honrosas que muchas
17
victorias” (Grandes, Inés 333). Además, Grandes se lamenta de que nunca se haya
elaborado un censo con los participantes en la invasión, ni llevado ningún tipo de control
para comprobar cuántos hombres participaron y/o perecieron en ella, por lo que decidió
en esta novela a tres voces: la de Inés, la del Capitán Galán y la suya propia, reflejada en
históricos reales, y explora cómo se opera el poder entre los representantes del Partido
los maquis. Estas estructuras de poder se verán alteradas cuando hay implicaciones de
género, amor y manipulación entre las personas encargadas de decidir el destino de los
maquis: “las páginas de la novela, como los días de la realidad, están perforadas por
túneles y atajos que permiten que los habitantes de las alturas del poder desciendan, de
vez en cuando, hasta el nivel del suelo.” (Grandes, Inés 499). Los dos ejes restantes de la
novela constituyen un relato de ficción que entrelaza personajes y hechos reales con la
5
Grandes afirma tras su investigación que se estima que el número de guerrilleros caídos en la invasión de
Arán supone un total aproximado de ciento veintinueve “cadáveres incómodos”, que han sido borrados de
la historia (Grandes, Inés 334). No obstante, de acuerdo con las investigaciones y datos publicados por
otros autores, podemos afirmar que dentro del contexto de la falta de información, las cifras han sido
tergiversadas constantemente. Por ejemplo, Secundino Serrano afirma que tras la orden de López Tovar,
tres mil hombres con armas automáticas, cañones y morteros cruzaron la frontera (Serrano, Maquis 133).
En cambio Paul Preston señala en el prólogo del libro de Moreno Gómez que había en total doce mil
hombres. El propio Santiago Carrillo afirma que tres mil quinientos maquis se enfrentaron a trescientos mil
soldados franquistas, con lo que no coincide Daniel Arasa: “a falta de estadísticas, se puede estimar que las
tropas de Franco que se encuentran en la frontera se elevan a unos 100.000-130.000 hombres a los que
habría que añadir los destacamentos de Policía y Guardia Civil.”(Arasa, La invasión 76). Según este autor,
figuran treinta y dos muertos y trescientos doce heridos entre los franquistas, de acuerdo con las fuentes
oficiales. Por otra parte Serrano señala que entre los maquis hubo un total de doscientos muertos,
ochocientos prisioneros de guerra, ocho de los cuales fueron ejecutados, y doscientos maquis que se
quedaron en España. (Serrano, Maquis 136).
18
invasión en la historia oficial. Los capítulos con el título entre paréntesis son una forma
reconocimiento de los personajes reales cuya historia fue borrada por los vencedores de
la contienda. Dicha justificación es lo que Grandes busca con esta novela. De hecho,
como declara Pilar Franco Bahamonde, en su libro de memorias Nosotros, los Franco,
nunca había visto a su hermano tan fuera de sí como en 1944, cuando los maquis trataron
de reconquistar España (P. Franco 134). Franco ocultó la verdad a los españoles para
perpetuar el estado de control militar que había establecido ya por aquel entonces,
represión militar y civil, porque los vencedores iban a celebrar la victoria “aunque fuera
sobre las ruinas, aunque fuera sobre un millón de muertos” (Tusquets, Habíamos 24). Sin
embargo, todavía había formas de resistencia contra el nuevo régimen fascista: los
León, Cantabria, Asturias, Andalucía, Levante y los Pirineos. Estos guerrilleros eran casi
siempre hombres armados que huían a las montañas para escapar de represión franquista
de diversos hurtos, lo que les valió una estigmatización como bandoleros por parte de los
6
Aunque también hubo mujeres en el maquis, como Rosario “La dinamitera” o Remedios Montero, que
finalmente fue encarcelada. Además, de acuerdo con Secundino Serrano, hay constancia de que hubo
mujeres que participaron en la lucha armada que tuvo lugar durante las invasiones pirenaicas, como es el
caso de Roser Giménez, Consuelo Carriedo o Pilar Vázquez, entre otras (Serrano, Maquis 219).
19
franquistas, pero también contaban con ayuda de los puntos de apoyo o enlaces7. Es
destacable que durante los primeros años del régimen franquista, la presión internacional
significara para España la llegada de ayuda por parte de los Aliados para acabar con la
dictadura de Franco, como bien expone Grandes en algunas partes de la novela. Cientos
época no daban noticia de las actividades de estos guerrilleros, que tanta intranquilidad
masacrados luchando en Francia contra los nazis volvían a España a través de los
Pirineos para unirse a la causa antifranquista, y por mediación del Partido Comunista se
la amenaza que suponían, mandó a todo el ejército franquista a los Pirineos con el
objetivo de aniquilar a los maquis8. Según pasaron los años la dictadura se consolidó,
dejando claro que la ayuda no iba a llegar, pero los guerrilleros no abandonaron la lucha
tan fácilmente aun al darse cuenta de que no contaban con apoyo internacional. El
número de huidos disminuyó en los últimos años de la década de los 50, hasta que
finalmente desaparecieron todos en los años 60. El último maquis, José Castro Veiga,
7
El régimen franquista descalificaba a los maquis, igualándolos con criminales: Ley de bandidaje y
terrorismo (1947, reformada en 1960). El régimen pretendía deshumanizar y animalizar a los guerrilleros
para justificar su masacre y persecución por parte de la Guardia Civil.
8
Es interesante comentar la yuxtaposición entre el maquis como héroe que era la concepción que se tenía
en Francia de los guerrilleros, por haber echado a las tropas nazis del país galo, y la concepción del maquis
bandolero y criminal, estigmatizado por el régimen de Franco y que debía ser perseguido, capturado y
fusilado. Un ejemplo de esto es Cristino García Granda, héroe en Francia y bandolero en España. Como
afirma Secundino Serrano, esta doble condición oficial tiene su origen en la batalla contra el fascismo:
García fue fusilado en Madrid, mientras que en Saint-Denis le dedicaron una calle (Serrano, Maquis 13).
20
murió en un enfrentamiento con la Guardia Civil en 1965. En estos últimos años los
Por otra parte, es necesario señalar que las mujeres perdieron todos los derechos
En cambio las mujeres debían limitarse al ámbito doméstico, y en caso de que trabajaran,
Sin embargo, al estallar la guerra civil española en julio de 1936 y al incorporarse miles
ocupando los puestos de trabajo vacantes dejados por los hombres que partían hacia la
trabajo fuera del hogar y alcanzar en muchos casos una independencia económica que
exilio o al frente. Sin embargo, también hubo mujeres que no dudaron en participar
enlaces, sino también como soldados. El ejército republicano fue el segundo, después de
Rusia en 1917, en incorporar mujeres a las milicias. De hecho, las fuerzas políticas
muchos países antes de la Segunda Guerra Mundial, y fue un gran paso para la lucha de
21
género en España y en el resto del mundo. El bando republicano presentaba la imagen de
la miliciana joven y guapa, que marchaba al frente con un fusil. Junto a esta imagen se
representaba a la mujer víctima del franquismo, la madre que inconsolable defiende a sus
lucha. Según Tomasa Cuevas, la mayoría de las mujeres que se incorporaron a las
comunistas y anarquistas (Cuevas, Cárcel 109). Las motivaciones que tenían para luchar
los primeros meses de la guerra miles de mujeres se movilizaron para participar en las
talleres de costura.
Los enlaces eran a menudo parientes o amigos de los maquis, que al permanecer
interrogatorios y castigos de diversa índole, entre los que se incluyen la cárcel o incluso
la muerte. Esto no se aplicaba solamente a los enlaces, sino también a novias, parientes y
casos, la violencia física y psicológica también era utilizada incluso con niños. El apoyo
22
mujer, esta no solamente corría los mismos riesgos que los hombres de su familia ya
afectando a sus funciones reproductivas, por ejemplo. En ocasiones, por el mero hecho de
Civil se le escapaba alguna partida de maquis. Respecto a esto, Antonio Muñoz Molina
no por sus actos ni por sus palabras, no por profesar una religión o una
ideología, no por arrojar octavillas que no iban a influir sobre nadie ni por
echarse al monte sin ropas ni calzado de invierno y sin más armas que una
Molina 390-391)
en el frente que presentaba: las mujeres que se incorporaban a la lucha armada eran
consideradas la antítesis de la mujer decente o ángel del hogar, que debía cuidar a los
heridos, alimentar a los niños, ocuparse del cuidado de la casa, etcétera. Las guerrilleras
sufrieron la represión cuando fueron capturadas: entre 1939 y 1940 había treinta mil
23
quinientas reclusas. Es destacable que la represión para las mujeres antifascistas continuó
tras la guerra tanto dentro como fuera de los centros penitenciarios: algunas de las
técnicas utilizadas por la Guardia Civil eran la tortura y vejaciones sexuales en los
interrogatorios, afeitarles el pelo, u obligarles a beber aceite de ricino y pasear por la calle
para avergonzarlas de las escatológicas consecuencias, entre otras. Las presas de las
cárceles franquistas debían permanecer desnudas durante horas bajo duchas frías, eran
golpeadas, colgadas de columnas, se les quemaban los pezones y los genitales con
hubo casos de necrofilia tras el fusilamiento de algunas reclusas por parte de la Guardia
género se han visto en muchas otras partes del mundo, por ejemplo, durante la Guerra
principal en la intersección de género, etnia, clase, etcétera, el caso argentino conecta con
el caso español. Esto ocurre también por otras razones, como el hecho de que el discurso
las dictaduras del Cono Sur: la extradición y posterior encarcelamiento del dictador
chileno Augusto Pinochet por parte del juez español Baltasar Garzón, por ejemplo, hizo
más importante para la memoria histórica en España, por dos razones principales: en
primer lugar, por la utilización de la escritura como herramienta para contar historias
24
silenciadas, como es el caso de Alicia Partnoy, desaparecida y encarcelada en “La
escuelita” durante la Guerra Sucia, que cuenta su testimonio en un libro del mismo
nombre que el centro donde fue recluida. En segundo lugar, el movimiento para la
recuperación de la memoria histórica llevado a cabo por las Madres de la Plaza de Mayo
Tanto en este caso como en muchos otros ejercicios de castigos en base al género, el
objetivo de tales medidas punitivas era el genocidio de una parte de la población, debido
a causas relacionadas con la clase, la etnia, o la ideología política, en este caso. Puesto
que tras la guerra civil española el régimen franquista buscaba la total aniquilación de los
rojos, considero importante el análisis de los castigos en base al género a los que se
sometía a las mujeres antifranquistas, por lo que analizaré en profundidad estas prácticas
en el segundo capítulo, para revelar un posible intento de genocidio de los rojos por parte
puesto que estas prácticas son parte del análisis de este capítulo, ya que la guerrilla
antifranquista y mucho menos sobre las mujeres que participaron en ella hasta los
primeros años del siglo XXI aproximadamente, cuando el “boom” de memoria histórica
ha hecho su aparición. Algunas excepciones son las películas El corazón del bosque, de
Manuel Gutiérrez Aragón, y Los días del pasado, de Mario Camus, ambas de 1978,
25
se da en la actualidad. La memoria del maquis está formada por los relatos de los
supervivientes que quedan y por los mitos que alimenta la población, y en el siglo XXI
películas, como Silencio roto (2000) de Montxo Armendáriz, y El laberinto del fauno
(2006) de Guillermo del Toro, y en forma de documentales como La tormenta que pasa y
se repliega- Los años de los maquis en el Pirineo aragonés (2001), de Irene Abad y José
A. Angulo, y libros, como La noche de los cuatro caminos (2001) de Andrés Trapiello,
La mujer del maquis (2008), de Ana Ramírez Cañil o Donde nadie te encuentre (2011),
de Alicia Giménez Bartlett. Las únicas monografías que existen sobre la invasión del
valle de Arán son La invasión de los maquis (2004), de Daniel Arasa, y Hasta su total
1946 (2002) de Fernando Martínez de Baños, de las cuales Grandes señala que “relatan
los hechos desde una objetividad aparente que, al excluir el componente ideológico y, por
qué no decirlo, patriótico, que empujó a los hombres de la UNE, sin cuestionar en ningún
momento la legitimidad del régimen franquista, resulta no serlo tanto9” (Grandes, Inés
9
La Unión Nacional Española fue creada en 1942, promovida por el Partido Comunista de España, para
agrupar fuerzas contra el franquismo en España. La UNE contaba con guerrilleros pertenecientes a
Izquierda Republicana, PSOE, o PCE, entre otros. Daniel Arasa mantiene que la UNE fue el único
movimiento político representante de los españoles en Francia, cuyos objetivos eran los siguientes: En
primer lugar, buscaban la ruptura de todos los lazos de España con Hitler y los países del Eje. En segundo
lugar, querían expulsar del aparato del Estado, en primer lugar del Ejército, a todos los falangistas.
También buscaban la liberación de los presos y el retorno a España, sin ninguna exclusión ni peligro, de los
exiliados políticos forzosos. Asimismo pedían el restablecimiento de la libertad de prensa, de reunión, y de
asociación. El quinto punto era reconstruir el país, asegurando pan, trabajo y libertad para todos los
españoles. Por último, querían preparar las condiciones para que los pueblos hispánicos eligieran
democráticamente a la Asamblea Constituyente, para que ésta elaborara una Constitución que garantizara la
libertad, independencia y prosperidad del país. (Arasa, La invasión 29). La UNE fue disuelta en verano de
1945 (Moreno Gómez 250).
26
guerrilla antifranquista (2001), en La última gesta. Los republicanos que vencieron a
recopilación de los hechos que permite una visión más completa de los motivos que
libro de Aguado Sánchez, en el cual se afirma: “Ha llegado el período de organizar una
lucha activa por la reconquista de España […] no debe existir en estos momentos, que se
perseguidos, de todos los oprimidos.” (Aguado Sánchez 27). Por otra parte, Serrano se
para llamar la atención de los aliados sobre el caso español y así obtener ayuda de estos
resultado de un conjunto de prácticas para controlar a la población civil, entre las que se
27
encuentra el control de prensa, que jugó un importante papel en el proceso
perpetrada por el estado y contra el estado. Un ejemplo de esto está constituido por la
España eran precarios después de la guerra civil, que el dinero del anterior gobierno de la
República no valía nada, y que eran necesarias cartillas de racionamiento para conseguir
comida, revelamos otro tipo de violencia: la violencia estructural, que muestra que
incluso cuando no hay violencia directa, ésta todavía existe a través de las injusticias
sociales. Tales estructuras sociales injustas que son la base de la violencia estructural se
dan por sentadas o se ven como una consecuencia natural por aquellos que están en el
institucional que se daba en los abusos de la Guardia Civil a tanto a prisioneros como a
percepción de una sociedad violenta, mientras que la dictadura proyectaba una imagen de
ciudadanos (Herrmann 17). Este imaginario pacífico fue proyectado por la dictadura, al
tener el monopolio del poder, con métodos como el control de información, para evitar el
acceso público a las referencias a la violencia de estado. Llegados a este punto, debe
28
haber un énfasis en el contraste entre la concepción que el régimen tenía de los maquis
como criminales y la visión que tenía el resto del mundo de éstos. En Inés y la alegría, la
Y me dan igual las historias que les cuenten los civiles, las escenas de odio
nuestros en los pueblos por donde avancemos, y hasta los hijos de puta
que puedan llegar a ser los fascistas que hagamos prisioneros. […] No voy
tratos a civiles, sean quienes sean, hayan hecho lo que hayan hecho, o lo
Por muy guapa que sea, por muy buena que esté, y por muy bien que haga
Más adelante, Galán también se muestra en contra de tomar represalias cuando le dice a
Comprendes: “¿Qué quieres, hacer una escabechina para que los periódicos de medio
mundo vuelvan a decir que no somos más que una partida de asesinos? ¿Eso es lo que
quieres? ¿Te parece que no hemos tenido ya bastante?” (Grandes, Inés 285). De esta
régimen franquista, y rige sus acciones en torno a ello. Sin embargo, es muy probable que
29
la realidad de la Operación Reconquista de España de 1944 no se correspondiera con esta
memoria del maquis y subvertir su criminalización por parte del gobierno franquista.
Respecto al control de información por parte del estado, Zillah Eisenstein explica
cómo el discurso de Estados Unidos sobre los derechos humanos es un tipo de retórica y
bandidaje y terrorismo, que dejaba la vía libre para la caza y aniquilación del maquis.
referente el concepto de los derechos humanos según Eisenstein, para quien “human
rights are universal, humanly given to anyone who is human” (Eisenstein 125). La falta
de datos sobre los guerrilleros que participaron en la invasión de Arán que denuncia
Grandes, junto con la deshumanización que afectó a los que estaban en contra del nuevo
régimen son ejemplos de las estrategias del gobierno para luchar contra el enemigo, pero
la represión perduró incluso hasta después de que los enemigos de Franco murieran.
que la deshumanización sufrida por los vencidos todavía está presente, puesto que son
considerados una masa anónima y se les ha negado a sus familiares y seres queridos el
derecho al duelo. Butler examina las ceremonias de duelo público para determinar
quiénes están incluidos en este proceso de duelo, ya que los que no lo están son víctimas
30
de un proceso de deshumanización que sirve propósitos políticos. Para ilustrar este
concepto, Butler propone en Undoing Gender una comparación entre las vidas de los
punto de vista de los poderosos, puesto que son los que están en el poder lo que
determinan por quién estar de duelo y por quién no, mostrando así al resto de la gente a
quiénes consideran importantes. Por ejemplo, en los primeros años del franquismo los
parientes y amigos de aquellos que fueron asesinados por el régimen franquista no podían
afligirse en público, ni recuperar los cadáveres para darles un entierro digno. Actualmente
miles de cadáveres de los vencidos siguen bajo tierra en las cunetas españolas, mientras
que el Valle de los Caídos destaca por su gran monumentalización y acoge ceremonias en
honor a la memoria de los vencedores. Como señala Jelke Boesten en su estudio sobre la
mujeres que sufrieron y murieron a manos de compatriotas más poderosos revela que los
peruanos están “atrapados en una jerarquía construida sobre las bases de la raza, la clase
que es crucial en Inés y la alegría. Franco oculta información al país sobre lo que podría
haber sido el principio de su fin: la reconquista de España por parte de la Unión Nacional
31
privilegiar la masculinidad son productos tanto de creencias culturales amorfas como de
sociedad como el ejército han sido manipulados por el régimen franquista para imponer
jerarquías no solamente de clase sino también de género. Además, Mary Nash defiende
capacidad para lograr cambios sociales. (Nash, Defying 3). De más importancia si cabe
para este estudio es la exposición de las historias silenciadas de las guerras de terror de
Estados Unidos que Zillah Eisenstein lleva a cabo en Against Empire: Feminisms,
Racism and the West, desvelando las relaciones de poder para ver qué hay detrás de estas
historias. Así, la autora arguye que la violación es un arma de guerra, como también lo es
el tráfico sexual que va desde las comfort women a otras formas de “recreación” de este
por qué la violencia sexual ha sido una violación común de los derechos humanos
perpetrada en varios países, puesto que es necesario tener en cuenta la respuesta a esta
violación no es solamente una agresión sexual, sino que constituye un ataque al núcleo de
testimonios en Mozambique durante la guerra para ilustrar esta situación, y se dan casos
de mujeres que han sido violadas y no se reconocen a sí mismas: al ser rechazadas por
sus maridos y sus familias, no saben quiénes son, implicando una pérdida de identidad y
32
Al considerar las implicaciones de género en la represión, Eisenstein afirma “war is
the extreme example of the terror visited on women and their families by a systematic
lo establecido: esto es, cumplir sus órdenes, contra lo que Inés no duda en rebelarse:
Me negaba a todo, y cada negación era una conquista, cada castigo, una
de las amenazas. —Vamos a negociar, madre —le ofrecía cada vez que
va a vivir con su hermano y su cuñada. Ya en 1944 Inés escapa del yugo del patriarcado
reconquista de España ha comenzado, y consigue huir a Bosost con un caballo, tres mil
rescatar su país; pero hay que considerar que el ejército siempre ha sido una institución
patriarcal, por lo que Inés no será tratada como un igual en un principio10. Como bien
10
La inclusión por parte de Grandes de esta emisora de radio constituye otro ejemplo de la introducción de
elementos reales dentro de la novela de ficción para dar verosimilitud y autenticidad a la historia: como
bien afirma Secundino Serrano, tanto la mencionada emisora como el periódico Reconquista de España
fueron los mensajeros de los guerrilleros españoles desde finales de 1941 (Serrano, Maquis 129).
33
afirma Eisenstein en Against Empire, había mujeres consideradas war followers, al igual
que Inés a su llegada a Bosost: tras el desconcierto de los maquis, Galán la presenta al
coronel como una voluntaria, lo que provoca la risa de su superior (Grandes, Inés 174).
Jean Franco trabaja con el concepto de war followers, examinado también por Elizabeth
heroificación que no ocurre en el caso de las milicianas que lucharon durante la guerra
civil en España. Todo lo contrario ocurre en el caso español, ya que las historias de las
mujeres en la guerrilla no solamente no son populares, sino que tampoco contaban con la
aprobación de los milicianos, como se ve en Inés y la alegría: cuando Inés se une a una
batalla de los maquis, Galán no cesa de decirle que estorba y de pedirle que se marche,
como reflejo de la misoginia característica del ejército. No obstante, Inés le salva la vida
al disparar contra un fascista que intenta asesinar a Galán desde el campanario y captura
al Manco, un espía, con lo que consigue limpiar su nombre y ganarse el respeto de los
maquis. En contraste con la imagen de las soldaderas, las mujeres que participaban en la
transnacionales a las mujeres que ocupaban el escalón más bajo en la jerarquía del país en
cuestión, sea por razones de clase o raza. Esas mujeres eran consideradas promiscuas y
sucias por los del bando contrario, como se puede apreciar en esta parte del discurso del
34
En nuestra zona, las chicas iban a misa, rezaban el rosario, tejían jerséis y
los héroes del pueblo, tenerlos contentos, ¿no?, aunque a los jefazos los
estudia los casos de las mujeres violadas por soldados, analizando la conexión entre
Jesús Monzón una vez éste se ha marchado y lo deja solo con la muchacha que les había
servido la comida:
Ella le acompañó hasta la puerta, la cerró, y giró sobre sus talones para
era una puta o una camarada, aunque cuando me despedí de ella, estaba
casi seguro de que era ambas cosas a la vez. (Grandes, Inés 104)
Así pues, vemos que era común que la categorización de war follower se entremezclara
con la de comfort woman, puesto que ambos términos estaban separados por una línea
35
borrosa, mostrando la estrecha relación entre militarismo y sexualidad. Esta relación
adquiere una dimensión importante dentro del imaginario franquista según Mercedes
Yusta Rodrigo (citada por Serrano): “La mujer, que se presenta en el imaginario utilizado
serlo también en este caso. Por tanto la participación en la resistencia de las mujeres es
presentada, en todos los casos, como una desviación de tipo sexual” (Serrano, Maquis
220).
Como bien defiende Jelke Boesten, la guerra tiene una dimensión de género
fundamental, y la violencia sexual a menudo se usa como una herramienta para mantener
de la violación como arma de guerra, analizada por Enloe. Sin embargo, Jelke Boesten
violación como arma de guerra oculta otros regímenes de violación que tuvieron lugar
durante el conflicto armado interno y que no encajan necesariamente con esta definición
(Boesten, Analizando 70). Entre estas prácticas, que también deben ser tenidas en cuenta,
el periodo posterior a la guerra. Así, Boesten mantiene que hay que tener en cuenta las
como arma de guerra, para evitar la continuación de esta violencia y que se perpetúen las
jerarquías basadas en género, raza y clase11 (Boesten, Analizando 70). Para ello, Boesten
11
Nótese que el concepto de violación de Jelke Boesten se refiere a la penetración del cuerpo bajo
coerción, mientras que violencia sexual se refiere a una gama más amplia de abusos. El término violencia
36
señala que los procesos de justicia transnacional recuerdan los conflictos para transformar
a las sociedades y lograr una paz sostenible, por lo que es de vital importancia “politizar
guerra como en la paz” (Boesten, Analizando 71). La autora señala que a pesar de la
la relación entre la violencia sexual en tiempo de guerra y en tiempo de paz para ahondar
en los fundamentos sociales e institucionales de tal violencia. Tanto Jean Franco como
guerra y género, puesto que constituye una excusa para la objetificación de la mujer por
parte de las fuerzas opresoras. De hecho, Nash mantiene que el esencialismo biológico
myth that justified gender hierarchies, discriminatory values, and gendered social roles…
based on the subordination of women and social asymmetry between the sexes” (Nash,
Defying 56).
como arma de guerra, y destaca sobre esta práctica que pocas mujeres se atrevieran a
basada en el género se corresponde con el término “gendered violence” en inglés, y se refiere a la violencia
perpetrada contra la mujer por el mero hecho de ser mujer. Además de esto, la violencia basada en el
género también incluye otras formas de abuso físico o psicológico.
37
investigación y recolección de testimonios de la Comisión de Verdad y Reconciliación en
de Tomasa Cuevas, Cárcel De Mujeres, 1939-1945 sabemos que en el caso español una
gran cantidad de mujeres omitieron las historias sobre vejaciones y abusos sexuales
violación, una mujer puede guardar silencio para evitar la estigmatización social por parte
de su entorno, y así no ser vista como una mujer “manchada”. En la novela de Grandes,
Inés narra la violencia física y psicológica sufrida a manos del comandante Garrido, pero
lo hace para su lector. En cambio prefiere guardar silencio sobre este tema al hablar con
Inés hace referencia a su paso por la cárcel de Ventas en 1939, tras ser denunciada por su
tortura, violación o violencia física en el relato de Inés resulta sorprendente, puesto que
durante los interrogatorios, y con más motivo aún al tratarse Inés de una presa política.
Por ello, defiendo que tal omisión ocurre como un intento de conservar la dignidad, para
evitar la humillación pública. Las únicas medidas punitivas violentas que Inés menciona
38
de su tiempo en prisión son los disparos que escucha desde su celda cada mañana cuando
ejecutan a sus compañeras contra el muro del cercano Cementerio del Este. Así como las
prácticas de la violación como arma de guerra suponen un instrumento que sirve a los
objetivos del terror y la subordinación, y cuyo objetivo final es ganar la guerra, hay tipos
consumo es otra de las categorías establecidas por Boesten, no obstante, este concepto
todos los soldados la cometen, pero los ejércitos sin duda autorizan y
Dicha disponibilidad de las mujeres para sexo comercial a menudo es facilitada por la
Es necesario tener en cuenta que el consumo de sexo forzado sirve para reforzar
jerarquías dentro del ejército, puesto que los militares de mayor rango podían escoger
primero. Esta categoría de la violación como consumo conecta con las relaciones
sexuales que tiene Galán en la novela con la mujer que le sirve la comida en su primera
reunión con Jesús Monzón. Esta mujer constituye un ejemplo de “prostituta local”,
proporcionada por Monzón para el disfrute de Galán, quien se pregunta si será una puta o
39
una camarada, pero no se lo piensa dos veces antes de tener relaciones sexuales con ella.
Tanto este caso como el de la misma Inés al llegar al campamento de los maquis en
Bosost están relacionados con el siguiente tipo de violación: la violencia sexual invisible.
Esta categoría incluye casos como la violencia doméstica o casos en los que las mujeres
violación constituye una aceptada táctica del terror, cuya utilización está muy extendida
en los ejércitos de todo el mundo. El relativismo cultural debe tenerse en cuenta a la hora
Feminist studies have explored the systems of patriarchy and the power
sexual purity, and gender identity to explain why rape has been so widely,
151).
Un ejemplo del uso de la violencia sexual como táctica para aterrorizar a la población en
Inés y la alegría es el juego de poder que lleva a cabo contra Inés el comandante de la
40
Inés, ya que ella pertenece al bando de izquierdas y por tanto, su condición es la de
derrotada, como el propio Garrido le recuerda: “Deberías portarte mejor conmigo, Inés,
Inés como una comfort woman, a la vez que la convierte en víctima de una otredad a
causa de su condición como mujer roja y por tanto, antítesis de la mujer decente. Así, el
comandante acosa a Inés para que tenga relaciones sexuales con él, mientras la intimida y
ejemplo, pensaba mucho en las chicas como tú […] Pensaba, yo estoy aquí
jodido, en esta trinchera, pero los de enfrente las tienen a ellas, mujeres
libres, ¿no?, sin novios, sin maridos, que sólo se deben a la revolución, a
su partido […] Por eso, cada vez que te veo me imagino lo bien que te lo
pasarías cuando ibas desnuda debajo del mono... —al escuchar aquellas
sin mirar con quién, porque eso no os importaba, ¿verdad? […] Podría
gustaría, encima, estoy seguro de que te gustaría, pero ¿qué ganaría yo con
41
ganar? No. Prefiero que vengas arrastrándote, suplicándome que te deje
Esta reflexión fue desarrollada en sus orígenes por W.E.B Du Bois, quien afirma que la
total por parte de su víctima, reforzando su condición de ganador, como descubre Inés al
averiguar su juego:
era volver a ganar la guerra, y ganarla en mí, tomar posesión de una mujer
vencida, humillada, sin dignidad, sin esperanza, sin respeto por sí misma
La opresión racial examinada por W.E.B Du Bois y Eisenstein conecta con la opresión
política en la España de la posguerra para los vencidos, como también se puede observar
sido oficiados por un sacerdote como válidos. Así pues, Mercedes sufre una
42
matrimonio de sus padres12. Esta situación es conectada por Zillah Eisenstein con el
sistema de esclavitud, puesto que las mujeres de raza negra no tenían derecho legal al
matrimonio ni a la familia, y tampoco tenían ningún tipo de control legal sobre sus hijos.
franquismo, especialmente durante los primeros años, cuando la represión fue más atroz.
Como muestra de esto, hay cientos de casos de niños robados a sus padres biológicos
durante la dictadura, fruto del colaboracionismo del gobierno con la Iglesia Católica, que
siguen aún sin resolver, como veremos en el segundo capítulo de esta tesis.
rendirse con tal de lograr su supervivencia, idea que descarta con celeridad al no ser
capaz de soportar volver a verse doblemente derrotada, y estableciendo con esta doble
derrota una comparación con la de las mujeres que había visto en Madrid durante la
guerra: “aniquiladas, vacías,[…] junto a hombres uniformados que las trataban como si
fueran ganado, animales de compañía que acabaran de recoger por la calle y que
agradecían los palos que se llevaban a cambio de tener algo que comer, un rincón bajo
techo donde echarse a dormir por las noches” (Grandes, Inés 139). Como mencionamos
que no es posible saber si las mujeres que describe Inés buscaban protección o si se
protagonista, que se niega a someterse a este nuevo nivel de sumisión que acarrearía una
12
Inés le insiste a Mercedes en que la boda de sus padres fue válida, y parece dirigirse directamente al
lector al recalcar que a pesar de la manipulación de la historia, Mercedes tiene que saberlo, por ellos, pero
sobre todo por ella misma, haciendo así un llamamiento al revisionismo histórico por parte de las
generaciones actuales.
43
quedarse a solas con Inés en casa de Ricardo y Adela, es entonces cuando la golpea y la
fuerza a practicarle sexo oral a punta de pistola, mientras continua humillando a Inés.
Garrido se sorprende por la negativa inicial de Inés a complacerle sexualmente, dado que
la de las prostitutas: “Mira que eres tonta, hija mía. Te lo digo en serio, porque siendo tan
puta como eres, y estando tan salida como estás, la verdad es que no lo entiendo —me
ofreció la misma mano que me había derribado, pero preferí levantarme por mis propios
medios y sólo logré hacerle sonreír—” (Grandes, Inés 145.) Debe tenerse en cuenta el
detalle de que Garrido obliga a Inés a darle placer de rodillas, enfatizando así la sumisión
haciéndole sentir doblemente ganador. Boesten explica que los soldados pueden
dominación de un género sobre otro” (Boesten, Analizando 89). Alfonso Garrido califica
violencia también tiene su encanto, sobre todo para el que manda, que aquí,
evidentemente, soy yo.” (Grandes, Inés 145.) Este gusto por la violencia como medio
para llevar a cabo una represión efectiva por parte del régimen franquista explica la
tendencia a la normalización de las medidas punitivas violentas tras la guerra civil, con
más motivo todavía si tenemos en cuenta que estas prácticas también refuerzan la
condición del bando franquista como vencedor, como termina descubriendo Inés:
44
El gato jugaba con el ratón. Lo acorralaba, lo arañaba, le daba zarpazos
momento, su juego era otro, verle bailar, sufrir, correr a esconderse, eso
Tal y como afirma Inés después de que Garrido la fuerce, “el terror es un recurso
sumamente eficaz” (Grandes, Inés 139). Esta afirmación constituye el nexo de unión
en todo el país durante la guerra civil y posguerra, y las estrategias del estado para
propagar el terror, generalizando así el miedo y el silencio entre los españoles. Otro
ejemplo de los efectos del miedo extendido entre la población como consecuencia de la
Reconquista de España13. Ante su confusión, Inés decide explicarle que “no es tan raro,
porque aquí nadie vive en paz. No estamos en un país pacificado, sino en un país
ocupado. […]No has visto cómo nos rompían todos los huesos, una vez, y otra, y otra
más. Cinco años de palizas, uno detrás de otro, cinco años seguidos, y nosotros cada vez
13
La historia de los presos en el destacamento penal que huyen de los maquis es verídica, como afirma
Secundino Serrano (Maquis 134).
45
más encogidos, más pequeños, más cobardes” (Grandes, Inés 252). Entonces, la
muchacha atribuye el miedo de los presos al recuerdo del terror experimentado durante la
concentración de Argelés, en Francia: “¿Y cómo quieres que estén? Pues muertos de
miedo, claro. ¿Cómo no van a tener miedo, si les han pegado tanto que ya no se acuerdan
ni de quiénes son?” (Grandes, Inés 254). Inés, que opina que este miedo es
completamente natural, explica que la gente que se quedó en España “habría dado
cualquier cosa, media vida, por salir de aquí en el 39, y que tuvo que quedarse para
abarrotar las cárceles, para escuchar sus sentencias de muerte, para dormir durante treinta
años en una baldosa y media de suelo sucio, con el cuerpo lleno de heridas gangrenadas,
comidas por la sarna” (Grandes, Inés 254). Para examinar la intersección entre violencia
violencia de la ley; puesto que toda violencia sirve para la creación o para la
conservación de estas leyes, y toda ley constituye violencia latente: “Admittedly, military
violence is in the first place used quite directly, as predatory violence, toward its ends.”
(Benjamin 283). Por tanto, es la violencia en sí la que decide qué violencia es justificable
para lograr según qué fines. Este concepto define la violencia de forma patente como un
medio natural para obtener fines legales o naturales. Es destacable cómo la parte de la
novela con un uso más explícito de la violencia está relacionada con esta idea, ya que se
trata de las referencias de la autora a las torturas sufridas a manos de la guardia civil por
los prisioneros políticos durante los interrogatorios. En relación a esto, Benjamin expone
que las formas de la violencia “are present in another institution of modern state, the
46
police. True, this is violence for legal ends” (Benjamin 286). La respuesta de la novela
para hacer frente a esta violencia, y más específicamente, la respuesta que la líder
destino, la muerte, el hambre y el miedo necesitan “alegría para no venirse abajo, para no
ablandarse, para no ceder al desánimo, para soportar las caídas, para caer con entereza,
para aguantar la tortura con la boca cerrada en los sótanos de las comisarías” (Grandes,
Inés 316). Continuando con la crítica de la violencia de Benjamin, hay dos tipos de
violencia, ambas se basan en medios justificados para fines legítimos. Sin embargo,
determinada por aquellos que están en el poder, es decir, por el estado, por lo que sus
con las bases fundacionales de las leyes, la violencia divina. Con este tipo de violencia,
Benjamin rompe la oposición dialéctica entre violencia que sugiere la ley y la violencia
que la mantiene, puesto que esta violencia divina implica un acto de soberanía
representar el orden en contraposición con el caos que el franquismo trató de asociar con
47
reclamaba para sí no solamente el título de General, sino el de Generalísimo Francisco
Franco, caudillo de España por la gracia de Dios, reforzando así la naturaleza divina de
su posición. Por todas estas razones, podemos afirmar que el régimen franquista
pretendió tener un derecho divino para justificar el uso de la violencia contra aquellos que
decir nada más. Alegría. Golpes. Alegría. Palizas. Alegría. Huesos rotos. Alegría.
Quemaduras. Alegría. Descargas eléctricas en los genitales, en los pezones, en los labios,
en las plantas de los pies” (Grandes, Inés 316). Esta cita muestra el estoicismo
régimen franquista, en este caso, los comunistas. Dicha pérdida de identidad tiene lugar
cuando los prisioneros han sido golpeados por la guardia civil hasta tal punto que no son
sólo se entiende a medias, porque con tantos huecos en las encías y los labios hinchados,
abiertos, rojos como fresones, el detenido o la detenida no articula bien las sílabas—. Soy
miembro del Partido Comunista de España y ya sabéis que no os voy a decir nada más”
(Grandes, Inés 316). A pesar del esfuerzo de la autora para subrayar la violencia ejercida
novela, cuya actitud parece estar regida por la no violencia. Esta representación de la
resistencia no resulta muy acertada en un contexto global, por lo que podemos discernir
que Grandes trata de subvertir la criminalización del maquis enmarcando a los personajes
48
de su novela en una resistencia no violenta, con el objetivo de recuperar su memoria. Esto
lleva a la autora a caer en el maniqueísmo del que escapa al señalar los errores del Partido
guerrilla antifranquista, dando lugar a una imagen romantizada de los guerrilleros para
dar prioridad a la representación negativa de los altos mandos de la izquierda que ejercen
actualidad resulta complicado discernir qué ocurrió exactamente, puesto que al consultar
las obras de los historiadores y de otros autores que han trabajado con el tema de los
maquis y las invasiones pirenaicas por parte de la UNE, nos encontramos con varias
perspectivas, ya que como bien afirma Moreno Gómez, el episodio del valle de Arán ha
sido manipulado desde todos los ángulos. Un ejemplo de esto es la obra del General de la
franquista en su obra, tanto en el tono como en los comentarios del autor. Aguado se
es un escritor militar, y que abordar este tema de otra forma sería como desertar (Aguado
Sánchez 13). El autor hace comentarios respecto a los documentos que recoge en su libro
49
denuncia, al no denominar “guerrillero” sino “bandolero” a dicho “patriota.” (Aguado
Sánchez 32-33). Los pocos documentos relacionados con las invasiones pirenaicas
documentación oficial se debe al “desinterés oficial por la historia de los que sólo eran
considerados bandoleros, malhechores o forajidos, y por otra parte, al hecho de que los
régimen pensaba que este fenómeno no pasaría de una pura anécdota, y que por supuesto
historiadores que han trabajado las invasiones pirenaicas del maquis también se han
planteado los motivos del fracaso de tales invasiones, lo cual ha generado controversia
entre investigadores en algunos aspectos, por ejemplo entre Arasa y Moreno Gómez,
cuyas opiniones difieren respecto a quién dio la orden oficial de retirada: Carrillo o López
Tovar. Asimismo los autores cuestionan los motivos del fracaso de la operación: para
Moreno Gómez la operación fue un fracaso “de las democracias occidentales en su lucha
al respecto. Asimismo destaca los éxitos de los maquis frente al gran fracaso que supuso
50
revisión histórica del episodio del valle de Arán y señala que autores franquistas
pretenden explicar la guerrilla como una operación desde Moscú, lo cual considera una
exclusivamente español” (Moreno Gómez 250). Por otra parte Serrano y Arasa culpan a
poder y regula los comportamientos de las clases. Cynthia Enloe se centra en la identidad
conflicto armado, y señala que las mujeres constituyen siempre un grupo olvidado en un
contexto bélico, mientras destaca su falta de agencia. De acuerdo con Enloe, ambos
Gayatri Spivak. A pesar de que “Can the Subaltern Speak?” (1988), se centra en el sujeto
cantidad de ejemplos de resistencia por parte de los subalternos de la India que han sido
51
borrados de la historia, concepto que resulta extensible a la participación de las mujeres
en la guerrilla antifranquista. Por añadidura, la omisión del rol insurgente del subalterno
resulta todavía más visible en el caso de las mujeres subalternas, puesto que tal y como
señala Spivak “there is no space from which the sexed subaltern can speak” (Spivak, Can
the Subaltern 610). En contraste con esta idea, la novela Inés y la alegría supone un
historia. Por tanto, es necesario considerar el lugar en la sociedad ocupado por este sujeto
feminista sobre el poder se refiere a la concepción del poder como control o dominación,
masculinizadas, muchas feministas desde una variedad de bases teóricas han acordado
Virginia Held aboga contra la concepción masculina del poder como “the power to cause
others to submit to one's will, the power that led men to seek hierarchical control
and…contractual constraints” (Held 136.) Held también ve las experiencias únicas de las
mujeres como madres y cuidadoras como base para las nuevas percepciones sobre el
poder: “the capacity to give birth and to nurture and empower could be the basis for new
and more humanly promising conceptions than the ones that now prevail of power,
empowerment, and growth” (Held 137). Por lo tanto, concluye que un análisis feminista
52
de la sociedad y la política lleva a un entendimiento del poder como la capacidad para
aspecto fundamental con respecto al poder: no solamente debe asociarse al control sino
también con la sumisión del Otro, ya que estar en el poder implica que hay otros que no
Empowerment”:
individual people and communities. Yet this example deploys the term
(Dingo 175).
empoderamiento conecta directamente con la idea que defiendo de que Grandes explora
53
en el género reflejados en Inés y la alegría. Así pues, volviendo a la idea de que estar en
el poder implica la sumisión del Otro, es relevante aplicar las connotaciones negativas de
este término para revelar una relación entre el empoderamiento a través de la violencia
contra gente desprovista del poder que supone el núcleo del concepto de
concepto es explicado por Spivak como “everything that has limited or no access to
on the Subaltern and the Popular” (2005), Spivak señala que ser un subalterno significa
ser apartado de todas las líneas de movilidad social, caso extrapolable al de los vencidos
sino también como un proceso social multidimensional que ayuda a la gente a obtener
control sobre sus propias vidas: “Power is often related to our ability to make others do
what we want, regardless of their own wishes or interests. Traditional social science
structure divorced from human action” (Lips 1991). Pero el poder no existe como hecho
aislado, ni resulta inherente para los individuos, es necesario que haya una relación entre
las personas o los objetos. Puesto que el poder está influenciado por las relaciones
jerárquicas, tanto éste como las relaciones de poder están sujetas a cambios, como
ejemplifica la novela de Almudena Grandes, por lo que la representación del poder como
dicotomía de los espacios públicos y privados que Michel Foucault desarrolla en The
54
Government of Self and Others: Lectures at the Collège de France, 1982-1983, ayuda a
hombre ocupa la esfera pública, la mujer queda relegada al ámbito doméstico. La base de
la distribución del poder con base al género tiene sus raíces en el esencialismo biológico
posguerra española, ya que los cabezas de familia debían aparentar tener cierto grado de
del régimen de Franco y por sus estrategias, que alienaron a la mujer a la vez que la
recluían al espacio doméstico y limitaban sus opciones para obtener ningún tipo de poder,
contraposición, Inés y su madre, al igual que Adela más adelante, quedan categorizadas
como el Otro, el sujeto subalterno, sin voluntad propia ni voz, que debe obedecer.
Cuando Ricardo le encarga a Inés el cuidado de su madre enferma, ella se alegra: “Aquel
encargo, por un lado, me pesó por lo que tenía de encierro, pero por otro me liberó de
encontrar pronto marido, un tesoro que no tenía el menor deseo de poseer” (Grandes, Inés
Beauvoir del Otro como una minoría, siendo a menudo la minoría menos favorecida y
55
compuesta por mujeres. Sin embargo, en el momento en el que Inés queda liberada de
yugo fraternal, deja de seguir las reglas, puesto que no tiene a quien obedecer:
—Yo sólo quiero salir para dar una vuelta, porque es mi cumpleaños, y
estoy harta de estar en casa, […] Mi madre siempre dice que tengo el
mismo gusto que los paletos de los pueblos, pero yo siempre he querido ir,
cual hace que la rebelión de Inés contra todos los valores que le habían instaurado sea aún
más sorprendente para su familia. Así, Inés instala una oficina del Socorro Rojo en su
casa durante la guerra usando el dinero que Ricardo le había confiado anteriormente,
mientras se lamenta “Si yo fuera hombre, me habría alistado" (Grandes, Inés 56). Tras su
paso por la cárcel de Ventas, Ricardo vuelve a tomar decisiones por ella, ya que la saca
de ahí para encerrarla en un convento con una nota que reza: “Yo no he ganado una
guerra para que tú me amargues la vida, Inés” (Grandes, Inés 120). La otredad sufrida por
Inés por el hecho de ser una mujer de clase alta que no sigue las normas de la feminidad
Pont de Suert, un pueblo de los Pirineos catalanes donde vive con su mujer Adela y sus
Los modelos de feminidad con los que se relaciona Inés antes de su rebelión son
significativos. En contraste con la sumisión de la madre de Inés o sus primas, que son
56
obedientes y no cuestionan las órdenes del cabeza de familia, Grandes introduce en la
novela otros modelos de feminidad que resultan mucho más independientes, como
Florencia, Aurora o incluso la sirvienta Virtudes. Florencia tiene un gran impacto para
Inés cuando visita Madrid en su juventud, e Inés descubre que la joven no se adapta a las
normas fijadas para las mujeres de la época: se marcha de la casa familiar para ver
mundo, lleva el pelo corto, fuma, usa pantalones, etcétera. Inés se sorprende de esta
que no se corresponde con “la imagen de la desgraciada tirada en el arroyo que las
bien alimentada, bien vestida, y cargada de sortijas en todos los dedos, aunque ninguna
relucía tanto como sus ojos de persona feliz, de esas que no necesitan la aprobación de
nadie para disfrutar de su suerte” (Grandes, Inés 35). Aunque Inés intentara buscar esta
libertad, acercándose a este tipo de vida junto con su vecina Aurora, Ricardo no se lo
su poder para impedirle volver a verla: “No sigas por ese camino, en serio. Es... peligroso
[…] Tú no sabes nada de la vida, Inés, no podrías defenderte... Esa gente es peligrosa, tan
corrosiva como el aguarrás, aunque te cueste creerlo. Pueden parecerte muy divertidos,
pero no respetan nada, ni a Dios ni a nadie” (Grandes, Inés 45). En contraposición a estos
casada con Ricardo, como yuxtaposición de la mujer decente que contrasta con las
mujeres rebeldes como Aurora y Florencia, mostrándonos de esta forma algunas de las
Adela resulta importante en la novela con respecto a su evolución, puesto que al principio
57
encarna el modelo de mujer convencional, hasta el punto de que Inés en su narración
menciona su simpleza y que la considera una mujer tonta. Adela se asombra al conocer a
los amigos de Inés, puesto que aunque son comunistas, afirma que parecen normales: “¿Y
qué esperabas? —sonreí—. ¿Comunas y amor libre? —Pues... Más o menos —me miró y
se echó a reír antes que yo—. Eso es lo que hacen los comunistas, ¿no? Su propio nombre
lo dice, ¿o comunista no viene de comuna?” (Grandes, Inés 443). Sin embargo, al final de
Toulouse, no sólo desoyendo las ordenes de su marido sino también mintiéndole. Adela
consigue un amante, deja de ir a la iglesia y le pide a Inés que le mande con frecuencia
“un paquete lleno de cajas de conservas, a las que les quitaba las latas que traían dentro
para rellenarlas de condones, […] un suministro que ella se negaba a llevar consigo por si
algún aduanero le obligaba a abrir el paquete en la frontera” (Grandes, Inés 455). Estos
acontecimientos tienen lugar tras un proceso de varios años en el que Adela se ve influida
por el pensamiento de su cuñada Inés en cuanto a los roles de género, por lo que termina
pero es Inés quien gana dinero para mantener a la familia y es por tanto, la sustentadora
principal, lo cual se corresponde con la presunción general que señala Enloe: mientras los
hombres son considerados héroes de guerra, hay un contraste con el rol de las mujeres, al
ser ellas quienes cuidan de la familia, que se corresponde con la distribución de los roles
de género.
life. Judith Butler and Peruvian reality” sobre la influencia del pensamiento foucauldiano
58
de la biopolítica en Judith Butler, puesto que esta última cuestiona los fundamentos de
las relaciones sociales al cuestionar el efecto naturalizado del discurso y las prácticas que
constructos que se han producido y mantenido a través de la influencia del poder en las
diferentes sociedades:
ethnicity, and class, frame gender identity and the norms according to
Así pues, las instituciones, discursos y prácticas en conjunto son las que forman, expresan
y reproducen las normas que guían nuestras sociedades. A partir de la idea de Foucault de
que el poder no se establece desde un pequeño grupo de líderes, sino que es un proceso
productivo en el que tomamos parte, Butler afirma que en lugar de que el género venga
dado por la naturaleza como resultado de una diferencia de sexos, las identidades de
género son actuadas, o representadas. Así pues, al afirmar que las normas se reproducen a
través de una repetición representada, Butler sugiere que puede oponerse resistencia a
tales normas y subvertirlas, tal y como ocurre en Inés y la alegría. Inés se rebela contra la
papel del ángel del hogar que se espera de ella, y lo hace reclamando un espacio en la
59
cocina, lugar supuestamente desprovisto de cualquier posibilidad de constituir un ámbito
Como feministas, las mujeres intentan alterar las prácticas patriarcales a través de
cierto nivel de superioridad desde la primera noche, al quedarse con la mejor habitación
en la casa del alcalde que los maquis utilizan como cuartel. Inés también toma el control
de la cocina desde el primer momento, obteniendo un poder que nunca había tenido
antes: “Power and influence are, of course, more easily and rapidly exerted positively
than by omission, and the nurturing aspect of cooking may be willfully, even wickedly
abused. The cook is, after all, in command of the ingredients, and may use this dominion
either to reinforce or sabotage the status quo” (Sceats, 121). A pesar de esto, el régimen
franquista no consideraba que la casa pudiera ser un lugar de transgresión femenina, pero
posguerra no debe pasarse por alto. María Paz Moreno trabaja con el valor documental de
los libros de cocina en De la página al plato y señala que como causa del hambre en la
guerra, la comida tiene una presencia constante, como una obsesión. Miguel Ángel
60
la ‘zona republicana’ padeció hasta lo indecible los rigores de la desnutrición y el
la imposibilidad para obtenerlos, problema al que también debe enfrentarse Inés al hacer
las rosquillas, ya que “el 20 de octubre de 1944, medio kilo de mantequilla era demasiado
Anunciación usaba manteca de cerdo cuando no había otra cosa, y eso mismo iba a hacer
yo.” (Grandes 32). Al ser la comida una constante a lo largo de toda la narración, la
Inés califica de “triste” la cena a base de sopa de fideos y una tortilla de un huevo que le
ofrece un matrimonio mayor que la acoge en Bosost cuando los maquis sospechan que les
los maquis a Francia: los niños que servían en casa del matrimonio mayor se van con
ellos, y nada más llegar Inés comenta que repitieron dos veces tarta de chocolate
(Grandes 359). Puesto que muchos de los alimentos preparados por Inés son dulces, es
que señala Moreno (24). Los dulces son una forma de celebración en bodas, cumpleaños
motivo de reunión o celebración, Galán y sus hombres siempre compran pasteles rusos en
la mejor pastelería de Toulouse (72). También es destacable que cuando Inés se marcha
con los maquis les lleva dulces, en concreto, cinco kilos de rosquillas que aprendió a
61
hacer mientras estaba recluida en el convento por su hermano Ricardo: “Es que cuando
me pongo nerviosa, me da por cocinar. Y esta mañana, como llevaba mucho tiempo
que la tradición relegaba a la mujer a la cocina, Moreno mantiene que toda mujer tenía
conocimientos culinarios “en mayor o menor grado, recibidos como parte de la educación
propia de su género” (Moreno 90). A pesar de esto, es relevante señalar que la cocina no
estaba considerada como un espacio apropiado para la clase alta, como se puede apreciar
aprendí en el convento. —Pero, mujer —ella negó con la cabeza y una expresión
menciona que nadie le había enseñado ni educado nunca para trabajar en la cocina, pero
que los momentos más importantes de su vida han transcurrido ahí, como muestra la
los jefes militares que tienen lugar en la sala contigua o incluso en la misma cocina, con
situaciones de alegría:
El licor que decidí incorporar en una dosis que doblaba la habitual, para
cocina era el único lugar donde aún sentía que tenía una piel, donde la piel
62
Pero no solamente la cocina está asociada a la alegría para Inés, sino también la comida.
Sarah Sceats examina en “Eating the Evidence: Women, Power and Food” el dominio de
psicoanalítica para analizar las relaciones de poder del apetito, de la cocina y del acto de
comer. El simple hecho de proporcionar comida supone una forma de poder, las
con el control de la cocina del cuartel de los maquis en Bosost, y más tarde llega a
controlar la cocina del restaurante que tienen las mujeres de los guerrilleros en Toulouse.
Sin embargo cuando Virtudes, la hija de Inés y Galán, ya formada en escuelas de cocina
francesa, intenta trabajar con su madre, Inés se resiste a abandonar su posición de poder:
“—Yo lo siento mucho, de verdad, pero esta cocina es mía y aquí mando yo. Si alguien
no está a gusto... El mundo está lleno de restaurantes.” (Grandes 409.) Las relaciones
jerárquicas se cuestionan a través del acto de comer, el apetito y los deseos primarios
según Sceats, ámbitos en los que además operan relaciones de poder. Foucault mantiene
prácticas discursivas que se manifiestan en cada aspecto de la vida social. Tal y como
monolítico ni adquirido, sino que es múltiple, y cada foco de resistencia forma parte y
está localizado dentro de una red interconectada. (Sceats, Food 117). También hay una
psicoanalítica: Freud conecta con Foucault con la idea de que “feeding is established
psychologically as the locus of love, aggression, pleasure, anxiety, frustration and desire
63
for control” (Sceats, Food 118) Estos elementos son los que Sceats denomina los
con la comida, dado las connotaciones maternales que tiene la noción de alimentar y
abuela, o como cuando le dice a Inés: “—Que sepas que se lo dije, que le dije que la
estaba cagando, que era imposible que a una traidora le saliera tan buena la comida —y
se volvió para señalar al Lobo con un dedo—. ¿Te lo dije o no?” (Grandes, Inés 292).
Sceats también señala que tanto la comida como el acto de comer son inseparables de los
apetitos físicos y psicológicos, así como de las relaciones de poder. Es a causa de esto por
lo que los escritores utilizan los actos de alimentar, de darse un banquete, de cocinar y de
pasar hambre buscando un efecto mucho más allá de lo mimético. Por ejemplo, Grandes
pan frito a un lado, dos huevos escalfados encima, y un éxito que nunca he
conseguido repetir. Este está muy bueno, pero como aquel... Eso me
dijeron una y otra vez quienes lo habían probado, y siempre tuve que
condimentos de aquel guiso en el que puse todo lo que tenía a mano, pero
también, seguramente, lo que había dentro de mí. Ese debió ser el secreto,
64
porque volví a hacer muchos estofados […] pero ninguno me salió como
aquel, porque nunca los hice con tanto amor, con tanta desesperación al
mismo tiempo. Tampoco volví a cocinar jamás con tanta rabia. (Grandes,
Inés 340)
Hay que tener en cuenta que el hecho de marcharse no solamente supone el abandono de
su país para Inés, sino también el abandono de la Operación Reconquista de España por
parte de los maquis, siguiendo órdenes del Partido Comunista, con lo que Inés no está de
dirigir su ira.
de Inés, al insistir en alimentar a los guerrilleros aunque éstos insistan en que no tienen
hambre, o cuando tiene lugar el tradicional asalto a la cocina a las dos de la mañana para
preparar huevos fritos con patatas y comérselos con Galán, generalmente después de
mantener relaciones sexuales con él. Al entrelazar la sexualidad con el acto de dar de
maternal” que siente al ver comer a los guerrilleros, a quienes mira “como una gallina
mira a sus polluelos” (Grandes, Inés 213). Por otra parte, para los guerrilleros la comida
platos típicos de los lugares de donde vienen, como la butifarra catalana o las alubias
asturianas. Incluso la conocida sidra asturiana sirve como clave en una carta de Galán a
Inés cuando éste está en España trabajando en la clandestinidad. Janet Teophano afirma
en su libro Eat my words que la comida nutre tanto al cuerpo individual como al cuerpo
65
social. Además, puesto que la comida se comparte, puede usarse de manera simbólica
para delimitar fronteras entre los diferentes grupos: “Exchanging food is a way a family
both marks and sustains a wider network of social relationships” (Teophano 131). Por lo
importantes entre los jefes militares, o narraciones de la lucha de los maquis, como se
plancha, con poco aceite, procurando que quedara jugosa por dentro y
dorada por fuera, ha sido un infierno, eran muchos más que nosotros,
hasta un cerro, les hemos aguantado bien, y dejaba que la salsa espesara a
fuego lento mientras trituraba las patatas, mientras las trabajaba con un
chorro de aceite y otro de leche, moviéndolas sin parar con una cuchara de
frente, te das cuenta, ¿no?, hasta que el puré estuvo a punto, y lo repartí en
tres platos, con dos trozos de solomillo cada uno, la salsa por encima, así
retiramos, lo que tú decidas, porque lo del Sacristán, corté pan, abrí una
66
botella de vino, y le puse a cada uno su plato delante, lo del Sacristán no
A pesar de que durante el transcurso de la narración Inés cocina en varios lugares, como
la cocina del convento, la cocina de la casa de Pont de Suert, la cocina del cuartel de los
maquis en Bosost, y la cocina del restaurante “Casa Inés” en Toulouse, son estas dos
últimas las que tienen mayor relevancia en conexión con los hechos históricos que
Bosost, cocina para mantenerse ocupada mientras llegan Galán y sus hombres del frente:
“Ahora mismo vendrán, voy a contar hasta tres, uno, dos, tres, pero ya, antes de que llene
este plato, antes de que llene este otro, antes de que hierva la salsa, […] ahora, ya, están a
punto de entrar por la puerta, diez, voy a contar otra vez, uno, dos, tres... Todo eso hice,
tantas veces conté, tantos platos serví, y no llegaron” (Grandes, Inés 300).
ocasiones, también en el lugar de su reencuentro. No podemos pasar por alto el papel que
la cocina ocupa para Inés como evasión, puesto que representa para ella una forma de
escapar de sus problemas y de dejar de preocuparse, como por ejemplo, cuando Montse y
ella ven tres aviones de caza sobrevolando el campamento y se ponen a cocinar, porque
Inés “no quería saber, no quería pensar, no quería darme cuenta de nada, sólo cocinar,
encerrarme en la cocina y ensuciar todos los cuchillos, todas las sartenes, todas las
cacerolas, para lavarlas, y secarlas, y ensuciarlas otra vez” (Grandes 294). El acto de
cocinar constituye una rutina para Inés en Bosost, que además de ponerla en una posición
de control, está imbuido de un efecto catártico, puesto que Inés considera que “cualquier
67
desgracia me dolería menos si me pillaba cocinando” (Grandes, Inés 297). La novela
termina con el retorno a la España democrática por parte de Inés, su familia y el resto de
en Madrid con los cinco kilos de rosquillas que Inés le prometió a Comprendes (Grandes,
Inés 488). Hay un rechazo por parte de Inés a la noticia del periódico que recoge este
que Inés, llena de ira a causa del desconocimiento de la historia de Bosost, decide no
de su país.
5. Conclusiones
franquista, y también muestra el miedo que resultó en un pacto de silencio que todavía
persiste en la actualidad. Esto se debe a que un gran número de personas rehúsa hablar, y
muchos de los que prefieren contar la historia silenciada corren a cerrar puertas y
ventanas, para susurrar la historia que no debía ser escuchada. Sin embargo, el otro
resultado de tal opresión es incluso más dañino para la población: se trata de una
nacional-católico, cuyas estructuras de poder han sido formadas en base al género, con el
información, el régimen de Franco utilizó su poder para crear, mediante una serie de
68
estrategias discursivas y otros métodos como el control de prensa, un imaginario pacífico
cruzada necesaria para la salvación de España, mientras que proyectó una imagen
síndrome de Estocolmo desde 1936, y lo hace creando una hipótesis de los hechos reales,
debido a la inexistencia de una versión oficial sobre la invasión de Arán, tanto por parte
de las autoridades franquistas como por parte del Partido Comunista de España. La autora
no sólo reflexiona sobre el franquismo y la dictadura sino que también considera los
errores del PCE, y en particular, los errores cometidos por los poderosos que deciden la
positivo de este episodio” (Grandes, Inés 333). Almudena Grandes afirma haber escogido
la perspectiva de los vencidos silenciados para su novela porque “ninguna otra habría
sido tan justa. Ninguna, tampoco, habría podido llegar a emocionarme tanto” (Grandes,
Inés 504). La autora busca la empatía del lector con los personajes cuya historia fue
borrada de la Historia oficial, recurso muy utilizado en los productos culturales desde el
telón de fondo de la memoria histórica: apelar a la empatía del lector o del espectador al
contar la historia de boca de sus personajes, buscando un efecto que lleve a la sociedad
69
Reconquista de España no resulta muy verosímil. Esta falta de correspondencia del relato
podría resultar más fidedigna si se utilizaran testimonios como base para la parte
Inés y la alegría, algunas figuras femeninas caen en una representación romantizada por
parte de la autora, como es el caso del personaje de Adela, ya analizado con anterioridad
en este capítulo, cuya evolución resulta un tanto inverosímil de acuerdo con las
patriarcal de los roles de género resulta lógica hasta cierto punto, puesto que Grandes
quiere contar la historia de estas mujeres que fueron silenciadas por el régimen
la novela como antítesis del ángel del hogar que subvierten y rechazan las normas de la
en la posguerra española.
visible, ya que muchas mujeres cuya educación se asentó en las bases del régimen
14
Un ejemplo de la combinación de ficción y testimonio es la novela La voz dormida, de Dulce Chacón,
analizada en el segundo capítulo de esta tesis doctoral.
70
sumisión en base a su género sigue siendo la norma en la sociedad. El régimen de Franco
biológico, menospreciando así de lo que podían ser capaces, como también muestra
Grandes en su novela: Ricardo deja a Inés guardando el dinero sola en Madrid, Adela
deja que Inés monte a caballo puesto que piensa que no va a escaparse, los maquis no
esperan que Inés haga nada heroico ni que pueda obtener ningún tipo de poder en la
espacios típicamente considerados domésticos, por lo que presenta la historia de Inés, que
agencia. Además de esto, Almudena Grandes utiliza su propia voz como narradora de los
recuperar las voces de los vencidos que no tuvieron la oportunidad de contar su historia.
El propósito de Grandes es el de evitar lo que temía Julia Conesa; integrante de Las Trece
Ventas que fueron ejecutadas en 1939. Conesa terminó la última carta a su madre
historia.”
71
Capítulo 2. La voz dormida: Presas en las cárceles franquistas
Las jóvenes conocidas como ‘Las trece rosas’ fueron fusiladas el cinco de agosto
de 1939 junto con casi cincuenta de sus compañeros en las Juventudes Socialistas
Unificadas. Algunas fuentes indican que fueron ejecutadas bajo la acusación del asesinato
del comandante Isaac Gabaldón, su conductor y su hija, a pesar de que alguna de ellas ya
se encontraba presa en el momento del asesinato. Otras versiones sugieren que se acusó a
las menores de la organización de un atentado para matar a Franco durante el desfile del
trece rosas’ constituyó una ejecución ejemplar, para mostrar al resto de la población el
protagonistas, es juzgada por un tribunal militar, hay trece condenadas, como las rosas
del 39. Tomasa, otra reclusa, las recuerda: “Ni dos días tardaron en fusilarlas. Tres
15
Paul Preston subraya la ferocidad del régimen franquista contra la mujer roja, en especial con las
políticamente activas en su libro The Spanish Civil War. Reaction, Revolution and Revenge.
72
muertos. Y quisieron veinte por uno. Sesenta jóvenes de las Juventudes Socialistas
voz 86). Sirviéndose de este paralelismo, Chacón explica cómo Pepita, la hermana de
Hortensia, manda un pliego de súplica a Franco, mientras las otras presas recuerdan el
enviado por la madre de Conesa, una de ‘Las trece rosas’, y como no sirvió de nada.
Chacón también incluye la última carta que Julia Conesa mandó a su madre16. Linhard
desafío a las normas y reglas de género que la dictadura franquista había establecido
perspectiva femenina resulta interesante puesto que Gina Herrmann mantiene que las
historias que han sido recogidas hasta finales del siglo XX son las historias de los
hombres durante el conflicto armado, no las de las mujeres (Herrmann 12) y también
afirma que “the majority of work done on the topic of women in the Spanish civil war
that has relied on oral testimony has had two purposes: the first, to write social-historical
studies about the collective experience of women during the conflict (Nash, Mangini,
(Herrmann 15). El caso español no constituye un hecho aislado, puesto que en contextos
16
“Madrid, 5 de agosto de 1939. Madre, hermanos, con todo el cariño y entusiasmo os pido que no me
lloréis ni un día. Salgo sin llorar, cuidad a mi madre, me matan inocente pero muero como debe morir una
inocente. Madre, madrecita, me voy a reunir con mi hermana y papá al otro mundo pero ten presente que
muero por persona honrada. Adiós madre querida, adiós para siempre. Tu hija que ya jamás te podrá besar
ni abrazar. Julia Conesa. Besos a todos, que ni tú ni mis compañeras lloréis. Que mi nombre no se borre en
la historia” (Chacón, La voz 88)
73
civil española o en la revolución mexicana, Tabea Alexa Linhard señala que
que encontramos en la literatura canónica han sido los testimonios, recuentos orales y
Resistance: Women's Voices from the Spanish Civil War, donde analiza las obras de
mujeres que fueron encarceladas por formar parte del movimiento de oposición a Franco,
y compara los temas comunes que aparecen en estos testimonios. Algunas de estas
mujeres son Consuelo García y Tomasa Cuevas, en cuya obra queda reflejada la
importancia del uso de la transmisión oral de la historia y del periodismo para recopilar
testimonios. No obstante, el uso de la escritura para contar las historias silenciadas por
de documentar estos testimonios para que los descendientes de los desaparecidos sepan lo
que pasó y conozcan indirectamente a sus padres. Edurne Portela realiza un estudio de
17
La Guerra Sucia fue un periodo de represión y violencia institucionalizada por parte de la Junta Militar,
que resultó en unos treinta mil muertos y desaparecidos. Es destacable la labor de organizaciones de
derechos humanos como las Madres de la Plaza de Mayo, la Comisión Argentina de Derechos Humanos y
Amnistía Internacional en sus intentos por llevar a los culpables ante la justicia y por recuperar la memoria
de los desaparecidos. Portela señala que en abril de 1985 se juzgó y condenó a los miembros de la Junta
Militar a cadena perpetua. No obstante la autora recalca que muchos de los que cometieron violaciones
contra los derechos humanos aún siguen libres, y que queda mucho trabajo por hacer para que los
desaparecidos formen parte de la historia (Portela 18). A pesar de esto, el caso argentino muestra nuevas
formas de enfrentarse a un pasado traumático que pueden resultar útiles en España.
74
una variedad de literatura testimonial en su tesis, incluyendo testimonios del caso
argentino y del caso español, y afirma que pese a los distintos enfoques de cara al texto
que ofrecen sus autoras, todas ellas han documentado y analizado tanto el silencio
En la primera parte de este capítulo sitúo el contexto de las presas en las cárceles
género sufridos por estas y conectando esta idea con la biopolítica de Foucault y la
segunda parte del capítulo se centra en el estudio de la escritura como medio para la
Dulce Chacón se basó en los testimonios orales de los años de la guerra civil
como Pepita, involucrada sin quererlo con el partido comunista a causa de su hermana
Hortensia, una presa política en la cárcel de Ventas que está embarazada y condenada a
estos, al contarla al público. Chacón aboga por el alzamiento de esa voz dormida como
vía para obtener la pacificación entre los dos bandos de la Guerra Civil que Franco se
75
reconciliación (Preston 322). Una consecuencia de la recuperación de la historia es el
tradicional de la mujer para cuestionar los roles de género establecidos tomando como
referencia episodios verídicos. Sobre esto, Linhard advierte que aunque en las novelas
escritas por mujeres sus autoras no suelen situar la acción en el campo de batalla,
“women writing about the revolution occupies a much more radical position than what
their male counterparts produced” (Linhard, Fearless 84). Dulce Chacón va más allá y,
en la amplia variedad de escenarios en los que sitúa a las mujeres de La voz dormida,
incluye lugares tan poco frecuentados por ellas en la literatura canónica como la cárcel, la
segunda generación de la guerra: “Nosotros, la gente que estamos en los 40 o los 50 años
de edad, somos los hijos del silencio de nuestros padres [...] Pero es hora de romper este
silencio en beneficio de nuestros hijos. Tenemos que rescatar la historia silenciada, es una
pasado a través de memorias ajenas, dando así agencia a las mujeres cuya historia fue
La intersección de género junto con los ámbitos políticos y culturales dota a las
período del barroco hasta el siglo XX, de acuerdo con Morcillo: “Francoism perfected
women’s inferiority by updating it and modernizing it in the name of God and Country”
76
(139). Algunos ejemplos son las leyes con las que el estado penalizaba los crímenes
contra la decencia, las cuales señalan la importancia del cuerpo femenino para la política.
Spencer:
Responses to crime and crime itself are always driven by a broader web of
ideas shaped by race, gender and class. Only if we can document and
analyze how these factors intersect can we hope to address the negative
la nación se transforma con el franquismo en una figura femenina, puesto que reúne todas
las cualidades atribuidas a este género, como pueden ser la vulnerabilidad o la fertilidad.
Dentro de esta metáfora biológica de la nación, los cuerpos de las mujeres son figuras
taxativamente necesario para el biopoder que el régimen pretendía ostentar hasta su final
(Morcillo, The Seduction 13). Algunos de los métodos utilizados por el franquismo para
“Men´s and women´s bodies became indispensable members (‘limbs’) of the Francoist
mystic body politic; men were to be soldiers and producers, and women political and
77
biological reproductive mothers.” (Morcillo, The Seduction 19). La relación entre los
juez, y Franco encarna la figura del pastor o salvador, cuyo poder se guía
88).
construcción de la nación, por lo que creó instituciones para moldearla a su antojo, como
inclined; skilled, yet unemployed; well versed, yet quiet; subservient, yet
refined; austere, yet elegant, binding the ascetic with the aesthetic
como el género y la sexualidad juegan un papel significativo para definir las estructuras
políticas y sociales que controlaron la vida de los españoles en la posguerra, puesto que
las relaciones se definían de acuerdo con los valores del nacional-catolicismo inspirados
78
en el Siglo de Oro y en la Contrarreforma: “Their virtue was rooted in the ability to
preserve their modesty. In the New Spain, dawning after 1939, the Golden Age virtues-
piety, purity, and domesticity- were revived by the state and administered by the
1956, coincidiendo con el proyecto de Democracia Orgánica de Franco, que debía seguir
sus intereses aperturistas tras la victoria de los Aliados en la Segunda Guerra Mundial.
Hasta los años 30 y otra vez después de la guerra civil, la mayoría de las mujeres
españolas y por tanto, subyugadas doble o triplemente: en primer lugar, a los hombres,
sean esposos, padres o hermanos. En segundo lugar, a Dios, o a los sacerdotes y otros
franquista (Mangini 66). Contra los estereotipos en lo que se refiere al género femenino
dentro de una sociedad de fuerte carácter patriarcal, Simone de Beauvoir declaró en The
Second Sex (1949) que, aunque las funciones sociales de las mujeres son
psychological, or economic fate determines the figure that the human female presents in
society; it is civilization as a whole that produces this creature” (Beauvoir 18). Para
Beauvoir, la mujer no nace, sino que se hace, y por tanto, no podemos categorizarla
dentro de un sexo femenino inferior (de acuerdo con las estructuras patriarcales de la
79
Como ya menciono en el primer capítulo, podemos considerar la literatura como
lo tanto, podemos afirmar que La voz dormida posibilita la ruptura del silencio de los
historia en sus propios términos. En cuanto a las soluciones a la falta de agencia del
subalterno, Tabea Alexa Linhard señala en Fearless Women in the Mexican Revolution
and the Spanish Civil War, que tradicionalmente, los principales contrapuntos al
sido los testimonios, relatos orales y biografías; ahora también contamos con la literatura
silenciados.
dominante o masculino dentro de una sociedad patriarcal, como la valentía. Pese a esto,
Preston señala que el cambio en los roles de género tradicionales en España fue breve,
puesto que incluso mientras participaban en la guerra, las mujeres seguían con sus labores
cara esta subversión: “A ellas no sólo había que introducirles los nuevos conceptos
función social única de esposa y madre” (Núñez Díaz-Balart 2004: 201). Es necesario
80
tradicionalmente femeninas, como es el caso de la costura: las presas de Ventas acuden al
taller de costura de la cárcel para redimir pena, pero lo cierto es que sacan prendas para la
husband was not just a survival skill but also a national responsibility; for a woman
remaining single under Francoism turned into a personal tragedy and a source of public
nación dentro de la unidad política y familiar: “marriage under Franco developed into a
political ground where men and women encountered each other for the sole purpose of
franquista diseñó políticas demográficas para aumentar la población hasta alcanzar los
cuarenta millones de españoles, por lo que el deber nacional de las mujeres pasó a ser el
de tener tantos hijos como les fuera posible, por el bien de la patria. No obstante, la
maternidad solamente era posible dentro del matrimonio, de acuerdo con la Iglesia
Católica y sus influencias dentro del gobierno, por lo que además de madres, debían ser
sobre métodos anticonceptivos era el arresto mayor y multas de 50.000 a 100.000 pesetas
1963 la ley incluyó la ilegalización del aborto (pese a que este fue casi un secreto oscuro
hasta la década de los noventa). Por otra parte, el régimen franquista proporcionó pagas
81
extras a los padres de familia, además de otorgar premios por nacimiento y otros
privilegios como acceso a vivienda o escolarización gratuita para las familias más
anticonceptiva había estado disponible en España desde mediados de los años sesenta.
Sin embargo, las mujeres solamente podían conseguir la receta de la píldora si estaban
anticonceptivos orales para evitar embarazos, y las farmacias no los vendían sin receta
médica18.
que aconsejaban a sus lectoras sobre prácticas sexuales (siempre dentro del matrimonio y
decente tenía sus orígenes en La perfecta casada, de Fray Luis de León (1583), que
explica con detalle los deberes maritales de la mujer, mostrando una vez más el tipo de
progreso hacia el pasado instituido por el régimen franquista. Como bien afirma Aurora
Morcillo, este es uno de los aspectos que prueban cuán cercanos eran el franquismo y la
18
Es destacable que el único método anticonceptivo aprobado por la Iglesia Católica era el poco fiable
coitus interruptus, puesto que los preservativos también eran ilegales.
82
nacional de las mujeres españolas. Saeger menciona en su tesis que las mujeres fueron
moldeadas por los ideales presentados por la Sección Femenina de la Falange, al argüir
Femenina. Un ejemplo de esto último son las profesiones desempeñadas por la mujer que
subordinación de las mujeres a los hombres en todas las esferas, denegándoles a estas sus
derechos más básicos y su autonomía como individuos. Así pues, es necesario considerar
de nuevo el modelo de mujer del ángel del hogar ya mencionado en el primer capítulo, y
recapitular sobre los atributos esenciales que completan su definición de acuerdo con
obedience to her husband as seen in the virtues of silence and chastity” (Saeger 265). A la
vez, Rebollo señala que el ángel del hogar en términos bíblicos estaría representado por
la Virgen María, mientras que su antítesis sería Eva, al ser la responsable tanto de la
expulsión de Adán del paraíso como de la suya propia, por caer en el pecado original:
mujer, puesto que esta es, por naturaleza, transgresora del orden masculino, pecadora19”
19
Otra de las instituciones creadas por el régimen franquista fue el Patronato de Protección de la Mujer en
1942, a cargo de rehabilitar mujeres descarriadas en sus centros penitenciarios o conventos.
83
destacable señalar que el sacrificio femenino que había formado parte de la identidad
Dios, ni por España, ni encarna la figura del ángel del hogar, sino que en La voz dormida,
las mujeres se sacrifican por la causa como Hortensia, o por amor, como Pepita, pero
La prisión fue definida por Foucault en Discipline and Punishment como “the
darkest region in the apparatus of justice” (256). A pesar de que este libro resulta un
que sus interpretaciones sobre el poder resultan insuficientes desde el punto de vista de
los oprimidos (87). Foucault presenta en este mismo trabajo en panóptico de Bentham
auto-disciplina a nivel teórico, siendo así aplicable este concepto a distintas instituciones
sociales en general. Por otra parte, Portela incluye en su tesis una extensa lista de los
términos relacionados con la violencia que desde el siglo XX forman parte del discurso
“produced as many prisoners and prison writers as in the entire previous history of man”
(Davies21 7). Las mujeres de los vencidos que decidieron permanecer en España tras la
guerra civil tenían dos destinos, cuyo objetivo era su humillación, según Aurora Morcillo:
20
State violence, human rights, prison, torture, totalitarianism, death, death squad, war, concentration
camp, genocide, repressive apparatus, terrorism, paramilitary group, military junta. (Portela 1).
21
Ioan Davies analiza las obras de varios escritores en prisión por motivos políticos o religiosos,
manteniendo que el acto de escribir en prisión constituye una manera de establecer “a symbiotic
relationship between the individuals who are incarcerated and the community o f which they see
themselves as a part” (Saeger 239).
84
o bien acababan presas o ejerciendo la prostitución, puesto que sus cuerpos pertenecían al
gobierno (Morcillo, The Seduction 103). En La voz dormida, Chacón introduce al lector
queja de que doce petates ocupen el suelo de las celdas donde antes había
una cama, un pequeño armario, una mesa y una silla. Se queja de que los
que saltar por encima de las que están acostadas para llegar a los retretes.
–Esto es una inmundicia. Así estamos como estamos. Once mil personas
que también estuvo presa Tomasa Cuevas, y que definió este lugar como un ‘cementerio
de vivos’. Otro de los testimonios que recoge en su libro aparte del suyo propio es el de
Carmen Machado, que también cumplió condena en esta institución y que defiende que
de acuerdo con su experiencia personal, todas las vicisitudes por las que pasaron les han
llevado a una gran pérdida de memoria. Como se ve en La voz dormida, las malas
condiciones de vida en las cárceles franquistas eran extremas, por lo que las presas se
mantenían unidas, formando una especie de comuna o familia utópica, como una
85
Chacón es la fraternidad que hay entre las presas políticas: “el pavo de sobra se lo ha
compartirá con su ´familia´, como llama en sus cartas a las presas que están con ella; las
que se reparten el hambre y la comida” (Chacón, La voz 53). Según Tomasa Cuevas, el
Partido Comunista ejercía mucha presión para que esta unión ocurriera. Además, como
convencidas de que cuando los aliados ganaran la Segunda Guerra Mundial, liberarían a
diferencias de género con mayor intensidad que en el mundo fuera de la cárcel. De hecho,
antifranquista y fue presa política, en el que explica las condiciones particulares de las
presas políticas:
(Portela 24).
El silencio sobre las presas en las cárceles franquistas duró hasta bien entrados los años
noventa, debido a la escasa cultura de estas mujeres, algunas casi analfabetas, y también a
causa de la propaganda franquista que deshonró hasta tal punto a la mujer politizada y
86
por ende, a las presas políticas, que según Mangini, hasta ellas mismas parecen haberse
hecho eco del lavado de cerebro. Como ejemplo la autora recuerda el caso de Marisa
Bravo, que tenía sus memorias escondidas en casa por miedo a que su familia las
descubriera. Otras mujeres relatan sus experiencias en las prisiones de Franco, como es el
a la pérdida de memoria.
En The Spanish Civil War. Reaction, Revolution and Revenge, Preston destaca la
ferocidad del régimen franquista con la mujer roja, especialmente en el caso de las
dormida, es descrita por Preston como un lugar anárquico, degradante y tiránico: “The
Francoist prison system was chaotic, improvised and utterly arbitrary (…) Hundreds of
thousands who escaped the random killing were kept in conditions of extreme
limpios para cambiarse durante su menstruación. Mangini señala que la prisión denota
silencio, obediencia y represión con reglas creadas para castigar y humillar. Además de
esto, defiende que los presos políticos son conscientes de que lo único que han violado es
un ideal, una abstracción que no tiene nada que ver con crímenes como el robo o el
asesinato, por lo que existe poca esperanza para su reforma, y añade que “la única manera
87
posible para cambiarles de idea es mediante un lavado de cerebro o algún otro tipo de
tortura mental o física” (Mangini 111). En las cárceles franquistas se daba especial
Católica, hasta el punto en que muchos de los funcionarios de prisiones eran curas o
monjas, que trataban de imponer sus doctrinas religiosas, como muestra La voz dormida
en varias ocasiones. Por ejemplo, cuando una de las monjas se dirige a las presas de
Ventas: “El culto religioso forma parte de su reeducación. No han querido comulgar y
hoy ha nacido Cristo. Van a darle todas un beso, y la que no se lo dé se queda sin
comunicar esta tarde” (Chacón, La voz 54). Otro ejemplo es el relato de las horas previas
que el cura la quiso convencer para que confesara y comulgara. Le dijo que su deber era
salvarle el alma, y que si se ponía en orden con Dios le dejaba que le diera la teta a la
niña. Pero ni confesó ni comulgó, no consintió, esa mujer tenía los principios más hondos
que el propio corazón” (Chacón, La voz 97). Además de las malas condiciones de vida
de las reclusas, las torturas físicas y mentales ocupan una gran parte de las páginas
recoge el testimonio de Mercedes Núñez, que se refiere a Ventas como una inquisición
moderna, y señala:
eléctricas son las dos variantes más comunes de tortura. En general, las
88
torturas están destinadas a ‘hacer cantar’ a las víctimas, a tratar de
Pero hay muchas veces en que las torturas tienen un carácter simplemente
Núñez también describe la paliza que le dieron a una mujer embarazada hasta que abortó,
de castigos muestran que las mujeres rojas eran tan castigadas como los hombres, y en
numerosas ocasiones, su castigo era mayor: no solamente eran rojas, también eran
mujeres. Esto no resulta una novedad, puesto que como bien señala Angela Davis,
históricamente “when men were hanged, the women were burned alive” (Davis 12). Los
castigos en base al género son una constante en los testimonios de antiguas reclusas en
diversa índole en los genitales, entre otras técnicas. Un buen ejemplo de esto es el caso de
Cárcel de mujeres. A Campos le arrancaron los pezones del pecho con las uñas y escribió
‘asesinos’ en la pared usando su propia sangre (Cuevas, Cárcel 220). Respecto a los
89
abusos sexuales, Juana Doña insiste en que la edad no determinaba a quién se violaba,
tanto adolescentes como mujeres adultas y ancianas eran víctimas: “Las violaciones de
las detenidas nada tenían que ver con el deseo sexual, era simplemente un acto de poder y
género recogidos en testimonios, existe la tendencia entre las víctimas de omitir los
los abusos sexuales sufridos durante sus años en prisión, aunque sí reconoce que estas
Yo estuve muchos años sin hablar de este terrible acto, creyendo que casi
Otro ejemplo de los castigos descritos por Preston, que buscaban la humillación de las
melena roja para luego venderla (Chacón, La voz 150). Reme es otra presa en la novela
republicana). Tras darle aceite de ricino para vejarla, “la pelaron al rape. Le dejaron un
mechón en medio de la cabeza y allí le ataron una cinta con los colores de la bandera
90
republicana. Y le pintaron U HP en la frente. Para eso ha quedado la Unión de Hermanos
Proletarios, para humillar a las mujeres en la frente” (Chacón, La voz 20). Después de ser
condenada a 12 años por ayuda a la rebelión militar, Reme se encuentra confusa, pero
sobre todo, humillada: “Yo creía que los rebeldes eran ellos. Yo no entendía nada. Ella
sólo sentía una vergüenza muy honda al pasarse la mano por la cabeza rapada” (Chacón,
La voz 21). La humillación de Reme resulta extrapolable a su familia: obligan a sus hijas
cadáveres del pueblo, ante las miradas acusatorias de las otras mujeres del pueblo.
masculinidad al no haber sido capaz de controlar a su esposa, ya que “le hicieron barrer
las calles del pueblo por haberle permitido semejante oprobio a su mujer. Le hicieron
barrer un día y otro hasta que acabó la guerra” (Chacón, La voz 22).
Una de las situaciones pertinentes para este análisis es el caso de las madres en
prisión. Mercedes Núñez publicó Cárcel de Ventas, una serie de viñetas sobre la vida
carcelaria donde explica cómo en prisión se utilizaba a los hijos para castigar a las
madres, negándoles verles o que les dieran el pecho, o engatusando a las presas para que
se confesaran o hicieran algo que no querían a cambio de, por ejemplo, medicinas para
los niños. Carme Riera señala que “en diez días murieron treinta y dos criaturas en la
cárcel de Saturraran. El día que murió mi hija, las monjas empezaron: ‘Ay, ¡un angelito
que adorará a Dios! ¡Esto es una gloria!’ Mira, les arranqué la toca y las eché fuera. Y al
entierro no me dejaron ir” (Los niños perdidos, x). Petra Cuevas y Juana Doña son otras
ex presidiarias cuyo testimonio recoge gran parte de abusos de esta índole. Mangini
91
añade “La muerte de los bebés causada por la disentería, la intoxicación alimentaria, los
mordiscos de ratas, la desnutrición y cosas por el estilo, son temas insistentes que las
Para continuar analizando los castigos con base al género perpetrados por el
diferentes teóricos y que van a constituir parte del marco teórico de este capítulo, con la
Roberts o las consideraciones sobre el imperio y la raza de Laura Briggs y Andrea Smith.
histórica, puesto que indican un intento de genocidio, al resultar el objetivo de todas estas
estaban defendiendo su patria del mal en una suerte de cruzada, y tras ganar la guerra,
necesitaban salvar España de los inferiores republicanos, que, por tanto, debían ser
Reproducing Empire: Race, Sex, Science, and U.S Imperialism in Puerto Rico. Pese a que
22
Dentro del área de estudio de las políticas eugenésicas, hay una conexión con las políticas de
higienización racial de la Alemania nazi, ya que dichas políticas fueron implementadas en base a ideas de
médicos y con su colaboración. Algunos ejemplos de estos médicos especialistas en el eugenismo son Josef
Mengele, Ernst Rudin, Fritz A. Lenz o Karl Brandt, siendo este último además el médico personal de Adolf
Hitler.
92
Briggs se centra en estudiar los cambios en la forma y el contenido del colonialismo a
victimización de la mujer, el colonialismo que tuvo lugar en la isla y que llevó a políticas
caso español, pese a que las políticas reproductivas eran pro natalistas, era ambivalente a
quién se dirigían estas. Esto se debe a que las mujeres republicanas eran demonizadas
también cuando eran madres, lo que desemboca en cierto maniqueísmo por parte de la
pero por lo visto este derecho solamente era válido para mujeres que apoyaran la
dictadura, las mujeres republicanas (o conectadas remotamente con alguien que pudiera
ser republicano) eran consideradas como la encarnación del mal, tenían el demonio
dentro, por lo tanto, no eran apropiadas para criar niños. Esto llevó a una demonización
de los hijos de las mujeres republicanas, debido a la debilidad de la raza representada por
sus padres de izquierdas, extrapolable a sus hijos. Jael Silliman explica el movimiento de
los derechos reproductivos en su libro Policing the National Body: Sex, Race, and
Criminalization:
93
neoliberal tradition that locates individual´s control over the body as
aplica tanto a las divisiones de género como a las relaciones entre mujeres, ya que como
bien afirma Sonia Correa, teórica feminista, características como la clase, la edad, la
muestra cómo “particular communities and women within them are conceived and
reproduced as threats to the national body, imagined as white and middle-class” (xii). Por
otra parte, Dorothy Roberts estudia la historia de los abusos de derechos reproductivos
perpetrados hacia la raza negra desde la esclavitud hasta el presente, mostrando que el
opresión racial. Es decir, como una forma de eliminar al Otro. No se trata de la única
racismo “is internal to the biopolitical state, woven into the web of the social body,
threaded through its fabric. Thus, it is not surprising that control over the reproductive
abilities of women of color becomes seen as a national security issue” (123). Acerca de
94
este tema y como bien señala David Stannard, es necesario recalcar que el control sobre
Stannard añade como ejemplo a colonizadores como Andrew Jackson, que recomendaba
a sus tropas que mataran sistemáticamente a las mujeres y los niños indios tras las
perfecta madre en la España franquista” publicado en 2006 por Marina Núñez Gil and
María José Rebollo Espinosa también resulta importante al tratarse de uno de los pocos
textos que abordan este tema dentro del contexto español. Núñez y Rebollo explican las
franquista.
Auxilio Social, orfanatos para niños que perdieron a sus padres en la guerra o cuyos
progenitores o tutores no podían hacerse cargo de ellos. En estos lugares, los niños
experimentaron violencia física y psicológica por parte de las monjas y curas a cargo de
los orfanatos, quienes también sometían a los niños a un lavado de cerebro para
franquistas, mientras demonizaban a sus padres por ser de izquierdas. Esta separación
familiar constituía una práctica muy común en las prisiones franquistas, como veremos
Cuevas. Por otra parte, Gina Herrmann incluye en su artículo el testimonio de Flor, una
95
mujer exiliada que volvió a España tras la guerra civil y dejó a su bebé en uno de los
mismo tiempo para mantenerlo. Cuando Flor volvió a recoger a su bebé después de unos
meses, se había convertido en “un esqueleto, con cierto retraso mental”, y concluye que
pese a que no puede imaginar lo que le hicieron a su bebé allí dentro, definitivamente
multitud de enfermedades que afectaban tanto a las madres como a sus hijos en prisión
constituye una constante tanto en La voz dormida como en los testimonios de Cuevas. En
los testimonios se incluye el relato de cómo una reclusa dio a luz en la celda de un
monasterio reconvertido en prisión, donde las monjas la dejaron encerrada mientras iban
a rezar el rosario. Cuando volvieron, la presa había dado a luz una niña, pero la
ocupadas por dos presas. Las enfermas compartían los lechos de sábanas
96
Las madres en la situación de Hortensia sufrían una doble condena, puesto que sufrían
por ellas mismas y por tener a sus hijos en prisión, ya que los veían sufrir, pasar hambre y
morir, sin mencionar que en prisión podían separarlas de sus hijos en cualquier momento.
por los pies y le machacaron de un golpe la cabeza contra la pared. La madre se volvió
loca y pasaba las noches gritando” (Partnoy 151). Volviendo a la novela de Chacón,
cárcel de Ventas tras ser capturada intentando comprar provisiones para la guerrilla, y
la novela vemos que la sentencia no se ejecuta hasta unas semanas tras el nacimiento de
la bebé, pero que pese a esto la hermana de Hortensia, Pepita, acude a diario a prisión
para suplicar que le entreguen a su sobrina, para evitar que la niña acabe en un Hogar de
Auxilio Social, o que la den en adopción a alguna familia afín al régimen de Franco. En
ejemplos de casos en los que se aprecia la falta de derechos reproductivos, así como el
trato a las presas embarazadas o que han dado a luz en prisión. Por ejemplo Nieves
Waldamer Santisteban, arrestada en 1939 cuando estaba embarazada de ocho meses, dio
a luz en prisión, y Cuevas recoge su testimonio, que cuenta cómo a la media hora del
alumbramiento la colocaron junto con su bebé en el suelo de una celda, sobre una manta
llena de chinches, y en el día posterior al parto, solamente comió dos tomates pequeños
proporcionados por una compañera suya, también reclusa. Waldamer relata que la
trasladaron con su bebé a otra celda con varias reclusas enfermas de hemoptisis, que los
97
cubrían de sangre con cada acceso de tos a ella y al recién nacido. Seguidamente explica
que permanecieron en estas condiciones hasta que un médico del ejército los vio y pidió
que no tuvieran a la nueva madre en ese lugar, no tanto por su propio bien sino por el del
bebé, que algún día sería un hombre (Cuevas, Cárcel 46). Este episodio recuerda a la
apología que hizo el régimen franquista de la segregación familiar en sus prácticas, cuyos
más adelante. Otro de los casos del libro de Cuevas relevantes para este análisis es el de
en su libro Killing the Black Body, al referirse a una práctica recurrente en la esclavitud
en Estados Unidos para explicar la ruptura materno-fetal: para castigar a las mujeres de
raza negra que estaban embarazadas, las hacían tumbarse hacia abajo en el suelo, sobre
un agujero en el cual metían la tripa, para después golpearlas. Se creía que de esta forma
los perpetradores de los golpes hacían daño a la madre, pero no al feto, constituyendo
esta práctica la separación materno-fetal. Roberts señala que este concepto ha sido usado
por feministas para describir “the way in which law, social policies, and medical practice
sometimes treat a pregnant woman´s interests in opposition to those of the fetus she is
carrying […] Pitting the mother’s interests against those of the fetus, in turn, gives the
98
miliciano en la guerrilla antifranquista. Hortensia es detenida, interrogada y torturada
Hortensia se iba a cansar de tanto ir y venir con el miedo a cuestas. Pero no se cansó. Ella
soportó lo suyo. Y se fue detrás de su hombre porque un somatén que había venido de
Barcelona le dio una patada en el vientre. Sólo temió perder al hijo que esperaba.
Hortensia era valiente” (Chacón, La voz 10). La separación de la madre y el feto como
individuos sujetos al castigo aparece más adelante, al mostrar cómo Hortensia no grita
cuando la Guardia Civil echa vinagre sobre sus heridas, pero sí grita con rabia cuando la
golpean en el vientre, al igual que uno de los Guardias Civiles que la están torturando,
que exclama al oír su grito de dolor: “-No le pegues ahí, so bestia, ¿no ves que está
guerrilla ha sido influida por la sociedad patriarcal. Este concepto queda claro cuando
loca, determinando que el monte no es sitio para una mujer, y menos, para una mujer
preñada (Chacón, La voz 31). Sin embargo Felipe se siente culpable cuando su esposa le
explica que el motivo por el que se ha echado al monte es que la han golpeado en el
vientre al torturarla durante los interrogatorios a los que la sometían y temió por la vida
del bebé. Roberts señala que la ruptura materno-fetal simboliza las formas de opresión
sufridas por las esclavas, subyugadas por su color de piel y por su género: “The whipping
of pregnant slaves […] it is the most striking metaphor I know for the evils of policies
that seek to protect the fetus while disregarding the humanity of the mother” (Roberts
41). Tanto este episodio de la novela como los casos similares recogidos en el libro de
99
testimonios de Cuevas muestran la creencia errónea de que es posible separar al feto de la
En los últimos años las historias de los aproximadamente 30.000 niños robados
artículo a la semana sobre este tema, mostrando que mucha gente está intentando hacerse
pruebas de ADN para encontrar a sus padres biológicos. Las versiones de estos padres
coinciden a menudo: les dijeron que su bebé nació muerto, o fueron presionados para
entregar su bebé a las monjas bajo falsos pretextos o fueron amenazados. Sea como fuere,
información sobre estos niños en Los niños perdidos del franquismo, y los dos últimos
autores filmaron también un documental del mismo nombre. Asimismo, La voz dormida
abarca el tema de los niños robados del franquismo: la insistencia de Hortensia para que
este tema, haciendo referencia a la extendida costumbre del robo de bebés durante la
100
El análisis del control del estado sobre los cuerpos femeninos durante el
desde perspectivas feministas que conectan el franquismo con cuestiones ligadas a la raza
militar. Las políticas reproductivas del franquismo despojaron a las mujeres de su voz y
multitud de mujeres que vivieron la posguerra todavía siguen vivas, y todavía viven
que llevó a cabo el bando franquista contra los vencidos merece especial atención al
considerar un posible plan genocida contra la España roja. Reig Tapia destaca el carácter
Nueva España, y añade que el 19 de julio de 1936 las órdenes del bando nacional eran
“sembrar el terror (…) eliminando sin escrúpulos ni vacilación a todos los que no
piensen como nosotros”, por lo que la eliminación física del adversario político se
convirtió en algo normativo para estos. (Reig Tapia 126, cit. en González). González va
un paso más allá en su análisis al concluir que la violencia franquista no buscaba justicia
101
retaguardias. Allí sólo hubo muertos de un lado, y se contaron por miles
Como bien señala Ibáñez, la posguerra supuso la continuidad de una guerra en la que el
objetivo era aniquilar a los vencidos (105), ya que más de 50.000 personas fueron
ejecutadas en la década que sigue al final de la contienda, sin tener en cuenta a los miles
uno de los lugares claves para la represión fueron las cárceles, que no sólo sirven para
mantener el sistema, puesto que constituyen el núcleo del ejercicio del poder (Cenarro,
“La institucionalización” 135), cuyo análisis revela los términos principales en la relación
(González 9). Todos estos valores fueron adoptados dentro de las instituciones
preceptos. Buena muestra de ello es el testimonio de Flor Cernuda, recogido por Cuevas,
que explica que en la cárcel de Ocaña les hacían oír misa, y que mientras un sacerdote
Diciendo lo malos que éramos los rojos pero que ellos, como eran tan
respiramos un poco ¡caramba! Pues si van a perdonar es que nos van a dar
Perdonaban al alma pero al cuerpo había que matarlo porque el cuerpo era
102
Esta cruzada franquista, insistente en la exterminación total de los que no fueran afines al
las malas condiciones de las presas en las cárceles de Franco, ni su falta de agencia.
considerar el control hacia los cuerpos de las mujeres como sujetos nacionales por parte
del régimen franquista. Rebollo señala respecto a esto que los médicos empleaban
además un lenguaje paternalista para dirigirse a las mujeres, lo cual reproduce relaciones
de sumisión implícita y explícitamente, y trata a las mujeres adultas como si fueran niñas.
Se trata de otro aspecto del “chantaje asistencial” (Rebollo 184). En numerosas ocasiones
las madres acatarían órdenes de un médico para obtener algo a cambio, como la cartilla
régimen franquista encontró en los médicos otra figura de autoridad que podía contribuir
a las políticas pro-natalistas de la dictadura, y uno de los médicos que más contribuyó al
En 1938 Vallejo Nágera publica Política racial del Nuevo Estado, consistente en
para que así fueran acordes a las políticas del nuevo estado. Por esto, el psiquiatra no
racial, guiado por “el patriotismo y por una profunda responsabilidad moral ante Dios”
(Morcillo 48). Entre otras, propuso desarrollar una política nupcial que premiara a los
103
matrimonios jóvenes, mientras sugería la penalización de los solteros o incluso de las
parejas con un único descendiente, pues consideraba que estos individuos eran incapaces
régimen franquista consideraba que el ciudadano ideal para la Nueva España estaría
casado y sería un padre o madre prolífico, pues esta era la norma prescrita por el
disminuidos mentales. Para Vallejo Nágera, tanto las condiciones ambientales como la
variadas mezclas a causa del contacto y relación con otros pueblos. Desde
nuestro punto de vista racista, nos interesan más los valores espirituales de
104
Las ideas sobre la raza del médico Juan Antonio Vallejo Nágera fueron sintetizadas en
Antes de que te cases. La sabiduría del hogar, publicado en 1946. Vallejo Nágera
afirmaba en este libro que la decadencia racial era el resultado de muchos factores, siendo
el más importante la falta de felicidad conyugal, y que un niño que naciera deforme, loco
o imbécil traería la infelicidad al más próspero y feliz de los hogares. Continuando con
criminal (Vallejo, Eugenesia 24). El psiquiatra también afirmaba que las mujeres eran
deterrents that restrain woman socially disappear and the inhibitions that
impede her impulses are lifted, then the instinct for cruelty is aroused in
the feminine sex and surpasses all the imaginable possibilities, because it
lacks the intelligent and logical inhibitions. (Vallejo cit. en Resina 246).
Conjeturas como estas justificaron una represión brutal contra las presas en las cárceles
franquistas que afectaron a todas las detenidas, incluyendo a las presas pertenecientes a la
guerrilla, como podemos ver tanto en las colecciones de testimonios como en todos los
105
fealdad y una sexualidad ubicua y demente, lo cual revela su verdadera naturaleza
criminal:
What has happened with the Spanish Revolution is what history has taught
us happens with all social uprisings of this kind: that once the revolution
nature are pent up among the masses, giving free expression to instinctive
satiates its passions until it bathes itself in blood and tears. Now and
always the masses from large urban centers will be made up of all kinds of
the explosive, the epileptic, the paranoids, the homosexuals, the impulsive,
the alcoholics, the drug addicts, the moral idiots, etc., and of the totality of
de individuos selectos, y en separar a los niños de sus madres para que vivan como
nombre para que los padres o familiares biológicos no pudieran localizarlos, en el caso de
de la raza, el médico señala que “el medio más sencillo y fácil de segregación consiste en
106
internar en penales, asilos y colonias a los tarados, con separación de sexos […] y en
condiciones tales que sea imposible o difícil la paternidad” (49). Respecto al tema de los
dormida ante la posibilidad de que su bebé se convierta en uno de estos bebés robados es
una constante a lo largo de toda la narración, llegando al punto en que durante el parto,
Hortensia sigue suplicando que no se lleven a su hija, que avisen a su hermana para que
vaya a recogerla y se pueda hacer cargo de ella: “—Anda hija, que ya está aquí, tienes
que empujar. —Que se lo den a mi hermana, hágame usted ese favor, que no lo lleven al
orfelinato, que se lo den a mi hermana, por lo que más quiera usted” (Chacón, La voz 91).
Fernando Ortega, que en este punto de la novela ejerce como médico en la prisión de
Ventas. No obstante, lo cierto es que una gran cantidad de bebés no tuvieron la suerte de
contar con familiares vivos una vez muertos o asesinados sus progenitores. Muchos otros
no tuvieron la suerte de sobrevivir en prisión con sus madres hasta los cuatro años, que
era el tiempo permitido para que los hijos de las presas permanecieran en prisión, y una
107
se dieron casos de lavado de identidad hasta el punto de que hubo niñas
A partir de 1941, todos los niños repatriados, cuyos padres no fuesen localizados y no
fueran capaces de recordar su nombre podían ser inscritos con un nombre diferente de
forma legal. De esta forma resultaba posible la adopción de los hijos de fusilados, presos
franquista creó en 1943 el Patronato de San Pablo, con 258 centros desde donde se
administraban las vidas de más de treinta mil niños hasta 1954 (González 12). Es
destacable que Chacón haya decidido incluir en su novela este aspecto silenciado de la
dictadura franquista a través de la figura de una niña, con el objetivo de subrayar la falta
demonizadas, en primer lugar por ser hijas de rojos, pero también por ser mujeres.
convierte en discurso político. Así pues, construyó una cultura nacional española
singular, usando la metáfora del cuerpo enfermo en oposición al cuerpo saludable e ideal.
Este cuerpo enfermo estaba constituido por el Otro: catalanes, vascos, homosexuales,
ideología construyéndola desde dentro del estado, donde el discurso médico está
institucionalizado. En sus textos, basados en la pureza de la raza aria del nazismo alemán,
108
Vallejo Nágera promovió que el control del cuerpo de la mujer por parte del estado era
Vallejo Nágera hizo a las mujeres responsables del declive demográfico: “Hemos de
placer, menos al de acunar sus hijos” (Vallejo, Eugenesia 72). Para él, las mujeres fueron
‘selectos’, mientras que los ‘débiles’ deben perecer (adversarios políticos, marxistas, o
rojos en general). También afirmó que las mujeres debían ser confinadas a sus papeles
‘naturales’: madre, esposa o viuda, y si tenían que trabajar, deberían ser maestras,
enfermeras o trabajadoras sociales, profesiones que creía que no iban a afectar las
régimen de Franco, Vallejo Nágera no quería madres, sino familias: “Debemos ser castos
por estética, por limpieza espiritual, sin necesidad de que intervenga una moral coactiva.
133).
dormida muestran una buena disposición para la maternidad. La novela también señala el
caso de las prisioneras cuyos hijos vivían con familiares, estas presas sufrían la ausencia
109
de sus hijos y también su presencia, ya que con frecuencia estos no reconocían a las
muertas vivientes en las que se habían convertido sus madres en las contadas ocasiones
en las que tenían permitido ir a visitarlas a Ventas. Esta situación refuerza la pérdida de
identidad sufrida por muchas reclusas. Dulce Chacón también recoge en su novela la
historia de aquellas presas cuyos derechos reproductivos les fueron arrebatados debido a
Tomasa:
Sí, otra vez lloraba su compañera de celda, una mujer de Granada que
Sin embargo, hay otro caso similar a este en la novela: la ferviente religiosa y apolítica
Pepita tiene cuarenta y dos años cuando El Chaqueta Negra sale de la cárcel y pueden
casarse al fin. Pese a que Chacón no hace ningún comentario al respecto en la novela,
reproductiva que impuso con sus políticas, y a la influencia del pensamiento de Vallejo
Nágera con sus ideas eugenistas. Este contexto político social, en conjunto con la dura
represión y con los niños robados sirvió para que el franquismo tratara de eliminar a la
110
mitad del país. Sin embargo, pese a que no tuvo éxito tal objetivo, sí hubo consecuencias
importantes: Franco no logró exterminar a todos los que no pensaran como él, pero sí
testimonios tienen el objetivo de dar a conocer esta parte de la historia a los jóvenes,
esa juventud, de la que algunos dicen que no les importa nada -yo no estoy
nunca tenga que pasar los horrores de una guerra civil y las consecuencias
Por lo tanto el objetivo de las recopilaciones de testimonios así como del resto de la
111
revanchistas, sino que abogan por la difusión de la historia. Dulce Chacón utiliza
numerosos recursos para lograr esta meta en su novela. En primer lugar, el narrador
omnisciente utiliza la prolepsis como medio a través del cual los personajes expresan sus
novela: “La mujer que iba a morir se llamaba Hortensia” (Chacón, La voz 1). Sin
embargo conforme la novela avanza son los protagonistas de la historia quienes hacen
uso de su propia voz para contar su historia (Oaknin 6-7). Las dos formas de contar la
oficial, pero ahora son los propios protagonistas de la historia quienes alzan su voz. De
esta forma los propios protagonistas de la historia recuperan su agencia. Respecto a este
contar su historia, por lo que al obtener agencia, dejan de ser el sujeto subalterno. Es el
caso de Reme, que cuenta su historia siempre que puede, o el caso de Tomasa que
analizaremos más adelante: pese a ser reacia a contar su historia, finalmente descubre la
razón de la importancia de contarla, y su voz termina por despertar. Así pues, al igual que
112
ocurre en Inés y la alegría y de acuerdo con la teoría de Spivak, estas mujeres pierden su
ayuda de Pepita al doctor Ortega cuando la muchacha necesita un médico que extraiga la
bala a su cuñado Felipe, y le lleva un mensaje del Chaqueta Negra: “—No sé por qué no
tiene que enterarse la señora, pero que no se entere la señora. Eso me ha dicho El
Chacón utiliza este recurso para mimetizar varios elementos, como son la naturaleza
repetitiva de la memoria, así como los patrones de pensamiento que se repiten como los
de las víctimas del trauma y otros prisioneros en contextos diferentes (Colmeiro 196). Sin
desata con furia la coleta. No debe llorar. Pero llora. Llora y se despeina
113
revolucione a las demás. No lo permitirá […] La va a castigar, sí. —Sabe
Chacón utiliza también una gran cantidad de flashbacks que hacen referencia a los
recuerdos, utilizando frases largas que sugieren una narración acelerada, evocando la
celeridad con la que fluyen los recuerdos. Por ejemplo, Elvira recuerda en numerosas
nada para cambiar por chocolate a la guardia italiana que los vigilaba, y el
caoba, una caja preciosa que había comprado su padre en Guinea (Chacón,
La voz 13)
En este caso, el hambre es el sentimiento que le hace recordar el evento traumático, pero
cualquier objeto puede ser también el detonante de los recuerdos: la cabecita negra del
114
disparó en la boca a sólo dos pasos de Elvira. Su madre la protegió del
Uno de los aspectos de la represión ejercida por la dictadura franquista fue la falta
largo de estos dos capítulos que las consecuencias de estar relacionado con alguna
persona asociada al bando republicano podían ser fatales. En La voz dormida, hay varios
ejemplos de lo que supone la muerte de un ser querido si este era antifranquista, como es
el caso del padre de Pepita y Hortensia. Pepita explica cómo supo de su muerte: “No le
aquí. ¿Y dónde está? No preguntes, vete, y no vuelvas más. Y mucho cuidadito con
llorar y formar escándalo. Así lo supe yo” (Chacón, La voz 9). También explica Chacón
para ver quién reconocía a sus muertos, bajo la falsa promesa de que entregarían sus
cadáveres a sus familiares sin represalias. La mayoría guardaba silencio: “En casa, a
escondidas, llorarán. Rezarán por ellos a escondidas. No hay duelo si no hay difunto. No
encargarán ninguna misa, ningún responso, ningún funeral para sus muertos. Sus muertos
voz 136). Ante la imposibilidad de llorar y velar a sus muertos, el proceso de duelo no
puede ser completado, por lo que al trauma vivido hay que sumarle el de la invisibilidad
del duelo, que puede llegar a repercutir en el proceso de aceptación de la pérdida del ser
115
Las teorías de Cathy Caruth, así como la posterior interpretación de estas por parte
como herramienta para superar el trauma en La voz dormida. Basándose en Freud, Caruth
de narrar el trauma o de permitir que la voz sea “released through the wound,” y
conexión entre trauma e historia (Saeger 2). Para Caruth, el trauma no es un síntoma del
imposible de narrar: “Trauma is always the story of a wound that cries out, that
addresses us in the attempt to tell us of a reality or truth that is not otherwise available”
(4). Según Freud, los sujetos no pueden comprender plenamente la situación tras
es entonces cuando los eventos traumáticos pueden ser verbalizados. Según Caruth, el
acto de narrar o de “release the voice through the wound” es cuando el trauma se
convierte en narración, pero advierte que “the transformation of the trauma into a
integrated into one’s own, and others’, knowledge of the past, may lose both the precision
Por otra parte, Ofelia Ferrán señala la inhabilidad de España para superar la
guerra civil. Tampoco ha habido ningún tribunal contra Franco ni otros responsables, ni
116
se ha producido ningún informe oficial documentado la represión, como el informe
‘Nunca Más’ en Argentina, por lo que Ferrán defiende que aún se debe trabajar en la
memoria en España. Para ello, Ferrán explica el concepto ‘working through’, es decir,
usar la memoria como el eje temático alrededor del cual el texto de cada autor intenta
llegar a un acuerdo con un aspecto doloroso del pasado. Por lo tanto, La voz dormida
marginalizadas por las versiones oficiales del pasado, y a su vez, liberando la voz a través
verbalizar el trauma:
ofensa a los que continúan en la lucha. Ella se niega a aceptar que los tres
cosido ni una sola puntada para redimir pena colaborando con los que ya
Tomasa incluso se enfada con Reme porque “es una derrotista que solo sabe contar los
muertos […] Y cuenta su historia, su pequeña historia, siempre que puede, como si su
117
historia acabara aquí. Pero no acaba aquí. Desde luego que no, y Tomasa no piensa contar
la suya hasta que todo esto haya acabado. Y será lejos de este lugar” (Chacón, La voz
represión, debido a que las tropas franquistas que asesinaron a su familia le dijeron que
rápida extensión del miedo entre la población. Sin embargo Tomasa reprime el duelo y
los recuerdos traumáticos y decide no contar su historia, ya que además, para ella “contar
la historia es recordar la muerte de los suyos. Es verlos morir otra vez” (Chacón, La voz
Grita con todas sus fuerzas para ahuyentar el dolor. Resistir es vencer.
Grita para llenar el silencio con la historia, con su historia, la suya. […] Y
cuatro hijos, y una nieta. Cuenta que tenía cuatro hijos y una nieta, y que
la niña se les murió de hambre en Los Santos del Maimona. […] Contará
hijos los tiraron desde el puente de Almaraz ante sus propios ojos. […]
Tomasa cuenta que después les hicieron lo mismo a ella y a su marido, que murió tras
ayudarla a llegar a la orilla: “Vivirás para contarlo, le habían dicho los falangistas que
118
que sería al contrario. Lo contaría, para sobrevivir” (Chacón, La voz 96). No es hasta
historia, para no morir” (Chacón, La voz 97). Sanger afirma que debido a esta
experiencia traumática, Tomasa se da cuenta “that the only way to survive this place that
continually attempts to break her spirit is to tell her story and to remember those that she
loves, who are now no longer living, who have died for a cause, so that she can and will
survive to tell others her story” (Saeger 111). Así pues, la voz de Tomasa termina
llegando al punto en el que el acto de contar su historia (la historia de sus muertos) le da
fuerzas para sobrevivir. Colmeiro va más allá en su interpretación afirmando que de esta
forma Tomasa subvierte el eslogan “Vivirás para contarlo”, utilizado como medida
represiva por parte del régimen franquista al referirse al miedo de la población como
franquista, sino que la memoria funciona como una forma de resistencia: Tomasa cuenta
no solamente es necesario tener en cuenta al agente de la historia sino que también hay
que considerar al receptor de dicha historia. La crítica Gina Herrmann trabaja con la
119
sus antepasados militantes. Por otra parte, Marianne Hirsch explica la diferencia entre
memoria es lo que tiene el superviviente de una tragedia, pero son los hijos y nietos de
este los sujetos que experimentan la postmemoria. Isabel Cuñado defiende que para
because its connection to its object or source is mediated, not through recollection but
through an imaginative investment and creation” (Cuñado 3). Este término ha sido
desarrollado por la autora para designar la percepción del pasado de los descendientes de
los supervivientes del Holcoausto, pero Hirsch admite que la postmemoria es aplicable al
los eventos traumáticos, siguen marcados por sus secuelas, ya que el silencio por parte de
los supervivientes eclipsa la búsqueda de sus descendientes por aclarar su pasado. La voz
a través de la lectura de los cuadernos azules que le escribió su madre en prisión con
mensajes dirigidos a ella, animándola a vivir luchando, como lo hicieron sus padres. Las
palabras de Hortensia surten efecto en su hija, que decide seguir luchando por la justicia y
120
Como ya menciono en la introducción de este capítulo, resulta interesante comparar
el caso español con el caso argentino, para poder contemplar resultados diferentes al
una historia silenciada. Edurne Portela realiza un estudio transatlántico sobre las
Prison: Women Political Prisoners and the Power of Telling. Las narrativas sobre la
prisión han sido fuentes de estudio para disciplinas como la sociología, la antropología y
encarga específicamente del acto de recordar, contar y/o escribir la experiencia. A pesar
de esto, la autora señala que el análisis de este tipo de narraciones no está muy extendido
en los estudios literarios hispanos, por lo que no se tienen en cuenta las consideraciones
de las presas políticas (Portela 2). Ha de tenerse en cuenta la definición de Caruth sobre
extremas de violencia y las formas en las que las personas intentan procesar y expresas
debate that has been going on for at least twenty-five years. A most
121
significant life experience. [...] The situation of narration in testimony has
the act of narration itself. [...] Because in many cases the narrator is
represiva a través de un relato coral que pretende no solo revisar sino también reescribir
Partnoy en La escuelita, ya que la autora argentina explica que utiliza una voz colectiva
“pay tribute to a generation of Argentines lost in an attempt to bring social change and
justice” (Partnoy 18). Además de esto, Portela afirma que la narración de Partnoy
internada en La escuelita, así como descripciones del edificio, de los guardias o de los
122
compañeras, en un intento por romper el silencio impuesto por la Junta militar en
Argentina, mientras que hace público el horror y la represión sufrida durante la Guerra
Sucia.
Alphen, que ya en 1999 propuso que el trauma, que causa un bloqueo en la memoria, se
produce por haber sido reducida la víctima a la condición de cosa, quedando privada de
cualquier forma de agencia. Por lo tanto, Labanyi propone que la víctima debe ser agente
historia, y también para transmitirle su historia a su hija. Como bien afirma Saeger,
historia revisada gracias a sus esfuerzos para escribir en los cuadernos azules (108):
fusilados del día seis de marzo de mil novecientos cuarenta y uno. Pero
De acuerdo con Jesús Colmeiro, la novela de Chacón cuenta con un aura adicional
123
documentos oficiales, cartas personales, canciones populares y telegramas (Colmeiro
195). Además de esto, cada una de las tres partes de la novela termina con documentos
escritos reales o que al menos parecen estar basados en documentos de la época, como los
obstante, debemos tener en cuenta que Chacón ha mezclado realidad y ficción al escribir
esta novela, lo que puede llevar al lector a preguntarse cuánto hay de cierto entre las
páginas de La voz dormida23. Según Oaknin, la propia Chacón afirma: “La historia es
pura ficción, y los personajes son ficticios, pero están basados en historias reales y en
A Enrique, hijo de una mujer fusilada después del parto. […] A José
23
”El testimonio no responde al imperativo de producir la verdad cognitiva- ni tampoco de deshacerlo-; su
modus operandi es la construcción comunicativa de una praxis solidaria y emancipatoria. De ahí que la
dicotomía verdad-ficción carezca de sentido para entender el testimonio […] El énfasis no cae sobre la
fidelidad a un orden de cosas ni sobre la función de portavoz ni sobre la ejemplaridad- los tres sentidos de
representación- sino sobre la creación de solidaridad, de una identidad que se está formando en y a través
de la lucha” (Yúdice, 211).
24
Oaknin señala que en “Voices from la guerrilla del monte: Interview with Two Spanish maquis”, Patrick
Gallagher entrevista a Florián García Velasco y a Remedios Montero Martínez, dos veteranos de la
guerrilla antifranquista. Reme, que adoptó el nombre Celia para irse al monte con su hermano mayor, sirvió
como punto de apoyo en el monte. Allí conoció a Florián, al que daba por muerto cuando huyó del monte.
Años más tarde, se encontrarían por sorpresa cuando Florián fue a buscarla a la estación a su llegada al
exilio en Praga. Finalmente, se casaron. Las abundantes coincidencias entre la historia verídica y la de
ficción no son casuales (Oaknin 11). En el apartado de agradecimientos, la autora de La voz dormida les
agradece el haberle regalado su historia: “A Reme y Florián, Celia y El Grande, que se conocieron el uno al
otro en la guerrilla; y al amor, en Praga” (Chacón, La voz 171).
124
a una mujer que no quiere que mencione su nombre ni el de su pueblo, y
baja. […] A Tomasa Cuevas, a Soledad Real, a Juana Doña, por sus
testimonios escritos. […] Y a una mujer de Gijón que me rogó que contara
aprovechan para colaborar con la guerrilla antifranquista sacando de prisión ropas para
ellos. Hortensia además escribe, para contar la historia a su hija a través de su cuaderno
azul. El mismo Felipe le manda a Hortensia los cuadernos azules, que están permitidos en
Ventas, ya que las autoridades franquistas no esperan que algo tan inocente como un
3. Conclusiones
Con un espíritu revisionista aunque no por ello revanchista, Dulce Chacón mezcla
silenciadas, puesto que sin ellas, la memoria colectiva estaría incompleta. Chacón
explica su objetivo al escribir esta novela en una entrevista para la revista literaria
Espéculo: “Los vencedores ocultaron gran parte de la historia que no interesaba que se
supiera. Esa parte oculta y en sombras es la que intentamos recuperar muchos, a través de
las novelas, del cine, de los documentales. Hay en España, una inquietud por adentrarnos
125
en esa época. Hay que darle a la memoria el lugar que debe ocupar” [7]. Sin duda, uno de
de “two parallel filmic trends of historical fiction: […] movies that faithfully attempt to
recreate the Civil War, and movies that, moving away from the realist drama, adopt a
critical position with respect to the workings of memory, the limits of representation, the
(im)possibility of apprehending the truth of the past, and the complexity of trauma.”
dormida forma parte del primer grupo: películas que pueden constituir melodramas al
cuyo modo de representación realista “compulsively reenacts the trauma of the past”,
según Jo Labanyi (Moreno-Nuño, “The Props” 439). Labanyi arguye que el realismo se
posguerra, a causa de la aparición de numerosos testimonios desde finales de los años 90,
que han imbuido a estas películas de un carácter documental: “The problem is that
realism has translated into a heritage-movie style that, through the aestheticization of
mise-en-scène, creates a nostalgic and romanticized visión of the war which does not
convey the emotional charge that the past continues to hold today” (2). Moreno-Nuño se
refiere al concepto de los lieux de mémoire o lugares de memoria de Pierre Nora para
explicar que la literatura y el cine “have become material and symbolic bearers of a past
that has believed to be lost” (2). El cine de memoria histórica en numerosas ocasiones
126
del presente para reclamar que no se oculte su historia y que no se olvide el pasado. En la
subrayar la identificación del público con los sujetos cuya historia fue silenciada. Un
Hortensia, cuyo plano recrea la mirada de ésta hacia el pelotón de fusilamiento y acaba
con un fundido en negro en cuanto suenan los disparos (109’). Esto crea la ilusión de que
audiencia con los sujetos silenciados que sufrieron la represión franquista. Al final de la
película escuchamos la voz de Tensi, la hija de Hortensia, que representa la voz de las
mediante diferentes estrategias. Por ejemplo, hace una referencia a la apertura de las
fosas del franquismo para que la gente pueda recuperar a sus muertos cuando afirma que
También condena tanto la guerra civil como la posguerra, dejando de lado el olvido y la
vino después nunca debió de haber ocurrido” (114’). La película termina con dedicatoria
a Dulce Chacón por su maravillosa novela y una cita de Antonio Machado: “Para los
estrategas, para los políticos, para los historiadores todo está claro: hemos perdido la
guerra. Pero humanamente no estoy tan seguro... quizá la hemos ganado.” El director
invierte así la deshumanización de los rojos que llevó a cabo el franquismo, tras mostrar
127
La novela de Dulce Chacón se centra en el coraje de las presas republicanas que
permanecieron fieles a sus ideologías mientras expresa cómo las mujeres lucharon y
sufrieron en una época sin reconocimiento alguno por sus sacrificios. Según Portela, los
culturales que prevendrían que los eventos narrados se volvieran a repetir, mientras que
esperan una respuesta solidaria por parte del lector, así como su contribución para
transformar y condenar la situación que permitió que tal cúmulo de injusticias tuviera
lugar (Portela 153). En los primeros años de la democracia y dentro del contexto del
democracia, así como el proceso de reconciliación. Sin embargo, Saeger afirma que en la
posguerra, especialmente por parte de las nuevas generaciones que alientan a las víctimas
para que hablen sobre su pasado. En contraste, la autora señala una doble censura en los
productos culturales durante el franquismo: en primer lugar, había censura por parte del
estado, pero a causa de esto también hubo autocensura por parte de los autores, para
evitar repercusiones negativas (Saeger 254). A pesar de que en la actualidad los autores
españoles pueden escribir sin preocuparse por la censura del gobierno español, muchos
críticos han señalado que falta un largo camino por recorrer en el proceso de recuperar el
pasado. Esta reivindicación de potenciar los debates históricos resulta aún más evidente
128
Capítulo 3. Empoderamiento y performatividad en El tiempo entre costuras
del país: “En muchos casos los españoles pasaron a Francia caminando. La mayoría venía
del norte de España. […] Unos 20.000 escaparon de Alicante en marzo de 1939. Pero a
finales de ese mes, los fascistas habían oído hablar de la evacuación y detuvieron a
muchos de los que estaban allí esperando los barcos” (Mangini 167). Este fue el caso de
dormida, de Dulce Chacón. Algunos buscaban exiliarse para escapar del triste panorama
económico de la España de la posguerra, pero muchos otros optaron por el exilio para
De acuerdo con Damián González, la represión era doble para los exiliados, al considerar
6).
Dos de los destinos más populares fueron Francia y México, aunque este último fue el
país que recibió más generosamente a los miles de españoles que llegaron allí. Por el
129
fotógrafos, “miles de mujeres, niños, ancianos, lisiados y soldados heridos fueron
Barcarès.” Además de esto, Mangini añade que “las condiciones en los campamentos
eran lamentables; los exiliados estaban encerrados con alambradas y prevalecía el trato
las enfermedades contagiosas” (167). Para Francia, los españoles exiliados “constituían
orden público” por lo que el gobierno francés optó por las repatriaciones25 (González 8).
a empezar. Sin embargo, el exilio forzado produce siempre una triste y nostálgica
evocación del pasado: “es un proceso dialéctico: aunque puede representar una vida
nueva, el exilio también encarna la muerte de la vida anterior” (Mangini 172). En las
representaciones literarias del exilio, la mayor parte de los textos memorialísticos están
escritos por hombres, no obstante también hay obras escritas por mujeres, como es el
caso de la obra de María Teresa León, que publicó Memoria de la melancolía, una de las
grandes obras autobiográficas sobre el exilio. Otro ejemplo es el caso de Silvia Mistral,
exiliada a Francia al finalizar la guerra, que publicó Diario de una refugiada, donde
25
Damián González añade que años más tarde, “la Francia democrática no dudó en utilizar a los refugiados
españoles (en 1949 quedaban unos 125.000) para las más diversas tareas por el interés económico y
militar de la nación. En abril de 1940 había 55.000 españoles en Compañías de Trabajadores Extranjeros,
40.000 bajo control del Ministerio de Trabajo incorporados a la industria y la agricultura (todos ellos en
régimen de semi-esclavitud y bajo disciplina militar), 6.000 entre la Legión y Regimientos de Marcha de
Voluntarios Extranjeros (sin los derechos de un francés), y 3.000 no aptos para trabajo alguno, en campos
de concentración. La derrota francesa frente a Alemania añadiría nuevas penalidades para todos aquellos
refugiados, especialmente para aquellos enviados a las zonas de ocupación. De nuevo campos de
concentración y trabajos forzados en ambas zonas, y ahora también campos de exterminio, allí terminarían,
con la connivencia de la dictadura española, unos 15.000 españoles […] de los que sobrevivirían apenas la
mitad (González. 8-9)
130
explica sus últimos días en Barcelona y la visión desolada de los campos de
mujeres implicadas en política como Federica Montseny, que escribió gran parte de su
Ibérica de 1954 a 1974, que incluía noticias para los exiliados españoles en Estados
ella. Huelga decir que esta y otras opiniones son opiniones masculinas, en
brutal como para el hombre, yo diría que la maltrata con más dureza que a
También hay literatura de ficción que describe la vida en el exilio y en los campos de
Venezuela e Italia. Gracia pasó más de un año con sus padres en el campo de
obra por la que obtuvo en 1978 el Premio de Teatro Aguilar. En cuanto al trabajo de la
131
crítica respecto al exilio y sus representaciones literarias, Sebastiaan Faber lleva a cabo
artículo del año 2004 “Entre el respeto y la crítica. Reflexiones sobre la memoria
memoria. Específicamente, Faber señala que en el caso de los exiliados, hay que tener en
cuenta que la memoria colectiva está plagada de nostalgia, mitos y sentimentalismos (13).
Por otra parte, en el artículo "Las voces antiguas: La Guerra Civil Española en algunas
memorias y autobiografías del exilio literario de 1939" (2006), Eva Soler Sasera defiende
que la vindicación de la Guerra Civil española por parte de los intelectuales exiliados se
gran parte del interior del país y, sobre todo, en un campo de reconstrucción de la
identidad de un sujeto que ha quedado definido por un pasado perdido y por una
prólogo, escrito por Alicia Alted Vigil defiende que desde una perspectiva cultural, el
exilio supuso “un enriquecimiento para los países de acogida y una merma para el
de su nuevo país, sino que también fue víctima del machismo de sus compatriotas. Iker
histórica desde la perspectiva de las mujeres exiliadas, en artículos como "El adiós del
exiliado: Las rutas de la memoria en Pilar de Zubiaurre" (2012), mientras que Pilar
132
Domínguez Prats enfoca su estudio en las exiliadas a México desde el final de la
contienda fratricida hasta 1950 en su libro Voces del exilio (2008). Fernando Larraz
Eloriaga también trabaja con el mismo tema en su artículo “La novela testimonial de las
segunda generación del exilio, sobre las cuales destaca la descripción de sentimientos de
territorio y una identidad definitivamente perdidos (246). Además Caudet defiende que
observan referencias a dicha pérdida a lo largo de toda la novela, que comienza siendo
supone el restablecimiento del equilibrio perdido para Sira. La madre de María Dueñas
historias sobre cómo era la vida allí en aquel entonces, y nos presenta la perspectiva de la
Dueñas publica su primera novela en 2009: El tiempo entre costuras, una historia
Montalbán Rodríguez destaca “las diversas tipologías narrativas que se pueden rastrear
133
en esta novela como por ejemplo, la novela de espionaje, policíaca, de suspense, novela
folletín. Además la autora combina documentos históricos con ficción sin que se noten
de Sira Quiroga, una mujer que se exilia al Protectorado Español en Marruecos a petición
civil. La inhabilidad inicial de Sira para tener agencia y tomar decisiones propias conecta
con el concepto de los roles de género de Nash, ya que las mujeres eran educadas y se
relacionaban socialmente dentro de los códigos de genero del ideal femenino del ángel
del hogar. Al principio de la novela de Dueñas, Sira simboliza el sujeto sometido, y más
tarde, ya en Tetuán, sufre una fragmentación identitaria causada por su exilio y por sus
sufrir un aborto), que resuelve creando y representando –performing- una nueva identidad
que estudiamos en el capítulo uno con Inés y la cocina: Sira se revela a través de la
utilizar una falsa identidad como costurera para desempeñar su trabajo como espía y así
134
mujer durante la guerra civil y la posguerra, no obstante hay excepciones como es el caso
protagonista. En segundo lugar, analizo las relaciones de Sira con hombres y mujeres
pasar de las clases bajas a las clases altas. Finalmente, estudio el proceso de
ejerciendo su protectorado sobre Marruecos desde 1912, unos años después de firmar con
Francia el tratado de Algeciras por el que, […] frente a los franceses ricos a la patria
hispana le había correspondido la peor parte del país, la menos próspera, la más
indeseable” (201). La autora subraya que pese a la falta de recursos que explotar,
aportar al bando nacional “miles de soldados de las fuerzas indígenas marroquíes que en
135
aquellos días luchaban como fieras al otro lado del Estrecho por la causa ajena del
marroquíes que lucharon en el bando franquista durante la guerra civil se aproxima a los
atmósfera religiosa de la rebelión franquista, que fue descrita como una cruzada contra
complejo y específico que explora las representaciones de Oriente fabricadas por culturas
compleja relación existente entre ambos países: España constituyó una posesión colonial
para el imperio musulmán durante más de siete siglos, por lo que la relación del país con
‘orientalize’ the Arab world, but the opposite” (Vázquez 77). Dueñas incluye en su
adelante.
de Dueñas. La autora describe con gran detalle los espacios pertenecientes a las clases
136
altas y a las clases bajas, división equiparable también a la de vencedores y vencidos.
Pese a pertenecer a las clases bajas y al bando de los vencidos (ella misma admite no
este bando, al ser el bando del pueblo, su gente), Sira se mueve continuamente de una
niña, chica de los recados de un taller de costura en un barrio castizo de Madrid, que se
come con los ojos las selectas residencias de las clases altas a las que acude a llevar los
pedidos del taller, pese a confesarse “casi ajena a la incongruencia” que existía entre los
dos mundos, ya que “con la misma naturalidad transitaba por aquellas anchas vías
femenina al trabajo, entre otras ventajas que afectan a la protagonista, por ejemplo
labores; en el que el género femenino podía abrirse camino codo con codo
137
mismos objetivos. Las primeras mujeres se sentaban ya como diputadas en
De esta forma la autora presenta una visión positiva de la República que contrasta en su
novela con la tensión política previa al alzamiento militar contra el gobierno democrático
viejas damas enlutadas rezaban novenas para que Azaña cayera pronto y el ruido de las
balas se hacía cotidiano a la hora en que encendían las farolas de gas. Los anarquistas
quemaban iglesias, los falangistas desenfundaban pistolas con porte bravucón” (Dueñas
19). Ante la falta de clientela, el taller de Doña Manuela termina por cerrar, pero al ir a
comprar una máquina de escribir, Sira conoce a Ramiro Arribas, el gerente de la tienda, y
con él se adentra en los espacios públicos de las clases altas: locales sofisticados y sitios
de moda. Así, Dueñas contrasta la vida de Sira y Ramiro, siempre entre fiestas y
disfrutando del momento, con el ambiente político en el Madrid de los primeros meses de
1936:
Falange, como reacción, se volvió más agresiva. Las pistolas y los puños
hacerse extrema. Sin embargo, qué más nos daba a nosotros todo aquello,
138
La actitud de Sira y Ramiro puede simbolizar una premonición del aislamiento
Marruecos para abrir una empresa y comenzar una nueva vida. Esto se debe a que el
manda llamar a Sira para reconocerla como su hija, le da joyas y dinero, y le aconseja que
se marche de España (Dueñas 49). Tras despedirse de su madre, a finales de marzo del 36
Sira se marcha con Ramiro a Tánger, donde siguen con el estilo de vida ocioso que tenían
en Madrid entre restaurantes, bares, espectáculos y fiestas hasta el alba con marroquíes y
con europeos de todo el continente. Allí, Sira se abre a nuevas culturas y comienza su
proceso de aprendizaje:
al sonido de otras lenguas […] Averigüé que hay sustancias que se fuman
llegada a Tánger, Dueñas está subrayando indirectamente la represión cultural que tendría
lugar en la España franquista. Sira queda embarazada y es abandonada por Ramiro quien
le roba su dinero y sus joyas, por lo que huye a Tetuán para evitar posibles represalias
contra ella por las deudas de Ramiro (70-71). Por lo tanto, además de perder a su amante,
139
Sira experimenta otra pérdida más: la del bebé que esperaba, tras desmayarse en el
comunican que no puede volver a su casa de Madrid: “El tráfico del Estrecho está
interrumpido. Han declarado el estado de guerra” (Dueñas 74). De esta forma, es posible
causa de la deuda que deja Ramiro en el hotel donde se alojaban, Sira debe quedarse en
Tetuán hasta que consiga reunir el dinero para hacer frente al pago, y el comisario
puede considerar Tetuán como un refugio para Sira y para los otros españoles que viven
en la pensión durante la guerra civil. Vázquez Mauricio afirma al respecto que aunque
Tetuán no constituye un lugar utópico, sí resulta un lugar en el que Sira encuentra una
relativa tranquilidad en contraste con una España sumida en una guerra civil, o con un
Tánger en el que Sira sería una fugitiva de la justicia, por su deuda con el Hotel
novela que Sira también se beneficia de otras ventajas, como por ejemplo una
disponibilidad de alimentos mayor que en España, sumida en la guerra civil. Hay varios
una comunidad pese a sus diferencias26: “brindamos por los presentes, por los ausentes,
26
Anderson publica en 1983 Imagined communities: Reflections on the origin and spread of nationalism,
donde define la nación como una comunidad política imaginada, cuyos símbolos son canciones o figuras
140
por los unos y los otros. Nos abrazamos, lloramos, y por una noche no hubo más bando
que el que juntos compusimos aquel pelotón de infelices” (Dueñas 191). A pesar de que
los exiliados formen una comunidad con el elemento en común de que no pueden volver
a su país, la calma que encuentra Sira es relativa, puesto que Dueñas utiliza a los
inquilinos de la pensión para representar la división entre las dos Españas, por el
enfrentamiento continuo entre los huéspedes de un bando y otro, como puede apreciarse
que aquella intervención tenía la misma inocencia que una navaja recién
afilada […] –Por eso ha tenido que levantarse el ejército, para acabar con
tantas risas, tanta alegría y tanto libertinaje que estaban llevando España a
saltaron por los aires en un fuego cruzado de gritos coléricos (Dueñas 99-
100).
Todas las comidas consistían en una batalla campal hasta que Candelaria mandaba callar
a sus huéspedes so pena de echarlos a la calle. Sin embargo, volvían a las andadas, era “la
vida misma a escala de batalla doméstica” (Dueñas 101). Sira sigue sin significarse
(Dueñas 100), lo que constituye una muestra de su falta de agencia y de la actitud sumisa
históricas centrales. Estos símbolos crean un sentimiento de fraternidad nacional entre los individuos, que
sienten que pertenecen a una comunidad conjunta
141
que mantiene antes de su evolución, o más específicamente, de su empoderamiento
que se representa el mundo de los vencidos con un realismo que puede llegar a rozar la
romantización, siendo este el caso por ejemplo, de Inés y la alegría, como ya vimos en el
primer capítulo de esta tesis, Dueñas hace uso de varias estrategias narrativas para
protagonista lejos de España durante la contienda, y por tanto, lejos de la acción bélica, y
efectos de la guerra son físicos y psicológicos: “Sobre su cuerpo parecía haber caído el
paso de veinte años: la delgadez le marcaba las cuencas de los ojos y los huesos de las
clavículas, y las primeras canas aisladas que yo recordaba eran ya mechones enteros de
pelo gris. Se adentró en mi casa como un niño arrancado del sueño en mitad de la noche:
desorientada, confusa, ajena” (Dueñas 345). La madre de Sira se convierte en una mujer
“sigilosa y cohibida” (346) cuyo trauma ocasionado por la guerra se evidencia a través de
sus silencios: “Y, por supuesto, no pronunció palabra alguna al respecto del funesto viaje
que la había llevado hasta África ni mencionó una sola vez los horrores que había dejado
atrás. Nunca le pregunté qué había pasado por su cabeza a lo largo de ese tiempo de
transición que pareció durar una eternidad: esperaba que me lo contara alguna vez, pero
nunca lo hizo y yo tampoco insistí” (Dueñas 346). Dolores no rompe su silencio hasta
que su hija le pregunta si debe colaborar como espía con los ingleses para intentar que
142
España no entre en la Segunda Guerra Mundial. Es entonces cuando Dolores se convierte
no has comido lentejas con gusanos mes tras mes, no has vivido en
con familias rotas y niños hambrientos. No has visto ojos llenos de odio,
de miedo, o de las dos cosas a la vez. España entera está arrasada, nadie
este país puede hacer ahora es llorar a sus muertos y tirar hacia adelante
descubre Sira a su vuelta a España tras la guerra civil, puesto que, como modista de alta
costura infiltrada en Madrid para espiar a los nazis a través de sus esposas, se mueve por
los espacios de las clases altas, e incluso tiene prohibido volver a su antiguo barrio o
relacionarse con gente de su pasado. Sin embargo, Ignacio, su antiguo novio, le cuenta a
Sira lo que fue de sus vecinos, primero refiriéndose a aquellos caídos en el frente y
después embarcándose en una descripción de los efectos de la guerra entre los más
Sira como modista de alta costura: “En tu barrio ya no quedan palomas ni gatos, se los
han comido todos. ¿Quieres saber que fue de las amigas con las que jugabas en la plaza
de La Paja? Te lo puedo contar también: a Andreíta la reventó un obús al cruzar una tarde
la calle Fuencarral camino del taller donde trabajaba… -No quiero saber nada más,
143
Ignacio, ya me hago una idea- dije intentando disimular mi aturdimiento” (462). María
los vencedores con la intención de que al explicarlos a Sira, Ignacio cuente también las
lector. Además de esto, Dueñas aprovecha para incluir en el relato de Ignacio algunas de
sin dejarles ni el apellido; como ella no pudo ocuparse de los niños porque
vuelto a saber de ellos. Dicen que ella anda ahora ofreciéndose a los
servicio que hace allí mismo, contra los ladrillos de la pared; cuentan que
reales, como Beigbeder, Serrano Súñer o Rosalinda Fox, pero al mismo tiempo, elige que
la narración sea desde la perspectiva de una protagonista ficticia cuyo lugar oscila entre
ambos bandos27. Dueñas utiliza esta estrategia narrativa para reescribir la historia y
27
Esto conecta con la ficción histórica de Benito Pérez Galdós en sus Episodios nacionales, ya que Galdós
crea personajes ficticios para contar la historia de personajes reales, con lo que pretende novelar la historia
del siglo XIX.
144
reclamar agencia y memoria para las personas anónimas que, como Sira o Marcus Logan,
Dueñas describe en su relato “la otra posguerra”: la de los vencedores, la de las clases
altas, la de los poderosos; incluyendo a su vez la perspectiva del bando de los vencidos
para marcar u contraste entre ambos mundos: “Nacía un nuevo estado: una Nueva España
de orden, dijeron. Para unos llegó la paz y la victoria; ante los pies de los otros se abrió,
sin embargo, el más negro de los pozos” (351). Por lo tanto, Dueñas utiliza la mirada de
Sira para representar ambos bandos en la novela, y a su vez hace uso de esta división para
poder en las dos esferas a través de la actividad tradicional de la costura. Sira controla la
esfera de los vencedores al infiltrarse entre estos como modista de alta costura, primero
modista consigue controlar por extensión la esfera de las clases bajas, de acuerdo con las
jerarquías sociales. Otro aspecto en base al cual es necesario llevar a cabo un análisis del
empoderamiento de Sira son sus relaciones con hombres y mujeres de clases sociales
altas y bajas.
Judith Butler argumenta que el sujeto está formado discursivamente por los
sistemas de poder, y que diferentes instituciones de poder, como los gobiernos, mediante
el discurso, han formado una imagen ‘universal’ de la mujer, un estereotipo (Butler 2).
Esto implica que no hay lugar para la subversión dentro de este estereotipo (que en el
caso de la España franquista, podemos llamar ángel del hogar), como es el caso de Sira al
145
principio de la novela: “Había ya alcanzado la edad en la que, para las muchachas como
yo, sin apenas oficio ni beneficio, no quedaban demasiadas opciones más allá del
matrimonio” (Dueñas 18). De acuerdo con Butler en Gender Trouble, los sistemas de
sexo y género no son categorías fijas, sino que están desarrollándose continuamente, y
que son creadas, definidas y controladas mediante los sistemas de poder (7). Volviendo al
teorización feminista sobre el poder se refiere a la concepción del poder como control o
teóricas han acordado una reconceptualización del poder como una capacidad o
u a otros de manera similar. Por ejemplo, Virginia Held aboga contra la concepción
masculina del poder como “the power to cause others to submit to one's will, the power
that led men to seek hierarchical control and…contractual constraints” (Held 136.) Held
28
Mientras que el hombre ocupa la esfera pública, la mujer queda relegada al ámbito doméstico. La base de
la distribución del poder con base al género tiene sus raíces en el esencialismo biológico ya comentado con
anterioridad. El patriarcado característico de la sociedad durante la dictadura franquista, reforzado por la
ideología del régimen de Franco y por sus estrategias, alienaron a la mujer a la vez que la recluían al
espacio doméstico y limitaban sus opciones para obtener ningún tipo de poder.
146
del poder como la capacidad para transformar y empoderar a uno mismo o a otros.
Además, Dingo defiende la capacidad del empoderamiento para ser dado, intercambiado,
transmitido o enseñado (Dingo 175), siendo esta idea extrapolable al caso de Sira en El
mientras que por otra parte Candelaria y Fox son en primer lugar figuras de autoridad
para Sira, que se convierten en modelos de conducta para la modista y le dan, transmiten
contraposición a esta idea, las relaciones de poder de Sira con el sexo masculino a lo
al principio de la novela, Sira es una mujer sumisa y sin grandes proyectos: “Se trataba
tan sólo de aspiraciones cercanas, casi domésticas, coherentes con las coordenadas del
sitio y el tiempo que me correspondió vivir; planes de futuro asequibles a poco que
estirara las puntas de los dedos” (13). Como ya se ha visto con anterioridad en este
Un ejemplo de esto es cuando Ignacio y Sira preparan su boda por la iglesia ante la
acataba los de mi madre sin discusión” (20). Pese a que Sira afirma que Ignacio cumplía
sus deseos, es ella quien obedece las órdenes de este continuamente, como cuando
147
Ignacio quiere que Sira se saque una oposición para obtener un trabajo como funcionaria,
igual que él: “Aun así, yo habría preferido mil veces volver a la costura, pero a Ignacio
no le llevó más de tres tardes convencerme” (21). Sira también mantiene una actitud
sumisa en su posterior relación con Ramiro Arribas: “Con él conocí otra forma de vida.
tener una criada. A intentar complacerle en cada momento y a no tener otro objetivo que
hacerle feliz” (37). Obedeciendo a su padre y a Ramiro, Sira se marcha de España con
Marruecos: “lo que él propusiera era ley para mí” (59) y “Según habíamos previsto,
Ramiro se encargaba de los trámites para crear la empresa y yo me limité a firmar los
papeles que él me puso delante” (60). Tras estafarle y robarle su dinero, Ramiro
muestra su respuesta a la pregunta de Sira sobre con quién está en la guerra civil: “-¿Yo?
A muerte con quien la gane, mi alma” (121). Esta actitud termina haciendo mella en Sira,
puesto que se da cuenta de que puede tomar el control de su vida. Candelaria ayuda a Sira
ideando un plan para conseguir dinero y así abrir un taller de costura en el que la modista
pueda trabajar: deben vender en el mercado negro unas pistolas que un supuesto agente
militar. Al percibir el miedo de Sira, Candelaria le recuerda que debe pagar sus deudas:
148
Así que, por muy honrada que quieras ser, como sigas en tus trece, de la
olvídate del resto, que en estos malos tiempos que nos ha tocado vivir,
De esta forma Candelaria alienta a Sira para que tome sus propias decisiones, lo cual
control de su vida. Por lo tanto, Sira acude a entregar las armas en la estación de tren
vestida con un jaique, cuya amplitud disimula que lleva dieciocho pistolas atadas con
trozos de sábana por todo su cuerpo (129). De camino a entregar las armas, Sira se topa
como antes habían hecho los oficiales con los que me crucé en la estrechez de una calleja.
Qué peligro iba a tener para el glorioso alzamiento aquella marroquí de paso cansino que
soldado le da el alto, pero otro soldado la deja ir: “-Déjala, Churruca, ¿no ves que es una
mora?” (142). No se espera ninguna transgresión de ella por su disfraz: es mujer, árabe, y
además, por su paso enlentecido por el peso, vieja, por lo que puede pasar desapercibida
149
y llevar a cabo su misión. A partir de este momento el proceso de empoderamiento de
Sira comienza a tener sus efectos en la muchacha, como puede apreciarse cuando esta
responde ante el continuo trato machista y acoso que sufre por parte de los policías en la
Mejor se lo vas haciendo a tu puta madre” (265). Seguidamente, Sira obtiene poder a
través de una actividad típicamente doméstica, la costura, que en este caso se entrelaza
con la transgresión e incluso con el curso de la guerra, como veremos en la tercera parte
de este capítulo.
están relacionados por varios motivos, como el hecho de que las dos categorías formen
la masculinidad son simultáneas, puesto que “los nacionalismos elaboran no sólo ideas
concretas sobre la nación, sino también, paralelamente, las funciones del hombre y de la
mujer en esa nación” (19). De acuerdo con Andrew Parker et al., al igual que los términos
‘hombre’ y ‘mujer’ se definen de manera recíproca, una nación queda determinada por
los valores que la diferencian de otras naciones. Es decir, tanto la identidad sexual como
la nacional se configuran frente al Otro, lo que puede suponer que en las relaciones entre
allá y defiende que durante la guerra, las masculinidades y las feminidades se reducen a
150
impone la masculinidad militar, configurada con valores como la violencia, la fuerza
física y la defensa de la nación, mientras que para la mujer se establece una feminidad
guerra, que no siempre se muestra como una víctima que necesita ser salvada, sino que a
veces también puede desempeñar un papel activo en la defensa de sus hijos (35). En El
tiempo entre costuras, hay dos figuras femeninas a las que debemos prestar atención en
este contexto, puesto que representan un papel activo, siendo una de ellas real, Rosalinda
control frente a un Beigbeder que se muestra cada vez más débil en su evolución a lo
largo de la novela, y que termina desprovisto de poder al ser destituido por el gobierno29.
Rosalinda Fox representa una feminidad que se sale de las normas de género de la época,
y que destaca por su independencia y por sus actividades poco asociadas al género
femenino, como conducir su propio coche: “en cuanto alcanzó el auto y abrió la puerta de
la derecha –la que supuestamente debería corresponder al lado del copiloto-, percibí con
asombro que allí se encontraba el volante y que era ella misma quien tenía intención de
conducir. Nadie la esperaba en aquel coche inglés con volante a la derecha: sola arrancó
el motor y sola se fue tal y como había llegado” (217). Fox supone para la modista una
figura de autoridad en primer lugar, pero a la vez Sira siente una fascinación por la
inglesa que la lleva a adoptarla como modelo de conducta, hasta que se igualan en la
29
Nótese que Beigbeder no destaca por los valores asociados a la masculinidad militar mencionados
anteriormente, a pesar de su cargo en el ejército.
151
escala de poder y se hacen amigas. Otra de las formas de transgredir las normas de
género de Rosalinda está relacionada con su relación con Beigbeder, el cargo militar y
pública; oficial, digamos: hay quien piensa que una inglesa puede ejercer sobre él una
influencia poco recomendable, y así nos lo hacen saber abiertamente” (259). Fox se
refiere a los miembros de la colonia nazi en el Protectorado, que quieren que el Alto
Comisario sea fiel a los alemanes que ayudaron al bando franquista al facilitarle aviones
y armamento para la guerra civil española, y temen que Fox sea una mala influencia que
le lleve a apoyar a los ingleses. Fox afirma que esa es precisamente su intención: “tengo
la intención de hacer todo lo que este en mi mano para que Juan Luis establezca
relaciones cordiales con mis compatriotas. No puedo soportar la idea de que vuestra
guerra termine favorablemente para el ejército nacional, y que Alemania resulte ser la
gran aliada del pueblo español y Gran Bretaña, en cambio, una potencia enemiga”
contexto Fox adquiere el poder político, a través del poder sexual, al formar parte de la
bando de Beigbeder, pero está en contra del Eje en la Segunda Guerra Mundial, a su vez
152
Tal vez una mujer de una naturaleza distinta habría optado por esperar con
habría de rodearse. Pero Rosalinda no era de esa pasta y, por mucho que
intervención y su relación con Fox no gustaban demasiado al que sería el nuevo ministro
respecto a la Segunda Guerra Mundial. A pesar del poder que le confiere a Beigbeder su
cada vez más débil en su evolución a lo largo de la novela hasta acabar desprovisto de
poder, frente a una Rosalinda que rechaza cualquier tipo de sumisión y que adopta un
papel activo en la lucha contra el nazismo al ser enlace del Servicio de Inteligencia
acostumbraba a ver en Madrid, la relación de Rosalinda con la modista revela una forma
hora para que Fox asista a una recepción importante. Al principio Rosalinda cree la
historia inventada por Sira acerca de sus orígenes aristocráticos y su prometido ausente,
pero al descubrir su verdadero origen humilde, Fox arguye que no importa de donde
venga cuando es la mejor modista de todo Tetuán. En este contexto, es pertinente volver
153
caso de Sira muestra que en la intersección de género y clase, la categoría del
Sira borra las convenciones sociales y le permite pasar de las clases bajas a las clases
altas: Sira entabla una amistad con Rosalinda Fox pese a pertenecer a una clase social
Más adelante, en 1940, Sira obtiene más poder en el ámbito laboral al utilizar su
compatriotas que contraten a Sira para este trabajo, puesto que conecta con la idea de la
dación de poder que argumenta Rebecca Dingo. En este punto de la novela, Sira ya no
solamente no sigue a ciegas las órdenes de otros, sino que en ocasiones incluso hasta
desobedece a sus superiores en pos de sus intereses personales, algo impensable para la
Sira de antes de la guerra. Por ejemplo, Sira oculta a superior, Alan Hillgarth, que Ignacio
la está siguiendo, que se reúne con su padre, Gonzalo Alvarado, con quien no debe
específicamente recibió instrucciones de evitar (470). Doña Manuela, le jefa del taller en
el que Sira trabajaba cuando era niña, sigue constituyendo una figura de autoridad para
esta, y pese a que no está entre sus planes iniciales, Sira termina confesándole la
verdadera razón por la que ha vuelto a Madrid: “Una fuerza extraña pareció empujar mi
fuera más que una aprendiza adolescente […] Hablaron mis vísceras y el ayer, yo no. –
Les coso para obtener información sobre lo que hacen los alemanes en España. Después
154
paso esa información a los ingleses” (428). Es posible considerar que pese a su
moverse entre ambas esferas: se iguala a los poderosos de las clases altas en la escala de
El poder que Sira obtiene como costurera queda reforzado gracias a su labor como
periodista que resulta ser en realidad un espía que colabora con los ingleses, Arish realiza
un mejor trabajo, como muestra el final de su misión en Portugal, situándose por encima
de Logan en la escala de poder. Sira decide “demostrar a Alan Hillgarth que las agentes
advenedizas también éramos capaces de dejarnos la piel en las misiones que nos
30
Este cambio de nombre del personaje revela además un cambio de identidad.
155
lengua. Pero había respondido con mucha más solvencia de lo esperado y
Es Sira quien obtiene toda la información respecto a las negociaciones de los alemanes y
los portugueses sobre el wolframio, y la información que esta proporciona a los ingleses
supera con creces a la suministrada por Logan: “El hombre que acababa de reentrar en mi
vida de una forma tan arrolladora era sin duda un cuajado espía al servicio de la
tiempo resulta interesante que en contraste, las relaciones de poder entre los personajes
pertenencia de Sira a la clase baja implica que no asista a la escuela ya que debe trabajar
para ayudar económicamente a su madre, costumbre generalizada entre las familias con
menos recursos. Tras ser la chica de los recados en el taller donde trabaja su madre como
modista, cuando tiene catorce años, Sira comienza a aprender a coser. La muchacha
156
habían llegado las líneas rectas, se arrumbaron los corsés y las piernas comenzaron a
enseñarse sin pizca de rubor. Sin embargo, cuando los felices veinte alcanzaron a su fin,
las cinturas de los vestidos regresaron a su sitio natural, las faldas se alargaron y el recato
el que tiene su razón de ser lo que Daniel Roche denomina les logiques
clases bajas, que duró hasta finales de la década de los 60. En contraste, la moda supuso
una auténtica exhibición de poder para las clases altas: “Tras un evento militar o
imponen sus nuevas formas de vestir” (Montoya 373). Como ejemplo, podemos
referirnos al eslogan de uno de los carteles que el gobierno de Franco creó con fines
31
Roche señala “Le vêtement, variant à plaisir, signale partout les oppositions sociales en même temps
qu´il les masque” (Cit en Montoya, 370).
157
propagandísticos: “Los rojos no usaban sombrero.” En El tiempo entre costuras, tanto la
combinación con el espionaje. Resulta destacable que la costura supone en primer lugar
un instrumento de dominación para Sira, ya que obtiene poder respecto a otras mujeres de
clase alta e incluso intercambia su trabajo por favores como por ejemplo, conseguir traer
instrumento de subversión para Sira al utilizar esta actividad como método para
periódicos tuvo una gran importancia: “De esta forma la mayoría de las mujeres, que no
tenían medios de poseer un traje de marca, se lo hacían copiar a través del modelo que
habían visto en esas fotografías: en España, revistas como Hogar y Moda, desempeñaron
ese papel divulgador” (Montoya 373). Sira también utiliza modelos de otros diseñadores
que reproduce para sus clientas gracias a las fotografías de moda de las revistas. En
concreto, consigue proporcionar un traje de mujer para jugar al tenis a una clienta
necesidades económicas, y se crean un hueco entre los poderosos para venderles sus
diseños. Además de esto, Kefgen afirma que “Schiaparelli is also credited with removing
class distinction from clothing through simplicity of designs that were suitable for mass
32
Elsa Schiapparelli es una de las figuras legendarias de la historia de la moda gracias a sus diseños
modernos y coloridos, influidos por el surrealismo de Salvador Dalí, con quien colaboraba.
158
production” (Kefgen 162), difuminando así las diferencias entre clases sociales, como
The Second Sex: “la moda ha contribuido en gran manera a consolidar la situación
femenina y a resaltar las diferencias iniciales de los sexos” (Rivière 89). Cantero Rosales
sujeto en la medida en que este acaba identificándose con lo que aquel vestido o hábito
representa, como es el caso de Sira en El tiempo entre costuras: “Es la ropa como tal la
‘uniforme’, el cual le facilita representar ese papel. Es este aspecto el aludido por Lacan
cuando se refiere al vestido como “identidad” del yo” (Cantero 71). Por ejemplo, Sira
hace uso de su “uniforme” para meterse en la piel de la elegante modista Arish Agoriuq,
como veremos más adelante. Este uso de la moda conecta con el concepto de “surface
language” de Leonard Zunin, analizado a su vez por Mary Kefgen. “Surface language” se
refiere a las formas de comunicación no verbal que derivan de la apariencia (Kefgen 6).
Es necesario considerar la importancia del rol que juega la función social de la moda en
motivate, to attract, to separate, to show discipline, and to show rebellion. […] People
dressing in a similar manner are generally approving of each other and critical of those
dressing in a different manner” (11). Asimismo, Kefgen afirma que el estatus del hombre
159
en su comunidad, su forma de expresarse, e incluso su propia concepción de sí mismo ha
dependido desde siempre de la moda: “Fashion is said to be the code language of status.
Those within the group fully understand the meaning those outside can only guess” (131).
Una parte de la novela que ejemplifica claramente esta idea de la moda como muestra del
Había señores con trajes de las mejores lanas, alpacas y tweeds, militares
Para Sira, la moda constituirá una herramienta para meterse en ese mundo de las clases
en Madrid (aunque su verdadera intención sea espiar a las mujeres de los nazis y enviar la
información a Gran Bretaña). Sin embargo, este papel termina formando parte de la
identidad de Sira, lo que conecta con la cultura carnavalesca de Bakhtín, por su inversión
de roles. Mijaíl Bakhtin definió el carnaval no tanto como una forma artística de
160
espectáculo teatral, sino como “una forma concreta de la vida misma, que no era
(10). Bakhtin arguye que durante el carnaval es la vida misma la que juega e interpreta
(sin escenario, sin tablado, sin actores, sin espectadores, es decir sin los atributos
de mejores principios, por lo que “durante el carnaval es la vida misma la que interpreta,
específica del carnaval, su modo particular de existencia” (10). Esta idea resulta
situación. Es destacable que es en ese mismo momento cuando Sira se pone su primer
disfraz, que le servirá para pasar desapercibida mientras transporta las armas: el jaique
que mencionamos anteriormente. Nótese que Dueñas se refiere a esta prenda árabe
sin forma, esa especie de capas amplísimas que cubrían la cabeza, los brazos y el cuerpo
entero por delante y por detrás. Debajo de ellas, efectivamente, podría alguien ocultar lo
ejemplo es el vestido que Sira confecciona para que Fox asista a una recepción en la
embajada alemana con Beigbeder (215). Este vestido es un falso Delphos, puesto que
161
Sira trata de reproducir un diseño de Mariano Fortuny, imitando la técnica del diseñador
para conseguir un acabado similar en el tejido, confeccionando de esta forma “el vestido
Nunca había podido imaginar que la sensación de volver a tener una aguja
muñeca era el mismo, y la aguja volvía a correr veloz ante mis ojos, mis
dedos se afanaban por dar con la puntada certera igual que durante años lo
había hecho, día a día, en otro sitio y con otros destinos. La satisfacción de
coser de nuevo fue tan grata que durante un par de horas me devolvió a
mis propias miserias. Era como estar de vuelta en casa (Dueñas 105).
Al hacer balance de su vida tras vender las pistolas, se describe como “candidata
un hijo nonato, sospechosa de robo cargada de deudas hasta las cejas u ocasional
traficante de armas camuflada bajo la inocente nativa. En menos tiempo aún debería
hacerme con una nueva personalidad porque ninguna de las anteriores me servía ya”
(144). Por lo tanto, Sira decide ocultar su pasado y su identidad tras una “máscara de
seguridad y valentía”, así que se crea un disfraz al que acompaña una personalidad nueva:
solvente, vivida. Debería esforzarme para que mi ignorancia fuera confundida con
altanería, mi incertidumbre con dulce desidia. Que mis miedos ni siquiera se sospecharan,
162
bien resuelta” (Dueñas 155). El disfraz elegido es el de una modista con “fachada de
cretino, ni la oscura procedencia del negocio que estaba a punto de abrir” (154). Así pues,
Sira subvierte el papel de víctima gracias a su nueva identidad, y crea un disfraz que le
ayude a adoptar su nuevo rol adaptando su guardarropa a la forma de vestir que recuerda
Sería menos estricta que mis compatriotas, más insinuante sin llegar al
indecoro ni a la procacidad. Los tonos más vistosos, las telas más livianas.
Los botones de las camisas algo más abiertos en el escote y el largo de las
piernas que a diario observé a la hora del aperitivo en terrazas, los andares
elegantes recorriendo con garbo las anchas aceras del Boulevard Pasteur y
nuevo corte de pelo inspirado en una fotografía de la revista Vogue. Para analizar la
163
Judith Butler afirma en Performatividad, precariedad y políticas sexuales que el
está condicionado por normas obligatorias que lo hacen definirse en un sentido u otro
siempre una negociación de poder. Además de esto, no hay género sin reproducción de
nuevas formas (Butler, Performatividad 322). Por lo tanto, Butler defiende que al actuar,
lo hacemos con una serie de normas que actúan sobre nosotros: “Cuando actuamos, en
seamos sujetos soberanos, sino porque hay una serie de normas históricas que convergen
enreda con diferencias raciales, étnicas y de clase, de las identidades que son constituidas
mediante el discurso (3). Asimismo, la autora propone que no existe una identidad de
género a través de las expresiones de género, sino que esta identidad está constituida
rol, el de la costurera Arish Agoriuq: “Me desenvolvía en mi nueva vida con plena
seguridad, entraba en los mejores sitios con paso firme. Actuaba ante las clientas con
164
Al abrir su primer taller y tener que dar la impresión de lujo y buen gusto para
obtener clientas de clase alta que puedan pagar sus vestidos de alta costura, Sira debe
completar su disfraz de modista sofisticada con una instrucción adecuada. Por ello, Félix
idiomas, e incluso política. Dueñas utiliza este recurso narrativo para instruir también al
lector, además de a Sira, por lo que Félix introduce cierto componente político en la
novela al referirse a cuestiones como el origen del Protectorado o los ministros que
comportarse en público para dar imagen de modista sofisticada: “Pediría permiso para
prender alfileres con un si vous permettez, confirmaría con voilá tout, y alabaría los
resultados con très chic. Hablaría de maisons d´haute couture de cuyos dueños tal vez
podría suponerse que alguna vez fui amiga y de gens du monde que quizá hubiera
conocido en mis supuestas andanzas por acá y allá” (Dueñas 202). Sira también construye
exiliados, al afirmar encontrarse “entre desconocidos, sin poder regresar a ningún sitio,
luchando por sobrevivir mientras inventaba una existencia impostada sobre la que poner
tramposa” de Sira constituye un ejemplo de la teoría que Butler defiende y que afirma
conexiones con las mujeres de altos cargos alemanes, puesto que son sus clientas en el
taller de alta costura, por lo que comienza a moverse por la esfera de los poderosos, al ser
165
invitada a recepciones como la de Serrano Súñer a su paso por el Protectorado, por
ejemplo.
Serrano Súñer, al pedirle Marcus Logan que se acerque a un grupo de alemanes para
que Sira utiliza el espejo del interior de su polvera, por ser esta última un elemento
los alemanes (Dueñas 317). Más tarde, Sira queda encerrada en una sala donde tiene
lugar una conversación entre Serrano Súñer y un alemán, Johannes Bernhardt, en la que
326).
navíos y aviones del Eje, envío de mano de obra española al Tercer Reich, y envío de un
cuerpo del ejército para combatir a los rusos junto a la Wehrmacht (Pastor 232). Además,
el Eje, que a diferencia de Inglaterra contaba con apoyo oficial, sometió al pueblo español
33
Irónicamente, no es hasta el final de la novela cuando Sira descubre que Logan es un espía británico que
intenta evitar que España entre en la Segunda Guerra Mundial, y por tanto, su compañero de profesión a
esas alturas de la novela.
166
En las farmacias, los cafés y las barberías se repartían gratuitamente
Por otra parte, los intentos de Reino Unido para conservar la neutralidad española
durante la Segunda Guerra Mundial incluían operaciones secretas en España, por parte
estaban coordinadas por Allan Hillgarth, Agregado Naval en Madrid, que a su vez es uno
de los personajes históricos reales que Dueñas incluye. Según Michael Alpert, las tareas
del SOE en España incluían “la evacuación de personal militar inglés que lograba escapar
político que amenazase una alianza española con el Eje” (Alpert 461). David Messenger
afirma que el SOE tenía la esperanza de establecer contactos con individuos y grupos que
en caso de que la Alemania Nazi invadiera el país, y destaca “In Spain, the successful
especially in the Allied campaign against German wolfram smuggling, provided the
167
organization with a purpose that definitely went ‘against the grain’ when compared to
activities in other regions and countries. (Messenger 173). Respecto a los agentes que
formaron parte de las operaciones del SOE en España, Pastor señala que pese a que en
común como los otros, los célebres y condecorados o los enaltecidos por
En El tiempo entre costuras, Fox se reúne con Sira en Tánger para proponerle un
trabajo encubierto como espía en Madrid: Sira coserá para las esposas de los altos cargos
nazis con la esperanza de obtener información sobre sus movimientos y eventos sociales.
que las tiendas de alta costura de París han cerrado y las modistas de Madrid deben hacer
frente a la escasez de telas: “las fábricas que no han cerrado están dedicadas a cubrir las
168
algodón hacen uniformes; con el hilo, vendas: cualquier tejido tiene un destino prioritario
héroe, de acuerdo con Coon: “Although a handful of spy stories appeared in print, on
film, and on radio during the first four decades of the twentieth century, it was during
World War II and the ensuing Cold War era that spies were elevated to heroic status in
popular culture, and it was male spies who led the way.” (Coon citado por Messenger
233). Esto no quiere decir que las mujeres hayan sido excluidas de este género narrativo,
sino que como señalan Tom Lisanti y Louis Paul, a excepción de unas pocas salvedades,
las mujeres son relegadas generalmente a uno de estos cuatro roles: “1) the helpful spy-
offering support to the hero; 2) the innocent- a civilian who accidentally gets caught up in
the action; 3) the bad-girl-turned-good- a villainess who is seduced by the hero and then
en la acción sin saber siquiera por qué acepta el trabajo como espía (Dueñas 416). No
obstante, también es posible relacionar su cambio de rol de costurera a espía con la teoría
restringirse al marco tradicional que la hace reconocible como mujer, sino que puede
(Rada 24). Es por esto que Sira acepta la misión de infiltrarse como modista de alta
34
Otros ejemplos mencionados en la novela son el uso de la seda para hacer paracaídas o para proteger la
pólvora (Dueñas 529).
169
costura en Madrid y averiguar anticipadamente la agenda social de la comunidad
alemana.
transmisión de la información obtenida: Sira utiliza una representación gráfica del código
morse, en el que las palabras se transcriben a un sistema de puntos y rayas, para codificar
mensajes dentro de patrones de costura, haciendo que las puntadas escondan el mensaje
(396). Sira utiliza una actividad asociada a su rol como mujer, la costura, que no se
consideraba peligrosa ni que pudiera dar pie a la subversión, para rechazar su papel
pasivo y obtener un poder que no había tenido antes bajo la máscara de Arish Agoriuq.
Este disfraz simboliza la modernidad y el cambio social al usar pantalón, una prenda
cuyo uso no estaba muy extendido entre las mujeres y que estaba incluso mal visto, como
le recuerda Hillgarth: “En la Nueva España no está bien visto que las señoras salgan
solas, ni que fumen, beban o vayan vestidas de manera vistosa. Pero recuerde que usted
ya no es una española, sino una extranjera procedente de un país un tanto exótico llegada
a la capital, así que compórtese según ese patrón” (Dueñas 400). La doble personalidad
que adopta la protagonista consistente en el yo, la Sira real que es agente encubierta, y el
170
Otro, la modista Arish Agoriuq, conecta con la personalidad doble carnavalesca que
defiende Bakhtin. Continuando con esta idea, Roda señala que el hecho de adaptarse al
rol de espía le ha sido de ayuda a Sira para descubrir sus capacidades y su poder como
mujer, sin dejarse restringir por el sistema (Roda 30). Por otra parte, volviendo a la
representación literaria de Sira como espía, es necesario considerar algunos matices del
sexual and imperial anxieties” (53). También es necesario tener en cuenta que la
mitología popular relaciona al personaje de Mata Hari con la figura de la femme fatale, lo
Mata Hari exceeded the bounds of her gender, class and race, […]
and feminine, public and private, self and other, Occident and Orient
Esta idea resulta extrapolable a la figura de Arish Agoriuq en la novela de Dueñas, que
espionaje, Hillgarth le había advertido a Sira al comenzar su misión que debía ser cauta
171
con su vida privada: “Una mujer sola, hermosa y extranjera resultará muy atrayente para
espionaje y prostitución en el imaginario popular, incluso a finales del siglo XX, supone
un objeto de estudio. Proctor afirma que la mujer espía “is seen as a means of using sex
making her both effective and dangerous” (Proctor cit. en Hanson 124). La
novela, en la que Sira debe seducir a Manuel Da Silva, empresario portugués que tiene
confianza y así obtener información que pueda resultar relevante respecto a dichas
alianzas comerciales:
nuestro de cada día. Pero no lo era, y por eso mi cautela debía ser doble.
Bajo ningún concepto podía dejarme llevar por las emociones: todo era
172
Da Silva se encuentra en negociaciones comerciales con los alemanes, entre los que se
encuentra Herr Weiss, que le exigen exclusividad respecto a los británicos respecto al
wolframio de las minas de la Beira portuguesa (Dueñas 549). Dejando caer nombres
clave y cargos de peso en una charla sobre sus relaciones comerciales y de amistad con
los alemanes residentes en Madrid, Sira/Arish consigue que Da Silva la invite a la cena
donde se cerrará el trato. Sira describe el contraste entre los alemanes y los portugueses
asistentes a la cena, ya que mientras que los primeros rezuman clase, los otros son todo lo
las divisiones sociales utilizando a los portugueses que, como nuevos ricos que son al
cerrar el negocio del wolframio, no actúan acorde a su nueva posición social a pesar de
las máscaras con las que cuentan, por lo que su performance no es completa al no actuar
enturbiada por la escasa gallardía de las perchas que los portaban: cuerpos
los que apenas les cabían los pies hinchados; una de ellas llevaba un
estola de piel que se escurría hacia el suelo a cada momento (Dueñas 572).
173
Es necesario destacar el contraste de esta performance con la de Sira: “saqué a pasear la
cara más fascinadora de mi falsa personalidad. Con ella por bandera, extendí mi supuesto
las dos nacionalidades. Alabé el casquete y la estola de las mujeres de la Beira, hice un
par de bromas que todos rieron, me dejé rozar el trasero por un portugués y elogié las
excelencias del pueblo alemán” (Dueñas 573). Las divisiones de género quedan marcadas
en la división de los espacios tras la cena, ya que las mujeres y los hombres se agrupan en
salas diferentes de acuerdo a su género, y mientras unas comen chocolate, otros cierran el
trato del wolframio. Sira espía a los hombres desde el espacio femenino y más tarde
mejor su trabajo como espía que un hombre, en este caso, Marcus Logan. Asimismo, la
personalidad que Sira debe adoptar para infiltrarse en Madrid como Arish Agoriuq
reconocerse frente a su papel como Arish: “Donde estaba aquella Sira a la que una
muchachita mora cortó el pelo con las tijeras de coser en la cocina de la pensión de la
174
Luneta, donde quedaron las poses que tanto ensayé en el espejo resquebrajado de mi
gestos desenvueltos eran ya más míos que mis propias muelas” (Dueñas 422). Sira se
punto otros, como Hillgarth, Gonzalo Alvarado o incluso sus amantes, habían decidido
por ella: “Supe que había llegado el momento de dejar de andar a ciegas por las
coordenadas que unos y otros habían establecido para mí. […] Había pasado por ellos de
mano en mano como una simple marioneta: para bien o para mal, para subirme a la gloria
o empujarme a los infiernos, todos ellos habían decidido por mí y me habían manejado
como quien mueve un peón sobre un tablero” (Dueñas 605). Por lo tanto, al superar las
expectativas depositadas en ella en el ámbito laboral por su condición como mujer, Sira
demuestra a aquellos que habían decidido por ella que no depende del resto para hacer
identidad como espía: “Nunca nadie me instruyó sobre táctica militar, topografía del
terreno de combate o manejo de explosivos, pero mis trajes sentaban como ninguno y la
el 45 y me convertí en una virtuosa del doble juego” (Dueñas 619). Por tanto, Sira altera
las estructuras de poder realizando una actividad que no parece suponer ningún tipo de
subversión, y consigue más poder que Marcus, invirtiendo las jerarquías de género35.
35
Como ya mencioné en el primer capítulo de esta tesis, A partir de la idea de Foucault de que el poder no
se establece desde un pequeño grupo de líderes, sino que es un proceso productivo en el que tomamos
parte, Butler afirma que en lugar de que el género venga dado por la naturaleza como resultado de una
diferencia de sexos, las identidades de género son actuadas, o representadas. Así pues, al afirmar que las
175
4. Conclusiones
El tiempo entre costuras termina con un epílogo narrado también por Sira en el
que cuenta lo que fue del Protectorado, de Beigbeder, Rosalinda Fox, Hillgarth y Serrano
Súñer. Además, explica con algo de juicio moral qué ocurrió en el panorama político
español tras la Segunda Guerra Mundial, cuando muchos españoles creyeron que Franco
caería también:
Vaticano y tiró para adelante. Y los nuevos amos del mundo, las
un dólar del Plan Marshall, cierto. Pero tampoco intervinieron más. Allá
Es destacable el contraste entre la Sira del principio de la novela, que no tiene ni voz ni
opinión política, y la Sira que narra este epílogo. La novela de Dueñas da agencia a la
mujer mediante el personaje de Sira Quiroga, que además tiene lugar a través de un rol
termina convirtiéndola en una espía que hace su trabajo mejor que un hombre.
María Dueñas incluye historias reales en su novela, como las de Rosalinda Fox,
Alan Hillgarth o Serrano Súñer, para dar veracidad a su relato, que consiste en una
normas se reproducen a través de una repetición representada, Butler sugiere que puede oponerse
resistencia a tales normas y subvertirlas, tal y como ocurre con Sira.
176
mezcla entre historia y ficción. La autora, que ha llevado a cabo una labor de
personajes reales valiéndose de Sira, un personaje ficticio, para dar voz a la historia y así
reclamar la memoria de aquellos olvidados, los vencidos, que también formaron parte de
nuestra historia. Dueñas entreteje el componente político y los personajes reales con la
ficción, la historia romántica de Sira y Marcus, que a su vez reivindica a las personas
Éste fue el devenir de aquellos personajes y lugares que algo tuvieron que
ver con la historia de esos tiempos turbulentos. Sus trajines, sus glorias y
bibliotecas y en las memorias de los más viejos. Un tanto más difuso fue
La autora ofrece una multiplicidad de conjeturas de la protagonista sobre lo que les pasó
a los personajes ficticios de los novela tras la Segunda Guerra Mundial. No ofrece una
única versión, sino varias, porque dichos personajes representan a los protagonistas
anónimos de la historia, y esas historias se han perdido: “Nuestros destinos pudieron ser
estos o pudieron ser otros del todo distintos porque lo que de nosotros fue en ningún sitio
quedó recogido. Tal vez ni siquiera llegamos a existir. O quizá sí lo hicimos, pero nadie
historia, activamente invisibles en aquel tiempo que vivimos entre costuras” (Dueñas
177
631). Con esta última frase de la novela, El tiempo entre costuras homenajea a Sira, a
178
Capítulo 4. Habíamos ganado la guerra: reflexiones desde el siglo XXI
las nuevas generaciones han desarrollado un interés por conocer la historia silenciada de
pesar de que la gran mayoría de novelas sobre la guerra civil y el franquismo escritas a
finales del siglo XX y principios del siglo XXI que se centran en la figura de la mujer se
el bando franquista, la cual ha sido representada en los últimos años en obras como la
ambos bandos, presentándonos una visión global del papel de la mujer durante la guerra
como contrarios al régimen de Franco. Chacón pretende mostrar cómo las mujeres en
atrás respecto a los derechos de las mujeres obtenidos con el anterior régimen de la
vencedores como vencidos intentan ocultar a toda costa las consecuencias de la represión
de Quica, no pretenden con ello silenciar la historia. Sin embargo, la novela de Tusquets,
179
al representar solamente la perspectiva de los vencedores y al hacerse eco de la
victimización característica de gran parte de la literatura del siglo XXI sobre los
pacto fue un acuerdo tácito que institucionalizó el silencio para no utilizar la guerra con
fines electorales. Esto lleva a una política de no reconocimiento del pasado, que resultó
la consecuencia del pacto de silencio es la falta de información sobre el pasado para las
nuevas generaciones.
la novela:
180
Tusquets’ self-created public image as licensed heretic seems equally
finely balanced: she is a Catalan writer who writes in Castilian and is not a
nationalist; a Leftist who, since a youthful dalliance with the Falange, has
lesbian writers at her own publishing house who has never made either
Smith añade además que en el caso de Habíamos ganado la guerra, Tusquets afirma que
por lo que Tusquets decide documentar la perspectiva de los vencedores: “Far from being
triumphalist, however, the book focuses on the subjective, and indeed eccentric,
experience of a child and adolescent and on the perils (but also the pleasures) of everyday
life, necessarily distant from the grand narrative of the new regime” (P.Smith 256).
los años cuarenta y cincuenta, mostrando los privilegios que tenían los vencedores, para
quienes España, según dice la autora “era un país desmoronado y pobretón, pero era
nuestro” (Tusquets, Habíamos 64). Esther Tusquets señala que no está de acuerdo con
aquellos que defienden que todos habían perdido la guerra, ya que en su opinión “no era
cierto que la Guerra civil la habían perdido todos, porque a la vista estaba que unos la
habían ganado (y lo sabían bien) y otros la habían perdido (y nadie iba a permitirles
historia familiar. De acuerdo con Díez de Revenga, Tusquets incluye cuestiones de tipo
181
político, familiar y social. Estas últimas delimitan la forma de ser de la Esther niña y
adolescente (Díez de Revenga 130). En esta novela, Tusquets otorga a la mujer “un
protagonismo que en este caso es reflejo de una rebeldía y de una disconformidad con la
mujer por la sociedad del momento” (Díez de Revenga 132). Es destacable la importancia
Habíamos ganado la guerra es solamente uno de los libros de memorias escritos por la
2009, Confesiones de una vieja dama indigna, que retoma el relato de Tusquets tras
Es necesario destacar el contraste entre los testimonios en los que se basa La voz
Tusquets:
Con el análisis de Habíamos ganado la guerra, pretendo arrojar luz sobre el rol de la
182
franquismo, la intersección entre género y clase, y la perspectiva de la protagonista como
vencedora tras la guerra civil, así como su dificultad para integrarse en su clase social,
autora. No obstante, las estrategias narrativas utilizadas por Tusquets revelan un efecto
una perpetuación del pacto de silencio al victimizar al bando de los vencedores, pese al
por los vencedores que mantuvo una cultura de represión a través de la sistemática
vencidos: “los vencedores iban a celebrar la victoria aunque fuera sobre las ruinas,
de cuya mirada era casi imposible escapar36. Durante la guerra civil y el inmediato
silencio social que se convirtió en la norma durante la dictadura de Franco, y que fue
36
La violencia estructural se refiere a una forma de violencia en la que una estructura social o institución
ejerce violencia indirecta sobre la gente al no permitirles reunir sus necesidades básicas. Concepto
introducido por Johan Galtung en el artículo “Violence, Peace and Peace Research” (1969).
183
democracia, con el implícito pacto de silencio o pacto de olvido. En un intento por evitar
que las heridas se reabrieran, se decidió no remover el fantasma de la guerra civil. Como
resultado de este pacto de silencio, los partidos políticos decidieron no hablar de la guerra
civil durante las elecciones posteriores a la dictadura de Franco. No hubo ningún tipo de
reconocimiento oficial de los hechos históricos, mientras que las escuelas y la prensa
evitaban mencionarlos. Acerca de este tema, Paloma Aguilar Fernández afirma que la
traumática experimenta los efectos del trauma posteriormente, tras pasar por el periodo
de latencia teorizado por Freud. Por otra parte, es necesario considerar la importancia del
pacto de silencio a la hora de perpetuar los mitos del franquismo, al silenciar la historia
memoria de la guerra civil fue manipulada y usada durante el franquismo para legitimar
la dictadura (Moreno-Nuño, Las huellas 39). Así pues, la guerra se convirtió en el mito
fundacional del régimen franquista, que afirmaba que la lucha había sido necesaria e
mientras que sí creaba espacios de memoria para celebrar la victoria de los vencedores,
184
como es el caso del Valle de los Caídos. Moreno-Nuño también afirma que incluso la
demonizados durante la guerra y las primeras décadas de la posguerra, pero en los años
(Moreno-Nuño, Las huellas 52). Es destacable que esta nueva categorización surgió al
mismo tiempo que se permitió la publicación de textos desde el punto de vista de los
franquista consolidó su poder mediante un sistema mitológico cuyo objetivo era ocultar la
falta de legitimidad del régimen. Otros críticos como Jo Labanyi trabajan con el uso
crítico del mito y con el mito como instrumento de subversión, simbolizando la inversión
del pacto de silencio. Además de esto, David Herzberger analiza la relación entre ficción
un concepto particular de historia, siendo el mito el vehículo para alcanzar dicho objetivo
185
por imitar la grandeza del país que los monarcas representaban hacía siglos. Es destacable
que Barthes considere la naturaleza del mito como un lenguaje robado, puesto que el
Más específicamente, Barthes anuncia que el mito fuerza las creencias y preserva los
silencios del pasado, mientras que da poder al estado desde una intransigencia tautológica
(144). Las verdades del mito no son una cuestión de confirmación, sino de afirmación,
por lo que el mito está regulado por la inmediata auto-verificación de su propia estructura
historia en naturaleza, lo que ocasiona el carácter explícito del discurso mítico (128). Por
perspectiva oficial de la historia construida a base de los mitos del franquismo: construir
contra-mitos o mitos artificiales en un segundo metalenguaje que desmonte los mitos del
literatura, así como otros productos culturales, que conectan con el boom de la memoria
Labanyi analiza cómo la literatura española encuentra en el uso crítico del mito un
mítica de la violencia: los escritores bajo la censura utilizaron una nueva mitografía para
confrontar los mitos oficiales, lo que demuestra que la literatura puede silenciar la
historia, transformándola en un mito, o puede usar el mito para exponer sus limitaciones
186
Otros autores analizan las consecuencias del pacto de silencio y proponen
soluciones, como es el caso del sociólogo y politólogo Vicenç Navarro, que culpa a la
sostiene que esas son las causas de los problemas de la España actual: un bienestar
insuficiente y una democracia incompleta son el resultado de los silencios del pasado, del
villanos por el franquismo (Navarro 132). La crítica Ofelia Ferrán subraya la inhabilidad
foucaultiano para referirse a una remembranza que recupera las perspectivas históricas
que habían sido marginalizadas por las versiones oficiales del pasado (Ferrán 195).
pasado desde lo que ocurrió lleva a una remembranza donde la búsqueda de soluciones
implica aprender a prestar atención a los significados ocultos en relación con los silencios
examinar los vestigios de este acuerdo implícito en la actualidad. Pese a la extendida falta
eliminada de la historia oficial (los maquis, los niños robados o los topos, por ejemplo),
parecer respecto al pacto de silencio; según la crítica Madeleine Davis, esto se debe
187
Augusto Pinochet en 1998 a manos del juez español Baltasar Garzón, proceso que gozó
de gran cobertura periodística a nivel mundial y que constituye una exhibición del trauma
español que Davis denomina “hipocresía moral” (867-869). En segundo lugar, en el año
exija al gobierno español apoyo para exhumar las fosas comunes que abundan a lo largo
aprobación de la Ley de Memoria Histórica en 2007, otro factor más que muestra que,
Resulta revelador para la tesis de este capítulo que 2007 también fuera el año en
el que fue publicada la novela Habíamos ganado la guerra, que a diferencia de la gran
cantidad de novelas que forman parte de la literatura de la memoria histórica y que narran
la historia de los vencidos para recuperar su memoria, ofrece una perspectiva innovadora
sobre los vencedores: Tusquets no cuestiona los mitos del franquismo y tampoco
construye contra-mitos, sino que termina su novela declarando que pertenece al bando de
los vencidos pese a ser parte de una familia afín al régimen. De esta forma, aunque
vencidos en el siglo XXI. Sin embargo, es destacable que tal victimización se dirija en
realidad al bando de los vencedores, y que lleve a una justificación que no solamente no
se enfrenta al pacto de silencio, sino que puede suponer una continuación del mismo. Un
Teresa, a quien se refiere como “la pobre huerfanita,” a pesar de que tiene más de
cuarenta años, y sobre quien comenta: “¡qué terrible quedarse soltera en unos tiempos en
que la única profesión aceptable para la mujer era el matrimonio!” (Tusquets, Habíamos
188
113). Teresa pertenece a una clase social alta, por lo que no puede aceptar cualquier
trabajo ya que estaría mal visto, y su único empleo remunerado era cuidar de Esther y su
hermano los domingos. La figura del huérfano no se representa aquí a través del
personaje del niño indefenso, como ocurre en las representaciones literarias de la guerra
civil y la posguerra anteriores al siglo XXI, siendo este el caso de la obra de Ana María
recurrente figura del huérfano en la literatura de los niños de la guerra, pero lo hace
victimizando a una mujer adulta, cuya clase social limita su bienestar económico,
paradójicamente.
la Barcelona de principios de los años cuarenta y cincuenta como una ciudad “Sucia, rota,
vagabundos y, sobre todo, con una inexistente cultura; es decir, una urbe triste, pobre y
gris” (Tusquets, Habíamos 133). Tusquets utiliza la descripción de los espacios como
posguerra: vencedores y vencidos debían limitarse a ocupar los espacios que les
suyo, más que nunca, dado que el enemigo lo había perdido todo, y
189
aunque fuera entre las ruinas, aunque fuera sobre un millón de muertos,
aunque estuviera punto de estallar una segunda guerra mundial, nadie les
Habíamos ganado la guerra aparece en la descripción de Tusquets del Gran Teatro del
Liceo, que era uno de los entretenimientos preferidos por la burguesía barcelonesa de la
época, sobre el cual afirma Ramos que era el símbolo de la burguesía liberal y progresista
de mediados del XIX que construyó su propio templo al que “acude para sentirse unida,
para saberse clan” (98). Tusquets narra que iba a contemplar desde su palco privado las
sesiones de los domingos por la tarde en el Liceo con su amiga de San Alberto Magno,
Annemie, y explica las divisiones de los espacios del Liceo en relación a la clase social:
el público del sector “popular” debía entrar por la calle lateral y no tenía acceso a las
plantas inferiores, pero el público de las clases sociales altas tenía sus propios palcos. Así
señoras/criadas y clases altas/clases bajas. Los factores que delimitan estas categorías, sin
todas las criadas como vencidas, aunque deja entrever que únicamente dos de ellas dan
190
la novela de Grandes: en Inés y la alegría, el factor dominante para la categorización
vemos a una Inés burguesa que lucha con el maquis contra el franquismo, y que es
demonizada por el régimen como cualquier otra roja. En el caso de Tusquets, la autora
relato, pese a su pertenencia a la burguesía, aunque sus actos a lo largo de toda la novela
no sean consistentes con esta afirmación. En resumen, para Tusquets, la clase social es el
la ideología política. Este concepto revela una fisura importante en su relato, al aplicarse
para todos los personajes excepto para la misma Tusquets, quien se señala como vencida
pese a su origen burgués nada más terminar la guerra: “Los míos habían ganado la guerra,
pero yo había perdido -lo descubrí en cuanto volvimos a la casa oscura- mi pequeña
parcela de paraíso” (Tusquets, Habíamos 19). Tusquets se señala como perdedora porque
tras la guerra ya no recibe toda la atención que recibía por parte de su familia como
cuando vivían en el piso de Pedralbes para protegerse de los bombardeos, cuando todos
estaban aburridos y encerrados con un solo juguete: ella misma, y añade que “siempre
piso en la zona del Ensanche, y Esther queda a cargo de las personas del servicio, en
lugar de pasar todo su tiempo con sus familiares, siendo esta última la situación que ella
describe como el paraíso. Por otra parte, resulta destacable la “miseria” que el padre de
Tusquets arguye que sufrieron durante los primeros años de la posguerra, especialmente
191
al compararla con una descripción que da su hija de esta “situación durísima”, ya que esta
incluía:
dos chicas fijas de servicio, más otra que venía a repasar la ropa, coche,
extranjero y de pago para los niños, más una Fräulein que venía a
domingos. Era una miseria bastante relativa y tolerable, sobre todo en una
Tusquets, que parece frivolizar a la burguesía en este pasaje, también afirma que como
vencedores, nunca debieron hacer colas para nada, ni comían pan negro, ni utilizaban
Conseguíamos antes el coche, para los que había una larga lista de espera;
los cines y de los teatros nos conocían y nos guardaban las mejores
192
Tusquets presenta a otros miembros de su familia, que le sirven para mostrar las ventajas
opereta para quien el Holocausto nunca existió de verdad, pese a las pruebas que
aparecieron con el tiempo respecto a ello. Víctor tenía un pequeño museo nazi en casa, y
le gustaba cenar en algún restaurante alemán y cantar himnos germanos en la calle tras
una gran ingesta de alcohol con sus amigos, molestando a los vecinos. Tusquets utiliza a
Víctor para mostrar los privilegios delos vencedores: “¡Pero cualquiera llamaba a la
policía para quejarse de que un grupo de patriotas pro alemanes no les dejaba dormir! En
los años cuarenta, mi tío y la gente como mi tío, como nosotros, la gente que había
ganado la guerra, se podía permitir eso y más. La calle era nuestra, la ciudad era nuestra,
represión que ejerció el nuevo régimen franquista en su novela, Paul Julian Smith señala
que “repression is felt with a special forcé within this privileged domestic context. For
example, Tusquets tells us of a child victim of the war, taken in by a more comfortable
family, who has forgotten the everyday use of a bed; surely, she asks, the sheets are
intended to cover the face of the dead?” (P. Smith, 264). En este contexto, cabe destacar
calle que pide auxilio, vociferando que le van a matar, mientras ella es testigo desde la
ventana de su habitación y se justifica tanto a ella como a los transeúntes que miraban
hacia otro lado: “¿qué otra cosa habrían podido hacer? ¿Qué podía hacer yo a mis diez
193
necesario tener en cuenta que la voz del narrador es la Tusquets del presente, y no la
Esther niña de los años cuarenta y cincuenta, por lo que se puede interpretar este pasaje
como una manera de justificar las atrocidades perpetradas por el régimen de Franco.
sentimiento de culpa que puede ser tan cierto como falso, pero que en cualquier caso,
contra del régimen37: “Quizás aquel hombre fuera un delincuente peligroso, quizá no le
ocurriera nada tan terrible, pero pasó a formar parte de mis pesadillas” (Tusquets,
tratar de suavizar dicha represión (ya de por sí eliminada de la historia oficial), al contar
en Habíamos ganado la guerra que la represión fue terrible, pero que aun así, la gente
de los años cuarenta en España, debido a los altos niveles de delación y a las detenciones
continuas que llevaba a cabo la guardia civil. No obstante, Tusquets sí hace eco de la
delación por parte de los Republicanos, antes de la guerra civil, tras afirmar que muchas
Su hambre era otra hambre, su frío era otro frío, ni siquiera el dolor por la
enseñado en este sentido apenas nada: que fueran en tantos casos las
criadas, los porteros, los chóferes o las manicuras quienes habían hecho
las denuncias y llevado a sus señores ante el pelotón les parecía sólo una
37
De acuerdo con Cenarro, este maltrato a los vencidos estaba motivado por el deseo de consolidar la
dicotomía entre los vencedores y los vencidos (Cenarro cit. por Ryan 136)
194
prueba más de la inaudita maldad e ingratitud de aquella gente y de que no
Por tanto, la categoría de los vencidos se funde con la de “gente humilde” con esta
afirmación, mostrando que la división por ideología política era equiparable a la división
por clases sociales. Además de esto, la última frase de esta cita constituye un ejemplo de
maldad e ingratitud de aquella gente,” reafirmando así este mito del franquismo en pleno
siglo XXI.
Una de las realidades sociales más afectadas por el pacto de silencio fue la
represión de género. Con el régimen franquista, las mujeres perdieron todos los derechos
según el concepto desarrollado por Spivak en “Can the Subaltern Speak?” Obviamente,
esta subalternidad era más visible en la esfera pública en según qué casos, como pueden
ser los de las vencidas, mientras que dicho sometimiento resultaba más sutil entre las
también estaba orientada a tales fines, como vemos en el análisis de Habíamos ganado la
guerra. Tusquets señala que, dentro de las “enseñanzas del hogar” las niñas recibían
clases de taquigrafía y contabilidad para emplearse como secretarias: “¿a qué otra
195
profesión podría aspirar una chica?” (Tusquets, Habíamos 108). Durante la guerra civil,
cuidado de los hijos. De modo que nadie salía a la calle a buscarse la vida
y pasaban un hambre atroz. Suerte tenían de las vecinas milicianas que les
terminar la guerra, y de que mis tías […] hubieran aprendido algo en las
De este pasaje caben destacar dos aspectos, en primer lugar el hecho de que la familia
burguesa conserve una criada a pesar de no tener ni para comer, y en segundo lugar, el
hecho de que el mantenimiento de los roles establecidos para la clase alta sea
incuestionable en la esfera pública pese al hambre: nadie se plantea salir a la calle para
buscar un trabajo, porque no es lo que se espera que hagan desde su posición social. Sin
embargo las mujeres de la familia Tusquets sí aceptan el trabajo de punto que les
encargan sus vecinas milicianas, lo que muestra que en el ámbito privado sí están
dispuestas a traicionar los estereotipos sociales para trabajar y así obtener dinero para
sobrevivir. Resulta chocante que en este caso, quienes les proporcionan a las mujeres de
civil, son milicianas, lo que puede dar lugar a una paradoja si consideramos que las
196
prendas de punto confeccionadas por la familia burguesa del piso de Pedralbes
probablemente se destinen al bando republicano que lucha contra un Franco que tanto
edad casadera” (Tusquets, Habíamos 130). Respecto al matrimonio, Mary Nash señala
todas las esferas, negándoles los derechos más básicos y autonomía como individuos
(Nash, Defying 3). Los modelos de conducta ofrecidos a las mujeres a través de la
Sección Femenina de la Falange para instruir a las mujeres sobre cómo ser el perfecto
ángel del hogar, donde la casa es el espacio limitado y privado, en el que las mujeres
participan en la nación, pero desde dentro del ámbito doméstico. Este concepto presenta
los llamados a salvar la nación […] Las mujeres eran las encargadas de
38
Ángela Cenarro explica en su libro La sonrisa de la Falange, que “Pilar Primo de Rivera había
concebido la Sección Femenina como un espacio específica y exclusivamente femenino. Su principal
aspiración era el encuadramiento y la formación de las mujeres en esas tareas que les eran propias según la
división tradicional de roles de género, las relacionadas con el cuidado del hogar y la familia” (77)
197
que la nación no desapareciese: tenían que procrear hijos, cuidarlos y
Richmond añade que el papel de la Sección Femenina era doble: por una parte, intervenía
en las vidas de otras mujeres para asegurarse de que cumplían con los objetivos políticos
y sociales del régimen, y por otra parte, las mismas mujeres de la organización servían
como paradigma de los roles de género tradicionales (14). La Sección Femenina estuvo
en activo durante más de cuarenta años, durante los cuales estableció escuelas
redes de trabajo entre las mujeres que trabajaban en fábricas para hacer propaganda de la
contraposición con el rol de ángel del hogar que trabaja en el ámbito doméstico y cuya
misión cuidar de su marido y de sus hijos mientras que adoctrina a estos últimos bajo los
preceptos del nuevo régimen franquista, promulgado por la Sección Femenina. Richmond
comenta sobre este doble rasero: “On the one hand, the SF press continually promoted
the ideal of the women at home. On the other, the organization stated its responsibility to
the many for whom work was a fulfilment of ambition or an economic necessity” (10).
from its own peculiar position as both a dominated (within the Falange
198
and the state apparatus) and dominant (vis-à-vis female constituents)
las mujeres por parte de la Sección Femenina contaba con un elemento mucho más
importante: el Servicio Social. Acerca de esto, Enders afirma “Every women who desired
through the six months required social service of the Sección Femenina: in fact, the
Servicio Social, que comenzó al final de la guerra como una respuesta coordinada a la
política: “Women were to be drawn, via SF teachings, to their daily tasks, to their
children, to the kitchen, the house and the vegetable garden” (Richmond 17). No
resultaba raro que durante la dictadura franquista los hombres proporcionaran a sus
futuras esposas una copia de La perfecta casada (1583), de Fray Luis de León, para
39
La adopción de valores tradicionales por parte de las clases altas aparece mencionada en la novela de
Tusquets, donde la Esther niña explica que su tía Tula está soltera, puesto que casi quedó deshonrada
porque un hombre aporreó la puerta de su habitación en su mansión de veraneo, y que el escándalo alejó a
los pretendientes (Tusquets, Habíamos 95).
199
Las mujeres estaban confinadas a sus funciones biológicas como esposas y
madres, donde su única identidad era la cosificación de sus cuerpos. Tusquets se refiere a
una cosificación del cuerpo femenino en su mención a las agresiones sexuales y el acoso
que sufrían las niñas y adolescentes de la España de los años cuarenta y cincuenta,
quienes no decían nada por vergüenza (Tusquets, Habíamos 29). Tusquets explica que de
niña, iba al cine con su tía Blanca y su primo Bubi, horrorizada por “el temor de que, y
esto ocurría con cierta frecuencia y nunca lo compartí con nadie, el vecino de la butaca
contigua, en la oscuridad de la sala, iniciara sus manejos: la pierna muy pegada a la mía,
la mano aventurándose por mi falda, intentando incluso, a veces, introducirse entre mis
muslos” (Tusquets, Habíamos 24). Tusquets cuenta que ella lo esquivaba “apartando una
y otra vez su mano, asustada y asqueada, pero sin decir palabra, convencida de que, si
podíamos subir a un tranvía o a un metro repleto sin que, una de cada tres
nuestro vientre, o que una mano se nos introducía entre las piernas. A
veces el agresor era descubierto y tenía que salir huyendo, pero lo habitual
200
el bolso o la carpeta, y calláramos por vergüenza (Tusquets, Habíamos
25).
por parte de las mujeres de la época, y refuerza las estructuras de poder patriarcales al
permitir que los hombres ejerzan su “superioridad” en la nueva España. La reacción que
explica Tusquets, callar para evitar la vergüenza, tiene sus bases en el código del honor
del Siglo de Oro, al evitar denunciar la situación para evitar no solo la vergüenza, sino
también una implícita deshonra para las jóvenes de la burguesía: si se descubría que un
hombre hacía avances sexuales hacia ellas, podían ser consideradas tan culpables como el
funciones biológicas atribuidas a las mujeres legitimaron una actitud negativa hacia el
considerar que la represión afectó a las mujeres de ambos bandos de otras formas
diferentes, siendo digna de mención la represión de género y política que resultó en una
como ángel del hogar establecido por la dictadura franquista. Como bien señala
Lonsdale, al considerar la intersección de varios factores, hay matices que deben tenerse
201
group, a character continually caught up in a debilitating dynamic of
en profundidad por la crítica, puesto que se trata de un tema central en las novelas de
las políticas de género y clase en el marco de la crítica literaria. Esta intersección influye,
mujeres de clase alta afines al franquismo contaban con privilegios y aceptación social,
inferioridad con respecto al hombre. En algunas ocasiones, cuando alguna mujer se salía
texto de Tusquets, así como las convenciones sociales de la época respecto a ambos sexos
muestran tanto los privilegios de las mujeres de clase alta por ser vencedoras como los
madre de Esther Tusquets y su tía Blanca, casadas por obligación y presiones familiares,
solteras. El matrimonio de su tía Blanca destaca por reflejar una costumbre muy
Los hombres tenían y sostenían, casi por ‘derecho natural’, una querida,
legítima que se había casado no por amor sino por intereses económicos
40
La clase, el género, y se puede decir que también la nacionalidad, se entrecruzan para proveer al
protagonista de un sujeto que nunca pertenece enteramente ni al grupo dominante ni al dominado, un
personaje atrapado continuamente en una dinámica debilitante de colaboración y rechazo.
202
de las correspondientes familias y a la que se solía recompensar con
Las mujeres de clase alta toleraban las aventuras de sus maridos mientras que no
algún tipo de retribución para la esposa, como por ejemplo, en el caso de Blanca, esta
recibe joyas cada vez que su marido la engaña. Blanca también se libra de cumplir con
obtiene joyas, sino que además ya no tiene que acostarse con un hombre que le
desagrada, ya que otras lo harán por ella. Estas aventuras también eran toleradas por la
Iglesia y la sociedad. En cambio, los hombres llevaban a cabo una vigilancia feroz sobre
las mujeres de su familia y las mujeres de la burguesía solamente podían tener amantes
para no alterar el orden social fascista. Moretti señala la gran amenaza a su identidad que
esto suponía para Tusquets, puesto que siempre sintió que era muy diferente a lo que le
habían impuesto41:
41
Tusquets percibía la “homologación” fascista como una verdadera manifestación de la violencia
psicológica hacia ella y hacia aquellos individuos implicados en semejante represión masiva de identidad.
Sin embargo, Tusquets explica en su trabajo que a pesar de la oposición de su familia y del sistema
completo, no pretendía limitar sus posibilidades y rechazó obligarse y forzar sus expectativas a hacer algo
que no quería solo porque la tradición lo había impuesto, como hacían muchas otras chicas.
203
involved in such mass repression of identity. However, Tusquets explains
later on in her work that, despite the opposition of her family and the
entire system, she did not intend to limit her possibilities and refused to
force herself and her expectations to do something that she did not want to
only because tradition imposed it, as many other girls did (Moretti 34).
José, un novio de juventud de Esther. Puesto que José tiene ficha en la comisaría en la
que figura como homosexual, los padres de Tusquets utilizan su posición privilegiada
para conseguir esta información y prohibir a su hija que vea a su compañero de teatro:
“Las familias de la alta burguesía que –para algo habían ganado una guerra- tenían el
derecho sacrosanto de utilizar esos medios para salvaguardar a sus retoños de los tipos
pervertidos, unos pervertidos que, como en el caso de José, pertenecían a una clase social
inferior y no habían ganado guerra alguna” (185). Esta cita supone otro de los numerosos
ejemplos de la oposición continua entre vencedores y vencidos que resulta una constante
a lo largo de toda la novela, y que como mencioné anteriormente en este capítulo, supone
burguesía, las relaciones y el matrimonio desde la perspectiva de una clase social más
baja, como es el caso de las criadas que Tusquets describe en Habíamos ganado la
guerra. Las criadas que trabajaban en casa de los Tusquets eran casi todas de fuera de
hacían otra cosa que coser el ajuar, una vez terminadas sus obligaciones. Esta tarea era su
204
aportación al matrimonio, ya que el novio debía buscar un lugar donde vivir y
amueblarlo. Completar el ajuar les llevaba años y buena parte de sus sueldos:
Al parecer era imposible casarse sin disponer del conjunto de ropa interior
que llevarían debajo del traje de novia, del lujoso camisón para la noche
juegos completos de cama, uno de ellos más fino y con las iniciales
especiales (supongo que para atender a las visitas después de los partos,
Tusquets habla de que hubo sirvientas de todo tipo, y recuerda a dos criadas en particular
que “afirmaban que a la primera criada y a la primera señora que hubo en el mundo
deberían haberlas ahorcado frente a frente” y que les servían todos los días una simbólica
ensaladilla rusa para comer, o incluso gritaban que eran comunistas a principios de los
(Tusquets, Habíamos 32). Tusquets también explica que su tía Blanca reprendía a las
niñeras si se ponían ropa que no correspondía a su condición, puesto que “no importaba
que dispusieran de dinero para comprarla: una criada estaba obligada a vestir como una
criada […] ser pobre suponía pertenecer a una condición distinta” (Tusquets, Habíamos
sociedad de la época, pero al mismo tiempo hay que tener en cuenta que las criadas no
205
solamente son mujeres y pobres, también son vencidas, y su sometimiento subraya su
condición, al igual que la ropa que vistan. Pese a que se las mujeres de clase alta gozaban
de una posición privilegiada en las estructuras de poder respecto a las criadas o las
causa del sistema patriarcal: según el discurso oficial, el objetivo para todas las mujeres
era el matrimonio.
como el ángel del hogar y modelo de la perfecta madre franquista, siendo este el caso de
tía Blanca, que siempre se comportó como “la más bella entre las bellas” (Tusquets,
Habíamos 35). En otras ocasiones, Tusquets demoniza a otras mujeres de su familia por
como es el caso de la tía Sara “la maligna”, hermana de Blanca, que vestía con ropas
viejas, quería ser pobre, y tenía vocación por la miseria y la desgracia (Tusquets,
Habíamos 36). Tusquets se pregunta si Sara sería de izquierdas, pues estaba a favor de
los Aliados y hablaba mal de Franco, y tras ello afirma que amargó parte de su infancia y
que se alegró de que emigrara a América con su marido (40). Resulta especialmente
padre, de quien dice que pese a sus dolencias y a su aparente fragilidad, era una mujer
fuerte, y también una histérica: “pertenezco a una familia en la que abundan las mujeres
206
(Tusquets, Habíamos 69). Por lo tanto, Tusquets categoriza a las mujeres que no siguen
las convenciones sociales y que no constituyen el paradigma del ángel del hogar como
“las peores”, al contar con cualidades tan poco apropiadas para una mujer como la
inteligencia o la falta de docilidad. Tusquets añade que su abuelita tuvo once hijos y
varios abortos: “Todo- estoy convencida- sin que le gustase follar ni demasiado los niños.
Los concebía sin placer, […] los paría con todo el dolor que prescribía la Biblia y los
pasaba inmediatamente a las amas de cría” (Tusquets, Habíamos 76). De esta forma,
paradigma del ángel del hogar al no gustarle tener niños, intenta cumplir con los
preceptos del régimen de cara a la esfera pública y los tiene, aunque sus vástagos no
vayan a disfrutar de sus cuidados. Es necesario tener en cuenta que las opiniones de la
experiencia respecto a la relación con su madre. La madre de Tusquets, como esta última
explica, era atea, pero de derechas, y franquista (Tusquets, Habíamos 11). Tusquets
señala además que no se sentía querida, y afirma sobre su madre: “La adoré de pequeña.
La detesté a ratos. La admiré y la temí casi hasta el final. Todo lo que amo aprendí a
amarlo de ella. El mar, los animales, el arte, los libros. Pero también le debo a ella mis
terribles, tan demoledoras para mi autoestima, que moriría antes de repetirlas” (Tusquets,
Habíamos 64). Según Ryan, ya Simone De Beauvoir sugirió que las madres debían tener
algún tipo de relación con la comunidad, y advirtió de las consecuencias negativas que
207
The Nationalist mother, who was confined to the private sphere, suffered
her restriction to the private sphere. Given that Nationalist mothers were
Ryan concluye que Tusquets se refiere al desencanto sufrido por su madre, que no se
explica que su madre no brindó con champán al terminar la guerra, sino que “se zampó a
cucharadas un bote entero de La Lechera.” Cabe destacar, sin embargo, que “no era una
golosina lo que mamá devoraba a cucharadas, era todo aquello de lo que la habían
privado, de lo que la vida le debía y le había sido escamoteado, y de lo que ahora por fin
esperaba disfrutar a manos llenas” (Tusquets, Habíamos 17). En efecto, Tusquets explica
que su madre pasaba tiempo con ella por las mañanas, pero que por las tardes se
afirma que ella le daba un beso de despedida en el recibidor, con lágrimas en los ojos, y
de Esther parece sentir por su hija desencadena una situación de violencia psicológica. Al
aprobar la Esther adolescente el ingreso y los cuatro primeros cursos del bachillerato en
un solo año, su madre, lejos de felicitarla, exclamó: “¡Siempre con tus cosas raras!
¡Siempre teniendo que hacer algo diferente para distinguirse de los demás!” (Tusquets,
208
Habíamos 105). Acerca de esto, la autora reconoce que “es difícil sentirse orgulloso de
uno mismo cuando eres consciente de que no te pareces a la hija que tu madre hubiera
querido tener.” Y añade que intentó las dos respuestas posibles a la desaprobación de una
en su contra y acentuó todo aquello que irritaba a su madre sobre ella (Tusquets,
Habíamos 173). Un ejemplo de las formas de rebelión llevadas a cabo por Esther es
cuando a los dieciocho años experimenta un afán autodestructivo que la lleva a arrancarse
las pestañas y a comer compulsivamente, y que años más tarde describe como “un intento
de venganza contra mamá, por quererme distinta de como yo era, o contra mí misma,
para defraudarla una y otra vez.” (Tusquets, Habíamos 174-175). Esta idea puede
también forma parte de una cuidada venganza contra su madre, devota franquista. Tras
pasar años esperando su aprobación, Tusquets decide dejar de vivir bajo la sombra de su
progenitora, y concluye: “No iba a seguir lamentándome por no ser la mujer que mi
madre hubiera deseado como hija, ni tal vez que yo misma hubiera querido ser”
No solamente era el deber de las madres el educar a sus hijos de acuerdo con la
ideología del nuevo régimen, sino que la dictadura franquista también utilizó la
educación como método para diseminar los preceptos del nuevo régimen. En Habíamos
cambió de colegio en varias ocasiones, llegando a conocer varios centros. Pese a que el
209
relato de Tusquets se centra en sus experiencias personales, sí incluye algunos detalles
relevantes para este análisis respecto a la división por géneros en la educación franquista,
Esther empieza a estudiar en el Colegio Alemán de la Calle Moiá, donde cuenta que
había fotografías de Hitler por todo el colegio, “hasta que Alemania perdió la guerra y
todas esas fotos desaparecieron de un día para otro” (Tusquets, Habíamos 59). Tusquets
añade que mantenían a los chicos y a las chicas separados porque esto era lo correcto y lo
prudente, que solamente los juntaban en ocasiones especiales y bajo la atenta mirada de
adultos:
quién devorar y nosotras cándidas ovejitas a las que se debía a toda costa
nada, las niñas y las mujeres decentes no tenían, obviamente, sexo-, sino
Habíamos 57).
En la última frase de esta cita, la autora hace referencia al alto grado de religiosidad que
caracterizaba a los centros educativos del nuevo régimen. Sin embargo, cuando Esther se
traslada más adelante al Colegio San Alberto Magno, cuenta que los vecinos espiaban
desde balcones y azoteas, y denunciaban que en las clases había chicos y chicas juntos.
Tusquets afirma que las denuncias nunca progresaron “ni siquiera cuando apuntaron a un
hecho de perversidad casi patológica: chicos y chicas, bajo el pretexto de que un profesor
210
estaba enfermo, habíamos dado juntos –con pantaloncito corto, blusas y camisetas- la
clase de gimnasia” (Tusquets, Habíamos 153). La falta de éxito de estas denuncias resulta
chocante considerando que la coeducación estaba prohibida, lo cual puede revelar otra de
las ventajas de las clases altas, para quienes las leyes del régimen franquista no eran tan
estrictas.
físicos y la humillación. La descripción de Tusquets del Colegio Alemán ilustra bien este
caso: los pescozones y tirones de orejas estaban a la orden del día, además de otros
métodos punitivos basados en la humillación pública, como hacer que el niño castigado
cincuenta, así como el contraste entre la educación recibida por los niños y la recibida por
las niñas. Estas últimas no optaban al bachillerato para acceder a la universidad, como
hacían sus compañeros varones, sino que cursaban ‘enseñanzas del hogar’, que incluían
clases de puericultura, de costura, clases teóricas de cocina, y “de manejo de la casa y del
marido, al que había que tener contento a toda costa” (Tusquets, Habíamos 108). Según
la autora, se preparaba a las niñas para el matrimonio diciéndoles cómo comportarse con
muchísimo en que había que ganárselo por el estómago, dándole bien de comer (del sexo
211
no se hablaba), y en que, cuando llegaba cansado a casa, debíamos llevarle las zapatillas.
El detalle de las zapatillas era una auténtica obsesión” (Tusquets, Habíamos 88). Los
adoctrinamiento basado en la sumisión que supuso la educación franquista para las niñas
y adolescentes españolas, para las cuales no se esperaba que hubiera otro futuro que no
fuera cuidar de su marido y de sus hijos, mientras que instruye a estos últimos acerca de
la Nueva España. Tusquets comenta que ni ella ni sus padres se plantearon la posibilidad
de que pudiera cursar bachillerato para ir a la universidad, a pesar del comentario que oía
a menudo en su casa: “qué pena que la chica sea la lista y el chico sea el guapo”
(Tusquets, Habíamos 88). Sin embargo más adelante Esther decide asistir a la
mismo que los chicos necesitaba –ante mí misma, no ante mis padres, que sabían que me
mareaba sólo con ver una gota de sangre y que me ponía enferma el olor de un hospital-
elegir de antemano una de las profesiones reservadas a las mujeres” (Tusquets, Habíamos
149). Por fortuna para ella, los padres de Esther no siempre siguen la normatividad, y no
había tres asignaturas absolutamente obligatorias en todos los cursos de la carrera, y que
se debía aprobar para licenciarse: “religión, gimnasia y formación del espíritu nacional (o
sea, doctrina falangista)” (Tusquets, Habíamos 178). Durante uno de los veranos en los
que Esther estudia en la universidad, va a Begur, en Girona, para cumplir con el Servicio
Social obligatorio. Allí conoce a Mercedes, una de las divulgadoras que se convertiría en
su amiga, y cuyas clases hacen que Esther se interese por primera vez en la política.
212
Tusquets afirma que entre las actividades realizadas por ella y sus compañeras del
Servicio Social estaban las lecturas teatrales, recitales poéticos, debates políticos, clases
La autora comenta que se había vuelto más crítica con la Iglesia Católica puesto
asumir una posición neutral: estaba totalmente en contra” (Tusquets, Habíamos 216).
Pese a esto, siguió contribuyendo con el SEU y la Falange, dando clases de historia y
clases de Formación del Espíritu Nacional en dos colegios (Tusquets, Habíamos 217). Al
albergue del pirineo oscense, la autora decide dejar la Falange, y es en ese momento
cuando afirma que se considera parte del bando de los vencidos (Tusquets, Habíamos
220). La autora confiesa que también fue en ese momento cuando alcanzó una pizca de
213
3. La escritura como terapia
Advierte Paul Julian Smith que las representaciones artísticas del pasado son
la tragedia histórica. Asimismo, Smith comenta que hay que tener consideración al
Firstly, history and story are not easily separable (although the truth claims
affect remain unruly and unpredictable); and thirdly, the objective and the
points of view are more generalizable than others) (P. Smith 256).
América Latina. Algunos temas prevalentes en su estudio son la identidad ante fuerzas
silencio en su memoria se basa en el miedo. Tusquets señala que de niña tenía miedo a
muchísimas cosas: a los médicos, a la Segunda Guerra Mundial, a los otros niños, a la
oscuridad, a la muerte, al infierno, al cáncer, a los juegos violentos, incluso tenía miedo a
sentir miedo (Tusquets, Habíamos 43-44). Bucklew afirma que como ganadora, sus
miedos no se corresponden con su papel, pero que “por haber crecido al margen de esta
sociedad resulta en una persona miedosa, dudosa y tímida” (Bucklew 20). Esta idea
214
característico de los regímenes fascistas europeos, que contribuyó al desarrollo de miedos
en los niños. Además de esto, Moretti señala que la presión a la que los niños fueron
21).
Moretti trabaja con la función de la literatura autobiográfica como una terapia efectiva en
Italia y España. Por ello, al analizar Habíamos ganado la guerra, concluye que tal
conditioning. The two regimes divided their societies into fixed categories
to which people had to adhere; they each created a vertical social system
42
Benjamin también argumenta que la memoria se puede describir como una actividad hermenéutica que
aspira a hacer visible lo invisible – justificando la mirada de la víctima, por ejemplo, o adoptando la
perspectiva de los oprimidos. En segundo lugar, la memoria es justicia […] Dicho de otro modo, la historia
no puede ser escrita sin reconocer el dolor de las víctimas.
43
El fascismo, tanto en España como en Italia, dependía en gran medida del condicionamiento psicológico.
Los dos regímenes dividieron sus sociedades en categorías fijas a las cuales la gente tenía que adherirse;
cada país creó un sistema social vertical dentro del cual debía estar integrado todo el mundo. Por lo tanto, la
violencia psicológica debería interpretarse como la manifestación de la violencia que debilitaba el ámbito
íntimo de los individuos.
215
should be interpreted as that manifestation of violence which undermined
sufrió violencia psicológica por causa de la presión del sistema social, así como por la
experiencia el factor de la distancia emocional que la separa de sus padres. Sin embargo,
como perteneciente al bando de los vencidos al final de la novela. Sobre esto, Díez de
Revenga cita a Santos Sanz Villanueva, que en una crítica a la novela de Tusquets en el
periódico El Mundo afirma: “Tusquets logra uno de los retratos más reveladores que se
claridad cómo fue el proceso que llevó a la generación del medio siglo de la derecha
familiar a las simpatías izquierdistas” (Sanz Villanueva cit. por Díez de Revenga 130).
no cuente su historia personal hasta el fin de su vida, lo que señala la importancia de este
silencio y del deseo de abolirlo. Por otra parte, es desde la perspectiva del presente
216
270). Esta afirmación puede tener connotaciones metafóricas si tenemos en cuenta que la
Esther niña siempre será considerada una perdedora por su madre, pero Tusquets termina
esta novela poniéndose del lado de los vencidos, debido a su falta de aceptación de las
normas impuestas, lo que conecta con el concepto de la chica rara, de Carmen Martín
Gaite. La chica rara representa un tipo de mujer ajena a los esquemas convencionales de
contraposición al ángel del hogar, no sigue las mismas convenciones, no acepta las
está cómoda con la ideologización. Así pues, el protagonismo que la autora da a la mujer
refleja rebeldía e inconformismo con la norma política que aludía al papel común,
historia. Además de esto, la autora construye su relato en base a sus recuerdos personales,
pero advierte que han pasado muchos años y que no pretende ser neutral: “He intentado
ser fiel a la verdad, pero mi verdad no tiene por qué ser la verdad de todos, y menos aún
han de coincidir mis puntos de vista con los ajenos. Puede además fallarme la memoria:
ni siquiera los recuerdos de mi hermano coinciden con los míos cuando rememoramos un
pasado por ambos compartido…” (Tusquets, Habíamos 7). Un ejemplo de esto lo incluye
217
los soldados en Barcelona para celebrar la victoria de los nacionalistas “uno de ellos me
dio al pasar una banderita de papel, roja y amarilla, roja y gualda. Y ni siquiera tengo la
recuerdo basado en un hecho cierto pero modificado por mis fantasías” (Tusquets,
Habíamos 10). Paul Julian Smith afirma respecto a la verosimilitud de los recuerdos de la
autora que “Tusquets’ memoir falls within not only the substantial body of work in that
genre but also the current novelistic trend baptized as the ‘literatura del yo’ or
‘autoficción’. Her blurring of the boundaries between fact and fiction is thus highly
typical of the present, even as it seeks to represent the past” (P. Smith 265). Tal y como
señala Nina Molinaro, la línea divisoria entre ficción y realidad no es tan fina, en ningún
corresponderse con la realidad histórica en la que tuvieron lugar, o bien parecen formar
por parte del bando de los vencedores. Por ejemplo, Esther explica cómo el cura acusa de
civil:
44
Además de esto, es destacable la falta de referencias a documentos históricos e historiadores (con la
excepción de Paul Preston) en Habíamos ganado la guerra, en contraste con el gran número de auto citas
de obras anteriores escritas por Esther Tusquets.
218
¿Dónde estabais vosotros mientras las hordas rojas asaltaban nuestras
mejor alguno de ellos había ayudado más tarde, de algún modo, a ganar la
de los vencedores, y muestra una visión victimizada de esta clase social, por lo que al
presentarlos como víctimas, continúa con la justificación de los mitos del régimen, en
este caso victimizando a los ganadores de la contienda, sin referirse a las víctimas del
bando de los vencidos, lo que supone un retorno a la visibilidad del duelo maniquea que
voluntaria para trabajar en un asilo de niños, probablemente parte del Auxilio Social, y
“las monjas que lo regentaban se negaron en redondo. Me pregunto que debía de pasar de
tan horrible en aquel lugar para que no permitieran que nadie del mundo exterior tuviera
Habíamos ganado la guerra, ya eran más que conocidos los abusos perpetrados a los
hijos de los republicanos en los hogares de Auxilio Social, en gran medida por la
publicación de testimonios por parte de sus antiguos ocupantes, como es el caso del
dibujante de cómics Carlos Giménez, por lo que esta afirmación de Tusquets constituye
219
otro ejemplo del silenciamiento de la historia y de la perpetuación del pacto de silencio
que aparece en la novela es el del tío Juan o Joan Tusquets, que abre una editorial durante
influyente en el bando nacional: “había parte de su pasado que creo prefería ignorar, que
seguramente hubiera querido borrar, y es posible que en sus declaraciones, llevado por el
alzamiento” (Tusquets, Habíamos 160). Esther Tusquets justifica los actos de su tío Juan
que afirmaba que la guerra civil fue una cruzada necesaria para liberar España, de ahí el
revolución española, este último libro, que se vendió como rosquillas, tenía un mensaje
claro: “España y la Iglesia Católica sólo podrían salvarse si se destruía a los judíos, a los
(Tusquets, Habíamos 121). Paul Preston, que publicó un estudio sobre Juan Tusquets en
2005 al que Esther Tusquets hace referencia en Habíamos ganado la guerra, señala que
Juan Tusquets tuvo gran influencia sobre la derecha española, y sobre Franco en
particular, para cuya familia decía misa en el Palacio Episcopal cuando su capellán
gracias al texto de Preston, que la editorial que ella misma dirigió durante gran parte de
su vida proviene de la editorial fundada por su tío durante la guerra civil española.
Tusquets usa los dos capítulos en los que se refiere a su tío y al artículo de Preston para
220
defender a su tío, y también para justificarse a sí misma desde su condición de ganadora:
“O sea que Lumen, o mejor dicho la editorial predecesora de Lumen, nació como una
cuarenta años, figurara entre las editoriales más comprometidas con el antifranquismo…”
(Tusquets, Habíamos 124). Otro ejemplo del intento de Esther Tusquets por defender a su
tío sale a la luz en el primer capítulo dedicado a su tío Juan, titulado “Paul Preston habla
del padre Joan Tusquets”, en el que señala que las afirmaciones de Preston vienen
sustentadas por citas, por lo que “deben de ser ciertas”, pero que le resulta difícil
“compaginar el recuerdo que yo conservo de mi tío, al que traté bastante, un hombre que
parecía amable, bueno, nada agresivo, cargado sobre todo de sentido común, con ese
hombre fanático, que juega a espía, incendia locales, roba documentos, lanza acusaciones
graves sin disponer de pruebas suficientes” (Tusquets, Habíamos 120). Esther Tusquets
explica que al terminar la guerra su tío volvió a la Ciudad Condal, donde fundó varias
furibundo antisemita, ni mucho menos el novio de la muerte: era sencillamente ‘mi tío
Juan’” (Tusquets, Habíamos 126). Esta afirmación funciona como una perpetuación del
pacto de silencio, al venir a decir que al terminar la guerra, su tío volvió a ser como antes,
sugiriendo que se olvidara todo lo que hizo para colaborar con el franquismo. Tusquets
que no ganaba mucho dinero ya que rechazó cargos influyentes y bien remunerados al
221
terminar la guerra: “Por grave que fuera lo que hizo mi tío, es indiscutible que lo hizo por
dar su propia versión sobre uno de los aspectos recogidos en la investigación de Preston,
preveía que aquellas listas sirvieran más adelante para ajusticiar a nadie,
Al dar su propia versión sobre este tema, que por otra parte no se basa en ningún
documento ni en ninguna otra fuente que no sean los recuerdos de Tusquets, la autora
reescribe la historia ya reescrita (en este caso, por Paul Preston), justifica a su familia y
principios del siglo XXI. Muestra de ello es la referencia a los hermanos pequeños del
222
padre de Esther, que murieron en el frente, luchando del lado de los sublevados, el 18 de
aquellos pobres muchachos en las por otra parte poco frecuentes reuniones
familiares […] Por otra parte, hay que reconocer que los Tusquets nunca
más tarde, cuando […] me hice falangista, papá quiso hacerme un regalo
Tusquets corona su justificación como vencedora afirmando que a pesar de que ganaron
la guerra, habían pagado “y no creo que fuéramos una excepción entre los vencedores,
un precio muy elevado” (Tusquets, Habíamos 14), de esta forma victimiza a los
vencedores a la vez que los justifica. Ya desde el principio de la novela, Tusquets deja
ambos bandos. Pero unos la habían perdido y otros la habían ganado. Los
223
Pese a que termina describiendo la situación de los vencidos como una “catástrofe”,
desde el principio destaca que había motivos de duelo en ambos bandos, equiparando la
corresponderse con los hechos del relato que recoge Tusquets, por ejemplo, en la
descripción del tiempo que pasaron en el piso de Pedralbes para protegerse de los
se desesperaba por tener que vivir en una casa ajena donde para colmo no
En contraste con la tristeza y el tedio que parece apoderarse de su familia, Tusquets añade
que fue extraordinariamente feliz: “Creo que fue la única etapa feliz de mi primera
infancia” (15), con intención marcar un contraste con su familia que implique una
224
Los míos habían ganado la guerra, volvían a conquistar, con mayores o
Habíamos 17).
El gran número de repeticiones se corresponde con la realidad histórica: los que ganaron
4. Conclusiones
marcharon al frente el 18 de julio de 1936 para luchar por el bando nacional y que
fallecieron en combate ese mismo día. La autora señala que en su familia nunca se
hablaba de ellos y que ella “no lograba entenderlo, y le parecía que equivalía a matarlos
dos veces” (Tusquets, Habíamos 116). Como es bien sabido, el reconocimiento a los
caídos del bando nacional fue una constante a lo largo de toda la dictadura franquista, a
diferencia de los fallecidos del bando republicano cuya historia fue silenciada. Esther
Tusquets pretende recuperar la memoria de sus tíos en una España que celebró la victoria
de su bando durante casi cuarenta años, manteniendo el pacto de silencio que contribuyó
a la borradura de la historia de los vencidos. Por tanto, este uso de la literatura no tiene
como fin el descubrimiento de la historia oficial a través de sus protagonistas, sino que
225
llevada a cabo por el régimen franquista. A lo largo del relato de Habíamos ganado la
guerra Tusquets justifica tanto sus actos como los de sus familiares, como es el caso de la
respuesta al artículo sobre su tío Juan escrito por Preston o las impresiones que recoge
sobre la imposibilidad de ayudar a un hombre que estaba siendo detenido en la calle. Así
pues, como escritora y dueña de estrategias narrativas, Tusquets alimenta los mitos del
volviendo a las ideas sobre el mito de Jo Labanyi, la novela de Tusquets supone una
respuesta a la literatura española contemporánea que hace un uso crítico del mito como
enfrentarse a los mitos oficiales a través de la literatura y/o exponer las limitaciones del
difusión de los mitos del régimen de Franco que formaron parte de la Historia Oficial,
novela de Tusquets legitima la historiografía franquista y perpetúa los mitos del régimen.
vencidas, sino que perpetúa el silencio dando visibilidad a la historia de los vencedores, a
función trasgresora de la escritura como una herramienta de las mujeres para conseguir
para las nuevas generaciones, lo cual es positivo. Sin embargo las ambivalencias en la
226
novela de Tusquets hacen que esta contribuya a la memoria histórica desde un relato
conservador, cuyo efecto, pese a que probablemente sea un efecto no buscado, lleva a la
227
Conclusión
La insistencia por evitar reabrir las viejas heridas de la guerra civil durante la
transición española a la democracia llevó a un pacto de silencio que ocultó la historia del
pasado más reciente a las nuevas generaciones. En estas últimas décadas los productos
como bien afirma Geoffrey Hartman, la ficción es el género que mejor responde a la
necesidad social de compartir historias sobre el propio pasado cuando este ha sido objeto
de represión, silencio u olvido (Geoffrey Hartman, cit. por Moreno-Nuño, Las huellas
387). Tomando como punto de partida la narración como vehículo para contar las
historias del pasado a las generaciones del futuro, este estudio ha intentado arrojar luz
memoria de las mujeres silenciadas por la Historia Oficial, así como las limitaciones del
obras anteriores que narraban y celebraban la historia de los vencedores. El motivo por el
cual no he dado el mismo espacio a ambos bandos en este estudio tiene una conexión con
228
este hecho, y asimismo resulta pertinente recuperar la idea de Andrés Trapiello: aquellos
tomar como ejemplo a las protagonistas de las tres primeras novelas analizadas en esta
tesis, podemos afirmar que sus autoras pretenden dar voz a la mujer, un sujeto
subalterno que deja de serlo al obtener agencia. Por ejemplo, Inés se rebela contra la
papel del ángel del hogar que se espera de ella, y lo hace reclamando un espacio en la
otro ejemplo similar, como las presas en La voz dormida, que también participan en la
busca una justificación para su familia al atribuirles a los vencedores el papel de víctimas
a lo largo de su relato.
Tomasa, Elvira o Reme constituyen un ejemplo de los sujetos más castigados, en este
229
categoría de raza-, de clase social baja y rojas. En el caso de Inés en la novela de
repudiada por su familia de clase alta, acosada por el capitán Garrido y encarcelada por
su condición de roja. En El tiempo entre costuras, pese a su origen humilde Sira termina
obteniendo poder en ambas esferas, la de las clases bajas y la de las clases altas. En el
caso de esta última, Sira representa el papel de una costurera pro-nazi, por lo que también
Sira/Arish, todo forma parte de un engaño, al ser una herramienta de su disfraz para
novela de Tusquets, podemos afirmar que el rechazo de Esther a su familia de clase alta y
Agoriuq, ya que, como la modista, Tusquets también pretende lograr un objetivo: en este
novelas dan agencia a la mujer, analizando a su vez tanto la forma en que se plantean la
Grandes muestra la violencia de estado durante la dictadura franquista, así como el miedo
hipótesis de los hechos reales, a causa de la inexistencia de una versión oficial sobre la
invasión de Arán, el evento histórico real en torno al que gira la novela. La autora
230
también reflexiona sobre los errores de los altos mandos del Partido Comunista en
España. Sin embargo la representación de una guerrilla antifranquista que aboga por la
imagen del guerrillero. A pesar de esto, la novela de Grandes muestra que la transgresión
presenta la historia de Inés, que subvierte las estructuras de género pasivamente, llevando
recobran su agencia.
La brutal represión que llevó a cabo el bando franquista contra los vencidos
merece especial atención al considerar un posible plan genocida contra la España roja,
cuyo planteamiento guarda estrecha relación con la eugenesia, puesto que incluía la
segregación familiar y los castigos en base al género. Al igual que Inés y la alegría, La
voz dormida también subvierte el rol tradicional de la mujer para cuestionar los roles de
género establecidos, pero en este caso, tomando como referencia testimonios de mujeres
presas en las cárceles franquistas. Podemos afirmar que La voz dormida posibilita la
ruptura del silencio de los subalternos por parte de estos, cambiando así su identidad y
la cruzada franquista contra los vencidos, así como también las malas condiciones de las
presas en las cárceles de Franco y su falta de agencia. Chacón utiliza el acto de escribir
en su novela (los cuadernos azules en los que Hortensia escribe para contar su historia a
231
ficción con testimonios para dar voz a sus protagonistas. Estas dos formas de contar la
oficial, pero ahora son los propios protagonistas de la historia quienes alzan su voz. De
colectiva.
agencia, y ya en Tetuán, sufre una fragmentación identitaria causada por su exilio y por
sus pérdidas personales que resuelve creando y representando –performing- una nueva
siendo el mismo caso del capítulo uno con Inés y la cocina: Sira se revela a través de la
utilizar una falsa identidad como costurera para desempeñar su trabajo como espía con el
que termina invirtiendo las jerarquías de género, al obtener más poder que Marcus Logan
en el ámbito laboral. La autora, que ha llevado a cabo una labor de investigación, como
muestra la bibliografía del final de la novela, incluye historias reales en su novela como
las de Rosalinda Fox, Alan Hillgarth o Serrano Súñer, para dar veracidad a su relato, que
consiste en una mezcla entre historia y ficción. Dueñas utiliza la ficción histórica como
estrategia narrativa para reescribir la historia y reclamar agencia y memoria para las
personas anónimas que, como Sira o Marcus Logan, no aparecen en libros de historia
232
pero sí contribuyeron al curso de esta. Sin embargo la reescritura de la historia en El
tiempo entre costuras como contribución a la memoria histórica puede perderse entre el
contenido romántico, que le otorga un toque a novela rosa y folletín. A pesar de esto
que cuenta la historia de personajes reales valiéndose de Sira, un personaje ficticio, para
dar voz a la historia y así reclamar la memoria de aquellos olvidados, los vencidos, que
también formaron parte de nuestra historia, como hace Grandes al incluir las historias de
tras la presión social, a modo de estrategia para evitar enfrentarse con la realidad en lugar
escritura como una herramienta de las mujeres para conseguir agencia y Tusquets utiliza
la escritura para conservar su voz y su versión de la historia para las nuevas generaciones,
lo cual es positivo. Sin embargo las ambivalencias en la novela de Tusquets hacen que
esta contribuya a la memoria histórica desde un relato conservador, cuyo efecto, pese a
bando nacional, y perpetúa el pacto de silencio. Este uso de la literatura no tiene como fin
el descubrimiento de la historia oficial a través de sus protagonistas, sino que alimenta los
llevada a cabo por el régimen franquista. Por lo tanto, no da agencia a las vencidas, sino
233
la difusión de la historia silenciada que llevan a cabo otros productos culturales
contemporáneos sobre memoria histórica, como es el caso de las otras tres novelas
analizadas en esta tesis, que sí utilizan la literatura como herramienta para superar el
tanto Inés y la alegría como La voz dormida y El tiempo entre costuras, en mayor o
menor medida hacen un uso crítico del mito como instrumento de subversión para
confrontar los mitos del franquismo conectando con las ideas sobre el mito de Jo
enfrenta a los mitos oficiales de la dictadura franquista, sino que contribuye a su difusión
El interés de las nuevas generaciones por conocer su pasado es uno de los factores
que lleva a la literatura a explorar el silencio histórico, como es el caso de las novelas
analizadas en esta tesis, que además dan protagonismo a mujeres anónimas, los sujetos
más afectados por la represión franquista al sufrir más desigualdades de acuerdo con la
tesis reclaman dos tipos de agencia al contar la historia de las vencidas. Por un lado,
dentro del contexto de la memoria histórica, el objetivo principal de estas obras es dar
voz a los vencidos, para lo cual se destaca su papel como víctimas y se hace un
234
llamamiento a la responsabilidad de las nuevas generaciones respecto al reconocimiento
de la historia no oficial. Por otra parte, dentro del contexto del feminismo, estas obras dan
situación en la que se sitúa al sujeto femenino: entre los ejes del sujeto agente y de la
víctima. Esto supone una muestra de la complejidad que implica recuperar las historias
pero cuyo nombre fue borrado de esta llegan a las nuevas generaciones a través de la
generaciones, para que estas no estén condenadas a repetir los errores del pasado.
235
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