El sistema circulatorio se encarga de bombear, transportar y distribuir la sangre
por todo el cuerpo. Se integra con el corazón y los vasos sanguíneos: arterias,
venas y capilares. El corazón es una bomba muscular y se considera el centro del
sistema circulatorio. Las arterias transportan sangre oxigenada y con nutrientes
desde el corazón hasta los tejidos, mientras que las venas llevan sangre poco
oxigenada en dirección del corazón (las arterias y venas pulmonares son la única
excepción a esta regla). Los capilares son el sitio donde tiene lugar el intercambio
de nutrientes y gases entre la sangre y los tejidos.
La estructura de los vasos sanguíneos es muy importante para posibilitar sus
funciones. La pared de los vasos sanguíneos es tubular, flexible y adaptable a
ciertas condiciones fisiológicas, ya sea que produzca vasodilatación o
vasoconstricción.
Desde un punto de vista anatómico, el sistema circulatorio se divide en un circuito
mayor o sistémico y otro menor o pulmonar (fig. 11-1A); ambos se originan en
el corazón y consisten en vasos sanguíneos que se dirigen hacia todo el cuerpo y
los pulmones, respectivamente.
¿Qué es el aparato circulatorio?
El aparato circulatorio o sistema circulatorio es un complejo
mecanismo de transporte interno que posee en distinta medida
el cuerpo de los seres vivos, y que permite el traslado de los distintos
nutrientes, sustancias regulatorias, defensas químicas y
otras sustancias fundamentales a lo largo del organismo, así como la
recolección de toxinas, subproductos metabólicos y otros materiales de
desecho para su eliminación.
Este tipo de sistema existe tanto en los animales vertebrados como en
los invertebrados, aunque no de la misma manera. En el caso de los
primeros transporta la sangre, un fluido rojo y rico en hierro que
permite, entre otras cosas, el traslado del oxígeno necesario para la
obtención de energía. En el caso de los segundos, se transporta
hemolinfa u otras sustancias similares; en el de las plantas, savia.
El aparato circulatorio del cuerpo humano incluye una vasta red de
conductos sanguíneos conocidos como capilares, que se conectan
a una mayor compuesta por venas y arterias. En el centro de todo, una
bomba muscular conocida
como corazón. Cuando nos cortamos o herimos, la sangre brota porque
se violenta algún tramo (usualmente menor) de dicha red. Por suerte, en
la sangre también se transportan las células encargadas de reparar el
tejido y detener las hemorragias menores.
Como se ha dicho, la función del aparato circulatorio es clave: mantener
andando la sangre para oxigenar el cuerpo y preservar la vida de los
tejidos. Si algún tejido quedara aislado de esta vasta red sanguínea,
algún miembro u órgano, sus células sufrirían la falta de oxígeno y
morirían. Esto se conoce como isquemia.
Del mismo modo, este aparato tiene la misión de comunicar el cuerpo
todo, permitiendo el desplazamiento de sustancias químicas de
diversa naturaleza, como hormonas (para regular la actividad del
cuerpo), glóbulos blancos (y otras células defensivas), o los nutrientes
necesarios para producir nuevas células y tejidos
(carbohidratos, proteínas y lípidos). Incluso las medicinas que tomamos
o las inyecciones que recibimos emplean este sistema de transporte
para llegar a donde son requeridas.
Por último, la sangre en circulación pasa también por ciertos filtros,
como el hígado, en donde es despojada de toxinas, contaminantes y
sustancias producto del metabolismo. El sistema circulatorio es, a la vez,
un canal de nutrición y de recolección de desechos.
El circuito mayor o sistémico transporta sangre oxigenada a través de arterias
desde el corazón hasta los tejidos y la regresa desoxigenada (concentraciones
elevadas de dióxido de carbono) a través de venas de nueva cuenta al corazón.
En cambio, el circuito pulmonar transporta sangre desoxigenada mediante las
arterias desde el corazón hasta los pulmones y devuelve sangre oxigenada a
través de las venas otra vez al corazón. Esta aparente paradoja resulta de un
concepto anatómico de acuerdo al cual todos los vasos que se originan en el
corazón son arterias y todos los que llegan a él son venas, cualquiera que sea
lasaturación de oxígeno en la sangre y a pesar de que etimológicamente la
palabra arteria significa “que lleva aire”.
También es importante el concepto de sistema porta, que se refiere a una red de
vasos sanguíneos (arteriales o venosos) que llevan sustancias de un lugar a otro
sin pasar por el corazón. Son ejemplos el sistema porta hipofisario y el sistema
porta hepático.
El sistema circulatorio se compone esencialmente de:
Vasos capilares. Pequeños ramales de la red sanguínea que llegan hasta
los más ocultos recodos del cuerpo. Ningún tejido del organismo queda al
margen del flujo de sangre. Algunos capilares pueden ser más delgados
que un cabello humano.
Arterias. Uno de los dos tipos de conductos sanguíneos mayores, se
caracteriza por llevar la sangre recién oxigenada de los pulmones al
corazón y de allí al resto del cuerpo. Contienen la sangre más roja (debido
a un pigmento llamado hemoglobina). Una lesión en una arteria puede
resultar grave, ya que el volumen de sangre que se transporta por ellas es
muy grande, y no da siempre tiempo a reparar la herida para prevenir el
desangrado.
Venas. Al contrario de las arterias, estos conductos mayores contienen
sangre sin oxigenar, es decir, la que emprende el viaje de regreso hacia el
corazón y luego hacia los pulmones, para retomar el ciclo. Al igual que las
arterias, son ductos voluminosos y un corteo una obstrucción en las venas
suele ser letal.
Corazón. La bomba que mantiene la sangre en constante movimiento, es
un órgano muscular y hueco, que pesa alrededor de 300 gramos y contiene
cuatro cavidades: dos aurículas y dos ventrículos. Esta construcción impide
que la sangre venosa y la arterial se mezclen, ya que cada una es
impulsada a un destino diferente. El corazón humano bombea unos cinco
litros de sangre por minuto, lo cual significa que en unos 70 años de vida
bombea unos 2600 millones de veces, con un descanso minúsculo entre
latido y latido de apenas 0,4 segundos.
El sistema circulatorio puede padecer de enfermedades tales como:
Arteriosclerosis. Una dolencia que consiste en la acumulación de placas
de grasa y otras sustancias en las paredes de las arterias, solidificándose y
disminuyendo el flujo de sangre, lo cual enlentece la circulación y requiere
de mayor esfuerzo cardíaco.
Hipertensión. Debida a muchas posibles causas, consiste en un exceso de
fuerza en el latido cardíaco, que envía la sangre con mucha intensidad por
las arterias, pudiendo eventualmente romper algún capilar y producir un
derrame, o agotar el corazón y conducir a un infarto.
Isquemias. Usualmente afectan al corazón o al cerebro, pero también a
otros órganos o miembros del cuerpo. Se producen cuando algo obstruye el
flujo de sangre, haciendo que alguna parte del cuerpo no reciba la
suficiente sangre y empiece a morir.
¿Qué es el aparato circulatorio?
El aparato circulatorio o sistema circulatorio es un complejo mecanismo de
transporte interno que posee en distinta medida el cuerpo de los seres vivos,
y que permite el traslado de los distintos nutrientes, sustancias regulatorias,
defensas químicas y otras sustancias fundamentales a lo largo del organismo, así
como la recolección de toxinas, subproductos metabólicos y otros materiales de
desecho para su eliminación.
Este tipo de sistema existe tanto en los animales vertebrados como en
los invertebrados, aunque no de la misma manera. En el caso de los primeros
transporta la sangre, un fluido rojo y rico en hierro que permite, entre otras cosas,
el traslado del oxígeno necesario para la obtención de energía. En el caso de los
segundos, se transporta hemolinfa u otras sustancias similares; en el de
las plantas, savia.
El aparato circulatorio del cuerpo humano incluye una vasta red de conductos
sanguíneos conocidos como capilares, que se conectan a una mayor
compuesta por venas y arterias. En el centro de todo, una bomba muscular
conocida como corazón. Cuando nos cortamos o herimos, la sangre brota porque
se violenta algún tramo (usualmente menor) de dicha red. Por suerte, en la sangre
también se transportan las células encargadas de reparar el tejido y detener las
hemorragias menores.