Más allá de la intencionalidad de los objetos, no me queda más remedio que ignorarlas. Ya se sabrá que todo ser no es ser en tanto que ignora que lo es, será entonces, objeto, y como objeto no me altera a mí, por lo que no me veo en la obligación de inmiscuirme en él.
Más allá de la intencionalidad de los objetos, no me queda más remedio que ignorarlas. Ya se sabrá que todo ser no es ser en tanto que ignora que lo es, será entonces, objeto, y como objeto no me altera a mí, por lo que no me veo en la obligación de inmiscuirme en él.