Soltería Yo Interno
Soltería Yo Interno
Síntomas:
• La soltería no deseada puede generar sentimientos y experiencias negativas como:
◦ baja autoestima: piensa de sí mismo “no valgo gran cosa”
◦ desamor: “nadie me quiere”, “no tengo nada que enamore a alguien”
◦ ansiedad por el paso del tiempo: “me hago mayor y aún no me he casado”, “a estas
alturas mis padres ya tenían dos hijos”
◦ presión: la familia pregunta “¿cuándo te vas a echar novio/a?”, “a ver si te casas y
me haces abuela”
◦ burla: puede ser objeto de comentarios chistosos a su costa
• La soltería que se prolonga de forma indeseada puede hacer que una persona busque
cambiar su imagen para gustar más, que interprete un papel de alguien que realmente
no es, o hace por frecuentar lugares en los que cree que podrá encontrar pareja y que
no habría visitado de no estar desesperado.
• La soledad es uno de los aspectos que en algunos solteros se da de forma crónica,
particularmente cuando la persona tiene instintos sociales torpes que –sin intención–
hacen a otros sentirse incómodos en su compañía.
3. CONSEJO BÍBLICO
Doctrinas principales aplicables
• La doctrina de la pureza sexual: es decir, libre de la fornicación o de cualquier avaricia
que la soltería estimule, y si Dios no te ha concedido el don de la soltería, ora a Dios por
una espos@.
• La doctrina de la soltería: la soltería es buena, pero no debes abrazarla como un dios
que te da lo mejor de la vida. Disfrútala, pero recuerda que esta es una oportunidad
para dedicar mayor tiempo a los asuntos del reino de Dios.
• La doctrina del matrimonio: al estudiar todo lo que la Escritura dice sobre el matrimonio,
el soltero podrá aspirar a la versión real y sin idealizar del matrimonio. Como el soltero
sufre la soledad, el casado sufre el esfuerzo por adaptarse y agradar a su cónyuge.
Ambos necesitan gracia y contentamiento por parte de Dios.
• El matrimonio en la escatología: es importante mostrar al soltero que, si bien el
matrimonio fue una creación buena para el hombre, no es un ideal eterno. En el mundo
venidero no existirá el matrimonio, pues este es una realidad inferior a la comunión
perfecta que experimentaremos con Cristo, cuya plenitud no será parcial como la del
matrimonio.
Características
• La mayoría de las personas sienten la necesidad de tener una pareja. Esta necesidad es
tanto emocional como sexual.
• La visión de la soltería varía mucho en cada cultura y en cada periodo histórico.
• Actualmente, en el mundo occidental, se puede observar un aumento de la edad a la
que las personas se casan y, al mismo tiempo, un incremento en el porcentaje de
aquellos que no lo hacen.
• Esto también se puede apreciar en las iglesias, donde cada vez hay más personas que se
casan en edades más avanzadas.
• En psicología se habla de ciclos vitales, haciendo referencia a los diferentes momentos
evolutivos del desarrollo personal. Son etapas o logros esperables que deberían darse a
lo largo de la vida de una persona. Se trata de la expectativa cultural que se vuelca sobre
cada individuo. Con respecto a la relación de pareja, en la cultura occidental se
considera que aproximadamente entre los 20 y 30 años se debería definir.
• A los jóvenes cristianos esto les afecta aún más que a los no creyentes, pues la
expectativa de la congregación suele volcarse en ellos, para que formen una pareja
dentro de ese rango de edad.
Causas
• La prolongación de la expectativa de vida con respecto a otros periodos históricos
permite que se perciba la formación de una familia como algo que se puede postergar
para más adelante.
• El postmodernismo, con sus valores individualistas y egocéntricos, puede ser causa de
que muchos prefieran enfocarse en los logros y disfrutes personales antes que en las
responsabilidades que implica una familia. En muchos casos, este tipo de pensamiento
afecta también a los creyentes.
• El alto porcentaje de divorcios y las malas experiencias de pareja, tanto propias como
ajenas, ha provocado que muchos jóvenes tengan expectativas muy negativas con
respecto al matrimonio.
• El mundo es cada vez más competitivo a nivel laboral y requiere mayor capacitación
para poder integrarse. Muchas veces esto lleva a retrasar el proyecto de formar una
familia.
• Algunos creyentes pueden haber recibido el llamado para la soltería, junto con la
capacidad para sostenerla en santidad y contentamiento. Pablo menciona que algunos
poseen el don de continencia, sintiéndose plenos en su servicio al Señor (1 Corintios
7:7–9).
• Hay oportunidades en que la dificultad para formar una familia puede estar relacionada
con falta de madurez, indecisión, no saber relacionarse socialmente de manera
correcta, etc.
• Haber padecido durante la juventud algún trastorno psicológico como depresión,
ansiedad, timidez extrema, baja autoestima, etc., puede provocar un retraso en el
desarrollo personal, laboral, académico, relacional, etc.
• Hay casos en los que, simplemente por voluntad de Dios, se casarán a una edad más
avanzada.
Enfoque
• Es muy frecuente que jóvenes creyentes tengan sentimientos de frustración, ansiedad,
confusión, enojo, al pasar los 30 años de edad sin poder formar una pareja.
• Comienzan a experimentar con miedo el paso del tiempo, viendo cómo se acercan los
temidos 40 años. La presión que ejercen los hermanos, generalmente bien
intencionada, para que formalicen una pareja, es un factor más que los lleva a vivir su
soltería con vergüenza y tristeza.
• Contrariamente a esta forma de percibir la soltería, el mismo Pablo aconseja no casarse
para poder dedicarse por completo al ministerio. Pero esto es solamente para los que
fueron capacitados por Dios con el don de continencia. De otra manera, se corre el
riesgo de caer en pecados sexuales.
• Muchos creyentes jóvenes piden consejería o ayuda psicológica debido al malestar que
les genera no tener una pareja. Es importante examinar detenidamente las
circunstancias y las características particulares de cada joven ya que, como se observó
anteriormente, las causas pueden ser muchas y variadas.
• Es importante que la iglesia modifique la percepción que generalmente suele tener de
los solteros, como carenciados o dignos de lástima. Como se mencionó, cada caso es
tan particular que no se deben realizar generalizaciones.
• Los solteros que desean formar una pareja pero no lo logran, deben identificar cual es
el motivo, si es que existe uno en particular, para poder trabajar sobre él.
• Más allá del estado civil, el principal propósito del cristiano es glorificar y servir a Cristo.
La ocupación del hijo de Dios no debe centrarse en primer lugar en buscar una pareja,
sino en vivir centrado en la voluntad de Dios para poder permanecer confiando en que
él traerá a su vida todo aquello que está de acuerdo a su perfecto plan.
“El soltero tiene cuidado de las cosas del Señor,
de cómo agradar al Señor;
pero el casado tiene cuidado de las cosas del mundo,
de cómo agradar a su mujer”
1 Corintios 7:32–33
Manifestaciones
• Obsesiones comunes son:
1. Preocupación excesiva debido a la contaminación personal. Ej.: Temor a
enfermedades que lleva a la compulsión de lavarse las manos 30 veces al día.
2. Dudas repetidas. Ej.: ¿Soy verdaderamente cristiano? ¿Soy salvo?
3. Mantener las cosas en un orden particular o hacer las cosas con una rutina
específica. Ej.: Ponerse las prendas de vestir en un orden particular.
4. Pensamientos de imágenes sexuales recurrentes.
5. Impulsos agresivos o terroríficos. Ej.: Deseo de agredir a su esposa con un cuchillo o
gritar en el supermercado.
6. Perfeccionismo extremo.
• Algunas compulsiones comunes son:
1. Comportamientos repetitivos (actividades ritualísticas, tareas en secuencia exacta,
comprobar una y otra vez, lavarse o limpiarse, demandar o buscar confirmación de
diferentes fuentes, ordenar, hacer y deshacer)
2. Acumulación obsesiva.
3. Soluciones mentales (contar, repetir palabras en la mente)
4. Preocupación extrema en cumplir o completar una tarea de forma ideal.
• Puede haber personas con síntomas moderados hasta síntomas que inhabilitan a tal
punto que impiden una vida normal.
• Puede estar asociado con ansiedad, depresión, abuso de sustancias o tics.
3. CONSEJO BÍBLICO
Doctrinas generales por aplicar
• Idolatría, particularmente al deseo de la certidumbre
• Contentamiento
• Tentación
• Santificación progresiva
• Dependencia de Cristo como la vid y sus implicaciones devocionales
• Ayuno
Características
• Si bien en un principio las acciones compulsivas, parecieran traer alivio, pronto surgen
nuevas obsesiones, que a su vez conllevarán la realización de nuevas compulsiones. La
persona va ocupando más y más tiempo en este circuito, viendo su vida cada vez más
limitada.
• Existen varios subtipos de este trastorno:
° Lavadores y limpiadores: tienen ideas obsesivas de contaminación, por lo que
realizan lavamientos constantes.
° Verificadores: temen catástrofes hogareñas con electrodomésticos, llaves de gas,
dejar abiertas las puertas, etc. Comprueban constantemente que todo esté bien.
Por ejemplo, una persona cada vez que sale a trabajar, no puede evitar el
pensamiento de que dejó alguna llave de gas abierta (obsesión), y necesitará volver
a su casa muchas veces para chequear que esté todo bien cerrado (compulsión).
° Ordenadores: necesitan ordenar todo de manera rígida y simétrica para evitar
desgracias.
° Ritualizadores mentales: repiten mentalmente palabras o frases para evitar que
sucedan cosas negativas o frente a pensamientos de carácter sexual.
° Acumuladores: guardan muchos objetos inútiles o aun basura por temor a llegar a
necesitarlo en algún momento.
• La acción compulsiva no puede hacerse de cualquier manera, sino sistemáticamente.
Por esto se las llama conductas rituales. Por ejemplo: al tener una idea de
contaminación por tocar algo, deberá lavarse las manos 30 veces seguidas realizando
los mismos movimientos.
• Cuando estos rituales son interrumpidos por algún motivo, deben comenzar otra vez
desde el principio.
• La persona muchas veces se da cuenta de lo ilógico que son sus pensamientos y
acciones, pero no puede dejar de realizarlas por la gran ansiedad que le provocaría el
no hacerlo.
• Se intenta evitar las situaciones relacionadas con sus obsesiones, por lo que se aíslan
socialmente, trayéndole problemas laborales, familiares, depresión, etc.
Causas
Si bien no se conocen con certeza, se cree que los siguientes factores pueden estar
involucrados:
• Predisposición genética.
• Haber sufrido situaciones traumáticas en la infancia.
• Padres sumamente rígidos y severos.
Enfoque
• Prácticamente todas las personas experimentan en algún momento pensamientos,
imágenes o impulsos que les resultan descabellados, desagradables o transgresores. La
gran diferencia entre quien desarrolla el trastorno y quien no, es cómo se reacciona. La
mayoría ignora estas ideas y sigue con su vida, pero otros sufren tanta ansiedad y temor
que desarrollan el trastorno.
• Lo primero que hace un psicólogo es explicar lo que sucede y cómo es el mecanismo del
trastorno. Esto da tranquilidad, ya que suelen pensar que están enloqueciendo.
• El tratamiento psicológico que ha demostrado mayor efectividad es la exposición con
prevención de respuesta. Consiste en ir exponiendo a la persona a lo que teme, evitando
que realice la conducta compulsiva. Por ejemplo: tocar algo sucio sin lavarse las manos
después para que vea que no pasa nada malo.
• Esto se debe hacer gradualmente, habiendo enseñado a la persona técnicas de
respiración y relajación muscular, y habiendo diseñado juntos el plan de acción.
• Se le enseña que la ansiedad tiene un límite fisiológico y luego disminuye, si logra evitar
realizar la compulsión hasta que baje la ansiedad comenzará a comprobar
experiencialmente que nada malo sucederá.
• Como en todo trastorno de ansiedad, exponerse a lo temido es crucial para la
recuperación, ya que la evitación fortalece el temor.
• Este trastorno es sufrido también por cristianos que se atemorizan mucho ante
pensamientos pecaminosos. El psicólogo cristiano lo ayudará a entender que todos
experimentamos ideas, imágenes o impulsos inapropiados debido a nuestra naturaleza
caída (Romanos 7:7–25). Cuanta más trascendencia le dé a los mismos, más le
afectarán. El cristiano debe buscar vivir en el Espíritu, pero hasta no estar en la presencia
del Señor, sufriremos la influencia del pecado.
EL YO INTERNO
1. DEFINICIÓN Y CONSIDERACIONES GENERALES
Junto con la creación física del hombre, las Escrituras denotan un aspecto interno
inseparablemente unido al externo. Varios términos que se utilizan para describirlo son:
alma, hombre interior, conciencia, corazón.
El alma se enfoca más en la existencia del ser, mientras que el término corazón lo hace en
todas las cualidades del ser humano que caracterizan su vida.
Generalmente, pensamos en el yo interno como en la faceta cognitiva de los seres
humanos. Es el proceso mental de conocer, e incluye aspectos como la conciencia, la
percepción, la intuición, el razonamiento y el juicio. En la vida cristiana podríamos llamarlo
“vida de pensamiento”, traducido del inglés thought life.
No obstante, en las Escrituras, la vida de pensamiento encuentra su sede en el corazón e
incluye también la vida emotiva y la volitiva.
En la Biblia
Dios habla de la importancia de nuestra vida de pensamiento a lo largo de las Escrituras.
Nuestros pensamientos son innegablemente importantes y Dios tiene un diseño para
nuestra vida de pensamiento. Somos llamados a someter nuestros pensamientos a la
obediencia de Cristo, a transformar nuestra forma de pensar para que cambie nuestra
forma de vivir y a pensar en todo lo que es verdadero, honorable, justo, puro, hermoso y
admirable.
La batalla por nuestros pensamientos es, sin duda, una realidad crucial para la vida
victoriosa de cada individuo. Realizar el trabajo interno de hacer un alto en el camino,
reconocer nuestros pensamientos y retarlos con la verdad bíblica es una práctica vital en la
vida de todo seguidor de Cristo. Pero se puede caer en el reduccionismo si solo se pone
atención a este aspecto de la experiencia humana.
Como se ha mencionado, el pensamiento es solo parte de la experiencia interna del
creyente. Junto con la renovación del pensamiento se da la transformación del corazón. A
medida que se transforma el corazón se afila la conciencia, se fortalece la voluntad y se
ordena la vida emotiva del creyente.
3. CONSEJO BÍBLICO
Doctrinas principales aplicables
• La antropología bíblica
• La santificación
• El cuidado de la mente y el corazón
• La cosmovisión bíblica
• La naturaleza del Viejo/Nuevo hombre
• Las verdades individuales de la Biblia
• Vida devocional
–Alejandra Sura
Características
• A diferencia de los animales, el ser humano puede preguntarse acerca de su propia
existencia y buscar un propósito de vida que trascienda la simple satisfacción de las
necesidades básicas.
• El Yo se compone del temperamento, los roles asumidos y las identificaciones de ciertos
rasgos de otras personas que se van adoptando a lo largo de la vida, de manera
consciente o inconsciente.
• En el Yo también se incluye la internalización de los otros. Es decir, lo que se cree que
los demás piensan, sienten y cómo perciben las cosas.
• Incluye asimismo el yo real, quién creo que soy y cómo creo que me ven los demás; y el
yo ideal, es decir, quién deseo ser en el futuro.
• A fines simplemente descriptivos, se pueden distinguir tres estados del Yo.
◦ El Yo infantil: ligado a lo corporal, a los impulsos y necesidades primarias. Responde
a las experiencias vividas en la niñez, que quedaron grabadas en el cerebro a un nivel
más emocional e inconsciente. La irracionalidad, la fantasía, la ilusión, la expresión
espontánea, el deseo permanente e intenso, son propios de este estado. Permite
disfrutar intensamente como en la niñez, pero también experimentar intensas
emociones negativas como enojo, frustración y tristeza, al no lograr lo que necesita
o desea.
◦ El Yo crítico: relacionado con la conciencia moral, que es la internalización de los
valores, actitudes, creencias, costumbres y reglas, de los padres en primer lugar,
pero luego también de la cultura y el entorno. Esta parte del Yo juzga si nuestra
conducta se adecua a sus estándares.
◦ El Yo adulto: tiene la capacidad de percibir la realidad, organizarla, e interpretarla.
Considera las circunstancias y consecuencias de las propias acciones con la base de
la experiencia y los conocimientos. El estado adulto es el que intenta analizar de
forma racional tanto el entorno como la vida interior. Recibe las demandas y pedidos
del yo infantil y las evaluaciones del yo crítico, decidiendo cómo actuar.
Causas
• El Yo no es algo que se forma de una vez y para siempre, sino que es un proceso de
construcción permanente.
• El Yo es un concepto sumamente complejo en el que participan muchos factores, sin
poder determinar con exactitud en qué porcentaje influye cada uno.
• La construcción del Yo ocurre en la interacción de todos los factores mencionados
anteriormente. Se nace con una carga genética que determina tanto las características
físicas como el temperamento, que interactúan con la crianza de los padres, la cultura y
las circunstancias del entorno.
Enfoque
• Dios ha creado al ser humano como un ser complejo, en cuya formación y desarrollo
intervienen numerosos factores.
• Debido a que vivimos en un mundo caído, bajo la influencia del pecado y de Satanás,
todos estos factores pueden llegar a intervenir de manera dañina y distorsionada en la
construcción del Yo de cada persona.
• Por ejemplo: padres, familias y contextos sociales que maltratan, abusan, abandonan, o
que aun cuando intentan criar a los niños de la mejor manera posible, lo hacen de
acuerdo a valores personales y culturales corrompidos por el pecado.
• Es por este motivo que cuando una persona solicita ayuda por diversos conflictos, el
psicólogo, en muchos casos explora, cómo se fue dando esta estructuración del Yo y
cómo esto le afecta en el presente.
• Cuando una persona se convierte en hija de Dios es regenerada y recibe una nueva
naturaleza. Sin embargo, aún conserva su antigua naturaleza. Aún guarda sus recuerdos,
tanto los conscientes como aquellos emocionales inconscientes producto de vivencias
infantiles traumáticas. Conserva sus aprendizajes, tanto conscientes como
inconscientes, que la llevan a tener ciertas maneras de reaccionar ante las situaciones,
etc.
• En los casos en que sea necesario, el psicólogo cristiano buscará ayudar al creyente a
comprender cómo la manera en que se construyó su Yo lo puede estar afectando en el
presente, para que de esa manera pueda aplicar la Palabra de Dios de forma eficaz en
su vida. Ya sea rindiendo, confesando, perdonando, sanando o modificando lo que sea
necesario (Efesios 4:22–32).